martes, 30 de junio de 2009

CAMISAS DE MANGA CORTA

En el verano, la estación que menos me gusta, florecen los horteras por generación espontánea. Parece que los ropajes de invierno se prestan algo menos a la informalidad y a la improvisación, pero con la llegada del estío se abre la veda del todo vale y de la falta de gusto en el vestir. La gente con la excusa del calor se toma unas licencias que a veces hacen daño a la vista.

De las diversas cutrerías veraniegas que no voy a pormenorizar (pantalones cortos y piratas, camisetillas de tirantes, determinadas gafas de sol, bermudas y sandalias a discreción, cinturones de colorines, etc) hay una que está muy extendida, pero que me desagrada particularmente: las camisas de manga corta.

Las camisas de manga corta son feas de cojones, pero las usan muchísimos hombres, no sólo en plan informal (como debería ser y ni eso), sino también para ir arreglado o a trabajar. Y encima piensan que van tan elegantes. Conozco a uno que se las pone hasta con corbata, el muy salchichero.

La manga corta debería reservarse para las camisetas y sólo en circunstancias muy especiales, como hacer deporte, excursiones u otras actividades de relax, pero un tío como Dios manda, un caballero fetén no debería ir siempre enseñando los codos como un gañán. Lo que procede para estar guapete es vestir camisas finas de manga larga ligeramente arremangadas (y con un poco de estilo). Está incluso permitido llevar un par de botones desabrochados, enseñando pelambrera y un crucifijo de oro con cadena gorda, pero admitamos que las camisas que parecen blusas de nena o los politos son una bujarrada del quince. Si además son entallados, como en la foto, es mejor huir o ponerse con la espalda contra la pared.

¡Viva la manga larga aunque haga 40º C!

domingo, 28 de junio de 2009

RELEYENDO "EL PADRINO" (5): TOM HAGEN

Me parece entrañable la historia de Tom Hagen, mi personaje favorito de la novela y de las películas. Sus orígenes, su relación con los Corleone, su sutileza, el desprecio que se ganó entre las Familias por no ser un consigliere siciliano... Todo en él es fascinante. Es un buen ejemplo de personaje complicado, porque en él, como en tantos del libro, quedan desdibujadas la bondad y la maldad; no sabes si pensar que es malvado o virtuoso, verdugo o víctima. Posiblemente, tal como sucede en la vida, Tom Hagen no sea sino un producto de sus circunstancias, un hombre fiel hasta la muerte a quien le salvó la vida.

Por cierto, animo a los padrinófilos a adivinar a qué escena de la película corresponde la fotografía.


"Tom Hagen tenía treinta y cinco años. Era un hombre de figura esbelta y facciones agradables. Se había graduado como abogado, pero su trabajo para la Familia no era en calidad de tal, a pesar de que después de terminar sus estudios llegó a ejercer durante tres años.

A los once años había sido compañero de juegos de Sonny Corleone. La madre de Hagen se había quedado ciega y murió cuando su hijo contaba precisamente esa edad. El padre, un bebedor empedernido, estaba completamente alcoholizado; era carpintero y, aunque en su vida jamás había hecho nada reprobable, la bebida acabó por arruinar a su familia y fue la causa de su propia muerte. Al quedarse huérfano, Tom se pasaba los días vagando por las calles, y por la noche dormía en cualquier rincón. Su hermana menor había sido puesta en manos de una buena familia por una institución benéfica. Pero en los años veinte, tales organizaciones no se preocupaban demasiado de los niños de doce años que eran tan desagradecidos como para huir de la caridad. Hagen sufrió una infección en la vista. Los vecinos decían que la había heredado de su madre y que la infección era contagiosa. Todos se apartaron de él. Sonny Corleone, un muchacho de once años, enérgico y de buen corazón, llevó a su amigo a casa y pidió a su padre que le dejara vivir con ellos. La primera comida que Tom Hagen hizo en casa de los Corleone fueron unos spaghetti con salsa de tomate. Hagen nunca había logrado olvidar el sabor de aquel primer plato. Después le dieron una buena cama de metal donde dormir. Fue como un sueño.

Del modo más natural, sin una sola palabra y sin que el asunto fuera discutido en modo alguno, Don Corleone había permitido que el muchacho se quedase a vivir en su casa. El mismo Don Corleone llevó al chico a un especialista, quien logró curarle completamente la infección ocular. Lo envió a la escuela y, después, a la universidad. En todo ello, el Don no actuó como un padre, sino como un guardián. Aunque no le demostraba afecto alguno, lo trataba con más cortesía que a sus propios hijos y nunca le imponía su voluntad. Fue el muchacho quien decidió por sí mismo cursar Derecho. Una vez había oído decir a Don Corleone que un abogado, con su cartera de mano, podía robar más que un centenar de hombres con metralletas".

jueves, 25 de junio de 2009

CHAPUCERISMO

Tolero las ñapas cuando el tiempo nos apremia para salir de un apuro. O cuando no disponemos de los suficientes medios materiales, conocimientos o, simplemente, habilidades que nos permitan solucionar un problema o trabajillo. Así, recurrimos a la chapucilla y al arreglillo provisional para ir tirando mientras encontramos el tiempo o la persona más adecuada.


