Desde hace años hay una realidad que supongo que casi nadie discutirá y es que la moral sexual de la juventud se ha relajado hasta niveles insospechados. Una de las manifestaciones de esta relajación de costumbres es el número creciente de parejas que tienen hoy en día los adolescentes, o el hecho nada infrecuente de que en vez de desear una pareja estable, la gente prefiera saltar de experiencia en experiencia en una especie de vagabundeo sexual, sin comprometerse ni fundar un hogar hasta edades mucho más avanzadas incluso que aquélla a la que se abandona el hogar paterno.
No pretendo aprovechar estas líneas para soltar una homilía moralizante sobre este tema, sino para compartir una teoría que tengo desde hace mucho sobre las causas –o al menos una de las causas- de este comportamiento llamémoslo promiscuo. A grandes rasgos yo sostengo que la inestabilidad económica, la pila de años que pasan desde los primeros escarceos amorosos hasta que se puede encontrar un trabajo serio y la dificultad para independizarse y acceder a la vivienda son factores que contribuyen de forma decisiva a que nuestros jóvenes pasen de relaciones planificadas y de ataduras.
Supongo que es algo subconsciente. Es algo así como si los chavales pensaran: “Me gusta este niño/a, pero tengo 18 años, estoy en primero de carrera y por lo que he visto en mis hermanos, no hay quien pueda trabajar o emanciparse hasta los 28 como mínimo. ¡Menuda tortura ilusionarme y tener que aguantar diez años o más para cumplir mis sueños! Mejor paso de noviazgos y me echo amiguitos/as”. Vamos, que la falta de horizontes desanima de hacer planes.
Además, cuanto más observo, más me doy cuenta de que quienes padecen situaciones laborales más duras o precarias, más rechazo suelen albergar hacia el modelo clásico de pareja duradera y/o monógama. De igual manera, me fijo en que cuando la peña sienta la cabeza en el terreno profesional o económico, suele sentarla casi ipso facto en el resto de los terrenos: emancipación, hipoteca y… novia como Dios manda.
No pretendo aprovechar estas líneas para soltar una homilía moralizante sobre este tema, sino para compartir una teoría que tengo desde hace mucho sobre las causas –o al menos una de las causas- de este comportamiento llamémoslo promiscuo. A grandes rasgos yo sostengo que la inestabilidad económica, la pila de años que pasan desde los primeros escarceos amorosos hasta que se puede encontrar un trabajo serio y la dificultad para independizarse y acceder a la vivienda son factores que contribuyen de forma decisiva a que nuestros jóvenes pasen de relaciones planificadas y de ataduras.
Supongo que es algo subconsciente. Es algo así como si los chavales pensaran: “Me gusta este niño/a, pero tengo 18 años, estoy en primero de carrera y por lo que he visto en mis hermanos, no hay quien pueda trabajar o emanciparse hasta los 28 como mínimo. ¡Menuda tortura ilusionarme y tener que aguantar diez años o más para cumplir mis sueños! Mejor paso de noviazgos y me echo amiguitos/as”. Vamos, que la falta de horizontes desanima de hacer planes.
Además, cuanto más observo, más me doy cuenta de que quienes padecen situaciones laborales más duras o precarias, más rechazo suelen albergar hacia el modelo clásico de pareja duradera y/o monógama. De igual manera, me fijo en que cuando la peña sienta la cabeza en el terreno profesional o económico, suele sentarla casi ipso facto en el resto de los terrenos: emancipación, hipoteca y… novia como Dios manda.
Esta teoría, que tiene mucho de perogrullada pero también mucho de imprudente y generalizadora, requiere de dos matices importantes.
Primero, que no estoy diciendo que la gente con trabajo fijo y piso sea menos promiscua que la gente con menos suerte. ¡Anda que no conozco yo solteros forrados que llevan años disfrutando de un harén los muy jodíos! Simplemente quiero decir que la inestabilidad económica es o puede ser un factor de inestabilidad emocional y sentimental.
