miércoles, 1 de octubre de 2008

LAS VIEJAS NOVATADAS


Ahora que empieza el curso recuerdo mis tiempos de estudiante, en los que al comienzo de curso se sufrían o se realizaban novatadas a los compañeros de primero. ¿Quién no ha escuchado o contado anécdotas sobre las novatadas de la mili, de la carrera o de la residencia estudiantil? Seguramente que los pacientes y muchas veces inocentes sufridores no las olvidarán en su vida.

Ahora esos tiempos pertenecen al pasado, ya que las novatadas están prohibidas en casi todos, por no decir todos, los lugares, y si bien, se siguen produciendo en determinados casos, como residencias estudiantiles o tunas, e incluso publicando en la red de redes, los estudiantes primerizos ya sólo tienen que preocuparse en qué aula tienen clase o donde está situada la fotocopiadora.

No es que reivindique yo desde este foro las bestialidades que se hacían en algunos casos para mofarse de los novatos, pero sí creo que cuando no había mofa o humillación servían como una especie de despertar a la madurez y al mundo más o menos real.

Recuerdo como ejemplo de tal cosa la novatada que sufrí yo en mi primer día de Universidad, en el que tras varias horas de clase que a más de uno nos dejó bastante asustados llenas de integrales y boletines de problemas, llegó la presentación de la clase de informática y los dos supuestos profesores se presentaron. Era la última hora de la tarde y la verdad es que ya casi nos daba igual todo; nos empezaron a preguntar que si teníamos conocimientos avanzados sobre lenguajes de programación que en la vida habíamos oído nombrar, o que teníamos que presentar los trabajos en CD (¡allá por el principio de la década de los 90 del siglo pasado!). Para darle más realismo, supuestos n-petidores situados en la última fila hacían preguntas sobre el examen, o los múltiples trabajos a realizar, lo cual contribuyó a la paranoia y sometimiento general. Tras el asombro de los "profesores" por nuestro bajo nivel informático (hoy en día seguro que no pasaba, en esa materia --claro--, aunque sólo sea a base de google y wikipedia), nos ofrecieron la posibilidad de realizar una serie de seminarios sobre tales materias en horario fuera del de clase para obtener los conocimientos necesarios para entender los contenidos de la asignatura. Ante el asombro de los mismos "profesores", mis compañeros dijeron que la mejor hora para el seminario eran las 7 de la mañana (poco a poco me fui dando cuenta de que en mi clase había bastante porcentaje de gente rara, ahora llamados frikis). Afortunadamente yo me enteré de que había sido una novatada, y me libré del madrugón, del que según contaron no se privaron muchos compañeros.

Me gustaría que los lectores de estas líneas contaran alguna que hayan sufrido en carnes propias, o bien alguna que hayan realizado, y si de paso dicen que sensación les produjo una y otra cosa, mucho mejor.

A mí la que sufrí yo me pareció muy graciosa, y desde luego no me importa nada haberla padecido. Lo que pasa, claro está, es que es difícil poner el límite entre lo que es gracioso y lo que ya es excesivo.

17 comentarios:

Manuel dijo...

Sr. Veneficus: no se queje, que a fin de cuentas usted no padeció aquella novatada. Bastantes pardillos como yo estábamos a las 7 de la mañana del día siquiente a las puertas de la Escuela, que obviamente estaban cerradas a cal y canto. Todavía me acuerdo de la cara de uno de los supuestos profesores ...

En fin, reconozco que fue gracioso.

Al Neri dijo...

Yo hice de profesor “falso” en una clase de primero en mi Facultad, en el octubre siguiente a acabar la carrera. Entramos dos amigos vestidos con americana y cara de mala leche, presentamos el programa en plan serio y luego dijimos que era muy necesario repasar el latín de tercero de BUP y COU para poder entender la asignatura. En un momento dado yo anuncié que quería tantear los conocimientos de latín del alumnado y le dije a la tía más maciza –y más escotada- que saliera a la pizarra. Desgraciadamente en ese mismo momento aparecieron los profes de verdad.

