domingo, 24 de mayo de 2009

FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE


Amo la naturaleza, pero no soy ecologista, y precisamente por ello, Félix Rodríguez de la Fuente es uno de los españoles que más he admirado desde niño. Podría dedicar decenas de posts a la magnífica labor divulgativa de este entrañable burgalés en favor de nuestros espacios naturales y de la fauna autóctona. Mi admiración es casi devoción por muchos motivos, entre ellos el haber dirigido El hombre y la Tierra, una de las mejores series televisivas españolas de todos los tiempos; el haber sido una de las personas más influyentes en su especialidad, llegando a reformarse leyes y a protegerse especies gracias a su programa y a su tesón; y por supuesto por su inagotable capacidad de trabajo y de entrega, y por su estilo de hacer las cosas, exigiendo al máximo, con mano de hierro, a todos sus colaboradores, en una especie de sacerdocio profesional que dio todos o casi todos los frutos que él esperaba. En muy poco tiempo consiguió que toda España conociera el aspecto y las costumbres de las especies animales más bellas de la Península; cambió los prejuicios y estereotipos populares sobre ciertos animales, como el lobo ibérico; logró la derogación de la normativa franquista sobre alimañas y convirtió a nuestro país en pionero en la protección de la fauna, amparándose, gracias a él, a especies como el lobo y el halcón peregrino. Por si fuera poco, resucitó en España el noble arte de la cetrería, que no se practicaba desde hacía más de dos siglos.

Hace unas semanas me he puesto a ver, después de años, algunos de mis episodios favoritos de El hombre y la Tierra, y me he estado acordando de los problemas que Félix tuvo en vida con los incipientes militantes ecologistas de finales de los setenta y de las duras críticas que recibió por filmar con animales troquelados (amaestrados o al menos muy acostumbrados a la presencia humana).

Como todo el mundo sabe, buena parte de las escenas de la serie no se filmaba con animales salvajes en su propio hábitat. El equipo de naturalistas que capitaneaba el médico Félix Rodríguez de la Fuente poseía una amplia colección de ejemplares de todo tipo, desde una preciosa manada de cuatro lobos, amaestrados desde chiquitines, hasta un nutrido grupo de aves de presa adiestradas para la cetrería (principalmente águilas reales), pasando por turones, jabalíes, culebras de escalera, ciervos y gamos y otros muchos bichos. La estructura de cualquier capítulo consistía en mostrar la supuesta vida cotidiana de estos animales, que se comportaban con toda naturalidad, forzando, eso sí, numerosas escenas “de acción” (normalmente depredaciones) que, aparte de ser imposibles de captar con especies en libertad, daban un toque mucho más cinematográfico y emocionante a la serie y contribuían a que el gran público conociera los hábitos de la fauna.
El caso típico era mostrar el día normal de una piara de jabalíes o de un grupo de ciervos, pero de vez en cuando les atacaba un águila o aparecían los temibles lobos (amaestrados), que se zampaban a un verraco o a un cervatillo, con música de suspense de fondo. Con los animales que vivían en madrigueras o bajo tierra, se habilitaban galerías acristaladas con cámaras para inmortalizar todos los movimientos y, en un momento dado, colaban una culebra o un turón en la hura de los conejos y se armaba una escabechina de cuidado. Los sonidos de ambiente y las voces de cada animal no eran tomadas del natural, sino que se grababan aparte y luego se montaban. De igual manera, detrás de cada episodio había una gran labor de corte y edición, de tal forma que en muchas escenas de ataques de unos bichejos a otros, los planos del cazador y del cazado habían sido tomados en dos puntos diferentes de España. La mayor parte de los escenarios estaban situados en el desfiladero del río Dulce, en la localidad de Pelegrina (Guadalajara).

