lunes, 7 de marzo de 2011

LA MISA Y YO

Llevaba algún tiempo deseando escribir una entrada muy personal sobre mis motivaciones para ir a Misa y por fin hoy me he animado a tratar este tema un poco espinoso. Como suelo hacer cuando escribo sobre asuntos religiosos, comienzo reconociendo la limitación de mis conocimientos teológicos y rogando puntualizaciones o consejos a los lectores de La pluma más versados en la materia, aunque no tengo claro hasta qué punto voy a hablar de Magisterio de la Iglesia y hasta qué punto de sentimientos o vivencias íntimas.

Desde niño acudo a Misa todos los domingos y fiestas de guardar. Mi familia siempre ha sido bastante religiosa y cumplidora en estas cuestiones, aunque debo dejar claro que nunca se me ha transmitido ninguna clase de meapilismo y se ha respetado al máximo, desde bien pequeño, mi conciencia y mi libertad. He estudiado doce años en un colegio de jesuitas y me he pasado otros siete al menos en “grupos cristianos” de la Compañía, a la que debo agradecer sobre todo la dimensión social de mi Fe.

Si tuviera que definir de alguna manera mi biografía religiosa creo que la idea sería que he sido una persona muy creyente, con un cumplimiento razonable (esto es subjetivo) de las prácticas exigidas por la Iglesia y, principalmente (y espero que no se vea como contradicción), bastante poco clerical. No quiero decir anticlerical; lo único que nunca he sido demasiado aficionado a tratar, más que lo imprescindible, con curas y monjas, y mi sintonía con ellos no ha sido óptima. Incluso a veces he tenido problemas más o menos graves con algún jesuita, aunque más bien por motivos ideológicos.

En definiva: jamás he sido un besacirios ni un rondasotanas.

Por diversas circunstancias, en un determinado momento de mi vida, que podríamos situar entre los 22 y los 26 años (nací en el 73), entré en contacto con gente a la que se suele denominar despectivamente “ultracatólicos”. No los busqué, sino que los conocí y me tocó tratar bastante con ellos. No voy a citar órdenes ni organizaciones, pero el caso es que se trataba de sujetos con una peligrosa tendencia a mezclar las ideas políticas con la práctica religiosa y a inspeccionar (o más bien fiscalizar) las vidas ajenas. De esta época me quedé con cosas muy buenas y con otras muy malas. En esos años, debido a su influencia, definí mi compromiso religioso, fui más practicante y me formé mucho (leí mucha Doctrina y bastante teología), pero, por el contrario, adquirí una profunda desconfianza hacia todos los "beaturros", me cerré en banda en la defensa de mi intimidad y de mi criterio y, lo peor de todo, se me pegó un asquerosa concepción ritualista de la Religión que me hizo perder un poco de vista su esencial trasfondo humano.

Bastantes de los personajes que de algún modo me influyeron tanto en “grupos cristianos” como en el club de “integristas” hoy no pisan una iglesia o, lo que es peor, han terminado aterrizando en organizaciones preconciliares (que, según ellos, ahora van a impulsarse desde Roma) o en peligrosas sectas destructivas que niegan la autoridad del Santo Padre de Roma. Toda esta peña me produce una gran repulsión.

Con estos antecedentes y después de ver tantas cosas raras en unos y en otros, yo he terminado convertido en un cristiano muy del montón que intenta cumplir lo mejor que puede y alejarse lo máximo posible de progres o de visionarios extravagantes. Pero es cierto que entre todos han conseguido desnortarme un poco.

Entrando en el tema Misa, que es del que quería hablar, siento últimamente una especial pereza para asistir. Por haber cambiado de horarios y de costumbres en estos años, poco a poco y casi sin darme cuenta, la Misa dominical se ha ido convirtiendo en una actividad que cada vez me cuadra peor en la agenda. La culpa, por supuesto, es mía. No sé cómo me organizo que, al final, mis obligaciones religiosas me acaban fastidiando planes, obligándome a salir antes de los sitios donde estoy a gusto o descuadrándome salidas o excursiones.

Pese a ello, intento cumplir con este precepto-costumbre, en parte porque los domingos que no voy a la iglesia me noto incómodo, en parte porque es mi obligación y en parte también porque no me sentiría buen cristiano ni buen hijo de Dios si me guardara la Fe para mí solo en vez de vivirla en común con más personas aunque sea una vez a la semana. Por otra parte, en mi vida ajetrada y tantas veces irreflexiva, acudir a Misa es siempre un buen paréntesis para pensar un poco y para rezar todo lo que no he rezado en los siete días anteriores.


Pero hay algo invisible que me aleja de esta práctica. Reconozco que cada día me cuesta más prestar atención y me sorprendo a menudo con los “auriculares desconectados” de todo lo que está diciendo el cura, particularmente durante la homilía. Esto a veces lo atribuyo a mi déficit de atención en general (me cuesta seguir el hilo de cualquier discurso mucho tiempo seguido), pero casi siempre me autojustifico con que tengo muchos temas en la cabeza o con que el sacerdote es un peñazo.

Aunque pueda parecer frívolo, esto último de los curas coñazo me pasa de verdad. Los oficiantes cada vez son más mayores, hablan más bajo, se expresan peor y llegan menos al corazón de los fieles. Hay ocasiones que me da la impresión de que ellos mismos están desmotivados, como si fueran profesores que llevan cuarenta años repitiendo la misma lección y al final lo hacen de forma desganada y rutinaria. Año tras año, y a pesar de que cambio de iglesias y de curas, todo me parece idéntico, sin mensajes nuevos, sin ideas frescas y no me atrevo a decir que sin formas diferentes porque lo mismo me comen. Las lecturas se repiten todos los años en las mismas fechas y los curas las desglosan siempre del mismo modo. Una vez leídos los Evangelios, en el 90% de ocasiones soy capaz de adivinar qué va a decir el páter. El 10% que me equivoco es porque ni siquiera explica ni desarrolla el mensaje evangélico. Y yo me pregunto: ¿Qué me aporta ir todos los domingos a escuchar siempre exactamente lo mismo o incluso cada vez en versión empeorada?

Llamadme superficial, pero también me desmotiva, y no poco, la edad media de los asistentes al culto. Hace unos años en las iglesias te encontrabas niños, adolescentes y matrimonios jóvenes. Hoy, salvo que acudas a una iglesia multitudinaria del centro de la ciudad, aparte de que cada día va menos gente, los pocos que asisten superan la media de cincuenta años (y soy generoso). Sé que el desaliento y el pesimismo son propios de gente con poco espíritu, pero yo ante todo soy sincero. El incremento cada vez más galopante de la edad de los "miseros" supone para mí algo muy grave: que la Iglesia ya no encarna el sentir de toda la sociedad en su conjunto, sino únicamente el de un determinado grupo de edad y yo diría que de mentalidad. Creo que si añadimos a esto la caída en picado de las vocaciones, es razón suficiente para desanimarse.

