Conocí a Mari Tere cuando yo sólo era un flacucho e imberbe universitario que no llegaba a la veintena. Amiga o conocida -a veces no está clara la diferencia aunque sea importante- de un compañero de clase, enseguida tuvo mucha aceptación en mi grupo de colegas de entonces. Aunque no estaba agraciada con un físico espectacular, acostumbrados a las escasas y, salvo destacables excepciones, no muy bellas chicas que cursaban carreras técnicas, fuimos muchos los que enseguida mostramos interés en ella a pesar de que, como en mi caso, por lo general nos sintiéramos atraídos por hembras a las que sacáramos algún año de ventaja.
Mari Tere era una muchacha más bien alta, con una larga melena oscura repleta de rizos -ahora sé que gracias a trucos de peluquería- y ojos de color marrón claro que, aun no siendo muy espectaculares, encerraban unas dosis altamente sugerentes de bondad e inocencia, muy a tono con el aspecto y ademanes buenines, virginales y un poco ñoños que todo su ser destilaba. Menos gorda que delgada, en su cuerpo aún se adivinaba la ternura propia de las hojas recién brotadas en una primavera todavía fructífera. Al principio más bien tímida y escasa de palabras pero educada y tremendamente cortés y modesta, gustaba de cuidar su vestuario y elegir en cada momento la blusa o el jersey que mejor combinara con la falda seleccionada, elemento este último muy de su preferencia y, sobre todo, de la mía. Recuerdo que en aquella época, estaban de moda las faldas lisas o de raso o de algo similar -nunca he entendido de moda- junto a las botas altas y las medias que sólo dejaban adivinar a la golosa mirada del hombre la muy apetitosa parte superior de la pantorrilla. La seducción consiste más en insinuar que en mostrar.
Estudiante de letras, era una mujer sofisticada y de familia con posibles. Siempre fue cortés con mi grupo de amigos, muchos de los cuales la tanteamos o llegamos a tirarle los trastos de forma más o menos directa, llegando algunos, a veces, a comportarnos como auténticos babosos. Creo que en algún momento yo también me incluí dentro de ese grupo, lo que da muestras del algo especial que poseía esta chica, pues suelo ser muy escrupuloso a la hora de dejar escapar mis instintos más depredadores. Dio la casualidad de que solíamos coincidir a la salida de misa de una, tan modosita ella como siempre, lo que facilitaba alguna conversación que, a su vez, nos animaba a seguir charlando, amigablemente ella y baboseantemente yo, las noches de viernes y sábado que nos veíamos tomando alguna copa. Bueno, ella era más dada a los refrescos y, a lo sumo, muy de vez en cuando se permitía una cerveza, siempre en vaso; elegante y educado detalle muy acorde con el resto de su conjunto.
Una de esas noches de amigable y babosa conversación coincidí con un personaje que, por circunstancias, conocía desde algunos meses atrás: Guillermo o Willy para sus amigos. Macarrilla de papás pudientes en el plan más facha y fuerzanuevero que uno se pueda echar a la cara. Siempre presumiendo y haciendo el cafre con su Golf y sus camisas Lonsdale y demás marcas, era uno de estos estudiantes sempiternos de Derecho que aprovechaban sus muchas horas despreocupadas para atacar y seducir a todo aquello que se moviera. Con bastante éxito, por cierto.
Tras intercambiar las forzosas palabras de cordialidad con un personaje que no me producía demasiada simpatía, éste insistió en que le presentara a la chica con la que hablaba, accediendo yo a ello en la que sería la primera vez de muchas en que un impresentable recién llegado me levantara la presa que yo llevaba acechando largo tiempo. En fin, ni se puede ni se debe luchar contra el Destino.
Nunca he entendido esa atracción que sufren las mujeres buenas o, mejor dicho, las niñas bien por los niños mal, pero ...
Continuará.
