Madame de Letsby se educó en un sobrio ambiente, rodeada de grandes crucifijos de madera. La influencia de una madre autoritaria y las monjas del colegio, hicieron mella en ella, hasta el punto de hacer que considerara indecorosos hábitos como la depilación, cosa que con su genealogía de mujer hormonada y “mediterránea”, es decir que tenía un bigote poblado y los mismos pelos en las piernas que Kurt Russell y prefiero no entrar en más detalles... no contribuían a su belleza que se esbozaba tímidamente bajo su descuidada apariencia.
También ir a la peluquería, llevar una falda por encima de la rodilla o mirar a un hombre a los ojos, éstas y otras actitudes eran autocensuradas con dureza y con la penitencia del rezo de varios Rosarios.
Madame supo siempre compensar aquellos ardores que surgían desde su bajo vientre con la ingesta indiscriminada de alcoholes varios. Así que aquella mujer poco agraciada y apocada, compensaba con cartones de vino peleón y el Marie Brizard aquellas “molestias” que no terminaba de comprender, ya que ella se comportaba según las más estrictas normas y esperaba más un premio que aquella tortura personal.
Entrada en la treintena, su trabajo de funcionaria de administración pública de Hacienda, lo cumplimentaba con varias actividades en la parroquia. Sentía especial placer la contemplación del inmenso cirio pascual, palpaba su cilíndrica forma volviendo a sentir un desasosiego incomprendido.
Ella junto a otras mozas beatas, veían el paso de sus días en sus actividades en el coro, donde ponían banda sonora los sábados por la tarde, a las bodas de otras, soñando que ellas ocuparían algún día el lugar de la “princesa de blanco inmaculado”.
También eran calculadoras recaudadoras, y moralizadoras vehementes en defensa de su virginal situación, soltaban el exceso de energía en apologéticas charlas sobre el “virtuosismo” que las invadía.
Sus comentarios más fuera de tono, se debían a sus sonrojos al ver que uno de los hombres casados que iban a misa con sus hijos les sonreía en educado saludo.
Un día marcado, debido al retiro a mejor vida del octogenario párroco, sumidas en el luto y la pena llegó un nuevo sustituto que ninguna esperaba... El Padre Gabriel, que era bello como el mismísimo Arcángel, su espalda de dimensiones exageradas equivalente al armario empotrado donde se guardaban las sotanas, su sonrisa iluminadora y su penetrante voz consiguieron que al día siguiente la única que mantuviera el luto y el bigote era Madame de Letsby.
Aquel día hubo una reunión de catequesis, las pieles blanquecinas que antes siempre habían estado ocultas bajo oscuras prendas, aquella mañana relucían con el contraste del negro cuervo de nuestra protagonista. Actitudes extrañas, exageradas, poco naturales entre las jóvenes beatas excitadas y nerviosas, mientras Madame sentía un calor insoportable al ver los pelillos del pecho del cura que sobresalían por encima del alzacuellos.
Tenía que salir de allí, no reconocía la actitud de sus compañeras y ella al segundo de la aparición sabía que sentía una pasión prohibida por el padre Gabriel.
Al llegar a su casa se encerró en su cuarto extasiada y atormentada.
Soñaba con la llegada del deseado momento de catequesis, de reencuentro con el protagonista de sus sueños de amor, al tiempo que deseaba escapar de todo aquello que la atormentaba sobremanera y sobre todo la competitividad de sus compañeras que parecían no tener límite para llamar la atención del joven padre.
En una de las noches en las que salió con unos catequistas amigos y bajo los efectos de cinco copazos de Gin Larios conoció a un robusto macho, original de Motilla del Palancar, apodado el “Mono” que sintió una ardiente pasión por la joven, amante fetichista del vello, la cortejó con una flor de las que venden las chinas.
Madame aquella noche decidió romper con todo su sufrimiento y dejarse llevar. Su primer beso a los 33 años fue una experiencia de babas y extrañeza, pero no pudo separar sus labios de los del Mono...
Él la respetó y la invitó a pasear al día siguiente por la tarde y aunque ella por quien sentía verdadera pasión era por el Padre, por primera vez en la vida decidió ser piadosa y dejarse querer por aquel hombre honrado.