Pero odio las chapuzas cuando denotan desgana, desidia o falta de profesionalidad e interés. Me pone enfermo comprobar cómo algunas personas se toman tan a la ligera su trabajo y cómo se la pela que sus compañeros o clientes se den cuenta de los inútiles o los sudas que son. Y lo que más me exaspera, hasta límites que superan con mucho la cólera, es que las chapuzas o la inutilidad de terceros me supongan cualquier problema o labor extra, máxime, adivinando en la mayoría de los casos, que ni el jeta de turno recibirá castigo o reprimenda alguna ni el pringado recompensa.



Algunas personas me han achacado en ocasiones que soy exageradamente perfeccionista; cosa que no es cierta y que, si sale de labios de alguno de los pasotas de los que he hablado en el párrafo anterior, me enciende muchísimo: porque manda huevos.

De hecho, cuando soy el único beneficiado o perjudicado por mi trabajo suelo darme bastante manga ancha: en ocasiones me voy a trabajar y dejo mi cama sin hacer o, por poner otro ejemplo entre muchos posibles, si no tengo ganas de hacerme la cena soy capaz de comer bonito en escabeche directamente de la lata.

Pero una cosa es que te permitas ciertas licencias en tu vida cuando éstas no afecten a nadie y otra bien distinta es dejar claro mediante tu actitud que eres un egoísta y un maleducado. Pongamos por ejemplo, que vives en familia o compartiendo piso: una cosa es que no ordenes tu armario y otra muy diferente que dejes la cocina hecha un estorcolero para hacerte la cena y no tengas el decoro de limpiarla correctamente, demostrando que te importan un pito el resto de habitantes de la casa.


Los chapuceRISTAS vienen definidos por dos carácteres principales: ineptitud y egoísmo. Suponiendo que estas dos palabras, en el fondo, no sean, si no sinónimos, sí causas mutuas. Porque quizás no seas el mejor en tu trabajo, pero se nota a la legua cuando una persona da el cien por cien de sí misma a la hora de ejecutar las labores encomendas. De igual forma que, si quieres conquistar a una mujer, aunque no sepas cocinar como Arzak y sólo dispongas de cubiertos de plástico, ella notará que has volcado tu corazón en disponer todos los detalles de la mejor manera posible.

España es históricamente una nación católica y, como bien sabemos, a los católicos nos importan más la obras que la fe; o lo que es lo mismo, las intenciones -ésas de las que está empedrado el camino que lleva al Infierno- no nos sirven para nada. Bueno, para algo sí: de burda excusa para los caraduras que siempre repiten aquello de «Lo he intentado.»

Verdaderamente ha intentado saltar una zanja aquél que se ha partido los dientes o un brazo en el salto; no el que simplemente se ha acercado al borde.

martes, 23 de junio de 2009

ESTUDIAR, EMPOLLAR, CHAPAR


Hoy voy a hablar de métodos de estudio.

Algunos que creen que me conocen suelen decir que me gusta estudiar y es radicalmente falso. Ni me gusta ni me ha gustado nunca. Bueno, mejor dicho, me encanta aprender cosas a mi bola, leyendo lo que me da la gana de los temas que me interesan y se podría hasta decir que tengo inquietudes culturales, pero lo de memorizar programas y temarios preestablecidos para examinarme me repatea como pocas cosas.

Lo que pasa es que yo soy una persona muy pragmática y por eso he estudiado. Creo que sin una titulación superior es prácticamente imposible conseguir un trabajo mínimamente satisfatorio y mínimamente retribuido. Ya los licenciados las pasan putas para encontrar un trabajo digno, así que los simples bachilleres, ni te cuento.

Además no creo mucho en eso de las vocaciones. Lo que hay que hacer es trabajar en algo que no te desagrade demasiado y que se adapte lo mejor posible a tus capacidades. Y no es poco pedir.

El caso es que en mis años de carrera no me gustaba nada estudiar. Y si estudié fue, además de por todo lo expuesto, por amor propio (me revienta suspender) y por la comodidad de no tener que chapar en verano. Ansiaba tanto disfrutar de tres meses de tiempo libre que era capaz de cualquier cosa con tal de que no me quedaran asignaturas para septiembre.

Tengo bastante memoria, pero para mí la clave de haber aprobado la carrera y todo lo demás es ser un tío absolutamente rígido y cuadriculado en casi todo lo que hago. No tengo mucha fuerza de voluntad, pero siempre he sabido organizarme y dosificar muy bien mi tiempo. No soy muy inteligente, pero soy constante y me concentro mucho cuando leo.