Los ecolojetas se cabreaban como monas porque Félix mostraba ante la cámara a un jabato destrozado por “el clan cazador” o a un simpático mufloncillo despeñado a lo bestia por un águila real de más de dos metros de envergadura. Además, parte de la comunidad científica le ponía a caldo porque sus películas no eran documentales, sino "burdos amaños". El inolvidable naturalista siempre se defendía con una vehemencia y una incorrección política admirables, alegando que el sacrificio de unos pocos animales estaba bien empleado si gracias a él todo un país conseguía conocer y aprendía a amar los tesoros de nuestra fauna y, de paso, la Administración se concienciaba de la necesidad de protegerla legalmente, como así sucedió. En cuanto a los "trucos", Félix siempre dejaba claro que su intención no era exactamente hacer documentales científicos, sino películas divulgativas sobre etología zoológica. Tampoco en el cine convencional se muestran situaciones reales y a pesar de ello muchas películas sirven para difundir valores, mensajes o episodios históricos para informar o concienciar al público. Los animales de Félix eran como actores de reparto a las órdenes del mejor director.

Desde aquí, rompo una lanza a favor de nuestro Félix, que tanto bien hizo por la naturaleza. Descanse en paz.

16 comentarios:

Aprendiz dijo...

Al Neri, hombre, que yo creía que todo era de verdad... me siento engañada, una ingenua y... muchas cosas más :s

Aunque en realidad, analizando las distintas situaciones tal y como lo has hecho, es un poco de lógica, pero yo que sé, acabas de quitarle toda la emoción...

En fin, ésto es como lo de los reyes magos, antes o después hay que averiguar la verdad :(

Bueno, para no quedar muy mal añadiré que a parte de alguna que otra imagen, nunca he visto ninguno de sus documentales...

alojamora dijo...

Menudo embustero, cómo puede decir cómo se comportan los animales sin haberlos estudiado...solamente la pura lógica y no la observación...

A este señor lo único que le movía era que quería prestigio y tenía un ego mas grande...porque si a un animal le acostumbras a comer una cosa o tener ciertos hábitos comerá y hará lo que le enseñes aunque su instinto sea otro...hacer documentales con animales domesticados es una vergüenza¡¡

alojamora dijo...

y lo del video me parto...el lobo amaestrado será lo que cuenta pero uno salvaje es de los pocos animales que matan aunque no tengan hambre...

J. F. Sebastian dijo...

Yo también ignoraba la provocación de esas escenas. Pero como sucederá con otros de gran prestigio, léase National Geographic, pero ay del que se atreva a meterse con ellos pues quedará como un ignorante.

Preferiría que mis hijos vieran estos documentales antes que esos otros dedicados a la 'otra' fauna ibérica dónde personajes 'públicos' son desollados a golpe de chequera.

sefo dijo...

Este hombre es un mito de la television. Yo no me acuerdo bien que murieran animales, me acuerdo de los cervatillos y de las aguilas y de como cazaba con halcones en el aeropuerto de barajas. Dicen que era muy brillante pero muy soberbio y que tenia problemas con sus colaboradores.

Anónimo dijo...

¿Pero es que la gente es tonta?te puedes tirar toda la vida con una cámara esperando que te salga algo espectacular.Lo de los animales troquelados no le quitan valor a las secuencias.Los lobos fueron criados por Felix de pequeños pero eran lobos y asi se comportarian con una presa,lo raro es que hubieran salido disparando con escopeta.Antón

Chirly dijo...

"Los ecolojetas se cabreaban como monas..." ¡me encanta! mas que la "lengua biperina" se tenía que llamar " Sin pelos en la lengua" o algo así...

El Subdirector del Banco Arús dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Subdirector del Banco Arús dijo...

Espero que no suceda como ayer que, tras escribir el comentario y pulsar a publicar, algún "listillo" me dejó sin conexión a Internet. En fin, a algunos oficios llegan los que no servirían para ningún otro... Hala! Ya me desahogué.

