Como hoy no me apetece postear, voy a aprovechar la encuesta sobre la pena de muerte para copiar y pegar mi opinión sobre el asunto, que en diversas ocasiones he vertido como comentarista en otros blogs:
"La pena de muerte es una de las manifestaciones del derecho de legítima defensa de la sociedad, de la comunidad, igual que a cualquier individuo se le reconoce un derecho natural a quitar la vida, en legítima defensa, a quien intenta matarle, si se cumplen ciertos requisitos.
La sociedad está en efecto legitimada para colocar en situación de no hacer daño a un sujeto que represente un peligro para el bien común. Si ese peligro es especialmente grave para la convivencia, la integridad social, la paz, la supervivencia misma de una comunidad o la salud o la vida de sus miembros en su conjunto, yo entiendo que este derecho natural podría extenderse incluso a privar de la vida al agresor.
El problema es delimitar en qué casos es verdaderamente necesario ejecutar a una persona para que ésta deje de representar un peligro grave para la sociedad. Y la verdad es que a mí no se me ocurre casi ninguno, pues las cárceles de hoy en día (no así la duración de las condenas) permiten colocar a cualquier agresor en situación de no hacer ningún daño.
No obstante, sí me parece un error que la legislación española no recoja la posibilidad de la pena de muerte, aunque sea a un nivel teórico y meramente declarativo. No recogerla atenta en mi opinión contra un derecho elemental de la sociedad, que es defenderse hasta las últimas consecuencias de cualquier ataque que ponga en peligro muy grave los valores y la estabilidad social más básicos.
Que no se nos ocurra en este momento un supuesto que justifique la pena de muerte, no quiere decir que en un futuro no pueda darse el caso de que incluso las cárceles resulten insuficientes para neutralizar ciertos peligros que nos amenacen a todos.
No recoger la pena de muerte me parece además muy hipócrita, pues da pie a que pueda rehabilitarse de forma oportunista en el momento en que se dé una situación o unas circunstancias extraordinarias, como puede ser una guerra. De hecho, un conflicto bélico es el ejemplo típico en que la pena capital podría convertirse en único remedio para frenar ciertos crímenes y abusos de los que se cometen aprovechando la inestabilidad y la ausencia de cauces judiciales, cuando ni las cárceles son seguras ni pueden ser vigiladas debidamente.
En este momento ya digo que se me ocurren muy pocos delitos concretos merecedores de este castigo. En ninguno de los casos que conocemos, por ejemplo en EE.UU, la medida me ha parecido justificada, y mucho menos aún en los países “no occidentales”. Quizá yo defendería su aplicación en supuestos de terrorismo a gran escala, atentados contra la salud colectiva (tráfico de drogas en algún caso), daños irreversibles al medio ambiente que repercutan intensamente en la población, estragos de gran envergadura, golpes de estado con grave efecto desestabilizador, etc. En cualquier caso, soy contrario a aplicarla a homicidas, asesinos, violadores, etc, que cometan actos aislados o que afecten únicamente a uno o varios individuos.
Además, defiendo que en el proceso penal o militar que conduzca a esta pena se exijan garantías extraordinarias, como podrían ser pruebas más cualificadas que en el resto de los juicios, menor ponderación de ciertas pruebas (por ejemplo, la testifical), necesidad de reincidencia, etc…"
"La pena de muerte es una de las manifestaciones del derecho de legítima defensa de la sociedad, de la comunidad, igual que a cualquier individuo se le reconoce un derecho natural a quitar la vida, en legítima defensa, a quien intenta matarle, si se cumplen ciertos requisitos.
La sociedad está en efecto legitimada para colocar en situación de no hacer daño a un sujeto que represente un peligro para el bien común. Si ese peligro es especialmente grave para la convivencia, la integridad social, la paz, la supervivencia misma de una comunidad o la salud o la vida de sus miembros en su conjunto, yo entiendo que este derecho natural podría extenderse incluso a privar de la vida al agresor.