Al despedirse de las catequesis y del cura, él la tomó fuertemente por el brazo, mientras la miraba profundamente a los ojos dijo, -No te vayas, te necesitamos-
Y ella dignamente dijo –Yo también me necesito- Adios...
También ir a la peluquería, llevar una falda por encima de la rodilla o mirar a un hombre a los ojos, éstas y otras actitudes eran autocensuradas con dureza y con la penitencia del rezo de varios Rosarios.
Madame supo siempre compensar aquellos ardores que surgían desde su bajo vientre con la ingesta indiscriminada de alcoholes varios. Así que aquella mujer poco agraciada y apocada, compensaba con cartones de vino peleón y el Marie Brizard aquellas “molestias” que no terminaba de comprender, ya que ella se comportaba según las más estrictas normas y esperaba más un premio que aquella tortura personal.
Entrada en la treintena, su trabajo de funcionaria de administración pública de Hacienda, lo cumplimentaba con varias actividades en la parroquia. Sentía especial placer la contemplación del inmenso cirio pascual, palpaba su cilíndrica forma volviendo a sentir un desasosiego incomprendido.
Ella junto a otras mozas beatas, veían el paso de sus días en sus actividades en el coro, donde ponían banda sonora los sábados por la tarde, a las bodas de otras, soñando que ellas ocuparían algún día el lugar de la “princesa de blanco inmaculado”.
También eran calculadoras recaudadoras, y moralizadoras vehementes en defensa de su virginal situación, soltaban el exceso de energía en apologéticas charlas sobre el “virtuosismo” que las invadía.
Sus comentarios más fuera de tono, se debían a sus sonrojos al ver que uno de los hombres casados que iban a misa con sus hijos les sonreía en educado saludo.
Un día marcado, debido al retiro a mejor vida del octogenario párroco, sumidas en el luto y la pena llegó un nuevo sustituto que ninguna esperaba... El Padre Gabriel, que era bello como el mismísimo Arcángel, su espalda de dimensiones exageradas equivalente al armario empotrado donde se guardaban las sotanas, su sonrisa iluminadora y su penetrante voz consiguieron que al día siguiente la única que mantuviera el luto y el bigote era Madame de Letsby.
Aquel día hubo una reunión de catequesis, las pieles blanquecinas que antes siempre habían estado ocultas bajo oscuras prendas, aquella mañana relucían con el contraste del negro cuervo de nuestra protagonista. Actitudes extrañas, exageradas, poco naturales entre las jóvenes beatas excitadas y nerviosas, mientras Madame sentía un calor insoportable al ver los pelillos del pecho del cura que sobresalían por encima del alzacuellos.
Tenía que salir de allí, no reconocía la actitud de sus compañeras y ella al segundo de la aparición sabía que sentía una pasión prohibida por el padre Gabriel.
Al llegar a su casa se encerró en su cuarto extasiada y atormentada.
Soñaba con la llegada del deseado momento de catequesis, de reencuentro con el protagonista de sus sueños de amor, al tiempo que deseaba escapar de todo aquello que la atormentaba sobremanera y sobre todo la competitividad de sus compañeras que parecían no tener límite para llamar la atención del joven padre.
En una de las noches en las que salió con unos catequistas amigos y bajo los efectos de cinco copazos de Gin Larios conoció a un robusto macho, original de Motilla del Palancar, apodado el “Mono” que sintió una ardiente pasión por la joven, amante fetichista del vello, la cortejó con una flor de las que venden las chinas.
Madame aquella noche decidió romper con todo su sufrimiento y dejarse llevar. Su primer beso a los 33 años fue una experiencia de babas y extrañeza, pero no pudo separar sus labios de los del Mono...
Él la respetó y la invitó a pasear al día siguiente por la tarde y aunque ella por quien sentía verdadera pasión era por el Padre, por primera vez en la vida decidió ser piadosa y dejarse querer por aquel hombre honrado.