Para cerrar, me gustaría que me contarais vuestros puntos de vista sobre estos temas y me intentarais dar alguna clave de motivación, pues yo lo agradecería muchísimo y me sería de gran utilidad, ya que siento deseos muy auténticos de aprender y mejorar en este campo.

40 comentarios:

Aprendiz de brujo dijo...

Gran post Neri.
Siento no poder ayudarte. Hasta los seis años iba todos los días a misa con una tía a la que adoraba. Cuando empecé a ir al cole fui a misa todos los domingos y fechas de guardar hasta los veinte años en que dejé de ir.Es curioso,-que ahora que solo voy con ocasión de funerales, bodas y cumpleaños de algún familiar religioso-, presto mucha más atención a lecturas y homilía,ya que es lo único que varía y lo único que puede aportarme algo a la fe perdida.El resto del ritual pierde su sentido sin este componente.
Lo cierto es que desde el prisma católico, la misa me parece un acto importante en tanto en cuanto es repuesta y camino para satisfacer el aspectocomunitario de la fe.
Sin embargo creo que es un callejón sin salida, en algunos aspectos.
Esto siempre ocurre cuando el hombre se convierte en depositario de una parte del Misterio.
A mi al final me pasaba como deduzco que te ocurre a ti.
Iba por obligación a las 9.15 a los jesuítas, que era la misa de los rezagados jóvenes, que habíamos dedicado el domingo a otros meneesteres y que habíamos pospuesto el "asunto", hasta última hora.Iba para no pecar y punto.
Está claro que el modelo de misa actual no es satisfactorio. Conn dos problemas que señalas ineludibles: hay curas que no valen para dar misa; y el formato repetitivo hasta la saciedad de la cermonia.
El caso es que las misas particiapadas no sé si son viables o desembocarían en un conflicto mayor.
Y desde mi perspectiva de ex-creyente perteneciente a una familia muy religiosa y amigo de varios curas, siento pena al comprobar la edad,(has sido muy generoso), de los feligreses que abandonan el Salvador cuando me dirijo al pasaje, a tomar un vino todos los domingos.

Anónimo dijo...

Yo que contaba con usted para que me convenciera de volver a la Iglesia y mire lo que me encuentro, pensé que era el padrino ideal para mis clones, religioso pero sin fanatismos raros y con una fe firme, serena. Me deja hecha polvo Sr.Neri.


AdB lo tuyo es peor, mira que irte de vinos sin avisar, no tienes perdón.

Dulcinea dijo...

Al Neri, déjate de monsergas, hay que ir a Misa obligatoriamente y no preguntarse tanto porqué, porque no todo en la vida se hace para que nos guste y para que sea divertido, ameno o porque nos cuadre en la agenda, piense en los beneficios espirituales.

Dulcinea dijo...

Perroviejo ¿has pensado en tu sobrina como madrina de tus hijos? sí, la que dejabas la casa para que se amartelara con su novio...

Anónimo dijo...

Rompiendo mi propósito de no contestar a cierta señora.

Verás Dulcinea había pensado en tí, pero para madrina de mis hijos quiero una persona con cerebro, corazón y buena cristina. Así que quedas descartada del todo.

Aprendiz de brujo dijo...

Perroviejo eres una gran mujer. Nuca te lo he dicho y hoy me apetece decírtelo. Obviamente no tengo pruebas, pero por lo que intuyo me pareces una gran esposa y madre. Tienes inteligencia emocional,(seguro que académica también),sentido de la empatía y una bondad y un saber estar que yo admiro profundamente.
Igual te ganas algún improperio por mis piropos y ya lo sentiría. A mi que el engendro oligofrénic@ intransigente este, me llame sátiro me produce risa...
Por cierto te pega muy poco lo de perroviejo.

La pluma viperina dijo...

No empecemos. Céntrense en el tema propuesto y respeten a los demás.

Anónimo dijo...

Por la parte que me toca, pido perdón.



Gracias AdB, eres muy amable.

Álex dijo...

Me gustaría empezar agradeciéndole, sr. Neri, este tipo de post en el que comparte sensaciones y sentimientos personales de manera tan sincera. Para mí tienen un gran valor, por eso los leo, pienso y comento con especial atención.
Es un tema el que aborda hoy que da para mucho y con el que es fácil pasar a otras cuestiones, así que intentaré centrarme. Es cierto que puede ser dificil encontrar motivación para ir a la mayoría de las misas habituales de los domingos: en general tienen poco de celebración, poco de acción de gracias, no mucho de asamblea, casi nada de preparación para lanzarse a vivir cristianamente en el día a día y quizá demasiado de liturgia y de recuerdo de cosas ya sabidas. Es verdad que hay curas más o menos habilidosos para dar frescura y utilidad al esquema litúrgico. Pero también hay una labor activa importante en la persona que va a misa. Sospecho que ponemos a funcionar más la cabeza y el corazón viendo un telediario que en una misa.
Quizá haya que buscar la manera de evitar que se active esa especie de piloto automático al cruzar la puerta de la iglesia: desde cosas simples como buscar el lugar y el cura que más motive, o encontrar el rato más favorable (no creo que haya problema en ir a misa un día diferente del domingo o el sábado), hasta cosas de más envergadura (y que pueden llevar a sitios inesperados) como ver si hay algo más detrás de la desmotivación o incluso cuestionarse algunas cosas que se tomaban como inamovibles.
Igual que seguramente sienta este blog como parte de usted y por eso lo cuida tanto, rebusque por ahí dentro algo que le ayude a sentir la misa como algo actívamente suyo. ¡Mucha suerte!

ignatus dijo...

Antes de entrar en propuestas, aquí van unas reflexiones que seguro que echas en falta tras muchos años sin grupos. Te ahorraré, eso sí, la ronda de “me ha gustado…”

En mi opinión lo de compartir tu Fe asistiendo a misa, así leído, suena muy pobre. Máxime cuando hablas de misas de viejo donde todo se reduce a repetir con los demás, comulgar y, momento máximo de interacción, dar la mano en “la Paz”. La parte buena es que creo que por suerte te juzgas severamente y en realidad no te limitas a esa vez a la semana pues presumo que en alguna medida vives esa Fe con tu pareja e incluso en tu día a día. Sin ir más lejos, la compartes con muchos a través de este blog que, créeme, no es moco de pavo. Para entendernos, que el cristianismo se te nota fuera de la misa.

Segunda reflexión dicha a la buena de Dios. Si como dices te sirve la misa para rezar y serenarte, pues no es poco. Yo no me preocuparía demasiado si te abstraes en la homilía. Supongo que no es demasiado malo si mientras el tío da la chapa, tú te olvidas de él y te dedicas a rezar por tu cuenta. Si al final de la misa el cura te pregunta por lo que ha dicho y no tienes ni idea, acuérdate del chiste del cura “tonto” (agustino, carmelita., lo que sea) que le preguntó al Santo Padre si podía fumar mientras rezaba y este le dijo que no, que ante Dios había que ir con actitud dispuesta y el máximo de atención. Y luego llegó el cura listo (jesuita, of course) y le preguntó si podía rezar mientras fumaba, a lo que se le respondió “¡sí hijo, sí, rezar siempre y en cualquier ocasión!”. Si no ves oportuno lo del chiste, puedes citar al cura las palabras de Pío X y decir que "ni hay que cantar, ni hay que rezar durante la misa; hay que cantar y rezar la misa". En lo que el cura se piensa si esa frase te exonera o te inculpa tú ya estarás saliendo por la puerta.

