jueves, 23 de junio de 2011

VIENTOS DE AGUA

Animado por Ignatus, que me había hablado maravillas de ella, hace un mes me decidí a ver la serie hispano-argentina de trece episodios Vientos de agua (2006), una creación de Juan José Campanella, director a su vez de películas extraordinarias como El hijo de la novia o El secreto de sus ojos.

También me incentivó mucho mi simpatía por los argentinos, mi gusto por el cine social y el hecho de que, una vez estrenada por Telecinco en 2006, fue tal su fracaso de audiencia que a los dos episodios fue desterrada a la franja horaria del viernes por la noche y, dos capítulos después, retirada de forma definitiva. Que los espectadores habituales de esta cadena hubieran rechazado tan radicalmente Vientos de agua me pareció síntoma de alta calidad.

En efecto, esta producción sorprende desde el principio por su nivel. Fracasó sin duda porque la televisión nos tiene demasiado acostumbrados a un tipo de serie con guiones paupérrimos y salpicados de truquillos telenovelescos, como suspenses forzados al final de cada episodio para incitar a ver el siguiente, alargamientos en función de la audiencia y otras cutrerías totalmente incompatibles con un resultado artístico o digno. Al contrario, la serie de Campanella tiene formato cinematográfico, una fotografía excelente, una ambientación sobresaliente, un guión solvente, unos personajes sólidos y unas interpretaciones de quitarse el sombrero de casi todos los actores, en especial los del equipo habitual del cineasta bonaerense, destacando Héctor Alterio, Ernesto Alterio, Eduardo Blanco -superior- , Pablo Rago y Giulia Michelini, que no tiene michelines precisamente la muy maciza.

La serie relata dos historias enlazadas: la de José Olaya (Ernesto Alterio), un muchacho de una aldea asturiana que se ve obligado a huir a Buenos Aires en 1934 tras sabotear una mina, y la de su hijo Ernesto (Eduardo Blanco), que ya maduro, en 2001, tiene que emigrar desde Argentina a Madrid en pleno “corralito” para buscar sustento. El engarce de ambas historias es brillante y original, pues se busca el paralelismo entre momentos clave de la vida del padre y del hijo. Los contrastes de ambiente y de tono son tan marcados que a mí a veces me recuerdan a los flasbacks de El padrino II, salvando las distancias naturalmente. Las peripecias de José en Argentina abarcan el período desde 1934 a finales de los cincuenta, y las de Ernesto se desarrollan en Madrid entre 2001 y 2005, y dan ocasión a un repaso de los diversos acontecimientos políticos que tuvieron lugar en ambos países en esos años.

Pero no voy a limitarme a alabar Vientos de agua, ni mucho menos, ya que, al margen de sus méritos estéticos, el serial de Campanella resulta ante todo excesivamente cargante por lo politizado que está. Pasando por alto que la trama (si es que podemos hablar de trama) peca de lentorra y que el final me causó un mal efecto por incurrir casi en el género fantástico y fantasmagórico, no cabe duda de que el director de Luna de Avellaneda es un rojo insufrible que padece unas paranoias que haría bien no compartiendo con su sufrido público.

El guión, para empezar, está enfocado desde el punto de vista más que particular de dos militantes de extrema izquierda (anarquistas) en los años 40, mostrándose con indisimulada simpatía todas sus acciones “revolucionarias”, sus consignas, sus atentados y violencias y sus promiscuidades propias de un estudio psiquiátrico sobre el síndrome del donjuanismo. Por ejemplo, José Olaya joven no deja de follar como un león, con unas y con otras, en todos los episodios, y disculpen la forma de señalar. Todo esto podríamos perdonarlo como una licencia excéntrica de un artista como Campanella, pero el problema es que se pasa las más de 13 horas que dura este drama televisivo arremetiendo como un mihura contra el franquismo, contra el coronel Perón, contra Evita, contra José María Aznar y contra la Iglesia. Vamos, que le entran a uno sudores con semejante panfleto.

