martes, 15 de noviembre de 2011

EL OCASO DEL GÉNERO POLICÍACO

En cuanto a sus contenidos, el cine ha tenido una evolución muy similar a la de la política. Igual que los políticos huyen cada vez más de las ideologías en su afán por posicionarse en el centro para atraer la voluntad del máximo número de votantes, los cineastas (especialmente los americanos) hace ya tiempo que reniegan de los géneros de toda la vida y apuestan por producciones híbridas, mezclando ingredientes, estilos y argumentos para no limitarse a un solo tipo de espectador, para llegar a toda la familia y hacer más caja. Es decir, que prácticamente han muerto los géneros cinematográficos clásicos, cuyos elementos suelen refundirse en un refrito llamado thriller, que nadie sabe en qué consiste, pero la conclusión es que al final las pelis más comerciales de Hollywood son todas iguales.

A la palabra thriller suelen añadirle siempre un apellido aclaratorio. Así nos diferencian entre thrillers psicológicos, thrillers de acción, thrillers de humor o thrillers románticos, pero ya digo que básicamente es siempre lo mismo: una mezcla de investigación, de comedia, de explosiones y puñetazos, de suspense y de amor (o sexo), para que vaya a ver la película todo perro pichichi y nadie pueda poner la excusa de que no es de su estilo.



Pero sin duda el género más afectado por este interesante (e interesado) fenómeno ha sido el policíaco. El género policíaco, que, por cierto, nunca ha sido de mis favoritos, es uno de los más antiguos del cine y de los que, por lo tanto, presenta unas características más definidas. Existen miles de filmes de este género en su estado más puro. Su principal nota definitoria es que el argumento gira exclusivamente sobre los entresijos de la investigación policial de un crimen, generalmente un asesinato, cuyo autor se desconoce en principio pero que gracias a las pruebas atesoradas a lo largo de la trama por un ingenioso agente o detective, termina descubriéndose. El objetivo del guión suele ser doble: cautivar al espectador con las técnicas y argucias utilizadas por el poli protagonista para pillar al malo, e incitarle a adivinar quién de todos los personajes es el homicida. Cuanto más imprevisible sea el criminal, mejor es el filme policíaco, dicen.

Ha sido también uno de los géneros de los que primero renegaron los productores, al ser excesivamente esquemático y dar poco juego. Las cintas policíacas puras, centradas totalmente en la pericia profesional de un astuto sabueso, dejan escaso margen para la profundización psicológica en los personajes y para incorporar “ganchos” como el romanticismo, el erotismo o el costumbrismo, ya que estos tienden a distraer al espectador de un núcleo argumental que exige una especial atención (otra de las razones de su declive). Solo hay un género con el que el policíaco se ha mezclado sin perder toda su esencia, y es el cine de acción, porque a menudo la violencia acompaña a la actividad cotidiana de la policía.

En cualquier caso, por estos y otros motivos, este emblemático género ha ido desapareciemdo prácticamente por completo de la gran pantalla, quedando relegado desde los años 80 a las series de televisión. Ello ha supuesto una notable pérdida de calidad y un importante desprestigio de las producciones de este tipo, lo que a la vez desincentiva su regreso al cine aunque sea de forma esporádica. Es lo que ha sucedido, por ejemplo, con No habrá paz para los malvados (2011), una película netamente policíaca que se ha criticado mucho por parecer un capítulo largo de la antigua serie de Antena 3 Policías. Los cinéfilos nunca valorarán algo que se encuentra todos los días en la tele.



Viejos seriales como Colombo, Starsky&Huch o Spencer, detective privado; otros más recientes como Comisario o Policías, y los actuales Miénteme, CSI, Mentes criminales, Homicidios, The Closer, Caso abierto, Castle, Monk o El mentalista nos demuestran no solo que las tramas de investigación han sido desterradas al salón de nuestros hogares, sino que las cadenas de televisión últimamente abusan de ellas y dos de cada tres productos de ficción tienen este perfil.

Además es llamativo como muchas series de corte policíaco se han especializado en determinadas áreas de la labor policial, especialmente las tecnológicas o científicas, lo que en mi opinión supone un peligro para la sociedad en la medida que se facilita al gran público información demasiado minuciosa sobre las técnicas de obtención de pruebas, y esta podría ser utilizada por potenciales delincuentes para perfeccionar sus fechorías y evitar su detención.

5 comentarios:

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Ya sabe que yo no entiendo de cine y que me quedé anclado, no sólo en lo que al mundo del celuloide se refiere, en los años 40.

Aún así, nunca me han gustado las películas de detectives ni nada por el estilo. No me disgustan las de Harry el Sucio pero podría haber sobrevivido sin verlas.

En general me parecen todas iguales. De la misma manera que las películas actuales me parecen, en su gran mayoría, una rematada mierda. De las pocas veces que voy al cine, la mayor parte de ellas salgo con la sensación de que los seis euros habrían estado mejor invertidos en un buen Gin Tonic (y eso que la ginebra me produce más dolor de cabeza cada día... ¡¡¡me estoy haciendo viejo!!!).

Por cierto, ayer mismo fui al cine y vi una película diferente. Un supuesto thriller pero diferente a todo lo que había visto anteriormente: London Boulevard.

Le recomiendo, sr. Neri, que la vea y luego me diga. Por cierto, me gustan jóvenes, altas y delgadas. Keira Knightley me gustaba mucho hasta que la vi ayer tan tremendamente escuálida.

Zorro de Segovia dijo...

la última policiaca que me gustó realmente fue "La noche es nuestra", de James Gray, protagonizada por Joaquin Phoenix, Mark Wahlberg, Eva Mendes y Robert Duvall.

El último de Filipinas dijo...

Ese peligro de que los delincuentes aprendan qué no hacer para evitar ser descubiertos es real.
Cuando en Pulp Fiction los protagonistas disparaban girando
90º la muñeca, aumentó el número de heridos en EE.UU. en el vientre. Por lo visto disparando de esa manera el tiro va más bajo, y los atracadores imitaban el gesto y muchas víctimas pasaron de eventuales difuntos a resignados heridos.

Aprendiz dijo...

Si yo leo el resumen de una película policíaca seguramente la descarte sin dudar, y creo que nunca he visto ninguna. Sin embargo una época estuve muy muy enganchada a una especie de serie documental titulada "Crímenes imperfectos". Se trataba de crímenes reales en EEUU que durante mucho tiempo han estado archivados por parecer imposibles de resolver, o casos que se han reabierto al encontrarse nuevas pruebas. Yo he aprendido de la ciencia forense lo que no está escrito... Pero sobre todo he aprendido, que no existe el crimen perfecto..;-)

novela policiaca dijo...

No quiero parecer demasiado condescendiente, pero me ha encantado este blog.