martes, 18 de octubre de 2011

LA QUE SE AVECINA

Son casi unánimes las alabanzas a la serie de animación Los Simpson por lo bien que refleja y lo agudamente que parodia la sociedad americana. Estos dibujos no están mal y consiguen arrancarme alguna carcajada que otra, aunque creo que los de Antena 3 son un pelín pesados poniéndolos y reponiéndolos hasta la saciedad. Pero hay una serie de Telecinco relativamente reciente que considero que es todavía más brillante retratando la sociedad, la forma de ser, las costumbres y los defectos en este caso de los españoles.

Me enganché a La que se avecina hace unos seis meses. Al principio la tenían puesta en la tele de casa y yo veía cachos de vez en cuando, al pasar, y despotricaba con que menuda estupidez, menudos malos actores, qué vulgaridades, qué tonterías..., aunque no podía dejar de descojonarme de las mamarrachadas del guión y de lo patéticos que resultaban los personajes y personajas que iban saliendo. Pero en unas semanas me di cuenta de que la serie era una genial burla (so capa de un barniz frívolo y humorístico) de las miserias y limitaciones de nuestro país, encarnadas en los diez o doce vecinos de una comunidad surrealista.

El vago de Amador, el tarado del conserje, el trepa y putero Antonio Recio (mi favorito), el calzonazos de Javier Maroto, el adefesio de Paca,
el cínico de Máximo (el del bar), el segundón pretencioso y pedante de Enrique y su hijo resabiado, la vieja bastorra Izaskun, la beata (y obsesa sexual) Berta y casi todas las esposas que salen, sensuales, inútiles y mangonionas... Todos ellos reflejan de forma inigualable la pérdida de valores que asola al pueblo español.

El consumismo, la despreocupación por los hijos, el arribismo, la hipersexualidad, la falta de madurez, la caradura, los vicios caros, la insolidaridad, el chaqueteo, la envidia rastrera y la pretensión generalizada de vivir lo mejor posible pese a ser el más tonto del lugar son las señas de identidad del microcosmos de una escalera, que, caricaturas aparte, bien podría ser la nuestra.

Todo ello aderezado con un humor aparentemente absurdo, pero a veces muy inteligente y con bastante miga, y con unos puntos geniales al tratar temas tan candentes como la inmigración, el divorcio, el clasismo, la hipocresía religiosa, el trabajo o la paternidad. Cierto que a veces da la impresión de que los vecinos compiten entre sí para demostrar quién es el más retrasado mental de todos, pero yo siempre acabo retorciéndome de risa. No puedo evitarlo.

Si veis la serie, contadme cuál es vuestro personaje favorito y por qué. Ya veréis como vamos sacando prototipos españolísimos del siglo XXI.

7 comentarios:

Aprendiz de brujo dijo...

GRANDE RECIO GRANDE.
Neri te voy a regalar un tricornio y un alcoholímetro por tu cumpleaños.
Me deswevo viendo esta serie.

Anónimo dijo...

Diría que, analizando con cuál me río más, sería Antonio Recio. Sé que es una parodia del pepero de turno, ya que le sacan de vez en cuando ensalzando a España, al Borbón y a Intereconomía, y echando pestes de los inmigrantes (para contratar luego a uno). Pero aunque sólo sea por las chorradas que dice...

trija dijo...

A mi "la que se avecina" no me gusta nada, me parece muy absurda. La que si me gustaba era su antecesora "aquí no hay quien viva", esa si que era buena.

Anónimo dijo...

No la he visto nunca, pero no creo que sean más cutres que mi vecino (no identificado) que me ha mangado la mitad de un felpudo de la escalera de casa. Ande supere eso con un capítulo de la serie.

ignatus dijo...

Perroviejo, ¿y el vecino ese te ha subido las cuotas?

Anónimo dijo...

¿Que te han mangado la mitad del felpudo??? ¿¿Qué ha hecho lo ha cortado??
Si le gusta tanto fijo que tiene la mitad que te quitó en la puerta de su casa..con un par. Si está en tu vecindario lo localizas fácil..

Aprendiz dijo...

Ya me veo yo viendo alguna serie de estas y todavía no llego a entender que tu seas tan dadas a ellas, la verdad. No se puede comparar para nada este tipo de series con los Simpson, y no por el humor, que yo creo que en España hay un gran humor, pero entre medias te meten toda la mierda que quieren.