Al despedirse de las catequesis y del cura, él la tomó fuertemente por el brazo, mientras la miraba profundamente a los ojos dijo, -No te vayas, te necesitamos-
Y ella dignamente dijo –Yo también me necesito- Adios...
22 comentarios:
Viendo un poco la línea del blog hasta ahora, me ha extrañado la publicación de este relato tan sexual que en mi opinión se regodea en los absurdos clichés sobre la represión en la educación religiosa, no lo esperaba, vamos.
Gracias a Pantera Rosa con Nube por su relato y su contribución a nuestro blog.
En cuanto a lo dicho por dulcinea, es cierto que ninguno de los cuatro creo que escribiríamos un relato como éste, pero precisamente por esto hemos decidido invitar ocasionalmente a comentaristas habituales del blog a hacer entradas sobre ciertos temas que sugerimos.
Magnífica historia, sí señor y muy cañera. Yo veo que refleja con maestría las contradicciones de muchos hombres y mujeres educados en unos valores contracorriente a sus verdaderos deseos y sentimientos. Eso al final da lugar a que la gente sea infeliz de por vida y se sienta frustrada, aunque madame de Letsby supo reaccionar a tiempo aunque fuera con el Mono.
Esto parece el último capítulo de Bea la Fea pero con dos rombos...
YO TENGO UN PAR DE AMIGAS FUNCIONARIAS DE HACIENDA Y ESTAN REQUETE BUENISIMAS.
JUA JUA JUA
pd: a ver si jodo un poco mas España
Mira hija, pues serás hija de alguien. que susto se dieron al nacer tus padres.
No te veo nada sensual, pues te veo un poco rigida en la foto del blog.
Debes despedir a tu estilista, pues laropa que llevas es riducula, espantosa y encima nada apropiada para el tiempo en que estamos.
Ese pelo Betty la fea, con una coleta a lo Salome cuando nos represento en eurovisión. patetico.
Pero además pide un credito a Solbes (un saludo Solbes) y vete a Vital dent y arrelate esas boca de caballo.
Y quitate las gafas, pues asi podre mirarte a los ojos, porque el cuerpo, muy agraciado no tiene pinta, salvo que sea un kinder sorpresa.
Ya sabes que estas nominada para abandonar el blog.
A ver si sale mimi, esa esa si que esta buena la cachonda.
Oye alguien tiene el telefono del Cura Gabriel, que le voy a preguntar si se hace o no pajillas, que el otro dia en vuestro blog, no me quedo del todo claro la posicion de la iglesia en este tema.
No hagas ni caso Pantera, a mi sí me ha gustado tu cuento.
Me da la sensación que Pedro Solbes pasa poco tiempo en el Ministerio. Asociar en la misma frase a funcionarias (si son de carrera, entonces el sindiós) y belleza es lo mismo que asociar neuronas y Pepiño Blanco.
Y por supuesto amigo Jesús Vázquez, que el cura Gabriel se hace pajillas, de hecho, unos lo llaman el Prior de la Zambomba y otros el Rey del cinco contra uno.
Agur.
Pantera rosa con nube, me ha gustado mucho. Esta en la linea de otros que he leido en tu blog que me parece muy intimo y creativo. Estoy con lo dicho por princesa leia, me parece una buena critica a algo que es o era una realidad. De Solbes, Jesús Vazquez y Risto, decir que yo en la encuesta he votado la opcion C y a la vez estoy deacuerdo con la D. Todos esos personajillos que seguro que son la misma persona ya aburren
A estos personajillos no hay que darles bolilla.No hay mejor desprecio que no hacer aprecio.
Pantera a mi me gustó tu historia, aunque a fuerza de ser sincero, los escritos que más me han gustado de los que te he leido, tenían a Pantera como protagonista en primera persona.(Si bien es posible que haya más de ti en el relato de lo que yo sea capaz de ver).
En todo caso siempre es un placer leerte.Te lo dice alguien para quien leer no siempre es un placer.
Por cierto mis felicitaciones al cuatrivirato por haber contado con la colaboración de alguien que aporta una visión distinta a la que se refleja en las entradas habitualmente.
Como me he excitado imaginándome al Padre Gabriel. Que regalazo escondería bajo la sotana.
