Al palizas de Jazztel que me
llama cuatro veces al mes habiéndole dejado claro que no quiero cambiar. A la
chica con voz de pito que ayer me arruinó la siesta para hacerme por teléfono
una oferta de cajas de vino. Al que me preguntó la otra semana si podía explicarle
por qué no me interesaba un seguro para el móvil. Al cargante que me bombardea
con eventos de Facebook de su empresa (a punto de quebrar) o con suscripciones
a su página que no me interesa para nada. Al empleado de banco que encasquetó
preferentes a la abuela de mi amigo. A los que cuando digo, no, gracias, se
atreven a espetarme que ni siquiera los he escuchado. A la cajera del Mercadona
(muy fea) que me abrasa con las ofertas del día cuando voy a pagar. A la
desprestigiada directora de sucursal de caja de ahorros que cuando entro para
cualquier cosa me tiene media hora intentándome colocar depósitos y planes de
pensiones que yo no le he pedido. A los que te hacen en casa la demostración de
la aspiradora Rainbow y te llaman marrano si no la compras. Al cretino que me
llama para tomar café y luego se empeña en verderme su mierdecilla. A los teleoperadores
que me interrumpen cuando estoy concentrado trabajando. Al listo de la gestoría
que cobra diferente por el mismo servicio según el cliente que sea. A la tipa
de la agencia de viajes que me coló una tarjeta de crédito gratuita que al
final no era gratuita. A los “voluntarios” de la Cruz Roja que me paran a la
puerta de El Corte Inglés y me insinúan que soy un monstruo si no suelto la
gallina. Al puertafría de ONO que excluye adrede un concepto del presupuesto
total porque sabe que luego algunos no se dan de baja al descubrir el engaño. A
los que no conocen ni el producto que venden. Al paleto que se mete en mi
despacho a ofrecerme algo que no tiene nada que ver con mi tarea ni con mi
departamento y, a pesar de explicárselo, me suelta la coñada de todos modos. Al
dueño del bar que pone cartelones-pizarra anunciando ofertas en mitad
de la acera de enfrente a la de su local. Al administrador de fincas que lleva
treinta comunidades él solo (gracias al marido constructor de su prima) y todavía
presume de profesional. A los que solo dan determinados detalles del producto
que venden si tú se los preguntas y aun así te mienten. A la dueña de la tienda
de ropa que sube los precios dos días antes de las rebajas para que al bajarlos
haya más diferencia entre el “antes” y el “ahora”. Al pobre chico del banco que
finge hacerse amigo mío. A los que siempre ponen los precios sin IVA. A Manolo,
el de La Cantina de la Esquina, que en vez de hojas de reclamaciones oficiales tiene
unos folios que él mismo ha impreso ¡con el anagrama de la Junta! Al niñato de
la consultora que trabaja para mi sección, que solo quiere hablar con el jefe y
un día se le va a desgastar la lengua. A los que ocultan información a sus
clientes de toda la vida para no perderlos.
A todos ellos va dedicado este vídeo,
que plasma divinamente el espíritu genuino del comercial español.
10 comentarios:
... y al butaneroooo, que cuando toca el claxon suena "la cucaracha" y al de "a llegado a su localidad... el tapiceroooo"... y al "chaterrero laneeeeeeerooo...." halaaaaaa todos a tomar por...
... pero que antipático debe ser usted, oiga! :)))) jajajaja...
Un beso :)
Se le nota hoy más viperino que de costumbre, sr. Neri.
A los que la palabra "no" equivale al silencio, y el "quizás" es un sí radical. Especialmente los pesados de los rumanos que supuestamente limpian parabrisas en los semáforos. Todos los días la misma lucha, viendo la cara de apuro de los ejecutivos con buen coche y las mujeres en todoterreno. ¡Que bastante tienen con el atasco!
no podemos pretender un mundo perfecto Sr. Neri. Cada uno sobrevive como puede aún cuando sabe que su trabajo puede resultar desagradable a los demás o no siempre muestra su cara más bella.
Tiene razón en algunas cosas y es verdad que la pescadería del Mercadona se parece cada vez más a un mercadillo... yo no me veo haciendo ese trabajo ni, tampoco como chica Avon... pero como no nos tomemos las cosas con calma y un poco más de sentido del humor y, aprendamos a mirar de otro modo el el trabajo de los demás y a ser menos críticos con todo, acabaremos convirtiéndonos, de aquí a poco, en unos cascarrabias insoportables.