Como no podía ser de otra forma, la versión que se da sobre la guerra civil es digna de la Memoria más Histérica que pueda imaginarse, hasta el punto de reinventar directamente la historia de España. La exaltación romántica que se hace de los criminales maquis, a los que pertenece la hermana de José (Bárbara Goenaga), me dejó al borde de echar la pota, por no hablar de las versiones maniqueas de siempre sobre los fusilamientos del 36. Tampoco faltan, cómo no, los nazis alemanes de turno como malvados prototípicos frente a la santidad laica de los protagonistas… O mejor rectifico, porque Juliusz (Pablo Rago), que es el más santo de todos, no es laico, sino judío, y, claro, Campanella, que ya se sabe por otras pelis que le encantan los semitas, nos le vende como un comprometido filántropo. No sucede así casualmente con los sacerdotes católicos, que las pocas veces que salen se comportan como unos cobardes y manipuladores vendidos a la oligarquía. Por cierto, viendo el careto de rabino que tiene Rago parece imposible que no sea un judiorro de verdad.

Por si no fuera bastante, la serie se dedica a escupir sin remilgos contra nuestra patria, sobre todo en el relato de los sinsabores de Ernesto en su periplo español en 2001. Lo que podía haber sido una crónica interesante, e incluso crítica, sobre las vivencias de un inmigrante en Madrid separado de los suyos, muy pronto degenera en un auténtico tiro al blanco contra los españoles, ya que el realizador se despacha a gusto llamándonos insolidarios, racistas y fachas, con continuas referencias burlonas al gobierno del PP en esos años, como si todos fuéramos peperos. El mensaje de fondo es que los españoles (exceptuando dos o tres jipis como el personaje que interpreta Marta Etura) tratamos fatal a los inmigrantes (quién lo diría cuando acaparan todos los servicios y subvenciones), aunque algo mejor a los argentinos “porque tienen la piel blanquita como nosotros”. Sin palabras.

Tras ver el último capítulo me quedó una sensación agridulce, una mezcla de satisfacción por los actorazos y el buen hacer cinematográfico del director, y de deseos de ir a la caza de Ignatus y ricinarle en su portal por haberme recomendado este boletín antiespañol y anarcosindicalista.

18 comentarios:

A.J dijo...

Argentina, a pesar de haber sido refugio de no pocos nacionalsocialistas y antiguos SS, ha tenido, y tiene ,bastante población de confesión judía.


Sobre lo que me cuentas de la serie, no me sorprende nada, el cine argentino se parece muchisimo al cine español más subvencionado y cejatero.


Lo que me extraña es que fuera un fracaso emitiendose en telecirco.


Hoy pro hoy, ver cualquier tipo de pelicula o serie con tintes historicos da ganas de vomitar, este antifascismo con 60 años de retraso, este antifranquismo"casual" y todas estas"modas" progres, hacen que pase totalmente de la televisión y del cine, solo veo cine anterior a el año 2000, excepto americanas, que pese a su patrioterismo siempre intrinseco, siempre entretiene.

A.J dijo...

De todas formas el nombre de la serie ya es ridículo..."vientos de agua"


El viento es aire(gases) en movimiento causado por las presiones atmosféricas, y el agua , en todo caso, forma corrientes, nunca vientos.

Aprendiz de brujo dijo...

A mi me fascinó Vientos de Agua. Tiene dos actorazos como protgonistas; es amable y dura,(como mi...nariz);tiene un ritmo narrativo excelente; y Campanella es un puto genio, como ya demostró en El hijo de la Novia.
AJ, no sé si el título es mejorable y debería llamarse Moléculas de Hidrógeno en vez de Vientos de Agua, pero me sorprende tu querencia por el cine americano; y tu desprecio total por el hispano.Mañana sin ir más lejos reponen Tesis de Amenabar. Si me dices cinco películas de Jolivu, que sean superiores a esta en los últimos diez años te lo agradeceré.
Dicho sea de paso creo que el cine español en su último quinquenio ha bajado un wevo, aunque mi presencia en las salas se ve limitada a Toy Story y poco más.Asín que mucho no puedo hablar.