Bueno, pues ayer venía a decir que recuerdo las reposiciones de los documentales de este señor como uno de esos programas de televisión (desde V hasta El Precio Justo) que hace años veían todas las familias de España. Y me parecían entretenidos; no como esos documentales de siesta de La 2 en el que se pasan emitiendo dos horas de un tigre durmiendo o sin hacer nada.

Que fuera porque las escenas estuvieran manipuladas... Me daría lo mismo siempre que se ajustasen a la realidad de los hechos ocurridos en la Naturaleza.

Otra cosa bien distinta es que no fuera así. Y sospechas tengo pues recuerdo la defensa a ultranza de este señor del bondadoso lobo que debía ser algo así como un ser angelical que mataba animalillos con gran dolor de su corazón. ¡Claro, trabajando con lobos amaestrados que son como caniches!

Sin embargo, los que hemos visto en alguna ocasión ganado víctima de algún lobo podríamos poner en duda su punto de vista y extrapolar esta experiencia a las demás afirmaciones de este científico.

Al Neri dijo...

Alojamora, por lo visto los lobos matan más presas de las que necesitan comer por un instinto adquirido desde la época de las glaciaciones, cuando cada vez que encontraban una manada de ciervos, por ejemplo, mataban todos los que podían y luego enterraban los cadáveres sobrantes, pues con aquéllos inviernos tan duros nunca sabían cuando iban a encontrar más presas.

Subdirector, Rodríguez de la Fuente siempre dejó bien claro que los lobos eran muy dañinos para la ganadería y por eso instó a la Administración a diseñar un plan de protección que contemplase ayudas a los damnificados, tal como se hace ahora.

Chirly, los ecologistas son a la ecología lo que los comunistas a los trabajadores: parásitos intolerables.

Chirly dijo...

¡Toooooma!

AdP dijo...

Pues a mí me gustaba la serie, desde que se empezaba a oir la sintonía, inconfundible, hasta que finalizaba el capítulo. Un gran trabajo de divulgación científica hecho en España y por españoles que siempre ha gozado de un gran reconocimiento y que ha servido para que fuéramos conscientes de la riqueza que teníamos a nuestro alrededor y de la necesidad de conservarla.

Por otro lado, los lobos no son ni malos ni buenos, simplemente son lobos. El instinto de supervivencia, milenio tras milenio, es lo que ha regido y sigue rigiendo sus acciones. Si invadimos su hábitat con nuestros rebaños, ¿acaso pretendeis que nos reciban con besos? ¿De quién es la culpa, del lobo por ser lobo o del hombre por llevarle al lobo a su territorio animales con los que alimentarse?

En términos taurinos creo que resulta mucho más clara la discusión. A nadie se le ocurre decir que Islero y Avispado fueran los culpables de que murieran Manolete y Paquirri, respectivamente.

Saludos.

Anónimo dijo...

Y las escenas a cámara lenta con la musica de Antón Garcia Abril le daban gran emoción,la misma que los spaguetti western de Sergio Leone con Ennio Morricone.Antón

Anónimo dijo...

Desde luego fue un experto de la fauna y se le notaba la pasión que sentía por el mundo animal.
Fantástico Felix.
Me dio pena su repentina muerte.
Un salu2
Luisa

Anónimo dijo...

¿Podría ser mi blog una de "las plumas amigas"?
Este mundo bloguero necesita de los enlaces, ah!
Un salu2
Luisa

Teutates dijo...

A mi me encantaba "El Hombre y la Tierra", recuerdo verlo en Blanco y Negro, y que no me perdía ni un capítulo, es una pena que no siga habiendo gente así en España, que se dedique a fomentar el amor por la naturaleza, y que nos acerque el mundo animal a nuestras cerradas ciudades.
Respecto a las imágenes preparadas ¿y qué?, vale, en este caso, mucho más lo que este hombre hizo por la naturaleza, que lo que de malo pudiera haber hecho por ella para conseguir su fin.