Mari Tere era una muchacha más bien alta, con una larga melena oscura repleta de rizos -ahora sé que gracias a trucos de peluquería- y ojos de color marrón claro que, aun no siendo muy espectaculares, encerraban unas dosis altamente sugerentes de bondad e inocencia, muy a tono con el aspecto y ademanes buenines, virginales y un poco ñoños que todo su ser destilaba. Menos gorda que delgada, en su cuerpo aún se adivinaba la ternura propia de las hojas recién brotadas en una primavera todavía fructífera. Al principio más bien tímida y escasa de palabras pero educada y tremendamente cortés y modesta, gustaba de cuidar su vestuario y elegir en cada momento la blusa o el jersey que mejor combinara con la falda seleccionada, elemento este último muy de su preferencia y, sobre todo, de la mía. Recuerdo que en aquella época, estaban de moda las faldas lisas o de raso o de algo similar -nunca he entendido de moda- junto a las botas altas y las medias que sólo dejaban adivinar a la golosa mirada del hombre la muy apetitosa parte superior de la pantorrilla. La seducción consiste más en insinuar que en mostrar.
Estudiante de letras, era una mujer sofisticada y de familia con posibles. Siempre fue cortés con mi grupo de amigos, muchos de los cuales la tanteamos o llegamos a tirarle los trastos de forma más o menos directa, llegando algunos, a veces, a comportarnos como auténticos babosos. Creo que en algún momento yo también me incluí dentro de ese grupo, lo que da muestras del algo especial que poseía esta chica, pues suelo ser muy escrupuloso a la hora de dejar escapar mis instintos más depredadores. Dio la casualidad de que solíamos coincidir a la salida de misa de una, tan modosita ella como siempre, lo que facilitaba alguna conversación que, a su vez, nos animaba a seguir charlando, amigablemente ella y baboseantemente yo, las noches de viernes y sábado que nos veíamos tomando alguna copa. Bueno, ella era más dada a los refrescos y, a lo sumo, muy de vez en cuando se permitía una cerveza, siempre en vaso; elegante y educado detalle muy acorde con el resto de su conjunto.
Una de esas noches de amigable y babosa conversación coincidí con un personaje que, por circunstancias, conocía desde algunos meses atrás: Guillermo o Willy para sus amigos. Macarrilla de papás pudientes en el plan más facha y fuerzanuevero que uno se pueda echar a la cara. Siempre presumiendo y haciendo el cafre con su Golf y sus camisas Lonsdale y demás marcas, era uno de estos estudiantes sempiternos de Derecho que aprovechaban sus muchas horas despreocupadas para atacar y seducir a todo aquello que se moviera. Con bastante éxito, por cierto.
Tras intercambiar las forzosas palabras de cordialidad con un personaje que no me producía demasiada simpatía, éste insistió en que le presentara a la chica con la que hablaba, accediendo yo a ello en la que sería la primera vez de muchas en que un impresentable recién llegado me levantara la presa que yo llevaba acechando largo tiempo. En fin, ni se puede ni se debe luchar contra el Destino.
Nunca he entendido esa atracción que sufren las mujeres buenas o, mejor dicho, las niñas bien por los niños mal, pero ...
Continuará.
27 comentarios:
Es que nos gusta el peligro ...pura adrenalina ...:)
Saludos
Amigo subdirector:
¿Todavía no sabes que el amor es ciego?
Y que cuando se calienta alguien por abajo, la cabeza se manda al carajo?
Esa puede ser una respuesta, pero prometo dar otra más filosofal.
Un beso.
Más vale que mejore, porque hasta ahora el relato es malo de cojones. Sin ritmo, sin intriga, sin atractivo, si chispa, sin gracia,... malo, malo, malo. Se te da mucho mejor criticar a los progres director del programa de arús.
Nos ha dejado con la intriga, Subdirector. Espero que al final de la historia se la levante al tal Willy.
Coincido con usted en que muchas mujeres son como las gallinas, que les echas el maíz y se van a picar a la mierda.
Señor Neri, yo apostaría que al final de la historia al Willy sí se "le levantó"... Uy, perdón, que Usted dice "la".
Queridos amigos:
Teneis un pequeño detalle en mi blog,espero que os paseis por alli.
Un besazo.