El problema es delimitar en qué casos es verdaderamente necesario ejecutar a una persona para que ésta deje de representar un peligro grave para la sociedad. Y la verdad es que a mí no se me ocurre casi ninguno, pues las cárceles de hoy en día (no así la duración de las condenas) permiten colocar a cualquier agresor en situación de no hacer ningún daño.
No obstante, sí me parece un error que la legislación española no recoja la posibilidad de la pena de muerte, aunque sea a un nivel teórico y meramente declarativo. No recogerla atenta en mi opinión contra un derecho elemental de la sociedad, que es defenderse hasta las últimas consecuencias de cualquier ataque que ponga en peligro muy grave los valores y la estabilidad social más básicos.
Que no se nos ocurra en este momento un supuesto que justifique la pena de muerte, no quiere decir que en un futuro no pueda darse el caso de que incluso las cárceles resulten insuficientes para neutralizar ciertos peligros que nos amenacen a todos.
No recoger la pena de muerte me parece además muy hipócrita, pues da pie a que pueda rehabilitarse de forma oportunista en el momento en que se dé una situación o unas circunstancias extraordinarias, como puede ser una guerra. De hecho, un conflicto bélico es el ejemplo típico en que la pena capital podría convertirse en único remedio para frenar ciertos crímenes y abusos de los que se cometen aprovechando la inestabilidad y la ausencia de cauces judiciales, cuando ni las cárceles son seguras ni pueden ser vigiladas debidamente.
En este momento ya digo que se me ocurren muy pocos delitos concretos merecedores de este castigo. En ninguno de los casos que conocemos, por ejemplo en EE.UU, la medida me ha parecido justificada, y mucho menos aún en los países “no occidentales”. Quizá yo defendería su aplicación en supuestos de terrorismo a gran escala, atentados contra la salud colectiva (tráfico de drogas en algún caso), daños irreversibles al medio ambiente que repercutan intensamente en la población, estragos de gran envergadura, golpes de estado con grave efecto desestabilizador, etc. En cualquier caso, soy contrario a aplicarla a homicidas, asesinos, violadores, etc, que cometan actos aislados o que afecten únicamente a uno o varios individuos.
Además, defiendo que en el proceso penal o militar que conduzca a esta pena se exijan garantías extraordinarias, como podrían ser pruebas más cualificadas que en el resto de los juicios, menor ponderación de ciertas pruebas (por ejemplo, la testifical), necesidad de reincidencia, etc…"
30 comentarios:
El sentido común te lleva a reconocer como razonable lo que estuvo siempre vigente en todas las legislaciones del globo.
En España se eliminó atendiendo a las situaciones que tú mismo has mencionado en tu post: primero de la legislación civil, en 1978, con la Constitución (comienzo de la renuncia a la legítima defensa por parte de la sociedad española) y luego, de la legislación militar en 1995. La legislación militar reconocía la aplicación de la pena de muerte en caso de guerra conforme a lo que dispusiesen las leyes militares.
Perdona, Perlimplín, por haber cambiado la hora y eliminado el enlace de tu firma, pero hemos tenido que suprimir la entrada inicial porque debido a un error estaba firmada colectivamente por el Cuatrivirato tratándose de un post sólo mío. Era imprescindible hacerlo teniendo en cuenta lo delicadodel tema.
Gracias, Ignatus, por avisar.
Respecto a este tema, siempre he tenido muchas dudas de la legitimidad por parte de la sociedad de su aplicación. De hecho, no he llegado a una convicción respecto a si estoy a favor o en contra de la pena capital.
Lo que me inclina más a estar en contra, es la posibilidad aunque sea ínfima de castigar con esta pena a alguien realmente inocente o que por circunstancias que no llegue a conocer la justicia o se pasen por alto implicasen otra realmente otra medida más leve a la pena capital y se termine aplicando esta última.
De lo que si que estaría a favor, es de la ampliación de las penas actuales, y la inclusión en nuestro código penal de la cadena perpetua, en concreto para asesinatos con determinadas agravantes, delitos terroristas, violadores reincidentes o pederastas reincidentes por ejemplo.