Es un privilegio contar en nuestro espacio con la pluma de "La gata", como cariñosamente la llama el Cuatrivirato en "petit comité".
Pantera tiene sin duda un gran talento literario, como demuestra en éste y en muchos otros relatos publicados en su magnífico blog. Entre ellos, yo me atrevo a recomendar uno titulado Reencarnación
Además, en este caso, dada la escabrosa temática abordada, yo me atrevería a augurar a Pantera Rosa con Nube un prometedor futuro como guionista de cine español. Si su historia de hoy la hubiera ambientado en la guerra civil y hubiera salido un rojo dicharachero o un maricón virtuoso, habría tenido más éxito que las de Vicente Aranda y Almodóvar juntos, jejeje...
Ante todo a mis queridísimos miembrOs del Cuatrivirato, agradecer de corazón el honor que me hacéis al permitirme formar parte de "vuestro mundo". Y disculparme por los contenidos algo escatológicos de la historia, que hayan podido afectar la sensibilidad de cualquier persona, ya que no ha sido ésa mi intención. Ante todo ha sido un ejercicio de "provocación", y como siempre y viniendo de mentes tan privilegiadas y con tanto humor como requiere la sana inteligencia, ha sido muy divertido compartirlo y avistar tan dispares opiniones.
Lo de "clichés" puede ser, pero os diré que conocí a alguien muy parecida a Madame de Letsby y os aseguro que la dantesca realidad muy Almodovar, en ocasiones, supera con creces la ficción...
Enhorabuena, Pantera Rosa con Nube por la entrada en este blog, al igual que lo hizo anteriormente la dama Meletea, es agradable leer entradas diferentes y no ser siempre tan monotemáticos, es muy de agradecer también a los caballeros del Cuatrivirato, que lo permitan.
La historia no sé si se basa en un hecho real o no, pero es muy cierto que en esta encorsetada sociedad española, hubo un tiempo en el cual las mujeres y hombres tenían que reprimir sus instintos mas o menos "bajos", menos mal que hoy todo ha cambiado y nos podemos expresar libremente.
Anónimo, guapa, si quieres puedes usar tu nick de siempre, que no te vamos a comer por opinar que somos monotemáticos.
Yo no creo que el blog sea monotemático, lo que si que es cierto es que tiene una línea editorial muy marcada y este relato se aparta de ella, -de ahí mi felicitación. Pero vamos que el cuatrivirato no ha engañado a nadie.Han dejado bien claro desde el primer día cual era su filosofía.
Caballero Al Neri no tengo ningún inconveniente en identificarme soy Alisa, pero debido a una caída de la red, no se quedo grabado el nombre, no tengo por costumbre ocultarme ni de nada ni de nadie, asi es tranquilo y tomate el tranquimicin, que hoy ya es viernes.
Ya sé cual es la línea editorial del blog,por ello le leo cuando mi tiempo me lo permite,pero también observo que en cuanto alguien se sale de "su línea editorial" saltan como liebres, deberían ser más abiertos de mente y tolerantes con las ideas no coincidentes con las suyas.
Buen relato corto. Me parece estupendo este tipo de relatos de vez en cuando en el blog, así podremos descubrir talentos como este.
Además que contribuyen a variar un poco la línea del blog, esto no se sale de la "líea del blog" sino de la temática habitual.
Gracias por descubrirme su blog.
Señrota Alisa, me gustaría que me dijera cuando hemos saltado como liebres en este post.
Señorita quería decir.
Mis felicitaciones a Pantera Rosa por el relato y su participación en el blog. Espero que siga habiendo en el futuro más colaboraciones de pluma.
Lo que me ha sorprendido un poco es la historia en sí, sobre todo después de leer las historias que sueles escribir en tu blog. La de Madame Letsby me ha resultado un tanto ñoña sobre todo por la ambientación.
No sé si es que te han propuesto el tema o si te has inspirado en algunas entradas de este blog como el de los curas, "anillos de oro" o "de usted" porque la verdad es que el relato es del estilo. Pero personalmente, me gustan más tus historias de amores y desamores actuales o en primera persona (aunque sean inventados).
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