domingo, 17 de noviembre de 2013

SABER O NO SABER



El saber no ocupa lugar. Información es poder… pero, ¿de verdad siempre interesa saberlo todo? En esta era de la sobrecarga informativa conviene plantearse si tener datos infinitos sobre nosotros, los demás y todo lo que nos rodea supone realmente una ventaja y contribuye a nuestra felicidad. 

Yo muchas veces pienso que sabemos demasiado y que eso nos perjudica. El otro día un amigo me llevaba la contraria y me hacía ver que lo malo no es tener demasiada información, sino carecer de la habilidad para gestionarla adecuadamente. La información, me decía, nunca es demasiada. Yo en cambio tengo mis dudas. Con demasiada frecuencia saber determinadas cosas implica un sufrimiento o unas comeduras de tarro insoportables. Otras veces participar de ciertas informaciones te genera compromisos ineludibles que no tendrías porqué soportar. Cargar con mucha información a las espaldas también supone un continuo riesgo de meter la pata hasta el corvejón o juzgar de forma injusta a la gente. Y por último estoy convencido de que con un exceso de conocimiento se puede terminar haciendo uno la picha un lío y volverse majareta, no tanto por no saber manejar lo que se sabe, sino por la imposibilidad de interpretarlo equilibradamente.

En la ignorancia, y dentro de ciertos límites, se vive muy tranquilo. Aparentar ser un lego, un idiota o que no te enteras de nada puede llegar a ser muy beneficioso en no pocas circunstancias. Y no es egoísmo, qué va: ciertos desconocimientos son tan buenos para uno mismo como para los demás. Yo noto que voy evolucionando hacia una ignorancia selectiva, un poco como los sordos que solo oyen lo que quieren oír. Me empeño en alejarme de ciertas fuentes de información, en ser descuidado a la hora de retener ciertas noticias, en ser negligente para acordarme de ciertas personas o de ciertas verdades de las que no necesito para nada tener constancia. 

¡Ay si supiéramos con detalle cómo funcionan la sociedad, la política, la economía, el mercado de trabajo, las personas con las que convivimos a diario! ¿De verdad podríamos soportarlo? ¿No es mejor vivir un poco atolondrados, en la plácida superficie, dando la espalda a algunos problemas que ni nos van ni nos vienen (o a lo mejor sí) para que al menos pueda quedarnos un regusto dulce tras el rápido bocado que es la vida? ¿No es bonito el refrán "ojos que no ven, corazón que no siente"? ¿No es mejor tratar de elegir lo que queremos saber (si es que ello es posible)?

Saber o no saber. Esa es la cuestión.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Busque la verdad,sin dudarlo.No le tenga miedo.
Usted escribe en negritas "ciertas" frases de su entrada,pero dan miedo las que no subraya,
"Me empeño en alejarme de ciertas fuentes de información, en ser descuidado a la hora de retener ciertas noticias, en ser negligente para acordarme de ciertas personas o de ciertas verdades de las que no necesito para nada tener constancia".
Me llama la atención la palabra "ciertas" tantas veces repetida.
El problema está en la fuente de la que bebe sus "ciertas".

Anónimo dijo...

Muy interesante. Me ha recordado un dicho, cuyo origen no recuerdo: "un hombre con un reloj sabe qué hora es, un hombre con dos relojes ya no está seguro". En cualquier caso, el problema no está en el exceso de información sino en la capacidad para asimilarla, como dice al principio. Por eso es imperdonable la eliminación de la Filosofía de la vida académica, y no sólo académica.

Un saludo.

Llorente.

Aprendiz de brujo dijo...

Creo, amigo Neri, que no hay que mezclar dos asuntos:
1-La conveniencia de ser pelín ignorante para ser más felices.
2-Los inconvenientes de la sobreinformación.