Respecto a esto último, la duda que me asalta es si la sociedad puede asumir el elevado coste de tener a esta gente "mantenida durante tanto tiempo", pero con medidas de planes de trabajo en cárceles, se subsanaría.
Lo siento Al Neri, pero no em convences nada. El Estado no puede matar a nadie haga lo que haga porque no se puede poner al mismo nivel que un asesino. Es preferible que un individuo cometa una barbaridad terrible a que el Estado lo mate porque el Estado tiene que estar por encima d ela venganza y respetar la vida de las personas pase lo que pase.
Yo no tengo ninguna duda:yo estoy a favor de la pena de muerte en casos de terrorismo, en asesinatos de menores con violación y en aquellos casos sangrientos de especial crueldad.
Yo estoy en contra de la pena de muerte totalmente.
A cambio estoy a favor de la cadena perpetua a trabajos forzados por una razón y es que si el estado mata al reo, este no paga en su justa medida con el daño causado, pues solo paga una vida por 25 vidas que haya matado, por ejemplo con Juana Chaos. En cambio con lacadena perpeuta a trabajos forzados, el reo se paga la manutención y con el dinero generado por el se puede destinar a indemnizaciones u obras publicas para el estado gratuitas con lo que ganamos todos.
Con esta pena, el reo si tiene su justo castigo, morir en la carcel trabajano hasta el ultimo dia de su vida, y tiene a mi parecer mayor efecto de coacción sobre futuros delincuentes.
Personalmente estoy completamente en contra de la pena de muerte y no la encuentro justificación alguna:
- porque nadie está legitimado para quitar la vida a nadie, ni siquiera "la sociedad". ¿Qué es la sociedad? Al fin y al cabo un grupo de personas que van a decidir sobre la vida de un individuo. ¿Son acaso Dios?
- porque supone rebajarse al mismo nivel del que ha cometido el delito
- porque está demostrado que en los países con pena de muerte establecida en su legislación (por ejemplo Estados Unidos) no se ha visto reducido el nivel de criminalidad ni de inseguridad en sus calles (más bien al revés puesto que al que ha matado ya a una persona, le da igual seguir matando porque la pena es la misma)
- porque siempre hay la posibilidad de equivocarse y que sea ejecutado un inocente
Sobre la pena alternativa que debería aplicarse, como por ejemplo la cadena perpetua con trabajos forzados tengo mis dudas. Está bien porque así no supone un gasto para el Estado y es una forma de castigo para el preso pero... ¿qué pasa si a las empresas para las que trabajan le resulta más rentable tener presos trabajando que trabajadores libres pagados? ¿no supondrá un aumento del paro y por tanto al final un mayor coste? ¿y no es una especie de esclavitud?
Entonces... ¿quizás resulte que el intentar rehabilitar y reinsertar (siempre que sea posible) a los presos en la sociedad sea la solución menos mala?
La verdad es que es una cuestión bastante compleja y delicada...
Como método de defensa de la sociedad frente a individuos peligrosos, la pena de muerte me parece imprescindible. Esta legítima defensa invalida, en mi opinión el tan manido argumento de que la sociedad se pone a la altura del condenado si la pena de muerte se aplica. El problema es que no siempre es justa, como bien indica hispanicus: a veces la vida de un sinvergüenza es poco castigo para el daño causado. El coste de mantener a una persona durante el resto de sus días me hace dudar de la bondad de la cadena perpetua; si ese coste se redujese al mínimo, podría ser una buena opción.
De lo que no me cabe ninguna duda es de que una persona que mata a otra no merece tener la oportunidad de reinsertarse.
Ah, y se me ocurre un montón de delitos a lo que aplicar la pena de muerte. Algo tan asquerosamente común como humillar a un discapacitado lo merecería, sin ir más lejos (no hace falta irse a delitos tan "pomposos").