(sigue)

Padre Chema dijo...

Neri, con estos mensajes derrotistas no estás dando testimonio precisamente. Quizá deberías preguntarte a ti mismo y preguntarle al Señor a continuación qué puedes hacer tú para encauzar esa Fe que dices tener en frutos que alimenten también a los cristianos que te rodean. Tú sabes lo que Dios te está pidiendo y no tengo claro que estés respondiendo a lo que te pide.

¿Por qué no vienes el sábado a jugar un partido a la finquita de Saénz de Vergara-Roselló con los chicos del Colegio Mayor y de la Facul? Allí en un desanso podemos profundizar un poco y ver qué te pide el Señor, si te parece.

Aprendiz de brujo dijo...

Grande Ignatus, grande.

ignatus dijo...

Y ahora voy por fin a lo concreto. Aun a sabiendas de que no te voy a solucionar demasiado, lo voy a intentar. Estoy dándole vueltas para encontrar algo que te pueda servir, pero además de que no soy la persona adecuada para ello, no se me ocurre nada que no hayas pensado tú mismo.

Por un lado, para no deprimirte con el vetusto ambiente podrías buscar otras misas que fueran “para jóvenes”. Pero ya dices que varías bastante y que ni aun así. E irte a las de niños de precomunión me parece que no te va.

No obstante se me ocurre que quizá no hayas “probado” suficientemente alguna de esos curas rojos que apoyan la teología de la Liberación, llevan estolas de colores y sandalias y no se afeitan. Ciertamente sus ideas pueden chirriar con las tuyas, pero es probable que en la homilía no mezclen demasiado sus ideas políticas con lo religioso y, si lo hacen, sin duda atraerán tu atención y te podrán servir para reflexionar pues probablemente aporten algo distinto a lo que sueles escuchar. Son, en cualquier caso, misas “legales” oficiadas por miembros “legales” de la Iglesia por lo que no debieras minusvalorarlas. A ver si pregunto a mi hermano porque sólo se me ocurre la de La Pilarica



Acabo de llamarle y me ha recomendado lo siguiente:
- La Pilarica ya no es como yo pensaba pues vuelve a ser diocesana y es como todas las demás. Descartada ésta no tengo propuesta para misas de rojos.
- La misa “fashion” a fecha de hoy es la los Jesuitas de las 9.15. Se alternan en darla dos curas, siendo el “más guay” un tal José María R. Olaizola. Junto a Ciru y otros paisanos es el que ha lanzado la web, de estreno este miércoles de ceniza, Rezandovoy.org de la que han dado noticia diversos medios de comunicación. El tal Olaizola se encarga de la pastoral universitaria y de la de la cárcel, por lo que a lo mejor coincides con él si te decides a lanzar la maceta a la afiladora. En la misa hay tortas para entrar así que supongo que conviene ir con tiempo. Según mi hermano y cuñada es la misa “perfecta” al no ser ni un rollo ni, pese a las guitarras, demasiado festiva. Es en cualquier caso muy distinta a la que se celebraba hace años, que era la típica de viejos. Creo que hasta a Aprendiz de Brujo le gustaría, así que anímense a quedar para ir juntos… pero pónganse en filas distintas, no vaya a ser que se acuerden de algo y les dé la risa floja. A mí me pasó una vez con un amigo cuando los dos oímos que el cura, en vez de “yo soy el pan vivo” dijo “yo soy el pan bimbo”.
- La misa del barrio Girón (creemos que a las 11.30 la de los niños, a las 12 ó 12.30 la de adultos, pero supongo que lo puedes consultar aquí) podría estar un poco en la línea de misa “compartida”, donde el ambiente es más cercano e invita a que uno no se limite a escuchar, comulgar y marcharse. Me ha mencionado mi hermano a los de la comunidad la Salle como “organizadores” de la misa, “animadores” o algo así.
- La de Santo Tomás, en la Plaza del Ejército. No tengo ni idea de porqué me la recomiendan.

Como son tres iglesias y hay que probar todo al menos dos veces por si la primera la pifia alguien, en mes y medio puedes tener vista toda “mi” selección (en menos si, como sospecho, ya conoces alguna). Ya nos contarás si te animas a probar.

Lamento el rollo y lo poco depurado del texto, pero hoy he tenido muchas interrupciones. Seguiré si se me ocurre algo.

Saludos.

NOTA: aprovecho que lo mencionas para pedir explicación a quien lo pueda confirmar: a mí me suena que los evangelios se "repiten" cada 3 ó 4 años, no cada año.

Álex dijo...

Interesantísimo su comentario, Ignatus, por frescura y por contenido.
Estoy de acuerdo con usted en que hay muchas más cosas aparte de la misa en las que compartir la fe. El día a día quizá sea lo más importante.
Interesantes también sus propuestas eucarísticas. Me ha hecho gracia su expresión referida a la misa "fashion" del momento. Es curioso cómo incluso en algo tan sencillo y estructurado como una misa puede haber mil variantes. Me hace pensar de nuevo en que también es muy importante la actitud de quien va a misa, lo que busque, lo que lleve consigo. Recuerdo una temporada en la que iba a unas misas que a mi me entusiasmaban y que sin embargo dejaban fríos a muchos de mis amigos. Y también recuerdo a una tía-abuela que prácticamente vibraba de emoción en lo que para mi eran soporíferas misas con el cura del pueblo.

Zorro de Segovia dijo...

no soy cristiano, así que hablaré por boca de mis amigos cristianos. Mis amigos piensan que el cristianismo ya no se vive en la Iglesia, tomando por tal el edificio alto con una cruz encima. Ellos lo viven en la iglesia, tomada como comunidad.

El domingo pasado, en la tercera de ABC
, el Arzobispo Emérito de Badajoz, Antonio Montero, nos daba una imagen distinta de la mirada de algunos eclesiásticos hacia el mundo. Y recalco "hacia el mundo", no hacia sí mismos.

Quizá la reflexión de ese anciano sea una excepción, pero ..., como tú dices, no hay que dejar de leer, y de buscar.

Anónimo dijo...

Señor Neri, me ha conmovido leer su post y me gustaría aportar una reflexión: según lo que yo he entendido, y si me equivoco en mis suposiciones considere este comentario retirado, creo que el problema es de enfoque. Enfoca mal en que consiste la Misa. La Misa no trata sobre el hombre sino sobre Dios, la Misa es el Sacrificio Perfecto en honor a Dios, es la renovación del sacrificio en la cruz de Jesucristo. Por eso, el cura dice “es el memorial de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo”.