Y por otra parte, no quiero que se desprenda de mi reflexión que la culpa de que los jóvenes cambien más de cama que de camisa es únicamente de la sociedad, del Estado o del Gobierno, por no favorecer como es debido el acceso a un empleo o a una vivienda dignos. La culpa –si podemos hablar de culpa- es sin duda de todos. De unas familias mucho menos preocupadas por la educación de sus vástagos; de unos hijos cada vez más comodones y hedonistas que se toman la Universidad como una juerga pagada por papá y si es en el extranjero, mejor –en una Beca Orgasmus- ; y por supuesto de un modelo de sociedad y de unos políticos absolutamente nocivos para cualquier tabla de valores, no sólo porque no ayudan en nada a que la gente pueda hacer su vida y casarse a edades razonables, evitándose así distracciones, aburrimientos y desahogos inapropiados; sino porque nos han metido a todos de lleno en un carrusel cegador de trabajo, trabajo y más trabajo, y de consumo a la enésima, que nos impide recalar en lo verdaderamente importante, que es prestar atención a los niños, a sus compañías, a sus estudios, a pasar tiempo con ellos, a enseñarles a querer…
Es efectivamente culpa de todos, pero no nos vendría mal darnos cuenta de hasta qué punto ciertos modelos de sociedad y ciertos desajustes políticos y económicos pueden influir en nuestro propio comportamiento moral, en nuestra propia dignidad y en nuestra propia felicidad al fin y al cabo.
18 comentarios:
Intentare contestar a las preguntas q formulas,sin satarme ninguna,q los chicos de hoy son más promíscuos,si,q hacen mal,no.
Los tiempos avanzan,y no podemos vivir como en la prehistoria.
A lo q dices,q no se van de casa,por culpa del trabajo,no estoy en absoluto de acuerdo,yo estudiaba derecho,y ya estaba emancipada de mis padres,compartía piso con otras chicas,y trabajaba poniendo copas en un pub,por las tarde,y ocasionalmente,cuidaba algún niño los fines de semana,y nunca tuve q pedirle dinero a mis padres,lo q ocurre es q la gente hoy se quiere casar,y tener un buen trabajo,un piso comprado,un coche,y eso es absurdo,yo me compré todo eso poco a poco,y me hizo mucha más ilusión.
También,creo q los adolescentes de ahora,no tienen prisa por nada,viven la vida amparados en el sueldo de los papas,quizá vivan mejor q viviamos nosotros a su edad,no lo se,mis padres nunca me dieron esa opción.
Disfrutar del sexo,con cada pareja o amigo q vayan conociendo,dejalos,hacen bien,eso solo puede darnos envidia,además q el futuro lo tienen ahora más negro,con la cris galopante que padecemos,los bancos,q ya nos han cerrado el grigo,y el monte de piedad,q hace tiempo q dejó de tener piedad,y ha tirao para el monte¿ q les queda?,dejemosles q sean promíscuos.
Yo estoy de acuerdo en todo, aunque no cuando dices: "quienes padecen situaciones laborales más duras o precarias, más rechazo suelen albergar hacia el modelo clásico de pareja duradera y/o monogámica"
Precisamente creo que son estos los que buscan una pareja duradera.
Pongo un ejemplo; una persona, podríamos decir de clase media-alta, puede no tener tanto miedo al fracaso de una relación (aunque mas bien yo me refiero al matrimonio, no noviazgo), ya que en caso de fracasar tiene capacidad económica para los gastos que supone.
Una persona de clase media-baja, quizás busque más estabilidad porque sabe que no podría permitirse hacer frente a todos los gastos que tendría como consecuencia de la ruptura (nueva casa, manutención de los hijos...)
En cuanto al comentario de Susi, mejor ni comento.
¿q le pasa a mi comentario?,puedes comentarlo aprendiz,no me asusto de nada,y es lo q pienso.
Al Neri. Te descubrí cuando irrumpiste en el blog de Suso para opinar. Desde entonces te leo de vez en cuando, y sólo te quiero decir que dices verdades duras y directas como los puñetazos certeros de un campeón de boxeo.