Meletea. Por dar información, te digo que eso de trabajar para empesas dentro de las cárceles, ya se hace. Dentro de los planes ocupacionales de las prisiones, está el que los presos puedan trabar, la institución penitenciaria se encarga de hablar con empresas, y asumir labores manuales que puedan hacer los presos dentro de la cárcel, a muy bajo precio, el límite a su actividad lo pone la propia cárcel, es decir tienen que ser trabajos que se puedan realizar dentro, y además que su desarrollo, no pueda causar ningún problema de seguridad dentro de la cárcel. Para las empresas al final puede no salir tan rentable, ya que todo lo que necesiten los presos para realizar la actividad lo tiene que dotar la empresa a la prisión, y además la empresa se tiene que hacer cargo de llevar la materia prima a la cárcel y luego ir a recoger el producto terminado.
Señor Leonardo, me parece "un pelín" excesiva su extensión de la pena capital a delitos como la humillación a los discapacitados. Según esa aplicación, habida cuenta de que los "progres" somos tarados (porlafamiliaporlavida dixit, con el aplauso del cuatrivirato) y de la constante humillación que en este blog sufrimos a diario, creo que debería matarse al 80% de los colaboradores de este blog... y, si eso pasa, ¿con qué me iba a entretener yo en el trabajo?
Respecto a lo de la reinserción, yo creo que todos los delincuentes, con independencia de sus crímenes, tienen que tener derecho a ella, quizá porque creo en el perdón que me enseñó mi religión, quizá porque el sentido común me indica que ningún castigo a otra persona puede "arreglar" el que pudiera yo haber sufrido.
Es decir, que si hubiera certeza de un sincero arrepentimiento, un "propósito de enmienda" y capacidad en el individuo para cumplirlo liberaría de prisión inmediatamente a cualquier criminal. El problema es que la "certeza" es prácticamente imposible de tener, y que a ciertos delincuentes (los sexuales principalmente) difícilmente se les puede suponer ese autocontrol, por lo que en la práctica de poco sirven mis apreciaciones.
Y respecto de la entrada de Neri quiero decir que me ha parecido muy interesante la defensa de la pena capital (y, por extensión, entiendo que de cualquier pena) como mecanismo de protección de la sociedad, pues da una visión que va más allá del castigo por el castigo, en el que a menudo se cae por simple venganza o ira.
Saludos.
Sr. Ignatus: podría entretenerse con lo que escribiese el 20% restante del Cuatrivirato (si su apreciación fuese cierta, que no lo creo).
Leonardo, por "colaboradores" me refería a la parroquia del blog al completo, no sólo al cuatrivirato.
Pero, aun así, me divertiría menos, pues el 20% restante diríamos todos cosas parecidas, lo que sería bastante aburrido. Así que, egoístamente, sigo prefiriendo que no se mate a nadie.
Chao.
Coincido bastante con Al Neri, concretamente cuando dice que es un error no contemplar la posibilidad de la pena de muerte auque sea a un nivel teórico, o sea aunque no se utilice nunca.
A mí también me parece, como ha dicho perlimplin, que quitar la pena de muerte es como si la sociedad renuncia a defenderse.
Meletea.- preguntas qué es la sociedad más que una suma de individuos. Pues es mucho más, es la comunidad donde vivimos las personas, pues como sabes somos sociales y además de nuestra dimensión personal, tenemos una dimensión social muy importante. La sociedad tiene muchas atribuciones que los individuos le otorgan para que les proteja.
Además la pena de muerte no es la única situación de legítima defensa de la comunidad, pues también está el derecho a la guerra defensiva, que implica el derecho a matar para proteger a tu país o a tu comunidad.
Buen tema de debate.