Fíjese que si lo enfoca correctamente sus objeciones no son tales:
1.- La repetición. Efectivamente la estructura es repetitiva porque es UN sacrificio. Siendo el Sacrificio Perfecto reune en sí misma los cuatro aspectos sacrificiales: arrepentimiento y petición de perdón, peticiones, adoración y alabanza a Dios.
2.- La participación. Mientras el sacerdote ofrece el sacrificio, el pueblo (o sea usted o yo) participa en esa ofrenda. Participar no significa moverse mucho o hablar o leer. Significa orar a veces de modo individual a veces todo el pueblo a una voz.

Y así se puede seguir con todo.

Algunas cosas que me gustaría aclarar:
Primero, quede claro que yo no pretendo “convencer” a nadie sobre lo que es más guay o lo que no. Sólo digo que la misa es eso. ¿Este significado se oscurece en algunas –demasiadas- ocasiones? Cierto, habría que preguntarse por qué, pero eso sería otra discusión. En consecuencia, la Misa es lo que es y, por mucho que se oscurezca, no puede ser otra cosa. Si lo que se espera es una ceremonia donde lo que prevalezca es la compañía, la diversión u otra cosa nunca la encontrará allí. La Iglesia tiene diferentes manifestaciones de la vida en comunidad y cada una es como es, aunque lo cierto es que todas beben de la Eucaristía que es el centro.
Segundo, sin ánimo de polemizar, me pregunto que si todo depende de lo bien que lo haga el cura… ¿exactamente que haga qué? Porque el sacrificio lo hacen todos igual por ser sacerdotes. En cuanto al resto, habría que ser sincero y plantearse (no digo que sea así, sólo lo planteo) si “los que lo hacen tan bien” no están justo empañando el significado y quitando a Cristo del centro para ponerse ellos.
Tercero, los sacerdotes son consagrados pero no por eso dejan de ser hombres. Algunos están cansados, otros están “quemados”, algunos otros han perdido la fe, los de más allá son orgullosos. Y eso se refleja en la forma de celebrar. Yo creo que la mayoría no son así y dan justo lo que deben dar, pero puede surgir un problema si las expectativas no se corresponden con lo que realmente es.
Tercero, todas las partes de la Misa no son iguales, en la homilía en concreto si usted se aburre hace muy bien en rezar, que al fin es de lo que se trata.
Cuarto, las misas sin contenido (participación) no sirven para nada. Hace usted muy bien en aborrecer el ritualismo. Las misas sin forma (liturgia) pierden su esencia. Pienso que buscar una misa “porque me gusta” siempre acaba en decepción.
Quinto, ¿conoce usted lo que es “la noche oscura del alma”?

P.S. No sé si mi comentario le servirá de ayuda, esa ha sido mi intención, si le sirve de algo yo tampoco soy de ninguna orden ni de ningún grupo, sólo una cristiana “rasa”. Perdón por el rollo, no he sabido sintetizarlo más. María José.

alco dijo...

Un tema muy interesante, Sr Neri, y que da sentido a seguir leyendo en su blog. La gamberrada de la afiladora fué divertida, pero prefiero mil veces entradas como la de hoy.
Quizá esté en una primera fase de abandono de la práctica. El primer síntoma es de aburrimiento y distanciamiento, yo lo viví hace muchos años y no lo he superado.
No sé que se puede hacer, pero el abandono de la práctica religiosa no suele ser de golpe, sino paulatino. Siguen las dudas de fe, la no-resolución de estas dudas y un proceso de estancamiento.
No le puedo ayudar más que lo que ya han dicho otros comentaristas. Yo tengo muchas dudas de fe, más fuertes que las que usted propone de práctica, aunque aparentemente soy practicante (digamos que acompaño a mi familia a misa). Mi señora y mis hijas sí que tienen fe, y ellas (y el amor que siento por ellas) son el vínculo que me mantiene con un pié en la Iglesia.
Gracias por sus reflexiones, Sr Neri. Me ha hecho replantear este aspecto de mi vida.

BME dijo...

Llego a este blog de rebote, como todo en la red, y me ha encantado su sinceridad.
Yo me hice la misma pregunta después de muchos años de Misa. Tengo 36 años. Hasta hace muy poco iba a Misa los domingos 'porque había que ir'. Era lógico. Un día me pregunté si, verdaderamente, me creía el CREDO y si creía que Jesucristo estaba en la Eucaristía. Después de darle vueltas y tratar de rezar un poco, caí en la cuenta de que sí me lo creía. "Coño, pues entonces trataré de ir siempre que pueda", fue mi respuesta. En definitiva, si Dios está en el Sagrario, me encantaría ir a verle y recibirle siempre que pudiese.
Reconozco que, hace poco, acudí a una especie de Ejercicios Espirituales con unas religiosas que se llaman Guadalupanas Eucarísticas -yo las llamo la 'Guadalullamas' porque son un incendio espiritual http://bit.ly/hwuL8o -. Allí me explicaron el significado de cada uno de los momentos de la Misa. ¡Cómo cambian las cosas con un poco de información! Me cambió la vida.
Y un sacerdote con el que trato de hablar para tener algo de dirección espiritual -las obligaciones familiares no me lo permiten todo lo que me gustaría- me hizo ver que todo es cuestión de Amor. Es como en el noviazgo/matrimonio. A mi novia trataba de verla todos los días. Así la conocía más, y, al conocerla más, la quería más... Pues lo mismo con el Jefe. Se trata de enamorarse de Él. Conociéndole un poquito, yendo a verle, recibiéndole en buena disposición, hablando con Él...
Bueno, a mí me sirvió. Desde entonces vivo la Misa de otra forma -aunque hay muchos días que me despisto un montón-. Y hay días en los que a uno no le apetece, está más seco, más obtuso, más...A veces también prefiero irme a tomar unas cervezas con los amigos mejor que ir a casa con mi mujer y mis tres hijas 'terremotos'.
Cosas de la vida.
Bueno, gracias por el post y ánimo. Plantearse las cosas es el primer paso para entenderlas.
PD: perdón por el 'ladrillo'.

Suso dijo...

Los motivos que cita para asistir a misa para mi son los que me sirven para no ir a misa.

Lo suyo es costumbre, y poco más. Con esos argumentos lo raro, y tiene mérito, es asistir a misa.

Resumiendo: tal y como usted plantea el asunto, es un coñazo.

El motivo por el que yo asisto a misa es muy jodido. Creo que en la Hostia está Jesucristo. Ni más ni menos. A veces lo creo de verdad y otras, hago como me lo creo, o quisera creerlo con todas mis fuerzas. Por eso estoy en esa sintonía. Muevo el dial en una onda que no siempre logro sintonizar.

Ultimamente escuchar, se escucha poco, demasiadas interferencias, pero hay que estar allí.

Lo demás, liturgias, ambiente de la iglesia, edades de los fieles, me sobra.

Por cierto, en la iglesia de Arollyo de la Encomienda, la ermita románica, los sábados, a las seis de la tarde, dura de trece a quince minutos...¡con sermón!

Aprendiz dijo...