Recuerdo también una broma que me hicieron unos amigos en una acampada, consistente en hacerme “vadear”, a las tres de la mañana un pequeño “riachuelo” de los Pirineos, diciéndome que “no cubría”. Acabé hundido hasta el cuello en una poza completamente vestido.

Luego en la mili era típico practicar novatadas inocentes como el “tartazo”, capar la gorra o cortar los tacos de las botas. Lo del tartazo era estampar en la cara de alguien que estuviera durmiendo una mezcla de betún y espuma de afeitar. Delicioso, vamos. Yo no llegué a sufrirla.

Al Neri dijo...

Me estoy acordando de un chico homosexual que hizo la mili conmigo, que tenía mucha pluma. El pobre muchacho sufrió toda clase de chirigotas, putadas y vejaciones incompatibles con la Constitución, con la libre opción sexual y con el estado de derecho.

Anónimo dijo...

No he participado en ninguno de estos despreciables actos jamás ni como promotor ni como sujeto pasivo.
Los promotores me suelen parecer unos cretinos, desalmados que no tienen en cuenta, ( o si y por eso se ceban con ellos), la capacidad de encajar bromas de determinadas personas que por su timidez o falta de recursos personales sufren de verdad; o no saben distinguir la broma de la barbarie. En general estos actos merecen tod mi desprecio y los jefecillos de la cuadrilla más.
Las novatadas me parecen por regla general, paletadas de mal gusto, reiterativas y carentes de gracia e imaginación. Lo de Neri se salva y estoy seguro de que tuvo su gracia. Por qué los carcas siempre poneis los ojos en las escotadas y no en las aprendices de Pilar Urbano?.

Anónimo dijo...

No tengo recuerdos muy agradables de mis novatadas de primero. Yo estudie en una facultad famosa por las novatadas salvajes y los primeros dias estabamos todos bastante acojonados porque podian aparecer los veteranos en cualquier aula y en cualquier momento. Al final un dia nos acorralaron a unos cuantos en el patio y pretendian empaparnos con agua y harina las camisetas a las tias y que despues botaramos, iban sobre todo a por las que teniamos mas pecho los muy cerdos, pero yo me encare con dos de ellos y les dije que si me tocaban les rompia la boca y consegui salir del corro entre abucheos y codazos, pero guardo muy mal recuerdo de aquello. Creo que las que botaron con las tetas mojadas fue porque las dio la gana o por falta de caracter, al menos lo de saltar, porque que te mojaran no podias evitarlo.

ignatus dijo...

El problema de las novatadas es que siempre hay subnormales que no saben dónde parar y que a menudo, lo que empieza como una novatada, termina por convertirse en acoso a un paisano concreto, como lo señalado por Al Neri respecto al homosexual en la mili.

Y las novatadas salvajes y de mal gusto, también suele haber algún tarado que pretende hacerlas con la magnífica lógica de "a mí me lo hiceron", como si eso validase algo.

De asuntos personales nada os digo, pues lo poco que he vivido sobre el tema no merece la pena ser contado.

Ah, y bien por Sefo.

Chao

Teutates dijo...

Yo ni he sufrido, ni me han hecho nunca novatadas, pero si que me da un poco de pena el que ya no existan, me parecía que era una buena forma de romper el hielo con tus compañeros de clase, y de comenzar determinados hitos de nuestras vidas de una forma divertida. Lo que repudio y he repudiado siempre, es a los salvajes y descerebrados que no tenían medida de lo que era una novatada, gracias a ellos y a que siempre pagan justos por pecadores, se ha perdido una bonita costumbre que tratada con la inocencia propia que se debía, ayudaba a humanizar de alguna manera la sociedad.
De hecho, la inmensa mayoría de novatadas que han llegado a mis oidos a través de compañeros y amigos, no tenían ningún grado de maldad, y solo eran bobadas graciosas, como subastar las carpetas de los novatos para sufragar el viaje de fin de curso, que recompraban los propios novatos, cantar canciones absurdas, llevarles a la sala de anatomía para que descubrieran algún cadaver (futuros médicos), rociarles de harina...
Extrañamente me llegó alguna vez alguna salvajada, o algún atentado contra la dignidad o la integridad física o moral de los novatos.