Yo siempre he estudiado poco, pero aprovechaba bien las horas. Salvo un período de tres meses en que me vi obligado a forzar motores, nunca he hincado codos más de 8 horas al día. Nunca en toda mi vida de estudiante he empezado a empollar antes de las 9 de la mañana y jamás he seguido haciéndolo después de las 12 de la noche. Ni madrugones, ni trasnochadas.

Mi método de estudio, tanto en la carrera como después, ha sido siempre el mismo. Cuando me levantaba, lo primero que hacía era determinar el número de horas que iba a estudiar ese día. A continuación cuantificaba el volumen exacto de materia a memorizar (8 temas, 100 páginas o cualquier otro baremo). Y por último, establecía un riguroso cronograma intercalando sesiones de estudio, descanso, comidas, etc. En el cronograma figuraba el tema o la parte de tema que tenía que aprenderme en cada una de las sesiones. Intentaba calcular bien (es algo que se aprende con la práctica) y ni ser demasiado ambicioso ni demasiado prudente en la programación de tiempos.

Luego empezaba a chapar, siempre con el mismo proceso: Al principio hacía una lectura pausada y elaboraba simultáneamente un esquema; después repasaba el esquema y memorizaba los datos y, por último, tomaba unas cuartillas y redactaba por escrito íntegramente el tema estudiado. Entonces ya podía pasar al siguiente.

Normalmente, entre tema y tema (o epígrafes si eran largos) solía haber en el cronograma un breve período de descanso (10 minutos), que disfrutaba aunque no estuviera cansado. Del mismo modo, cada tres temas, por ejemplo, mi cronograma recogía una sesión de “arrastre”, en la cual debía ser capaz de reproducir por escrito el esquema de los tres últimos temas aprendidos. La última hora de la jornada de estudio la dedicaba siempre a un repaso por este mismo sistema de todo lo visto durante el día.

A veces el período de estudio no lo programaba sólo diariamente, sino semanalmente o mensualmente. La programación diaria era igual que he descrito, pero preveía días completos para “arrastrar” lo anterior (el último día de cada semana, normalmente).

Siempre he creído que mi sistema es eficaz, o a mí al menos me ha valido. Gracias a la programación minuciosa del tiempo y del volumen, al final el esfuerzo y el número de horas dedicadas son mucho menores.

lunes, 22 de junio de 2009

ADIÓS AL BUEN FASCISTA

Antes hablo del fascista bueno de La señora y antes se lo cargan. Si se veía venir. En el episodio que ha terminado ahora mismo, un combativo anarquista le ha matado durante el robo a su mansión. No era posible que una serie histórica de La Primera mantuviera vivo durante muchos episodios a un mussoliniano bondadoso y equitativo. O se moría o se convertía en un heroico izquierdista. Y la primera solución ha sido la escogida por la guionista, que es buena pero tan políticamente correcta como todos.

¿No habrán
tenido que ver en tan fatal desenlace las protestas de los biempensantes telespectadores, tal como sugería Brigante en su comentario?; ¿habrá sufrido presiones de los directivos de RTVE el director ejecutivo de la serie? A lo mejor es conspiranoia, pero a saber. Era demasiado bonito para ser cierto.

domingo, 21 de junio de 2009

EL COMENTARIO DE LA SEMANA (36): NO EXISTEN LAS VERDADES ABSOLUTAS

El mejor comentario de la semana ha sido:

"(...) Hace muchos muchos años, comentando con un amigo falangista, le pedí que me contase de que iba la cosa, de qué iban los falangistas. Y resultó un programa nacional-sindicalista que en nada tenía que ver con los tópicos vertidos al respecto y la supuesta hermandad entre falangismo y el fascismo tan y como comúnmente se le describe. Y una animadversión por el caudillo que me dejó con las patas colgando.

Supongo que
fue una de las escenas que me llevó a concluir que no existen las verdades absolutas, ni las historias de una certeza irrebatile, ni las almas puras que buscan y anuncian la verdad verdadera. (...)"

Aut
or: Isaac Asino

viernes, 19 de junio de 2009

EL FASCISTA BUENO DE "LA SEÑORA"


Ya comenté hace tiempo que me identifico mucho con la forma que tienen los socialistas de entender la televisión y que me encantan las series que han promovido desde RTVE cuando han estado en el Gobierno. A pesar del sesgo político de alguna de ellas, suelen ser producciones muy interesantes y con mucho contenido histórico generalmente bastante bien documentado.

Una serie cuya segunda temporada se está emitiendo ahora y que cumple todos estos requisitos es La Señora, que recomiendo encarecidamente a todos los amantes de la historia de España y sobre todo a los interesados en el período correspondiente al primer tercio del siglo XX.