Interesante post, porque seguramente tus inquietudes sean las de muchos.

Yo lo primero que te diría es que no busques las motivaciones para hacer las cosa en las que tienen los demás, y menos en un tema de religión en el que sólo debe influir tu relación con Dios.

Supongo que has llegado a un punto en el que debes replantearte tu fe, y más que ir preguntando a los demás el motivo por el que van a Misa, quizás deberías preguntarle a Dios cómo lo puedes querer más, porque si haces las cosas por amor no cuestan tanto, y leer libros de espiritualidad y hablar con algún sacerdote. Pero sobre todo que si tienes esa inquietud no la dejes que desaparezca sin haber resuelto el problema.

Fíjate que mi problema hoy en día, es cómo hacer para ir todos los días a Misa, porque entre la pereza y que por las mañanas tengo clase y por las tardes me parte el estudio... Y es verdad que muchas veces me fastidia cuando viajo tener que buscar una iglesia donde oir Misa (sobre todo cuando voy con amigas que no van), pero disfruto mucho más incluyendo a Dios en todos mis planes.

Creo que tu principal problema es que has convertido tu fe en algo muy material; el sacerdote que no te gusta, la homilía que te aburre, los planes que te corta, la sensación incómoda que te queda si faltas... y te has olvidado de los principal, que es Dios.

Anónimo dijo...

En el asunto de la asistencia a las eucaristías, a mí me resulta muy útil que es uno de los sacramentos, es decir, uno de los más importantes cauces de distribución de la gracia redentora de Cristo, obtenida por medio de su Pasión, Muerte y Resurrección; que el objetivo fundamental de nuestra fe es la salvación de las almas (1 Pe), que esta vida terrenal es sólo un peregrinar hacia nuestra patria definitiva, el cielo, el destino para el cual los seres humanos fuimos creados y re-creados por Dios y en nuestra Redención por medio de Jesucristo.

Soy consciente de que la recepción de la eucaristía, siempre en estado de gracia, con confesión cuando haga falta, me nutre el alma, me la fortalece y me la ilumina. El Pan de Vida es la Sangre del Cordero, luz de nuestras almas y prenda de vida eterna.

Si alguna vez siento pereza, hago memoria de los inmensos beneficios espirituales que se derraman cada vez que asistimos a misa con las debidas disposiciones, no solamente para nosotros y nuestras vidas y nuestras familias sino mucho más especialmente en el orden de colaborar en la conversión y salvación de muchas almas, y de la pacificación de muchos corazones, empezando por el mío.

Y para concluir, no olvidéis que las almas del purgatorio son personas que necesitan que los que estamos aún en la tierra apliquemos todas las gracias de la sangre de Cristo para la remisión de sus penas.

Si no lo conocíais, os recomiendo el testimonio de Marino Restrepo. Él explica muy bien todo esto, sobre todo, el por qué de los sacramentos.

Un saludo

Anónima

LANGOR dijo...

Buenas:

El Sr Neri ha clavado lo que yo pienso sociologicamente de la misa y en general de la practica religiosa catolica actual.

Sea por lo que sea la iglesia ha perdido su fuerza, su dinamismo y esta quedando aislada y envejecida.
La misa no pasa de ritualismo vacio, carente de espiritualidad.

Probablemente a la iglesia le haga falta una Reforma, aunque los tiempos no acompañan, pero no se preocupen, esto resurgira...

Un saludo

que dificil la vida sin ti dijo...

Estimado Sr. Neri: Antes de apresurarme a intervenir he creído preferiblemente reflexionar.
En primer lugar me uno a los agradecimientos por su sinceridad y su generosidad por compartir tema tan íntimo como es la vivencia activa de la Fe y que a muchos nos preocupa.
Muchas gracias, Al, que Dios le bendiga.
Y ahora permítame que le explique una anécdota que para mí alcanzó condición de categoría y aún me ayuda.
Una amiga estadounidense educada sin religión ninguna sintió la necesidad de informarse sobre el catolicismo.
Como conclusión, un día me increpó incluso airada: "¡No creo en vuestra Fe!, si yo creyera realmente que en el Misa, Cristo viene con su cuerpo, con su sangre y con su humana divinidad a habitar en vosotros mediante la comunión en gracia, para verle, para estar con Él, no me limitaría a los domingos, iría a Misa todos los días!
Ahí está: voy a Misa, cansina, rutinaria o aburrida, para estar con Dios vivo.
Porque Él se encarna en la Forma para mí, para que lo acoja, lo acune, lo quiera en mi seno como al crucificado que fue,gozosamente resucitado.
Perdone la homilia, mi intención era buena, a la altura de la grandeza de sus inquietudes que nos diferencian de un spaniel aunque sea muy cariñoso y retozón.
"Sabemos" y con la ayuda de Dios, si lo pedimos, "creemos".
Entonces lo lógico es que ahí "estemos".
Un fuerte y afectuoso abrazo
Asun

Al Neri dijo...

Primero, doy las gracias a todos por tantos buenos consejos. Los comentarios me parecen muy reflexivos y todos me han aportado luz, pero en especial los de Álex, María José y BMB. No sé qué pensar del de Ignatus, que no me queda claro si está hablando en serio o solo pretende encabronarme con su frase “quizá no hayas probado suficientemente alguna [misa] de esos curas rojos que apoyan la teología de la Liberación, llevan estolas de colores y sandalias y no se afeitan”. Bien sabe él que a ese tipo de charangas solo acudiría con un lanzagranadas.

Centrándonos en la cuestión, quiero aclarar antes que nada que sigo yendo a Misa, aunque me dé pereza y sea lo que menos me apetece hacer muchos domingos, precisamente porque, como afirmáis varios, la Eucaristía no es cuestión de gustos ni de apetencias, ni de “cómo lo haga el cura” ni del tipo de gente que asista, aspectos, como bien señala Aprendiz, demasiado materiales.

Espero asimismo que mis síntomas de aburrimiento no sean, como comenta Alco, una primera fase de abandono de la práctica.

Asimismo, y aunque admito que mi asistencia a Misa tiene un fuerte componente consuetudinario, soy muy consciente por un lado de la importancia y el significado de cada acto litúrgico y, por otro, de la perogrullada de Suso de que en la Hostia está Jesucristo.

Precisamente todo esto es lo que me inquieta. Si la Misa es uno de los ejes esenciales en la vida cristiana y Cristo está presente en este sacrificio, ¿por qué yo, que lo tengo bien claro, cada vez tengo menos ganas de ir?, ¿por qué me produce tanta abulia?, ¿por qué “desconecto”?, ¿por qué me aburro?, ¿por qué me desmotivo? Respondiendo un poco a Aprendiz: honestamente yo no disfruto nada incluyendo la Misa en mis planes dominicales.

¿Tan mal cristiano soy?