Respecto a lo que comentas hoy. Me temo que el tema es mucho menos material que lo que comentas de la estabilidad profesional y tiene mucho más que ver con la propaganda en esa materia que recibe en nuestra sociedad el individuo prácticamente desde que nace. Fíjate en los modelos: desde sus propios padres, divorciados cada vez en un mas creciente numero de casos, hasta los protagonistas de sus series favoritos, los famosos, los cantantes que admiran y un infinito etcétera que cerca de promiscuidad y desprecio a la institución del la familia y el matrimonio allá por donde mires.
Chirly,no se q tienes en contra de los hijos de divorciados,mi hijo es uno de ellos,tiene unos padres q le quieren por encima de todas las cosas,y nos preocupamos de todo lo q le ocurra,es un chaval,de 20 años,educado,buen estudiante q además trabaja,nunca nos ha dado ningún problema,y estamos muy orgullosos de el,lo mejor,es un chico sano y formal,y tiene lo mejor q puede pasarle en la vida,es muy feliz,por favor,no hables de los hijos de divorciados como gente diferente,ojalá muchas madres tuvieran un hijo como el mio,del q estoy profundamente orgullosa.
Yo creo que el factor que dice Al Neri es mas bien un factor que favorece la promiscuidad pero las causas verdaderas son las que dice Chirly. Opino tambien como Susi que no tiene nada que ver estar divorciado con ser promiscuo ni con nada sexual como Chirly parece decir. El divorcio y las familias desestructuradas no son el mejor modelo familiar para un niño pero muchas veces uno no tiene la culpa de divorciarse por mucho que crea en el matrimonio, puede querer divorciarse la otra parte y tu n poder evitarlo por mucho q quieras salvar tu matrimonio.
Yo no entro a valorar los hijos de los divorciados. Yo lo que se es que tengo claro que me gustaría que mi hijo no tuviera unos padres divorciados. Punto. A quien le guste bien, y al que no, que no me pretenda hacer comulgar con ruedas de molino.
Vovlviendo al artículo que es de lo que se trata, yo me asusto de ver a los niñatos con quince años las pintas que llevan. Me habré vuelto un viejo de 32, pero es que no puedo pensar de otra forma.
No sólo son las becas ORGASMUS (diez por la denominación de origen), pienso que el problema viene de unos años atrás. Si ya en secundaria, en las clases se comenta que no pasa nada, que a disfrutar de la vida, y que para eso está el preservativo, ya me contarás.
Solución para ello: una buena educación, y principalmente ha de darse en la familia.
Un abrazo,
Alberto
Considero que las causas esgrimidas en la entrada pueden ser factores que favorecen en alguna medida esa promiscuidad de la que hablas, pero realmente también pienso que existen unos desencadenantes mucho más fuertes causa de la galopante promiscuidad de nuestros días.
Todo empezó a cambiar con el famoso anuncio de Fa en el que salía una tía corriendo por una playa exótica mostrando sus pechos desnudos botando al son de carrera, continuo con Brandon y compañía en Sensación de Vivir donde todos se liaban con todos sin ningún escrúpulo, Friends, la eliminación de los rombos, el que en todas las pelis, los protagonistas necesariamente se tienen que pasar porla cama, el aquí te pillo aquí te mato, la ragatzza, la super pop, las vidas de los cantantes y actores / actrices de moda...
Todo esto es lo que influye radicalmente en la educación de los jóvenes de nuestros días y les lleva a la conclusión de que el sexo es algo vanal de lo que hay que disfrutar con cuantas más personas mejor, sin necesidad de una implicación sentimental de por medio.
No creo que un rollete juvenil haga mal a nadie, pero los extremos a los que se ha llegado, me parecen exagerados, demasiadas relaciones completas antes de los 18, demasiados embarazos de adolescentes, demasiadas violaciones encubiertas y justificadas con un poco de alcohol y unas "pastis", fiestas "petting" muy de moda entre uestros jóvenes, heredadas de los "hiper-morales" Estados Unidos.
En fin, que la influencia social es aplastante y nos lleva a incluir en nuestro esquema relacional la promiscuidad aceptada por todos, esto no tiene remedio.
La razon de que ahora se tengan mas parejas y se disfrute mas del cuerpo y de la vida es simplemente que antes habia una represion que no te dejaban ni moverte y ahora la gente hace lo que le apetece sin avergonzarse. Estoy deacuerdo en que los excesos en esto como en todo son malos y pueden dañar el crecimiento emocional pero tampoco creo que sea para tanto. La gente termina sentando la cabeza y formando su familia. Estoy con Nery en que las dificultades para independizarse hacen que la gente no se tome muchas veces en serio el tema de la pareja, pero no me parece mal.