La serie, dirigida por Jordi Frades, con el magnífico guión de Virginia Yagüe, en realidad no es histórica, sino romántica. Pero lo que la hace tan atractiva para mí es su logrado trasfondo socio-político (luchas obreras, papel de la Iglesia) y lo bien caracterizados que están sus simbólicos personajes. Cada uno representa una clase social, una idea, una pasión, una actitud ante la Religión… En fin, la auténtica España de los años veinte.

El argumento es sencillo. Tras resistirse a ceder al poderoso Don Gonzalo, Marqués de Castro (Roberto Enríquez), una participación en su lucrativa mina de acero, Ricardo Márquez fallece en un extraño accidente, pasando el negocio a manos de sus jovencísimos e idealistas hijos Victoria (Adriana Ugarte) y Pablo (Alberto Ferreiro), quienes, pese a su origen burgués, sueñan con introducir valientes mejoras en las condiciones de los mineros. El eje de la trama es el apasionado romance de Victoria con Ángel (Rodolfo Sancho), un muchacho de clase humilde al que terminan obligando a ordenarse sacerdote, mientras que ella se convierte en la señora al casarse con el Marqués, obsesionado por dominar los negocios y las voluntades de toda la comarca. Lo que la pobre Victoria no sabe es que fue precisamente su influyente marido quien mandó asesinar a su padre.


Pero lo más sorprendente de la serie, lo que a mí me ha dejado de piedra desde el principio, es que sale un fascista y encima hace de bueno. Se trata de Pablo Márquez, el hermano de Victoria, que en los primeros episodios era socialista, pero que tras escaparse con una italiana y presenciar los acontencimientos que siguieron a la Marcha sobre Roma, regresa a Asturias más mussoliniano que el mismo Duce y ya no se ha quitado la camisa negra en lo que va de serie. El joven fascista es un revolucionario social de tomo y lomo y no hace más que esforzarse por conseguir mejoras salariales y el descanso dominical para los obreros de su mina. También construye y mantiene de su propio bolsillo un dispensario médico para los pobres de la ciudad y, por si fuera poco, se enamora y se casa con una joven obrera con la que tiene un hijo. No deja de apoyar en ningún momento a los mineros, negociando con ellos y oponiéndose con bravura a las pretensiones “anticuadas” y feudales del Marqués, que desea tener lacayos más que trabajadores. Su carácter es bondadoso y solidario; quiere muchísimo a su hermana y su único deseo es que sea feliz, y se opone siempre a las injusticias de cualquier clase (maltrato al servicio doméstico, discriminaciones sociales, etc)

Con frecuencia, Pablo Márquez explica con profusión de datos la doctrina fascista o pronuncia citas sociales de Mussolini. Deja caer una y otra vez que las aspiraciones de la izquierda económica son legítimas, pero que el internacionalismo marxista es antinatural y va contra los valores y sentimientos nacionales de los trabajadores. Yo cada vez que sale una escena de estas me emociono, se me cae la baba…

¿Cómo es posible que un personaje así aparezca en una serie de La Primera?. ¿A qué viene este repentino ataque de honradez histórica y esta profundización tan documentada en la doctrina fascista?. ¿Por qué no ponen mejor a un chulo asesino que apalee a los mineros huelguistas o que forme parte del somatén macarra del Marqués de Castro en vez de oponerse a él?. ¿Por qué no va al puticlub como los malos y viciosos de la serie?. ¿Por qué no lleva pistola, ni vocea, ni insulta, ni intenta imponer su voluntad a los demás? No me lo explico.

Uno sospecha que esto no puede quedar así y que la serie, que presumiblemente se prolongará hasta la época de la II República y quizá hasta el Alzamiento, terminará dando un giro argumental y el buen Pablito se rehabilitará y se dará cuenta de que el águila y las fasces son una cosa siniestra para matones de pueblo, y se afiliará al PSOE y será feliz y comerá perdiz. Lo más seguro es que cuando aparezcan los primeros falangistas en España o cuando el Duce comience a coquetear con Hitler y a ponerse racistón y antisemita, el joven heredero de los Márquez recapacitará y caerá en la cuenta de que no se puede ser tan ultra y se reciclará en las Juventudes Socialistas Unificadas de Carrillo, o, en el peor de los casos, se hará hedillista en el 37 por entender que el facha de Franco no simboliza sus ideales. A saber...

Por el momento, seguiremos anonadados, presenciado este hecho sin precedentes en la televisión socialista y recordando como la doctrina fascista (a la que yo diferencio mucho del régimen histórico del mismo nombre) contiene propuestas fascinantes, muy novedosas y profundamente basadas en una auténtica justicia social, a diferencia de lo que suele creerse y difundirse.

miércoles, 17 de junio de 2009

LOS PROBLEMAS DE ESPAÑA DE MAYOR A MENOR

Hoy voy a plantear un reto difícil y muy personal para cada uno. Os propongo ordenar por orden de mayor a menor gravedad los problemas actuales de todo tipo que padece España.

