En los últimos tres años he
visitado varios países con diferentes grados de islamización y en todos ellos
no he podido dejar de fijarme en el atuendo de las mujeres (y en nada más
porque en Morolandia a las chicas solo se las ve la ropa). En todos los sitios
donde he estado, siempre he visto cinco tipos de mujeres según su vestimenta,
que describo de menor a mayor grado de puritanismo:
1.- Las occidentalizadas
Se trata invariablemente de
chicas jóvenes. Llevan la cabeza descubierta, siempre con el pelo muy largo y
visten vaqueros y blusa o camiseta igual
que cualquier chica europea, con la diferencia de que jamás enseñan las piernas,
es decir que van con pantalón largo. Tampoco dejan que se atisbe ni se
transparente su ropa íntima, no como las de aquí, que la calle parece un puto
desfile de Women Secret. El porcentaje de occidentalizadas varía enormemente de
un país a otro, pero en general equivaldrían socialmente a las progres o jipis
(o sea promiscuas) en la España de la Transisión. Por ejemplo, para una familia
decente de Marruecos que un hijo se eche una novia así es motivo de drama
familiar.
2.- Las semioccidentalizadas
Prácticamente solo se diferencian de las anteriores en que llevan el hiyab en la cabeza, o sea un pañuelico, y una camiseta larga interior para no mostrar los brazos. A mí algunas me parecen muy elegantes. Son chicas universitarias o cultas que a menudo te encuentras de turismo por países no musulmanes. Gozan de una mayor aceptación social que las anteriores en bastantes áreas de la morería; no así, me temo, en Yemen o Afganistán, que no han sido ni serán en breve destinos de mis viajes.
3.- Las doñas Rogelias
Prácticamente solo se diferencian de las anteriores en que llevan el hiyab en la cabeza, o sea un pañuelico, y una camiseta larga interior para no mostrar los brazos. A mí algunas me parecen muy elegantes. Son chicas universitarias o cultas que a menudo te encuentras de turismo por países no musulmanes. Gozan de una mayor aceptación social que las anteriores en bastantes áreas de la morería; no así, me temo, en Yemen o Afganistán, que no han sido ni serán en breve destinos de mis viajes.
Doñas Rogelias |
Suelen ser más mayores, aunque
las hay de todas las edades. Su estampa es prototípica: una gabardina horrible
ligeramente entallada y de color claro (en invierno y en verano), y un hiyab o
un chador cubriéndoles la cabeza. Estos fulares suelen ser de diseño horrendo,
como los que llevaba nuestra abuela en los años cincuenta. Van normalmente en
grupos grandes de mujeres y llevan un calzado estridente que a menudo no pega
ni con cola con el resto del conjunto (por ejemplo, unas zapatillas de deporte
blancas). Bajo su guardapolvo se intuye muy poca higiene, unos olores
inconfesables.
4.- Las cucarachas light
Cucaracha Guerrero del Antifaz |
Cucaracha light |
Van totalmente cubiertas con una túnica
negra que les llega hasta los pies y con una especie de capucha o cofia similar
a la de las monjas que las tapa el pelo y la garganta pero deja ver todo o parte del rostro: a veces la cara entera, a veces todo menos la boca y en ocasiones solo la franja de los ojos en plan Guerrero del Antifaz, depende de lo descocadas que sean. Las guerreras del antifaz a veces se ponen unas gafas de sol y parecen el hombre invisible de la peli de James Whale. Yo he visto a chiquitas de 18 años (casadas) vestidas con alguna de estas variantes. En Marruecos
serán un 10% de las mujeres y en Turquía un 5%. En Egipto ya ves a muchas.
5.- Las cucarachas integrales
Iguales que las anteriores pero
con burka o con un velo traslúcido más moderado que las tapa todo el careto. Es
el máximo exponente de la degradación de la mujer. Ves bastantes pocas
en zonas urbanas y alguna más en pueblos. Siempre caminan por detrás del marido
que, sin excepción, tiene una pinta de garrulo que asusta. Yo esta vestimenta
se la impondría durante un año a las feministas europeas para que se quejaran por algo (¡y por no verlas la cara!)