Álex dijo...

¡Mira qué ingenioso es Ignatus! No la tome con él, sr. Neri, que seguro que su intención era buena.
No he visto nada de esta serie, pero sí algunas pelis de Campanella y siempre me han gustado mucho.
Ya hablamos hace no mucho sobre el problema de afrontar temas históricos recientes en series de "consumo". Es cierto que es casi impensable que se hiciera hoy por hoy una serie en la que se exaltasen los personajes de tipo franquista o conservadores de manera parecida a la que se exalta a los republicanos, por ejemplo.
Pero confío en que con el tiempo se vaya alcanzando un mayor equilibrio.
También creo que merece la pena hacer el esfuerzo de analizar las cuestiones artísticas independientemente de las ideológicas, como hace hoy con bastante acierto el sr. Neri. Estamos muy acostumbrados a que las grandes obras artísticas clásicas sean de temática religiosa muy afín a nuestra cultura, pero eso no tiene por qué ser así siempre. Creo que es un buen reto llegar a sentir los valores artísticos de una obra que no tenga nada que ver, incluso que choque de lleno con nuestra cultura o ideología.
Saludos a todos.

Anónimo dijo...

¡¡¡Corre Ignatus!!! jajajaja...

ignatus dijo...

Nagore, tras el ricinamiento, si corro me cago.

Neri, yo no creo haberte recomendado jamás esta serie pues no la he visto nunca. Todo lo más en su día vi alguna escena suelta y quizá te dijese (no recuerdo) que estaba muy bien hecha en lo que tú señalas de que tiene un "aspecto cinematográfico". Cuando la quitaron se la bajé de internet a mi cuñada que sí la seguía, pero no la vi nunca. Y desde luego desconocía la historia y su visión.

Me da que me confundes con otra persona (piensa a ver en algún otro amigo tuyo atlético, guapo e inteligente y ricínale a él).

Genial el título alternativo propuesto para la serie por Aprendiz de brujo a raíz del absurdo comentario segundo de A.J: me he partido.

Saludos.

Al Neri dijo...

Ignatus, fue usted quien me la recomendó en persona, encima sin verla, mangarrián. Sin embargo, hay un comentario suyo de este blog en el que sí reconoce que no la vio. Decía:

"Y referido a las series en general, se pierde calidad hasta el punto de no saber distinguir un buen producto (recuerdo "Vientos de Agua" serie que se retiró de pantalla por baja audiencia y que quien la veía –yo no- decía que era buena, cuando menos en su factura"

ignatus dijo...

Jo, macho, soy hijoputa incluso de forma sin darme cuenta. ¡Qué buena broma te gastó mi inconsciente, Neri!

alco dijo...

El cine de Campanella es muy bueno. Mi favorita es "El mismo amor, la misma lluvia" con unos extraordinarios Ricardo Darin y Soledad Villamil.
En cuanto a la serie que comentan, no la vi en su momento ni pienso verla. Leyendo su comentario, creo que es un trabajo de encargo, de algo hay que vivir entre película y película. Y viendo que el cliente es Tele5, pués aquí está el resultado. Como fan de Campanella, les pido que no se la tengan en cuenta.

A.J dijo...

A mi el cine americano no me gusta, solo digo que entretiene.


Películas españolas buenas si que hay, tanto en realización como en temática(Tasio, Vacas, el bosque animado...),como azuloscurocasinegro, por ejemplo, que consiguió un buen producto sin recurrir a las derivas tendenciosas de muchas películas españolas.

Mi segundo comentario puede ser quisquilloso ,pero ridículo...
El viento es aire en movimiento al haber choques entre baja y alta presión a nivel de atmosfera, el agua es un elemento liquido, no puede generar vientos, sino corrientes.