A continuación pongo mi propia lista. Se trata de que en los comentarios digáis si estáis de acuerdo o cambiéis el orden de los problemas, o con toda libertad eliminéis o añadáis los que os parezca.

Quiero insistir en que se trata de un análisis muy personal en el que mezclo churras con merinas conscientemente. Además, agrupo algunos problemas que me parecen análogos. Por ejemplo, el que figura como número 1 del ranking (pérdida de valores) me parece que es un “problema-base” del que derivan casi todos los demás.

La mayor dificultad que he tenido ha sido ordenar problemas muy generales respecto a otros muy concretos.

Por último, advertir que hay muchísimos más problemas: podría triplicar la lista para enumerar todas las lacras graves de nuestra Patria, pero me he limitado a poner aquéllas que me parecen más terribles y que requieren –a mi modo de ver- de soluciones más urgentes y drásticas.
Así que nadie piense que los problemas situados al final de la lista me parecen insignificantes.

Allá va:

1º.- Pérdida de valores, relativismo moral, descristianización de la sociedad, materialismo-consumismo y crisis de la familia.

2º.- Capitalismo salvaje y explotación esclavista de los trabajadores (españoles e inmigrantes).

3º.- Separatismo regional y pérdida de soberanía por la integración en organismos supranacionales (OTAN, UE).

4º.-
Aborto.

5º.- Desempleo-crisis económica.

6º.- Desaparición del patriotismo a todos los niveles.

7º- Gobierno de Rodríguez
Zapatero.

8º- Clase política
corrupta y sindicatos de rapiña.

9º.- Justicia corrupta y de pésima calidad.

10º.- Precio abusivo de la vivienda y obsesión por la compra.

11º.- Pérdida de influencia de la Iglesia Católica en la sociedad.

12º.- Incorporación indiscriminada de la mujer al mundo laboral.

13º.- Bajo nivel educativo y ausencia de disciplina en las aulas.

14º- Estado de las Autonomías y multiplicación de Administraciones.

15º.- Desigualdad y desequilibrio regional.

16º- Falsa democracia y bipartidismo.

17º.- Sectarismo de los medios de comunicación, baja calidad de la televisión y existencia de
televisiones privadas.

18º- Escasa intervención del Estado en la economía.

19º.- Exaltación del ocio y mala gestión de las economías familiares (se derrocha y no se ahorra nada)

20º.- Consumo de drogas y exceso de alcohol por los jóvenes.

21º.- Crímenes de ETA.

22º.- Inmigración descontrolada.

23º.- Delincuencia en general.

24º.- Legislación penal y regímenes sancionadores demasiado blandos.

25º- Participación del Ejército en misiones internacionales ajenas a los intereses de España.

26º.- Feminismo.

27º.- Acceso masivo a la Universidad.

28º.- Abusos en los precios con la llegada del euro.

domingo, 14 de junio de 2009

FALTAS DE ORTOGRAFÍA

La forma de escribir de la gente me dice muchísimo sobre ella. Pero lo que más pistas me da es si cometen o no faltas de ortografía.

En el tema de la ortografía, derrocho comprensión a raudales con aquellas personas que no han tenido la oportunidad y la suerte de recibir una formación adecuada y que en un momento dado se ven obligados a redactar un manuscrito de cualquier tipo dejando patentes sus graves limitaciones lingüísticas y culturales. Como destinatario frecuente de este tipo de escritos sembrados de errores durante varios años de mi andadura profesional, sólo he sentido respeto por sus autores y he hecho siempre todo lo que estaba en mi mano para ayudarles y facilitarles unos trámites a veces muy arduos para gente poco versada en la preparación de formularios y en el papeleo en general. También he experimentado, más que orgullo, un gran agradecimiento hacia mis padres, que desde niño me animaron a leer y me obligaron a estudiar, merced a todo lo cual hoy puedo escribir correctamente. Y también he dado siempre muchas gracias a Dios por haber disfrutado de unas circunstancias familiares y económicas que han facilitado mi preparación y mi educación a todos los niveles.

Con quienes tengo tolerancia y comprensión cero en materia ortográfica es con quienes habiendo tenido iguales o mejores circunstancias que yo, habiendo cursado carrera o carreras universitarias y, lo que es peor, de letras, siguen cometiendo casi las mismas faltas que un fulano que ha cuidado de los cerdos desde los doce años. Alguno me dirá que es imposible cometer gazapos ortográficos con tan altos niveles formativos, pero sí, hijos, sí. No os podéis hacer ni idea.

Quizá es una manía mía o un fanatismo, pero persona de estas características a la que pillo cometiendo faltas, persona a la que catalogo automáticamente como dejada, indisciplinada, ignorante e inculta, por muchos títulos que atesore.