Audienda dijo...

Yo no sufrí ninguna novatada aunque, si hubiera sido así y dependiendo del tipo de gracia que me hubieran hecho, estoy segura que hubiera reaccionado como Sefo.

Para los que estén tristes y preocupados por su desaparición sólo decirles que aún quedan reductos en los que se practican. Sin ir más lejos este año un allegado mío tuvo el gustazo de hacerse pasar por profesor y vengarse del cruasán con chocolate que tuvo que ofrendar el año pasado. Eso sí, siempre ante la atenta mirada de las señoras de la limpieza porque, hay que reconocerlo, el mojar a la gente y echarles harina, se acabó hace tiempo...¡Un abrazo!

Aprendiz dijo...

Yo tampoco he sufrido novatadas, pero las que me cuentan mis amigas son del tipo, salir a la calle en pijama,con tacones y la cara pintada, los chicos se tienen que declarar y recitar poesias inventadas sobre la marcha, pasear por la calle un perro de cartón...

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Las novatadas salvajes me parecen propias de trogloditas, de cobardes y de maricones en el sentido más ofensivo de la palabra. Gracias a Dios no me tocó estudiar en la Facultad de Ciencias porque habría acabado seguramente en comisaría y algún otro en el hospital (eso sí, muchas de esas bromas iban capitaneadas por unas víboras que luego las contaban en el comedor universitario y te llamaban facha y machista cuando les decías que se merecían les hubieran partido la cara).

En la Politécnica sólo sufrí una: Dos individuos que llevaban mil años ¿estudiando? se hicieron pasar por profesores y otros veteranos por alumnos de primero. Dijeron que las prácticas había que entregarlas en un disquette oficial (mostraron uno con el escudo de la Universidad) que costaba cien pesetas. Pasaron los alumnos postizos recaudando el dinero y apuntanto el nombre en una lista. Yo no pagué porque un amiguete se lo olió y, casualmente, no llevábamos dinero.

Al día siguiente apareció una lista en el tablón de anuncios con los nombre de los "pardillos que han pagado una merienda a los veteranos". Al año anterior, según me dijeron, además de nombre, hubo foto.

Vamos, me pareció gracioso e inocente.

Hispanicus dijo...

En mi residencia de estudiantes estuve interno 4 años durante los cuales estudie en la universidad. Habia muchas novatadas y muchos cabrones. Gracias a Dios, que me ha dado un cuerpo grande y a mis padres que me han educado bien y que siempre me han recordado que es mejor morir como un hombre que vivir como un cobarde, pude afrontar las novatadas con valentia y determinación.

No me deje hacer novatadas, ni buenas ni malas, simplemente estaba tan hasta los .... de capullos que decidí cortar por lo sano, incluso llegue a amenazar con violencia fisica de la buena al que me tocara solo un poco los kinder. Me amenazaron para darme algunapaliza que nunca se llevo cabo, demostrando que los cobardes ladran mucho pero hacen poco. Llegue a citarme con un veterano fuera de laresidencia, pero este cobardica declinó mi invitación.

El caso es que estaba dispuesto a que me partieran la cara antes que aguantar una humillación, y digo esto sabiendo que muchos compañeros mios lloraban en sus cuartos por las noches, muertos de miedo a la espera de los veteranos, cosa que me parece triste en un hombre de 18 años, personalmente pienso que prefiero que me den una paliza antes que ponerme a llorar delante de unos capullos cobardes.

Asi pase los dos primeros meses, luego cogi fama de chulo por mis contestaciones a los veteranos, mis desplantes y mi pasotismo ante sus intentonas. Nunca ninguno se atrevió a quitarme un solo filete de mi plato, pues eso hubiera significado sinceramente un par de buenos puñetazos. El caso es que sabian que no hablaba por hablar, que llegado el momento actuaria y eso me sirvio precisamente para no tener que pelearme con nadie, simple coacción.