Lo de la desmotivación por los curas rollos y por la edad media de los fieles, doy la razón a la mayoría de los que habéis comentado. Es una superficialidad, la cuestión no es esa, no me puedo quedar ahí, etc. Pero yo así lo siento y, aunque quede como un frívolo, así lo digo. Evidentemente si considerara fundamentales estos detalles, haría siglos que no pisaría una iglesia, pero también tengo claro que si viera que a Misa asisten niños y gente de mi edad (o sea que percibiera un relevo generacional) y los sacerdotes fueran personas dinámicas, ilusionadas y con proyección, iría mucho más contento y me sentiría más integrado en algo. No sé cómo explicarme. Y os lo digo yo, que tanto critico el borreguismo (aunque a menudo soy el primero en incurrir en él y en sentirme incómodo dentro de una burbuja solitaria en este aspecto y en otros)

Cada vez tengo más claro que como consecuencia de los fuertes cambios operados en la sociedad en los últimos años, tenemos que replantearnos nuestra forma de ser cristianos. Ser católico y practicar ya no es algo común a todos los españoles, que se hace en masa, por inercia o por el que dirán. La Iglesia ha perdido mucha audiencia e influencia social y ahora nos toca a los creyentes una travesía por el desierto, un retorno a las catacumbas, donde no encontraremos multitudes pero sí más autenticidad.

ignatus dijo...

Hombre, Neri, lo de las misas de rojos iba sólo medio en serio, pero vamos que ya me imaginaba que no te iba a molar la idea.

En cualquier caso las tres misas que finalmente señalo creo que no entran en ese perfil, por lo que puedes asistir a ellas sin ningún riesgo excesivo para tu estabilidad emocional.

Aprovecho esta respuesta que te doy para mostrar públicamente mi alegría al ver que, ante un "tema" singularmente importante, se ha animado a ayudar con su opinión incluso gente que (creo) hasta la fecha nunca había comentado. Y eso que no es este un asunto fácil de tratar, por lo que concluyo que pulula por este blog más gente buena de lo que pensaba. Enhorabuena por ser así y gracias.

Saludos a todos.

Suso dijo...

Suso no ha dicho la perogullada que usted dice que he dicho...añado que creer eso es mucho creer, que no siempre me lo creo, que a veces no creo absolutamente nada.

Así que perogullada lo será para usted.

Creer eso, es creer todo, o nada.

Álex dijo...

Pues yo sigo dando vueltas a la cuestión central que le inquieta, sr. Neri.
Buscaba sensaciones o situaciones similares y me rondaba la cabeza lo que les pasa a algunos artistas (grandes y modestos) que no logran que su fuerza creativa encaje en los esquemas artísticos existentes: aunque conocen, dominan y aprecian esos esquemas, ellos tienen que ir más allá para entenderse a sí mismos, para sacar todo lo que llevan. Estoy pensando en Van Gogh, en Picasso y en muchos otros, también desconocidos.
Y luego he caído en la cuenta de que un episodio de mi propia vida quizá no anda tan lejos de lo que cuenta usted. Yo era un chico que siempre sacaba notas estupendas en el cole: estudiaba por convencimiento pero también por pura inercia, porque era lo que tocaba, lo que tenía que hacer. Esa inercia siguió en la carrera, pero el tercer curso hice crack. No logré estudiar como es debido en todo el curso, y tardé mucho en remontar. No era porque no creyera que tenía que estudiar, ni porque fuera difícil la materia. Era mi obligación y era lo mejor para mí, pero no podía estudiar. Con el tiempo he visto que la causa estaba en la cantidad de asuntos personales que arrastraba conmigo y que estallaron de pronto. Cuando logré apaciguar esa explosión, pude al fin volver a estudiar como yo quería.
No digo que a usted le pase lo mismo exactamente, lo que quiero decir es que la solución a su desmotivación puede estar en otro lugar muy diferente al que usted piensa.

Aprendiz de brujo dijo...

Oye Neri,una vez reconocida la calidad del post,no me resisto a decírtelo una vez más...Excepto la mujer "ordinaria" aquella que estaba más ordinaria que un pan, puedo saber de donde sacas los dibujos o fotos tan horribles con los que ilustras tus entradas?.
Madre mía. Que dos dibujitos..

A.J dijo...

Aunque los catolicos acerrimos no lo compartan, hay que separar cristianismo de catolicismo, y dentro de ello a la iglesia.

El cristianismo es la teologia principal,de ello surgieron diferentes interpretaciones, teniendo solo validez para mi la fe ortodoxa y el catolicismo(Luteranos y anglicanos no comparten una de las principales bases del cristianismo como es la buena accion en actos que asi lo demuestren, creen que para la salvacion no es necesaria )


La iglesia la forman hombres, como hombres que son tienen todos los defectos tipicos y naturales en el ser humano(envidia , hipocresia...)por lo cual que haya actitudes negativas dentro de la iglesia es natural, como lo es tambien que las haya en cualquier tipo de colectivo politico , ideologico, laboral...

Los sucesivos concilios a los que se ha sometido la iglesia no la han favorecido nada en lineas generales.

Como toda organizacion que acaba obstentado poder, la corrupcion se acaba internando en ella, es inevitable(personalmente pienso que dentro de lo que cabe ,la iglesia es de los colectivos mas consecuentes con sus principios, pero ovejas negras siempre las va a hacer en cualquier colectivo humano)


La iglesia, como comunidad y organizacion- en este caso religiosa-atrae a todo tipo de arrivistas, jetas, hipocritas que dentro de ella quieren medrar(los partidos politicos funcionan igual, solo que en vez de valerse de una religion se valen de una supuesta ideologia)
El opus dei es, para mi, ejemplo de ello, sus relaciones con la alta finanza y con ciertas capas de la oligocracia es algo que no me cuadra, sus mantras sobre"santificar el trabajo", "llegar a Dios por medio del trabajo"(mas o menos, no lo recuerdo bien) me parecen incongruentes respecto a los dogmas del cristianismo primigenio y los evangelios.
Hay que decir que el Opus tambien ha sido bastante manipulado tras la muerte del fundador, muchos de sus mantras no corresponden realmente a la voluntad de Escriba.



En general, pienso que la iglesia catolica es una organizacion bastante integra y honrada, que ha sido base de toda la cultura europea con sus aciertos y defectos y por ello tiene un papel y un valor fundamental, en la historia y en el presente.

Gran parte de la leyenda negra de la iglesia esta bastante tergiversada, como sucede con ciertas afirmaciones sobre la inquisicion o la conquista de America.


Personalmente pienso que la fe ortodoxa, hoy por hoy, es mas fiel al cristianismo primigenio que el catolicismo.


Soy agnostico tirando a pagano pero ello no me impide reconocer la labor historica positiva de la iglesia y la idenficacion con la cultura de la cual procede el pensamiento occidental.

Sin la iglesia y sin el cristianismo, España seria Marruecos, o Argelia, quizas una Rumania(gracias a la inmigracion sin control cada dia somos mas parecidos a estos paises, y no precisamente en positivo)


A todo esto habria que añadir una obviedad, las diferentes tendencias"de izquierdas"(liberales y capitalistas todas ellas) son un ostigamiento perpetuo para cualquier cosa que huela a tradicion, cultura clasica, preservacion e identidad nacional o europea.