Evidentemente hay muchos niveles. Yo entiendo que un desliz lo podemos tener cualquiera y que a todos se nos puede “ir la tecla” (excusa que siempre ponen los pobrecillos); yo me hago cargo de que ciertas reglas del lenguaje se nos pueden resistir más que otras en un idioma tan complejo como el español (tildes en diptongos, puntuación, alguna palabra que se usa muy poco, poner una letra de más porque nos suena bien por analogía o lógica, etc)… Pero lo malo es que esta gente (igual que pasa con los impuntuales) siempre es la misma; encima no tienen ninguna intención de corregirse, y, peor aún, hacen gala de una audacia inusitada, publicando textos al público, presentando informes o recursos relevantes, sin miedo a pasar por unos iletrados, y en fin, que no se limitan los muy patosos a poner carteles en el ascensor de su casa para la próxima reunión de vecinos, sino que exhiben su ignorancia y su desfachatez en los foros más impensables. Me refiero en especial a funcionarios, abogados y periodistas, colectivos a los que yo fusilaría directamente por cometer fallos lingüísticos en documentos públicos, demandas o periódicos. A mí se me caería la cara de vergüenza.


Tengo verdadera fobia a quienes estando obligados a conocer minuciosamente las reglas de la lengua española, se dedican a machacarlas sin ningún rubor y sin propósito de enmienda. Por supuesto que yo no soy ningún pozo de sabiduría y cuando redacto cualquier texto, para este pobre blog o con otros fines digamos más “formales”, me asaltan no pocas dudas sobre cómo se escribe esta o aquella palabra. Pero inmediatamente me cojo el diccionario de la RAE y me documento para poder escribirlo correctamente y no volver a tener la duda. Pero veo que a la peña en general se la suda. Y me da verdadero coraje.

Por mi trabajo, tengo la oportunidad y la obligación de corregir textos continuamente, así como de instar a otras personas a prepararlos con rigor y corrección no sólo ortográfica, sino gramatical e incluso formal. Pues puedo asegurar que me he encontrado con muy pocas personas que acepten con deportividad los reproches y las invitaciones a rectificar. Por mucho que cuides el tono y te muerdas la lengua para no llamar analfabeta a una licenciada en derecho que te escribe desobediencia con uve o no sabe ni hilvanar con el mismo género y número un sujeto y un predicado, la tía todavía parece que te perdona la vida e insiste en que son “chorradas de forma” y cosas poco importantes. Yo la echaba a la puta calle, a que fuera a redactar con su mierda de faltas el cartelito de cartón que se pondría al cuello para pedir en la puerta de una iglesia.

Puedo parecer extremista, pero quienes tenemos un gran cariño por nuestra lengua difícilmente soportamos que se la trate con tanta desidia por quienes deberían manejarla al dedillo y dar ejemplo a los demás.

EL COMENTARIO DE LA SEMANA (35): EL CHAQUETERISMO ME DA ASCO

El mejor comentario de las últimas semanas ha sido:

[sobre los partidos
patrióticos] "Al final es verdad que la gente inteligente, los catedraticos, intelectuales, etc, se han ido yendo de estos partidos y ha quedado solo la gente mas bruta y mas ingenua dicho sea con todo respeto. Pero esto se podria interpretar de otra manera, como una muestra del chaqueterismo de hoy, mientras el partido es fuerte y tiene posibilidades todo el mundo a apoyar pero cuando llegan malos tiempos todo el mundo a huir como las ratas del barco y claro, solo quedan militando los "tontos" pero seguro que los mas buenos, honestos y fieles a sus ideas. Si alguna vez un partido de estos tuviera muy buenos resultados electorales, seguro que los "listos" volverian a ellos diciendo que han apoyado la causa desde siempre. Me parece una actitud que da asco".

Autor: Dulcinea
Entrada: ¿Por qué no ganarán mañana los patriotas?

jueves, 11 de junio de 2009

DEFENDERSE LLORANDO


En tiempos casi antediluvianos, Fernando Fernán Gómez interpretó a El Capitán Veneno en una vetusta cinta del mismo nombre junto a Sara Montiel que le daba la réplica femenina. El Capitán Veneno era un hombre temido por todos no tanto por su coraje, audacia, valentía y sentido del honor -que eran elevados- como por su lengua mordaz, afilada y venenosa. Hasta que en su vida se interpuso el personaje encarnado por una entonces bella y joven María Antonia Abad -tengo entendido que estuvieron a punto de darle el papel a Nefertiti pero surgió el problema de su minoría de edad-, mujer tan encantadora como temible e inmune a los dardos del capitán, de los que se protegía, simplemente, dejando escapar alguna que otra lagrimilla.


«¡¡¡No me puedo defender de quien me ataca llorando!!!» exclamaba el Capitán Veneno iracundo y desarmado a partes iguales. Cosa que no es extrañar pues creo que han de existir pocas cosas tan desesperantes como esa costumbre que tienen bastantes mujeres de abrir el grifo y ponerse a llorar cuando son incapaces de concluir racional y sosegadamente una discusión.