En mi caso, creo que es cínico pedir la pena de muerte para unos cuando pido la vida para otros. Por mis creencias la vida la da Dios y Dios la ha de quitar. Pero como no soy ninguna santa, y me considero alguien muy normalito, con sus defectos a la vista, muchas veces he de reconocer que mi corazón dice una cosa y mi mente dice otra, como hija, nieta y hermana de funcionarios del CNP, no tengo más remedio que en el momento que me pongo en el lugar del otro, pensar en muerte, no pensar en tortura, de esos degenerados asesinos que por un motivo que no tiene razón de ser acaban con la vida de otras personas,(asesinos en serie, violadores en serie, terroristas, etc), pero en todo este proceso de condena, que está llevado por hombres, existe la posibilidad de error humano, de abuso de poder, y como la humanidad está formada por seres humanos de su padre y su madre y con defectos, no creo que la aplicación de esta pena sea justa, como justo tampoco es, que alguien te quite la vida.
Yo abogo más por la cadena perpetua, por la privación total de libertad, pero la de verdad, aquella que hace que tus huesos ya enterrados se pudran en la cárcel.
Así que en este tema no estoy de acuerdo contigo Al, yo abogo por la perpetua, aunque he de reconocerte, que muchas veces por mi cabeza se pasa la idea.
Un beso.
Por cierto, siento haberte preocupado, pero las cosas están así, parece y se teme que para el primer semestre del 2.009 escuchemos el crash, por cierto el dinero lo garantizan en cuentas y depósitos y no en fondos, y ahora te hablo como ASESORA FINANCIERA. Recuerda, hombre precavido vale por dos.
Un besazo.
Amaroski, no considero ni cínico ni contradictorio condenar el aborto y defender la posibilidad de que se aplique la pena de muerte. Son casos totalmente distintos. Una cosa es matar a un nasciturus inocente y otra bien distinta es que una sociedad se defienda con la pena capital de un agresor peligrosísimo si no hay otros medios para evitar el grave peligro que pueda causar.
No creo que tu oposición a la pena de muerte tenga fundamentos religiosos, ya que la propia Iglesia Católica prevé el derecho a aplicarla, igual que reconoce el de matar en legítima defensa y el de la guerra justa (cuando se dan una serie de condicionantes). Es evidente que el Magisterio de la Iglesia exime de responsabilidad moral a quienes maten a una persona en ciertas circunstancias, de lo que se deduce sin lugar a dudas que existen bienes superiores a la vida individual.
Por supuesto, yo no soy un defensor acérrimo de aplicar la pena de muerte. Sólo defiendo que se contemple en el Código Penal. Ya veremos después cuando se aplica, si es que se aplica.
E insisto en que de nada sirve tener abolida esta pena, porque en el momento que estalle una guerra, va a ser rehabilitada sin duda alguna.
Yo estoy en desacuerdo con la pena de muerte, por el "simple" hecho de quitarle la vida a alguien.
Sin embargo, si por mi fuera, de la cadena perpetua no se libraba, ni un terrorista, ni un violador, ni un pederasta, ni un asesino.
Que se pasasen el resto de su vida en la cárcel para darles tiempo a arrepentirse, que tuvieran trabajos forzados...
Creo que alguien que haya arruinado la vida de otra persona, no merece tener los mismos derechos que los demás.
Para mí este es un asunto muy delicado, por la importancia que tiene de cara a la sociedad y hacia el que puede ser condenado.
Vaya por delante que no me considero un blando. Soy partidario de endurecer algunas penas, particularmente aquellas que sirvan para mantener el mayor tiempo posible a ciertos delincuentes que todos ya sabemos.
Estoy a favor del cumplimiento integro de las condenas, excepto en aquellos casos en los que el delincuente muestre un verdadero deseo de reinserción y restitución del daño hecho, pero solo para aquellos que no hayan cometido delitos de sangre, aunque sea en grado de tentativa.
Quizás suene muy bestia lo que diré a continuación, pero es lo que siento. Yo defendería incluso que los presos mas peligrosos por sus delitos e historial salieran a picar piedras encadenados, o a dragar pantanos. Cuanto más cansado acaba un bestia de esos, menos tiempo le queda en montar líos.
Pero aplicar la pena de muerte me provoca un “choque” en mi interior. Quizás sea por mis convicciones religiosas, que procuro vivir y practicar a diario. Prefiero aplicar la cadena perpetua – literalmente, hasta que se muera el preso y vaya a parar al cementerio – antes que ser responsable del ajusticiamiento de alguien.