Conozco a alguien que al igual que Mari Tere, se enamoró de un pijo de mierda, 10 años mayor que ella, el tío, que no tenía como persona mucho que agradecer, robó su corazón, la enfrentó con su familia, la apartó de sus amigas, y la gota que colmó el vaso, llegó a faltarle el respeto pegándole en dos ocasiones, la segunda vez, la chica comprendió que eso no podía ser amor, después el trauma, el miedo, hasta que un buen hombre apareció, y la chica de nuevo nació.
BASADA EN UNA HISTORIA REAL, Y NO ES DE UNA PELI DE ANTENA 3.
Buenos Dias:
Empieza una nueva semana, tan solo desearos un buen inicio de semana y un gran abrazo a todos.
Un saludito.
anaroski.
PD:Subdirector del Banco Arús, preparaté para el menú navideño, ya verás que ideas te cuelgo en la red, para que quedeis como unos auténticos cheff.
Yo tampoco lo he entendido nunca,pero espero ansioso la 2ª parte de esta historia,quiero creer que por una vez los capullos no ganan.
Lo malo de los "niños bien" es que casi todos son aburridisimos. Os aseguro que yo prefiero a los chicos más traviesos, que son los que dan vidilla.
Si eso de que "ellas les prefieren malos" es un tópico, pero en este caso el tópico se cumple en el 90% de los casos.Un hombre bueno que no tenga un punto canalla a los ojos de una tía, siempre será el que la mujer recomienda a su mejor amiga como novio.Vamos que es preferible que a las dos de la mañana te llamen patán, borracho y feo, a que te digan lo buena persona que eres.La primera situación es remontable. La segunda es game over.Irse a casa y acudir al método manual infalible es lo que recomienda el manual de comportamiento masculino en estos casos.
Disculpad este paréntesis íntimo, pero con este comentario de Aprendiz de brujo se me ha venido a la cabeza cierta persona conocida por casi todos los cuatriviros, cuyos fracasos amorosos se deben siempre a lo poco canalla que es, jajajaja...
Qué razón tiene, Sr. Aprendiz ... ¡este relato promete!
Pues, Sefo, hija, ten cuidado con los traviesos, no te vayan a hacer una travesura de las que no tienen remedio y se te quiten de golpe las ganas de descojonarte.
Dulcinea- a ver si te hacen de una vez alguna travesura, maja, que gruñes igual que las solteronas.
A alguna os tenían que dar el premio a la "Lengua Viperina" del mes. Qué manía habéis cogido a la chica... No es la primera vez que veo que la tiráis alguna que otra puyita y, francamente, creo que se pueden decir las cosas con un poco más de estilo.
Por cierto, Dulcinea, que cuando he visto el retrato que te hicieron se me ha venido una necesidad imperiosa de saber tu teléfono. Y no sé por qué. A lo mejor tú me lo puedes aclarar...
PD: Es una broma para romper un poco la tensión, ¿eh? Lo aclaro porque tal y como está el patio...
Miquelino, emuestras tu talento ya por tu nick, en mi modesta opinión el personaje más interesante de El hombre tranquilo, película a mi modo ver un poco sobrevalorada,(perdón por la blasfema cinematográfica), pero me parece intolerable que le pidas el número a Dulci. Estaba yo primero.
Dulci, no te metas con Sefo,que es una tía bien maja y tiene una contundencia dialectica nada desdeñable.Por cierto, si vieras la ilusión que me hizo el otro día que me dieras la razón en el tema de Irak...
Que conste que yo no he empezado, sino Dulcinea diciendome la parida esa de que cuidado con las travesuras y ademas cuando puede es ella la que pincha y se mete con la peña, asi que miquelino flynn y aprendiz de brujo, seguid peleandoos por ella y que le aproveche al vencedor.
Maese Aprendiz (qué contradictorio suena... ¿que no?), sepa vuesa merced que el elogio no le va a servir para inpirar mi piedad, que debería saber que aquí no hay colas (esas serán inventadas por El Corte Inglés dentro de varios siglos) y que si pregunta a la propia Dulcinea le dirá que lo que tiene que hacer es conseguir un caballo y una lanza y batirse conmigo. Y si nos sobra tiempo nos batiremos un poco también por Sefo, que se la nota con algo de envidia.