Haga como con la información y la memoria selectiva: quédese con lo bueno o lo que le interesa y con decir NO al resto con su mejor sonrisa... vamos digo yo... que, es lo que voy a hacer ahora mismo echarle una rebequita a Bartolo y llevármelo de paseo... y de compras:)) qué frrrrio hace por estos lares, oiga.
nago
¿Cómo no se me habrá ocurrido nunca recurrir al "tamparantán que te han visto Pepe" al tener que explicar algo complicado? La de oportunidades perdidas de venta, lástima.
Nago, yo no quiero ser cascarrabias, pero, a mi modo de ver, hemos llegado a una situación inaguantable y sería muy interesante analizar por qué. Para mí la causa es la progresiva desaparición de puestos de trabajo debido a las nuevas tecnologías, y la necesidad de buscar ansiosamente un espacio en el mercado para sobrevivir.
Yo miro el trabajo de los demás con respeto siempre que sea merecedor de ese respeto. Suena muy duro, pero cada vez tengo más claro que mi intimidad está muy por encima del derecho de los demás a buscarse las habichuelas. Me niego a que los comerciales traten de interactuar conmigo por propia iniciativa, me parece una falta de consideración gravísima. Apuesto por una regulación exhaustiva de la publicidad y de la actividad comercial, y por una vigilancia rigurosa de la utilización de datos personales.
A veces no basta decir NO sonriendo. La gente es muy palizas, Nago, y te pregunta por qué no, y te da el coñazo hasta límites insospechados, hasta que no queda otra que ser maleducado (mucho menos que ellos, naturalmente)y cascarrabias.
Marian, ¿qué tal? Me alegro de su visita. Usted que es o ha sido comercial mucho tiempo, me gustaría qué nos contara, desde su experiencia personal, cómo compagina su necesidad de abordar a potenciales clientes para poder vender con el respeto a la intimidad y con no dar la brasa innecesariamente. Muchas gracias.
Por favor,que el boticario papal, suministre una dosis de caballo Misericordina a Ferneri Fernán Gómez.
Aprendiz de brujo, entonces quieres decir que a este tipo de comerciales hay que soportarlos por misericordia, por pena? Curiosa forma de respetarlos.
Sefo, vaya por delante que mi comentario no tenía más pretensión, que tocarle los huevos a Neri.
Pero, como me interpelas te respondo. Misericordia es una palabra fea, que de alguna manera presupone una diferencia de estatus o una posición implorante desde la sumisión o la desventaja del que la recibe-al menos en la acepción más común del palabro..Por tanto, quizás no sea ese el término.
Casi todos los profesionales, y una buena parte de los trabajadores desempeñan una labor comercial, a la que no soy ajeno.
Es decir yo me he visto en ambos lados de la barra.Y si te puedo asegurar dos cosas:
Si no misericordia para tratar con el NECESARIO Y MERECIDO respeto, a quien en medio de tu trabajo, ó mientras estás comiendo te llama desde un teléfono desconocido para realizarte una oferta comercial; no se me ocurre argumento de mayor fuerza que la humanidad, el altruismo y la empatía con quien tiene un trabajo no especialmente enriquecedor y fatalmente remunerado.
La labor comercial es una intromisión en las tareas laborales y personales ordinaras, por lo que exige por parte de quien la lleva a cabo, toda la delicadeza y escrúpulo POSIBLE por parte de quien la ejerce/cemos.
Los comerciales son necesarios y realizan una labor muy necesaria de eminente carácter personal, marcados en numerosas ocasiones por objetivos y superiores claramente deshumanizados.
Me parece intuir en tu comentario cierta demagogia y en la entrada de Neri una inflexibilidad bastante desafortunada.
Buena tarde a todo el mundo.
Sr. Neri, siento el retraso en responder, días difíciles.
Creo que lo principal es ponerse en el lugar de los demás, pero no siempre es posible claro. De todas formas cuando he trabajado de comercial (desde mayo no trabajo) siempre me ha gustado concertar una cita, me parece lo más lógico para que nadie pierda el tiempo y siendo autónoma le garantizo que mi tiempo era carísimo.
Gracias, Marian, y feliz año. Lo de la cita me parece una buena y respetuosa idea, pues permite filtrar a quien está de verdad interesado. Sin embargo hay ciertos sectores en los que la estrategia comercial se basa en el avasallo y la sorpresa y no están por la labor de respetar a nadie.
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