Pero que quede claro lo siguiente. Entiendo perfectamente que, en ocasiones, algún ciudadano aplique el ojo por ojo…, precisamente por el dolor de ver que te han matado a un familiar y que el asesino, posiblemente, no llegue a pasar ni diez años en la cárcel. No justifico por sistema la justicia por la propia mano, pero hay que estar en el sitio de quien sufre las barbaridades de los criminales.
No me extrañaría que, si se hiciera alguna encuesta en toda España tras algún atentado de ETA, por ejemplo, la pena de muerte tendría muchos partidarios. ¿Sería una opinión en caliente? Pues puede que al principio de los atentados es posible, pero después de 40 años de matanzas creo que hay mucha gente que estaría a favor.
Saludos.
La pena de muerte es una aberración que no tiene nombre, un asesinato ni mas ni menos. Estoy en contra por mil motivos: porque nadie tiene derecho a matar a nadie en nombre de nadie ni de nada, porque es equipararse al mismo asesino, porque no sirve para nada y que por muchos argumentos que deis y por mucho que lo racionaliceis solo es una venganza encubierta.
El comentario que mas me ha gustado ha sido el de ignatus::"ningún castigo a otra persona puede "arreglar" el que pudiera yo haber sufrido" y el mas prehistorico de todos el de leonardo, menudas animaladas, parece mentira que una persona con supuesta cultura pueda defender la ley del ojo por ojo.
Y a Teutates, por mucho que disimule, se le nota a la legua que esta a favor.
Por cierto, Dulcinea, no te entiendo. En el comentario que pusiste en el post "Separatistas asesinos", del 22 de septiembre, pedías "la pena de muerte para todos los etarras", pero ahora te pronuncias en contra con vehemencia. ¿Doble personalidad, quizá?
Considero que la pena de muerte es una medida que en caso excepcionales (ej: terrorista que mata a 25 personas) debe aplicarse porque antes del derecho a la vida de un asesino está el derecho a la convivencia pacífica y tranquila del resto de personas de buena fé.
En cuanto a la opinión de mi queridísima Anaroski :) siento no compartirla: no puede compararse un aborto con la pena de muerte; en el primer caso se está matando a una víctima inocente pero en el segundo se está eliminando de la sociedad a una persona que ha hecho y puede hacer mucho daño.
No obstante, a pesar de todo lo dicho, soy más partidario de la cadena perpetua y de usar la pena capital en supuestos tasados muy extremos.
Querida Sefo, no se en que nota usted que yo pueda estar a favor de la pena de muerte, como dije antes, he tenido mis dudas a lo largo de mi vida, (como todo el mundo que piensa y no se casa con ideologías preestablecidas) y mi postura actual es la de estar en contra. Aunque cierto es, que como toda persona que además de pensar tiene sentimientos y pasiones, en caliente después de un atentado por ejemplo, se me puede también pasar por la cabeza el cambiar de opinión. A pesar de ello me sigo manteniendo en contra, y como ya he dicho, prefiero que se endurezcan las penas, se cumplan íntegramente para ciertos delitos, y para los más graves, se contemple la cadena perpetua.
Al Neri, veo que no captas las sutil ironía de mi ultimo comentario.
Dulcinea, a mí también me pasó desapercibida la ironía. Creo que has sido demasiado sutil (hazte cargo de que en este blog entramos hombres ;-)
En primer lugar:
Querido amigo innatus, en este blog también entramos mujeres.
Aclarado esto,quisiera contestar a Al que estamos mezclando pepinos con almejas, y que cada cosa va por su lado.
Yo estoy a favor de la vida, pero como mujer que soy, y madre, si me mataran a uno de los míos, creo que mi primer sentimiento sería de odio, de muchisimo odio, y desaría ver muerto a quien me ha dañado a mi y a los míos, y quien diga lo contrario es que ha obtenido con CUM LAUDEM, el título de Santo, de eso no cabe la menor duda.
