Un rasgo distintivo de la meteorología
castellana es el acusado contraste entre las temperaturas a lo largo del año,
sin apenas transición entre el verano y el invierno, y viceversa, lo que se
resume muy bien en el viejo refrán, nueve meses de invierno y tres de infierno.
En efecto, muchas temporadas ni siquiera se notan la primavera y el otoño.
Ello condiciona bastante los
hábitos en el vestir. En mi ciudad puede decirse que existe una demanda bajísima
de ropas de entretiempo como cazadoras, americanas, chaquetas, gabardinas ligeras y
demás prendas de semi-abrigo. A la gente, a lo largo del año, solo la ves abrigada
con bufanda y gruesa pelliza, o bien en bermudas y manga corta; no hay términos
medios. Los atuendos otoñales y
primaverales no tienen éxito porque salir a la calle con una chupa vaquera en
mayo o en octubre casi es garantía de congelarse o de asfixiarse vivo, según el día. Además el
tiempo cambia de repente, sin avisar, y de nada sirve asomarse a la ventana
antes de salir.
Yo he visto a menudo, entre
finales de mayo y principios de junio, saltar del invierno al verano en menos
de dos semanas. Yo he salido de excursión en Semana Santa y, según el año, he
disfrutado de un sol riquísimo o he padecido fríos polares. Y claro, es una
lata, porque no sabe uno que ponerse o que ropa meter en la maleta si se va de
viaje. A mí me fastidia porque me encanta la ropa de entretiempo y no hay
manera de lucirla. De hecho cuando veo algo que me gusta a veces ni me lo
compro porque, total, para ponérmelo una o dos veces al año…
Algo parecido sucede con la
lluvia. Aquí llueve poco, muy poco, y a veces se pasan los inviernos habiendo
caído cuatro gotas, y por eso los castellanos no solemos comprar ropa ni calzado
específicos para el agua. Así que los días que cae un tormentón y jarrea de lo
lindo siempre nos pillan desprevenidos y no sabemos cómo vestirnos, pues no hay
en nuestros fondos de armario ningún chaquetón impermeable o vestimenta
similar, además de que nos vamos olvidando el paraguas por todas partes por la
falta de costumbre de llevarlo.
6 comentarios:
En Coruña, por norma general, casi vivimos, a pesar de que estos años están cambiando, en un continúo entretiempo, siempre una chaquetilla y jersey, ya sea primavera verano u Otoño, Inviernos no muy duros y veranos fresquillos... es lo que hay. Un abrazo
Me cago en tó, que no haya entretiempo es un contratiempo.
Incluso se puede pasar del invierno al verano ¡en el mismo día! Puedes salir de casa a las seis de la mañana con cinco grados en agosto y volver con 30. ¡¿qué me decis, modistos?! ¡Este sí que es un reto y no mezclar el verde manzana con el violeta!
En Madrid, como todos los años, por estas fechas se da el extraño fenómeno donde unos van con chanclas y bermudas, otros con chambergo y botas y, supuestamente, ni los primeros pasan frío ni los segundos calor. Cosas de la capital, oiga!
Pues en Jaén tenemos de todo, lo que también es malo porque no da la economía para estar a la última siempre en todas las estaciones... yo por eso soy muy de moda "basic", para que la ropa de esas miniestaciones me dure por años...
Pues en la costa del sol,tenemos todas las estaciones,y la verdad es que es mejor,porque así tenemos un amplio y variado fonde de armario,como dicen los cursis,además como por norma a las mujeres nos encanta los cambios de ropa,nos viene de maravilla.
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