Yo no comparto para nada la tesis de este post. La promiscuidad tiene que ver con la educación, con los cambios sociales y morales, con el impulso sexual de cada uno, etc, pero no veo relación con la situación económica de la persona. No creo que los chicos de primero de carrera cuando se enamoren hagan esos cáculos tan fríos sobre si les compensa un noviazgo de 12 años. La gente se enamora cuando le pilla y en paz.
Coincido con lo que dice El Abogado Chalado, y con lo que sostiene Al Neri sobre la promiscuidad.
Hoy en día,chicas con quince o dieciseis años tienen un recorrido que da miedo y que pone los vellos como escarpias.
Recordemos, por poner un ejemplo, el caso de la novia del presunto asesino de Marta del Castillo, Miguel Carcaño; vivía juntos en el domicilio paterno de la chica, que tenía catorce años,haciendo vida marital,asunto,por lo que se ve, calificado de "normal".
¿No decía aquel famoso Chesterton que las políticas que fomentan la promiscuidad son para millonarios? O algo similar... No recuerdo donde, pero desde luego que un divorcio para alguien de la clase media puede suponer un auténtico desastre. ¡Como para andar con nueva pareja! Es lo que tiene la mentalidad burguesita sintetizada con la de nuevo rico ¿no?
Aprendiz.- Creo que casi siempre unas inestabilidades llevan a otras. La gente desempleada o con trabajos muy precarios a veces tiene miedo a comprometerse afectivamente. Sobre todo conozco hombres en esta situación: por estar en paro, tienen la autoestima baja y piensan que ninguna chica va a querer salir con ellos, por lo que "se refugian" en la promiscuidad.
Chirly y Dulcinea.- Estoy con los dos. Es verdad que las causas verdaderas son las que dice Chirly y las mías más bien son condicionantes favorables. De lo del divorcio, pienso como Dulcinea, pero desde luego ser hijo de divorciados es algo indeseable, como bien dice el Abogado.
Teutates, le veo muy puesto en todas esas cochinadas de las que habla. Supongo que, como suele suceder en estos casos, se lo habrá contado un amigo. El otro día vi un cacho del primer episodio de "Sensación de vivir" (Antena 3) y casi me muero de risa.
Princesa Leia.- Yo hablaba de una actitud inconsciente o subconsciente, no es que la gente lo medite fríamente, pero la situación económica puede influir en las expectativas de pareja.
Natalia.- Es que los del caso son todos unos guarros (con toda mi condena al crimen, por supuesto)
DasGretchen: Los musulmanes también dicen que ser muy polígamo es para ricos, pero que estar sólo con una es de ratas.
Lo de la beca "orgasmus" está muy bien.
Coincido en tu diagnóstico
Muchos son los q piensan aquí q ser hijo de padres divorciados,es algo indeseable,a mi parecer,es mucho más indeseable,q,un niño pierda a uno de sus padres,y sea huerfano,el hijo de padres divorciados,tiene a los dos,se siente querido por ellos,y quizá hasta sea mejor q sus padres vivan separados,pero el calor humano q recibe de los dos es el mismo.
SUSI, no interpretes indeseable en el sentido despectivo que suele usarse, sino literalmente: tener una familia desestructurada no es algo a desear. Dicho de otra forma, unos padres divorciados no son la mejor escuela de valores familiares que un niño puede tener. Ello sin perjuicio de la gran verdad que dices de que el niño puede recibir tanto o más amor que en una familia unida. Pero no se trata de cantidad, ni de calidad, sino de tener un modelo y unos patrones familiares que faciliten un crecimiento personal y una vida familiar adecuada en un futuro.
La familia es la célula básica y fundamental de la sociedad y son deseables modelos adecuados para los niños, aunque esto con las circunstancias de hoy en día no siempre resulta fácil.
Al neri le doy la razón con lo dicho es totalmente cierto la familia es incondicional al estar unida
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