Paso de las novatadas, no las pase y por supuesto no las hice, me parecen una gilipollez tremenda salvo las que son graciosas o hechas con buena fe y educación.

En la mili, coincido con Al neri, eran las mismas bromas con la salvedad del "tartazo" que en mi compañia se llamaba "la cagada de la paloma" y era echarte espuma de afeitar por la noche cuando estabas durmiendo, eso si, sin betun.

Anónimo dijo...

La verdad es que yo he oido hacer novatadas de lo mas salvajes...

A mi en mi primer añito de carrera la que me hicieron fue parecida a la del Subdirector, ya que vino un veterano haciendose pasar por profe y nos dijo que nos tenía que dar al día siguiente unos apuntes pero que teníamos que pagar veinte duros..y la menda pues picó...y por cierto tal era mi grado de pardilla que tardé un día en darme cuenta...cuando apareció el profe de verdad...

Me pareció graciosa...aunque mas se debieron divertir los de las novatadas con el dinero recolectado.

Natalia Pastor dijo...

Yo afortunadamente,no sufrí ninguna,pero en mi facultad de Derecho, elegían a la novata denominada "borrega"(la más mona y atractiva a juicio de los chicos....), y era lanzada a la fuente que previamente había sido llenada de jabón, por lo que entre espuma y burbujas,la aterrorizada chica salía en plan "Miss Camiseta Mojada",para regocijo del personal masculino.
En fin,....

Embajador dijo...

Pues a mi las novatadas me parecen una costumbre la mar de sana sobre todo ahora que no hay mili. A uno se le quita la inocencia de lo más rápido. Las he hecho y las he sufrido y la verdad no me han creado ningún trauma.

Dicho lo cual soy visceralmente contrario a la novatada violenta o salvajemente humillante. Eso no tiene ni puñetera gracia.

En mi colegio la más famoso consistía en identificar al "nuevo" más deseoso de hacer amistades. Se le acercaban un par de "viejos" en plan coleguillas y se ponían a charlar con él. El tipo encantado. Al rato le decían:

- Oye, vete a Pepito y le preguntas por la bicicleta de su padre. Es que anda el tío que no mea con la dichosa bici.

El "nuevo" encantado ante la maravillosa oportunidad que se le presentaba de quedar bien con alguien, iba encañonado y sin pensárselo dos veces le soltaba al otro:

- Oye, Pepito ¿qué tal la bicicleta de tu padre?. Me han contado maravillas de ella.

A lo que Pepito. que obviamente participaba de lleno en la historia, ponía una cara de depresión profunda y soltaba:

- Joder, tronco. Como te pasas. Mi padre es paralítico.

La cara del pobre nuevo era para verla.

Aprendiz dijo...

Embajador la broma esa de la bicicleta me ha hecho mucha gracia, es muy buena.

ignatus dijo...

Por cierto, a falta de novatadas personales que contar, me permito recomendarles un cómic de Carlos Giménez titualdo "Los profesionales" (son 4 ó 5 números, los mejores los 3 primeros). Son autobiográficos y en ellos cuenta sus primeros años como dibujante : las putadas estaban a la orden del día y, vistas en dibujos, son graciosas. Eso sí, aviso que el autor es un rojeras, aunque eso no lo deja traslucir en esta obra (sí lo hace en otras como "Paracuellos / Auxilio Social" o "España Una, Grande y Libre" que hizo para El Papus)

Pues eso, un miniapunte cultural (y no me digan que el cómic no es cultura, que me disgusto)
Saludos

Meletea dijo...

Pues yo tampoco puedo contar ninguna porque no las he sufrido. Y las que me han contado, ya las han relatado.

Las novatadas del tipo a la sufrida por Veneficus y Leonardo me parecen graciosas y una forma de entrar en contacto con los viejos alumnos. Lo mismo que algunas de las residencias de estudiantes que permiten a los nuevos integrarse con los más veteranos y entablar un primer contacto entre ellos.

Pero desde luego estoy totalmente en contra de todas aquellas que incluyen vejaciones y burlas de mal gusto hacia las personas.