La iquierda y la derecha, ambas liberales, estan embarcadas en una globalizacion que nos esta siendo impuesta, y esa globalizacion no va a permitir que ningun pueblo se resista alegando su soberania historica, racial, o religiosa.

La decadencia de occidente y su derrumbe estan casi finalizados, a partir de ahora, si no hay reaccion, caos, sociedad de guetos.

A.J dijo...

Ir a misa es un ritual, un apoyo e identificacion con una fe, a mi no me parece mal, pero como siempre ha pasado, de nada sirve ir a misa si en la vida privada y colectiva no se ejerce de autentico cristiano, de ahi viene la mania a los meapilas.

La iglesia no tiene la culpa de que mucha gente, sobretodo en el pasado, se abrigara o valiera de ella .


Tambien hay mucho desagradecimiento... muchos de los izquierdosos mas anticlericales tienen estudios gracias a la iglesia y las universidades laborales... al menos que se callen, que es de bien nacido...

A.J dijo...

No quiero dejar pasar la oportunidad para decir que he conocido buenos cristianos, cristianos sinceros y que realmente han aplicado su fe , y he de decir que ningun otro colectivo religioso o ideologico posee tanta bondad como los buenos cristianos.
ESE ES SU "DEFECTO" ,su debilidad , su fe les lleva al martirio(real en algunas epocas y simbolico en la actualidad-si quitamos en Egipto , Pakistan que sigue siendo real)

Mejor los cruzados...

A.J dijo...

El dibujo en blanco y negro es el tipico utilizado en hojas parroquiales, son austeros, pero tienen mucho encanto.

El de abajo parece el tipico de cancionero o libro de catequesis.

A.J dijo...

Pido disculpas por varias faltas ortográficas.
Ostentar por obstentar, arribistas por arrivistas o haber en vez de hacer, no poner acentos...
Mala costumbre esa de escribir deprisa y no revisar lo escrito antes de darle al clic.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Un post muy duro, señor Neri. Y muy buenos los comentarios, estupendos. Coincido sobre todo, quién lo diría, con Álex.

Hace unos dos o tres años que casi no voy a misa. Y antes acudía desde niño. Previamente a mi abandono me di cuenta que llevaba meses acudiendo y no me decía nada. Me parecía la repetición, sin más, de meras fórmulas. Más allá de que la homilía fuera un tostón (algunos curas deberían darse cuenta de que la oratoria no es lo suyo y en lugar de aburrir durante media hora de penosa homilía, limitarse a explicar alguna cosilla en tres minutos), cosa que nunca me importó porque aprovechaba para rezar o pensar un rato.

Al final me di cuenta de que no me aportaba nada. Absolutamente nada. Pero la causa no estaba en el rito. Mi aburrimiento era consecuencia de otras cosas. Mucho más graves.

Álex dijo...

Me alegro de la coincidencia, sr. subdirector. Se le echaba de menos, por cierto.

In diebus illis dijo...

Cómo siempre llego tarde y es que motivos ajenos a mi voluntad hacen que comente su, algo irreverente, entrada. Ante todo, Al Neri, me siento aludido y atacado en los párrafos 5º y 6º.

Me conoce bastante, sabe que disentimos en algunas cosas una de ellas es este tema. En parte lo subscribo pero mis circunstancias han sido diferentes a las suyas y aunque nuestros caminos marcharon juntos en un tiempo determinado, llegó un momento en el que se alejaron aunque no hayamos perdido el contacto. Esto es un alegato en contra de su “misa” y una defensa de lo dicho sobre todo en el párrafo 6º. La Misa es para Dios y no para los hombres y desde que la Iglesia entre otras herejías se ha vuelto en culto hacía el hombre esto que describe son sus resultados. Hay un culto de antropolatría. La Iglesia (como se hace en la neomisa se mira al Hombre divinizado. Ya no se dirige, ya no mira al Dios hecho hombre) [Me refiero al giro de 180º de los altares]

Creo que nunca he sido un meapilas. Es más con los años me he vuelto más escéptico hacía el clero, sobre todo con el conciliar u oficial. ¿Por qué digo esto? (Aquí justifico que utilice este pseudónimo y no el otro más oficial) Porque como bien usted sabe yo soy lo que se llama despectivamente un lefebvriano. O me he vuelto un lefebvriano pre-conciliar. Pero somos bastantes de los que usted conoció en esa etapa los que hemos dado este paso: unos de una forma tenue y tibia haciéndose “rallies”: es decir que pertenecen a alguna organización de Ecclesia Dei* y otros porque tomamos la decisión de que para seguir con la Iglesia, Una, Santa, Católica, Apostólica y Perseguida (como decía el gran San Pío X) nos hicimos “tradis”**.

Y es obvio: ha hecho referencia a dos cosas lo del párrafo 6: sabe que ni soy sedevacantista ni niego la autoridad del Papa ‘’Prima Sedes a nemine iudicatur’’***; nadie puede juzgar a la Sede Primacial de Pedro, al Papa, a la Santa Sede. Pero viendo el condonazo ratzingeriano, el servilismo hacia el sionismo y el Nuevo Orden Mundial por parte de Benedicto o las idolatrías de JP2, que volverá a repetir en octubre Benedicto XVI en Asís. No queda otra salida. Es una rebeldía como la de Jesús a los 12 años en el templo (Lc II, 41-51) o la reprimenda de San Pablo a San Pedro (Hch XV, 7-12). Pero con respecto a su desahogo sobre la misa actual respondo partiendo de esto.

Yo ni soy un cismático, ni un hereje, se me puede considerar un rebelde y un inconformista con la etapa tan triste por la que está pasando la Iglesia católica y que usted refleja en su escrito hablando sobre el tema central: la Santa Misa. Pero vaya a la Tradición y a los antiguos catecismos sin contaminaciones modernistas****: La santa Misa es el Sacrificio del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, que se ofrece sobre nuestros altares bajo las especies de pan y de vino en memoria del sacrificio de la Cruz. Hay que partir de que se ha corrompido la Misa: La neomisa o la misa bastarda que si aceptaron hace 40 años (o casualidad espacio de tiempo que ha dado usted en su entrada) los calvinistas, los luteranos o los anglicanos pero que ellos anatematizaron la anterior liturgia. Y esta revolución en la liturgia es el fruto de que ya la teología católica había sido corrompida con anterioridad. Sólo había que expresarlo de alguna forma y era cambiando radicalmente el rito romano. Esta es la crisis de la Iglesia y su autodemolición como lo llamo Paulo VI.

In diebus illis dijo...

La misa debe ser un momento de unión íntima con el propio Cristo, en su agonía, en su sufrimiento, en su humillación, en su tormento, en su muerte. Es la parte central del culto cristiano, católico. Y eso con la reomisa no se consigue:

No se consigue por varias razones:

-Porque no ayuda como decía Pío XII en “Mediator Dei” a una verdadera participación activa y consciente. Como dice el Salmo cincuenta con el corazón contrito y humillado para ofrecer tan grande Sacrificio. Tanta charlatanería, espontaneidad, rebaja del nivel no solo moral, sino doctrinal del clero actual.