Una persona muy importante para mí explicaba la costumbre que tienen las mujeres de ir al servicio tan frecuentemente y por parejas -yo no puedo comprender que para mear se necesite compañía- diciendo que en tan íntimos lugares y circunstancias aprovechaban para enseñarse a llorar. Aun considerándolo una exageración, me pregunto si abrir el grifo es una habilidad genética desarrollada, como tantas otras formas de dominar a los hombres, tras miles de años o, si por el contrario, se trata de un comportamiento aprendido que se va afianzando con el tiempo gracias a los refuerzos positivos adquiridos al tratar con ciertos hombres que, al igual que yo hasta poco tiempo, se escondían bajo una mesa, cual niña de El Exorcista ante el agua bendita, cuando veían asomar una lágrima entre el rimmel.


Sin descartar la hipótesis de que se trate de algo biológico -no sé si las mujeres de las tribus del Amazonas, las bosquimanas o las aborígenes australianas harán lo mismo-, pues no dudo que ciertas actitudes de las mujeres son innatas estrategias para someter a individuos, como mínimo, más fuertes; más bien me inclino por la segunda tras observar que, afortunadamente, no todas recurren a la lágrima fácil con tanta alegría a la hora de salirse con la suya y, ante todo, viendo que alguna en calcadas situaciones, con contados hombres recurren al llanto, con otros al grito, con otros a la mirada de gata seductora, o a la pataleta, o al «¡¡¡Te digo que está bien y no me pasa nada!!!» o a todo ese arsenal que poseen las representantes del mayor misterio de la Naturaleza.


A pesar de todo, yo me quedo con esa perla de sabiduría que Pedro Calderón de la Barca en su día pusiera en boca del malvado capitán ante El Alcalde de Zalamea, Pedro Crespo: «Lágrima no hay que creer de viejo, de niño o mujer.»

martes, 9 de junio de 2009

¿SEREMOS INMORTALES?

Acabo de tener una charla muy curiosa con un buen amigo mío que hace tiempo que no comenta en La pluma porque piensa que somos unos fascistas intolerantes que tratamos fatal a la gente. Mi amigo sostiene que tarde o temprano (más bien tarde) el hombre llegará a ser inmortal gracias a los avances médicos y científicos. Vamos, que la muerte natural dejará de existir, pues cualquier desgaste o enfermedad podrá ser abordado exitosamente por la medicina. Como argumento para respaldar su tesis esgrime el hecho de que la esperanza de vida actual es de más de veinte años por encima de la de hace un siglo. Además me ha insistido en que tarde o temprano el cáncer y las enfermedades coronarias se curarán sin problema y que la reducción drástica del consumo de tabaco repercutirá a medio plazo en la esperanza de vida.

Un poco escandalizado por esta herejía, le he dicho que aunque yo no sé nada sobre el cuerpo humano, supongo que ciertos deterioros siempre serán imposibles de paliar. Por ejemplo –le he argumentado-, es comprensible que se pueda sustituir un pulmón, un hígado o un corazón, pero no me entra en la cabeza como cambiar todo un sistema circulatorio o digestivo muy dañados. Pero él ha seguido en sus trece: al ritmo que avanza la investigación y teniendo en cuenta que hoy el ser humano sólo sabe utilizar un 10% de su capacidad cerebral, llegará un día en que todas esas enfermedades hoy aparentemente complejas se puedan solucionar. Incluso se inventará algo que retrase o elimine el envejecimiento celular y los órganos se mantendrán como nuevos con el paso de los años.

Estas opiniones me dan mucho vértigo y no las comparto, al menos íntegramente. Creo que podremos incluso multiplicar por dos la esperanza de vida actual, pero me suena a disparate la posibilidad de alcanzar la inmortalidad. No sé, pero lograr una cosa así sería como convertir al hombre en Dios. Me resulta imposible imaginarlo, aunque admito que en este tema entran mucho en juego mis ideas religiosas y que me resisto a aceptar la inmortalidad porque quizá entonces la Fe y la Religión dejarían de tener sentido…

Y luego está un problema de índole práctica. Con una esperanza de vida duplicada y no digamos si se alcanza la inmortalidad humana, los recursos se agotarían a la velocidad del rayo y por supuesto llegaría un momento en que no cabríamos todos en la Tierra. Sería materialmente imposible que diez o veinte generaciones convivieran a la vez en el mismo planeta. ¿Cómo se arreglaría esta situación?; ¿habríamos colonizado el espacio para entonces y dispondríamos de planetas habitables para semejante excedente de población?; ¿a qué edad se jubilaría la gente? (porque, como parece obvio, no habría trabajo para todos… ¿o sí?).

De hecho, si lo pensamos bien, ya tenemos serios problemas con la esperanza de vida actual. Parece que pronto habrá más gente jubilada que trabajando y la caja de la Seguridad Social no da para todos.