Al final yo creo, que lo importante es ser feliz. Somos supervivientes salpicados de momentos de gloria.
La cultura nos permite tener acceso a placeres exquisitos; y nos da instrumentos para disfrutar
de más momentos de gloria.
También nos da lentes para ver el lado oscuro de la vida con mayor precisión.
Pero yo creo que el saber tiene más cosas buenas que malas.La infelicidad tiene más que ver con el ser que con el saber.
Buena semana a todos.

PS. Ese cartel luminoso resulta ofensivo contra el sucesor de Pedro....Te tiene transtornado el Papa Francisco.

nago dijo...

Esto mismo me lo he planteado muchas veces durante muchísimo tiempo observando a los demás mientras pensaba, en ese momento, por qué eran más felices que yo.

La ignorancia te aísla, reduce tus posibilidades de defensa ante la vida y te limita en tus relaciones con los demás.

No se puede vivir de emociones; es lo que nos diferencia de los animales. Podemos limitarnos a nacer, reproducirnos y dejarnos llevar por la vida que nos toca vivir a cada instante y sin pensar demasiado ó...

...disfrutar de la poesía, el cine, la literatura, las matemáticas... interesarnos por cuanto nos rodea (política, leyes, economía, acontecimientos...) conscientes de que quien más sabe mejor se defiende.

Creo que hay un tipo de persona que sin duda, sufre menos por todo ello y es más feliz "aparentemente" pero, también se pierde muchas cosas simplemente porque las desconoce.

Al Neri dijo...

Es verdad que cuánta más información, más instrumentos para disfrutar (y para sufrir), para protegernos y para relacionarnos. Evidentemente cuanta más cultura, más libertad de decisión.

Quizá no me refería tanto a conocimientos culturales, sino a tener plena y detallada constancia de ciertas realidades que solo nos llevan a amargarnos, a dar vueltas a problemas imposibles de solucionar (por nosotros) y a cultivar el mal rollo con los demás.

Luego es evidente que los tontos son muchísimo más felices que los inteligentes, sin que ello haga desear ser tonto. ¿O sí?

Aprendiz de brujo, el "luminoso" (como usted lo llama) que reza "¿Misericordina?, ¿qué es eso de misericordina? ¡Ya está bien de coñas, Francisco! ¡Al circo!", no es sino mi vehemente aunque respetuoso punto de vista sobre las operaciones de marqueting argentino de nuestro querido Papa, cuyos criterios (obviamente) acato de corazón.

Gracias a todos por sus opiniones.

Aprendiz de brujo dijo...

Está claro que acatas de CORAZÓN, todo lo que viene de este QUERIDO Papa.
Ten cuidado con el amor, que en exceso perjudica seriamente a la salud.
La verdad es que nunca he visto tanto católico rabioso en mi vida, como en estos días.
La mayoría lo sufre en silencio, (los opusimos están acabando con las reservas de Hemoal).El cretino de Aznar, pronosticando su vuelta al "redil"....
Los lefebvrinos, jurando en hebreo, arameo...
Y a ti te veo "enamorado" del Santo Padre,al borde de la experiencia mística.
Llamo luminoso a esos textos inigualables, porque no encuentro palabra exacta para describir lo mensajes móviles que pones,- que a menudo parecen llamadas a la Yihad del Mula Omar y envueltos en el formato de una oferta COMERCIAL de grandes almacenes.

nago dijo...

Pensar o no pensar... ser positivo, selectivo y práctico. Esa debe ser la cuestión, digo yo... que no sé nada :)

Que tengáis buen día, chicos...

Carlos T. dijo...

Una gran escuela para estas situaciones era la mili. Era como un curso acelerado, donde en tres días uno tenía claro qué sabía, qué no sabía y, sobre todo, qué no tenía que saber. Como en la vida civil, el que menos parece saber suele ser el que sabe mucho.

Anónimo dijo...

Neri:
de todos modos, ¿informarse es aprender?. Alguien solía decir que un periodista es una persona que trata de un tema que conoce poco para otras personas que de eso no conocen nada.

El tábano porteño.