Pero una cosa es la guerra, un término que creo que todos estamos de acuerdo que no es bueno, y que destruye naciones, sociedades, y personas, y en el cuál se están defendiendo unas ideas, unos intereses, con lo cuál la muerte es parte de la guerra, que yo sepa aún no hemos inventado guerras sin muertes.
Y otra bien distinta, es la pena de muerte. La pena de muerte en una sociedad racional y civilizada, y cohesionada no tiene razón de ser, lo que si tiene razón de ser es el aislamiento de esos individuos que no pueden por sus carácterísticas, físicas, o psíquicas convivir con los demás debido a que su mera existencia causan dolosas actuaciones a la sociedad y me refiero a los asesinos y degenerados, que los hay, y cada vez más por cierto, estas personas perturbadas, que destruyen todo lo que se encuentran en su paso han de ser aisladas de por vida, y en el caso de la pena de muerte, entiendo yo que sería como prácticarles una Eutanasia, concepto que no se incluye en la defensa de la muerte digna como le llaman.
A lo mejor es que soy más retorcida, y pienso que matándolos se les haría un chico favor, y que no merecen morir, sino ser privados de libertad y torturarlos a lo mejor con imágenes de sus víctimas a diario, y con algún tipo de sufrimiento que le recuerde el mal realizado. Así que me sigo reafirmando privación de libertad de por vida y castigos, a picar piedra, cantera, a realizar cosas desagradables, duras, trabajos penosos, lo que antiguamente se llamaban trabajos forzados, porque así estos individuos si purgarían sus culpas.
Creo que es el eterno debate entre razocinio e impulso primario. No estoy a favor de la pena de muerte. Estoy a favor de la Cadena Perpetua, sin embargo conceptualmente no se si me parece más humana esta última que la primera.
Si me encerraran en la cárcel de por vida, qué iba a ser de mi?. Después de haber conocido el amor por Dulcinea, prefiero que me fusilen a pasar toda una vida encerrada sin ella.
La cosa se ha puesto calentita es un tema muy concurrido. Intetaré ser breve como corresponde al laconismo militar de mi estilo.
Al Neri, lo he discurrido y creo que al no encontrar casi esa excepción haciendo un caso de laboratorio me decanto finalmente por lo que voté. Ante las circustancias actuales donde después de 2000 años se supone que el Xtianismo debería haber calado profundamente en nuestra sociedad, en nuestras leyes, relaciones y corazón [vaya guiño al Padrino III ;)] creo en la posibilidad de eliminar la pena de muerte de nuestro sistema penal. Excepto en caso de guerra.
La verdad es que es un tema muy controvertido, como demuestra el gran número de respuestas que ha tenido. Yo siempre he tenido mis dudas entre el no y la posibilidad teórica que plantea Al Neri y que podría ser aplicada en ciertos casos muy extremos.
Uno de estos casos podría ser el de terrorismo, pero eso me plantea otro problema, y es que si se mata a un terrorista probablemente en vez de eliminar un problema para la sociedad, creamos un martir, lo cual es aún peor. Por otra parte, después del juicio del 11-M a mí me queda la duda de si realmente estaríamos matando a los verdaderos culpables, pues yo al menos tras el juicio no me quedó la sensación de que se supiera toda la verdad, aunque a muchos parece que les ha dejado la conciencia tranquila.
Por otra parte, sí estoy a favor de la cadena perpetua, o al menos que en ciertos delitos, (ciertos delitos de sangre) no haya reducción de penas. Lo que es una vergüenza es que alguien condenado a penas de 1000 años pase en la cárcel apenas 25 por "buen comportamiento", o porque se sacan títulos universitarios falsos, como ocurre con los presos de ETA.
Una sensación que me ha dado al leer algunos comentarios es que bastantes de los que están en contra de la pena de muerte por inhumana, o porque nadie tiene el derecho de quitar la vida a nadie, estarían a favor del aborto, o de la eutanasia.