Simplemente quería reflejar aquí a vuelapluma una conversación que me ha parecido interesante por si tenéis a bien reflexionar y comentar un poco sobre el asunto.

domingo, 7 de junio de 2009

ENCUESTA SOBRE LAS ELECCIONES EUROPEAS 2009

Pregunta: ¿Cuál de las siguientes opciones refleja mejor tu actitud ante las Elecciones Europeas del próximo 7 de junio? (pueden marcarse varias respuestas)

Nº de votantes: 23

Respuestas:

a) No pienso votar. Eso del Parlamento Europeo me la suda mucho. 5 votos (21%)

b) Me da igual la UE, pero votaré a mi partido favorito.
4 votos (17%)

c) La UE es importante y debemos votar a quien mejor defienda nuestros intereses en Europa. 7 votos (30%)

d) Pienso votar al partido más facha de todos.
6 votos (26%)

e) Hay que votar al PP para darle leña a ZP.
1 voto (4%)

f) España debería retirarse mañana mismo de todos los Tratados y abandonar la UE.
3 votos(13%)

g) Otra actitud. 4 votos (17%)

NOTA:
En las encuestas en
las que pueden votarse varias opciones, el % no representa el porcentaje de votos que ha obtenido cada respuesta sobre el total de los emitidos, sino el porcentaje de votantes que ha escogido esa opción.

sábado, 6 de junio de 2009

¿POR QUÉ NO GANARÁN MAÑANA LOS PATRIOTAS?

No voy a interpretar los resultados del PVV en las elecciones holandesas al Parlamento Europeo, ni voy a opinar sobre Holanda ni sobre Geert Wilders (en la foto). Pero me gustaría aprovechar lo sucedido para lanzar una importante pregunta al aire, a la que yo mismo responderé en plan Juan Palomo, yo me lo guiso yo me lo como: ¿por qué es imposible que en España las organizaciones patrióticas extraparlamentarias (en adelante OPE) consigan algo parecido?; ¿por qué las OPE españolas ni siquiera son capaces de obtener un número digno de votos en ningún tipo de comicio?

En mi opinión, los motivos son los siguientes :

1-Precisamente por presentarse, aunque sueñe a coña. Las OPE de nuestro país están tan mal organizadas y dan una imagen tan grotesca que lo ideal sería rehusar (en las actuales circunstancias) cualquier participación en procesos electorales so pena de hacer, como vienen haciendo y como harán mañana, el más espantoso de los ridículos.


2-España no es como el resto de los países europeos y el empeño en identificar nuestras OPE con los movimientos nacionales franceses, austríacos u holandeses sólo sirve para seguir sin entender nada.

3-En España sigue reciente la memoria de un régimen autoritario de corte conservador (y los progres se encargan de que jamás se olvide) y varias importantes OPE dieron durante la llamada Transición un ejemplo bochornoso, haciendo un uso indebido de la bandera rojigualda, por lo que la memoria colectiva asocia hoy patriotismo con fachas palurdos, matones y defensores de privilegios de clase.

4-Los bárbaros del norte, por culpa de su romanización y cristianización tardía, son unos cabrones racistas, mientras que los españoles no lo somos en absoluto. Así, los mensajes virulentos e indiscriminados anti-inmigración difícilmente calan en gran parte del electorado de aquí.

5-Casi todas
las OPE tienen una fuerte raíz doctrinal cristiana y muchas se empeñan en seguir mostrándola (lo que me parece estupendo). Pero la gente en España hace mucho que no es católica en serio y huye como de la peste de los mensajes confesionalistas.

6-En el caso particular de estas elecciones, los partidos patrióticos europeos son valientes y siempre han construido un mensaje soberanista y una crítica sólida contra la UE, proponiendo incluso la disolución de la farsa del Parlamento Europeo. En cambio, los grupos patriotas hispanos ni siquiera hablan del tema con la mínima profundidad y nadie se ha opuesto a los Tratados constitutivos, entre otras cosas por el bajísimo nivel formativo reinante en estos grupos. Ni siquiera sabemos defender lo nuestro al grito de ¡Más España y menos Europa! (lema de Wilders)

7-En muchas OPE a lo mejor no tienen dinero, pero en otras no les da la gana gastárselo, sencillamente porque ellas mismas saben que es tirarlo a la basura. Se presentan a las elecciones por cubrir un trámite, para obtener el “certificado de existencia política”.

8- Los actuales líderes de las OPE carecen de capacidad organizativa, de poder de convocatoria, de carisma y de seriedad. Nadie los conoce y algunos no quieren ni que se les conozca; gastan sus energías en estúpidas cabriolas para salir en los medios (me niego a enlazar lo que está en mente de todos), mienten continuamente sobre su fuerza real y con frecuencia carecen de los conocimientos políticos exigibles. Vamos, que la gente no puede tomárselos en serio.

9- Los medios de comunicación sectarios que padecemos no permitirían que en España pasara algo ni parecido a lo de Holanda del otro día.