-Dese cuenta durante siglos la feligresía ha sido analfabeta en su mayoría. Y menos sabían latín pero iban con mucha más devoción a la Santa Misa. Y eso porque había más libertad. Libertad interior, esa libertad que solo puede dar la Verdad (Jn 8,32). Y la Verdad solo se da en la Ortodoxia. De ahí que los masones con ayuda de los protestantes hayan arrasado con el inmemorial rito latino de la Iglesia Romana.

- Sin duda había un grandísimo apoyo: el silencio: y la belleza. El silencio hoy es roto por la desarmonía de la nueva misa. Tanta charlatanería, el latín le da solemnidad y ayuda a concentrarse en la oración. Verbigracia: miren a los mahometanos: ellos no hablan árabe clásico y se aprenden el Alcorán de memoria. O los judíos donde hay sectas que consideran que el hebreo sólo debería usarse para las funciones del culto y oración. El silencio durante el Canon Romano. Deberían degustarlo. Todo el mundo calla (jeje, menos los niños que siempre se manifiestan). Ese silencio se traslada al corazón. Para orar, y como dice Santa Teresa no sirve pensar mucho sino amar mucho. Repasen los clásicos. La definición de oración que diserta Royo Martín O.P. en su clásico Teología de la Perfección Cristiana. Y la desarmonía que da el momento de la “Paz” que en vez de paz se convierte en guerra. Toda la feligresía se revuelve en sus bancos por conseguir más apretones y besos, como si fuera una competición. Eso rompe el espíritu oracional. Es una bastarda.

Y el otro tema es la belleza: esa belleza que se ha perdido. Miren la belleza del románico, del gótico, del barroco. Se acabó. Iglesias hasta arriba de obras de arte para que en cualquier momento que distraigas la vista te encuentres con algo que te inspire y te lleve a Dios. Un cuadro, una pintura, una escultura, un relieve, una columna… yo que sé miles de cosas. Todo esto envuelto con la música más bella de todos los tiempos desde el gregoriano a Mozart. Todo estaba pensado, estudiado al detalle para ayudar a elevar los ojos del espíritu a Dios.

Sin duda he hecho un alegato de la verdadera misa en rito romano que reconstituyó San Pío V por mandato del Sacrosanto Concilio de Trento.

Sr. Neri, sabe que vivo en el 2011 pero la Verdad es intemporal porque es el mismo Cristo. Y el culto que se debiera ofrecer en la misa primero va dirigido a alabar, dar gracias, pedir perdón y ayuda a Dios que es por quien se ofrece y no para el gusto del público.

*Rallie: en Francia en el mundo tradicionalista forma peyorativa para denominar a los tradicionalistas que pactaron con el Vaticano tras las consagraciones de monseñor Lefebvre abandonando las filas de la Hermandad de San Pío X.

**Tradis: de forma coloquial, en Francia se les designa a los feligreses de la Hermandad de San Pío X, aunque los rallies también quieren apropiarse del título.

*** Canon 1404 CIC (1982)

**** Según San Pío X, es la cloaca de todas las herejías

Al Neri dijo...

In diebus illis, solo tres cosas:

- Agradecerle mucho su intervención y sus opiniones en este blog.

- De todo lo que dice, que es mucho y tan enjundioso que confieso que me abruma, coincido en que "la Misa es para Dios y no para los hombres" y en algunas críticas que hace usted a la Iglesia actual.

No estamos de acuerdo, en cambio, en lo que debe considerarse herejía y rebeldía. Dice que mi post es irreverente (no lo creo) y usted y demás lefebvristas se despachan tan a gusto llamando hereje a Benedicto XVI. Eso sí, después siempre se congratulan de que el Papa, según ustedes, esté dando pasos decisivos para integrarles en la Iglesia Católica. No llego a entenderlo bien, la verdad. Seguramente es por mi desconocimiento.

- No se sienta atacado. Le aseguro que cuando he escrito esta entrada no estaba pensando en usted, sino en otros. Usted tendrá sus ideas (que yo rechazo)pero quiero decirle que desde que le conozco jamás le he visto ni como un meapilas, ni como un ultracatólico ni como una persona invasiva o irrespetuosa. Al contrario, siempre le he visto vivir su religiosidad de forma sentida, sencilla y, para mí, envidiable. Aunque insisto: jamás me ha gustado el lefebvrismo y, si quiere, dentro de diez años, veremos en qué situación se encuentra y volvemos a hablar.

que dificil la vida sin ti dijo...

Recomendaciones de Juan Pablo II:

“Respetad la santidad del domingo. Id a Misa todos los domingos. En la Misa, el Pueblo de Dios se reúne en unidad en torno al altar para adorar a Dios e interceder. En la Misa actuáis el gran privilegio de vuestro Bautismo: alabar a Dios en unión con Cristo, su Hijo, alabarle en unión con la Iglesia” (Homilía, 29-V-1982).

“Deseo recomendaros la participación en la Santa Misa de los días festivos. Comprometeos a no faltar nunca. El cristiano es el hombre de la Santa Misa porque ha comprendido que Cristo renueva para él su sacrificio redentor” (Homilía, 14-III-1982).

“La Misa festiva es la base de todo, y debo pediros que no la omitáis, que seáis asiduos a ella, que, cada domingo y cada fiesta, os sintáis invitados por el Señor para encontrarlo juntos, en torno a la doble mesa de la Palabra y del Cuerpo de Cristo” (Homilía, 10-III-1985).

“Quisiera hoy invitar a todos con fuerza a descubrir de nuevo el domingo: ¡No tengáis miedo de dar vuestro tiempo a Cristo! Sí, abramos nuestro tiempo a Cristo para que él lo pueda iluminar y dirigir. (...) El tiempo ofrecido a Cristo nunca es un tiempo perdido, sino más bien ganado para la humanización profunda de nuestras relaciones y de nuestra vida” (Carta Ap. Dies Domini, n. 7).

Ignasi Sala / Fernando Arévalo
http://www.buenasideas.org

Aprendiz dijo...

Pues vaya Subdire, sin duda, de todas las opciones que tendrías, elegiste la peor. Pienso que los graves problemas de mucha gente (sobre todo aquellos que aparentemente lo tienen todo: familia, amigos, trabajo, salud...) viene precisamente por la falta que tienen de Dios en sus vidas. Dejar de ir a Misa por tanto es agravar los problemas.

Uno no deja de lado a los amigos porque ya no se ría tanto como antes, ni deja a su marido/esposa porque ya no sienta mariposas, ni deja su trabajo porque ya no le entusiasme... Más bien se esfuerza por buscar la forma de que otra vez esas cosas le digan algo.

Si la Fe en Dios la tuviéramos tan fácilmente, sin duda no podríamos demostrar que de verdad le queremos, y acabaría también dejando de tener sentido. El amor hay que demostrarlo, y la perseverancia a veces es la única forma.