Ahora en serio... Sefo, no sé quién ha empezado porque la cosa no se limita a esta ocasión, ya ha habido otros roces antes. Y, en cualquier caso, me importa bastante poco. Lo único que digo es que es mejor tomarse las cosas con un poco de filosofía y sentido del humor. Podrás decir lo que quieras ahora, pero la respuesta que la has dado sería similar a si yo te dijera ahora que por el tono que empleas parece que tú también llevas varios días sin hacer travesuras. Y, sinceramente, no creo que ese tono y las alusiones personales ayuden a mantener el buen rollo.
Sefo lo que la pasa es que de hacer tantiiiiisimas travesuras, está muy obsesionada y ya no sabe sacar otros temas ni soltar otras puyas que no sean sexo, sexo y mas sexo. Oxigena un poco tu mente y piensa que hay mas cosas en la vida a parte del triki-triki.
Recordamos a Dulcinea y a Sefo que la única norma de “La pluma viperina” es el máximo respeto hacia todos los participantes.
Yo también tengo ganas de saber como sigue esta blog-novela por capítulos. La pena es no conocer la versión de Mari Tere ...
Es curioso el fenómeno de el gusto por el peligro, la picardía y la canallería de muchas mujeres, y me resulta más curioso incluso ver como muchas se muestran orgullosas cuando sus novios ejercen la violencia contra otros, sin darse cuenta de que algún día ellas mismas pueden sufrirla.
Por cierto, Subdirector, según leía su relato, me hizo mucha gracia la referencia a que Mari Tere bebía la cerveza en vaso.
No he podido menos que acordarme de su peculiar teoría de hace unos años -supongo que sigue defendiéndola- ,según la cual las mujeres se dividirían en dos categorías cerradas: las que beben la cerveza directamente del botellín y las que piden vaso.
De esta certera clasificación, usted extraía toda clase de conclusiones sociológicas, morales y hasta políticas sobre las tías. Era cojonudo.
Señorita Dulcinea, no se me ofenda, pero ante su reacción a los comentarios de Sefo cualquiera diría que se da por aludida... ¿está acaso usted con algún "niño bien"? ;-)
En cuanto al relato, señor Subdirector, ¿qué es eso de que otro le levantara la presa? ¿Acaso se creen todavía cazadores de la prehistoria que compiten entre sí por la mejor presa?
Pues desengáñense, al final es la "presa" (o sea, la mujer) la que decide con quién se queda. Y si en ese caso eligió al otro, plantéese que por algo será y no es escude en el tópico de que "los preferimos malos" para sentirse mejor.
Veremos en qué queda la segunda parte del historia... :)
Bueno, sr. Neri. Sigo manteniendo que es preferible que las mujeres -y los hombres también- beban en vaso. Yo sigo haciéndolo. Además, la cerveza gana bastante al servirla en vaso: se oxigena, se controla el nivel de espuma... Y en cuanto a elegancia, no digamos. Pero ya no tengo 19 años y no estoy para elegir.
Lo que yo no comprendo querido Subdirector, es la atracción generalizada de los hombre por las muchachas pijinas, lánguidas, sosas, generalmente difíciles de mirar, antipáticas y malvadas bajo la apariencia de santa de misa de una, y que maquiavelicamente son las que se llevan el "gato al agua" y las que después de conseguir hacer su sueño realidad... La Boda, no lo digo por su protagonista a la que no tengo el gusto de conocer, lo digo porque muy generalizadamente y por más que he avisado a algún incauto amigo que iba de canalla de playa, contra este prototipo femenino que como fémina me avergüenza, sin éxito alguno, han dado vuelta a la tortilla, y casi siempre terminan siendo como se dice en mi tierra y perdón por la expresión "Más putas que bonitas"... A lo mejor a nosotras expertas en el disimulo, nos gustan los malos, porque se ven venir... Cuidaito con las aguas mansas... Y Dulcinea, como siempre haciendo Amigas, estoy de acuerdo con Sefo... Dulcinea, guapa, un condón ó varios y alegría pa el cuerpo chata, verás como se te va el vinagre ese que te corre por la pluma...
Vaya, otra traviesa compulsiva dando consejos sexuales.
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