El judaismo(no los judios como personas individuales) no me transmite ninguna simpatía.

Anónimo dijo...

A.J si vos preferís hollywood...
Que el cine nos cuente aquello y no nos deje de contar!

Hoy la estamos volviendo a ver por canal Inca tv, ya la vimos en el 7 y por supuesto la compramos, nunca nos cansa. Los sentimientos al verla hoy cambiaron. El mundo cambió, casi como que se dio vuelta y Argentina está cambiando también, no nos podemos quejar si miramos tan solo unos años atrás y habrá que seguir luchando m´´as ahora que nunca que sabemos que hay una oportunidad. Lástima por España, quienes conocimos sabemos lo que era y lo que es hoy.

Anónimo dijo...

Aj que pensamiento más clásico ahora que leo más comentarios tuyos jeje no hay de todo en este mundo.

"vientos de Agua", es ridículo, no existen y da toda una explicación jajajajaja me matooo!

para la próxima ponganle algo con más sentido, no se... "vientos de gases en movimiento causados por presiones atmosféricas" jaja u "olas de agua mojada", para que entendamos todos, nada de andar descifrando frases.

no AJ?

jaja perdón, me encantó

Anónimo dijo...

Convengamos, con todo respeto que los que más laburaron para salir adelante fueron los italianos y judíos, los españoles........ cric

Anónimo dijo...

El titulo Vientos de Agua es un termino. Hasta lo mencionan en el primer capitulo de la serie.

Unknown dijo...

Definitivamente, una serie espectacular!
Es despreciable ver que programación como Gran Hermano, Sálvame y todo la telebasura española tenga 10 veces más audiencia de lo que tuvo esta joya televisiva.
Sería estupendo que se volviese a emitir en España, pero esta vez en TVE 1.
Respecto a algunos comentarios que he leído decir que ante todo, el pueblo español ha sido siempre un pueblo humilde y trabajador (a pesar de la innegable existencia de la picaresca.
Que en los últimos años se haya creado una generación de ninis no significa que la gente siempre haya sido así, queridos amigos argentinos.
Especialmente el pueblo gallego es un pueblo increíble.

Anónimo dijo...

Estoy contigo Sergio Arias, el 02 dic 2015, estoy viendo la serie en DVD, soy española, con estudios universitarios. Me hubiese gustado que se hablara un asturiano mas puro, lo único.

Anónimo dijo...

Soy Argentino. He visto Vientos de Agua 2 veces y las dos veces quede fascinado. He llegado a España exactamente en la epoca que serelata en la pelicula-2001- y veo que tu comentario es el tipico que se hacia por aquellas epocas. Que subvenciones y todas esa gilipolleces/boludeces que escuche mas de una vez. Cuando, te recuerdo, querido amigo, que no se que edad tendras, en aquellas epocas el español, no voy a decir la mayoria, dejaba de estudiar para ir a trabajar a la construccion, o cobrar el paro y trabajar en negro o directamente no querer hacer determinados trabajos, todo esto en perjuicio de que nosotros, los pobres inmigrantes, los sudacas, los negros que vinimos en patera, los rumanos ladrones. los ingenieros hungaros laburando de camareros, las licenciadas de mucamas, etc, etc, etc, tuvieramos que cubrir las necesidades de un pais que no tenia mano de obra, que tenia poca o casi nada de natalidad, un pais viejo. Yo, estoy agradecido a España, de hecho sigo aca, pero ni me debe ni le debo nada, porque se lo pague con el lomo.
Antes de o`pinar, informate, y no saques conclusiones que te quedan grandes. Pues por lo que parece, no sabes nada de la vida y te dedicas a mirar pelis por ordenador y comentar lo que te de la gana. España es un pais grande que acoge a todo el mundo, como asi tambien lo es Argentina.

el embetunado moreno practicamente de color dijo...

excelente tu aclaración Anónimo argentino