Efectivamente, caballero Veneficus, tanto la pena de muerte como el aborto o la eutanasia son temas muy controvertidos y delicados de tratar. Pero no mezclemos churras con merinas porque aunque de fondo esté el problema de la legitimidad a "quitar la vida humana", me parecen cosas bien distintas.
Al igual que le digo que estoy en contra de la pena de muerte, también lo estoy del aborto. Si bien es cierto que con algunas excepciones concretas donde me parece adecuado (aunque aquí también podríamos entrar en otro polémico debate sobre cuándo empieza "la vida" o cuándo se es "persona").
La eutanasia en cambio me parece que en ciertos casos extremos (y siempre a solicitud del implicado que debe estar con plenas capacidades mentales) puede ser una práctica más humana que inhumana. Pero aquí también entraríamos en polémica sobre dónde establecer los límites, cómo asegurarse de que no hay solución alternativa ni forma de mitigar el padecimiento, cómo asegurarse de que no es una depresión temporal del individuo, quién la practicaría, y un largo etc, etc...
En mi opinión la pena de muerte debería ser eliminada en todo el mundo.
Dejando al margen las cuestiones morales pondré un ejemplo práctico de por qué la aplicación de la pena de muerte es contraproducente.
Imaginen un atracador asaltando un banco. Un señor sin escrúpulos ni posibilidad de reinserción. Bien, el asalto se complica y mata a varias personas. Después escapa.
Supongamos que está en un país donde se aplique la pena de muerte a este tipo de delitos. Este señor ha pasado la linea de la máxima condena y lo sabe. Si le atrapan, le ejecutarán.
¿Qué implica esto? Que a partir de este momento ningún delito que cometa empeorará su situación. El siguiente atraco (porque volverá a delinquir) no dudará en matar a todo el que se le ponga por delante. Cuando se cruce con la policía pasará lo mismo. Este señor es ahora mucho más peligroso que antes para la sociedad.
Sin pena de muerte el sujeto pensará que tiene posibilidades de burlar al sistema o que a lo mejor con unos años de carcel ya está en la calle. Este señor se cuidará mucho de no volver a matar para no empeorar su posible condena.
Puede que esto no sea justo, pero creo que evita muertes. Para mi un inocente vivo vale más que un culpable condenado.
Muy interesante la reflexión de política criminal de Gurney. su impecable argumento ha sido históricamente utilizado no sólo contra la pena de muerte, sino contra el endurecimiento excesivo de las penas.
Es un poco lo que pasaba cuando te decían los curas que si te tocabas te condenabas en el fuego eterno. Entonces decías: coño, pues por el mismo precio, me cepillo a Luisita.
Fuera de coñas, insisto en que el razonamiento es inatacable. No creo que nadie discuta que prever la pena de muerte para asesinatos o crímenes graves de sangre haría especialmente peligrosa la detención de este tipo de delincuentes, que considerarían el evitar la detención una cuestión de vida o muerte y estarían dispuestos a matar a quien fuera porque ya no tendrían nada que perder.
A pesar de ello, yo defiendo contemplar la pena de muerte para el tipo de casos extremos del que he hablado en la entrada. Casi todos los criminalistas ha concluido que los delincuentes con determinados niveles de violencia, fanatismo y peligrosidad no tienen en cuenta las penas vigentes a la hora de cometer sus actos. Esto quiere decir que un siniestro genocida va a seguir haciendo de las suyas con independencia de que su crimen está castigado con la pena capital o con una semana de trabajos en beneficio de la comunidad o una multa de 50 €.
Una pena capital generalizada para todos los asesinatos o un sistema penal desproporcionadamente severo puede crear en los delincuentes la sensación de que da igual matar a uno o a cien mil porque el castigo va a ser siempre el máximo. En cambio, con una pena de muerte racional se puede proteger eficazmente la sociedad y salvar muchísimas vidas de los ataques de sujetos inhumanos y brutales que actúan en todo caso sin evaluar las consecuencias penales.
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