miércoles, 17 de diciembre de 2008

BATALLAS PERDIDAS

Otoño de 1.526. En la Isla del Gallo, en el Pacífico, un grupo de soldados esperan al borde del agotamiento y de la muerte, junto a su capitán, Francisco Pizarro, la llegada de refuerzos desde Panamá al mando de Diego de Almagro. Tras dos años infructuosos intentando consquistar Perú, los hombres quieren desertar y regresar a sus casas. En un instante, un audaz Pizarro desenvaina su espada, traza con ella una larga línea en la tierra, de oriente a occidente, y lanza su reto:

«Amigos, allí está el Sur. Por ahí se va hacia la muerte y hacia la gloria. Por este otro lado, hacia la comodidad y la molicie. ¡El que tenga corazón, que me siga!»


Sólo trece hombres, Los Trece de la fama, le siguieron, cumpliendo una empresa que asombraría a los siglos y a la Historia. Pizarro, años después, murió ejecutado.


19 de mayo de 1.643. Abandonados por la caballería y por los italianos, cinco tercios españoles rodeados por un ejército francés muy superior, resisten en Rocroi hasta seis cargas de caballería ofreciendo 4.000 muertos y 1.500 heridos de un total de unos 6.000 hombres. Sin munición y desangrándose, sólo aceptaron un capitular cuando el duque Luis de Borbón prometió respetar las banderas y las espadas de los supervivientes como si se tratara de la rendición de una fortaleza asediada.


23 de julio de 1.921. El teniente coronel de Caballería Fernando Primo de Rivera y Orbaneja al frente de 192 jinetes del Regimiento de Alcántara cubre la retirada de las fuerzas españolas en Annual. Tras cuatro cargas contra los rifeños, los caballeros españoles, agotadas sus monturas, realizan una última carga a pie cumpliendo su misión. Casi todos mueren y la mayoría de los que sobreviven perecen poco más tarde. Cinco meses después, encontrarían los cadáveres españoles en apretada formación. El teniente coronel se había dirigido a sus hombres de este modo:

«¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos.»


Cuántas veces, por comodidad o cobardía mal disfrazada de prudencia dejamos de lado batallas, grandes o pequeñas, cediendo un poco más en nuestro derecho y nuestro honor. Cuando vemos que los desalmados, los sinvergüenzas, los mentirosos, los inútiles, los traidores, los gañanes, los vagos, los mezquinos... conquistan un palmo de terreno y nos quedamos expectantes, esperando un momento mejor o una mejor oportunidad, ¿no somos nosotros los culpables de sus, cada vez, más numerosos triunfos? ¿No será más difícil, o incluso imposible, ganarles en el futuro? La culpa no es de ellos, pues cumplen con su cometido. La culpa es nuestra cuando, en cualquier situación, damos un paso atrás por pequeño que sea. Toda la culpa es nuestra.

17 comentarios:

Al Neri dijo...

Magnífico planteamiento el de las batallas. Yo creo que en cuanto se deja de luchar, se deja de ser joven.

A veces los compromisos, el trabajo, la prudencia mal entendida y por qué no decirlo, la comodidad, el egoísmo y el deseo de evitar conflictos nos convierte en viejos prematuros, en soldados derrotados por anticipado.

Supongo que también llega una edad o un momento de tu vida en que es agotador estar en pie de guerra permanentemente, sobre todo cuando te has desengañado tantas veces y has comprobado lo inútiles que suelen resultar ciertas actitudes (sobre todo ciertas discusiones).

Otra cosa a tener en cuenta es el sentido de la proporción. Reaccionar exactamente con la misma beligerancia en cualquier situación, igual cuando insultan a nuestra madre que cuando nos gastan una bromilla algo molesta, no me parece lo más equilibrado.

Anónimo dijo...

Me ha gustado el post Subdirector.Muy interesante tu planteamiento y muy bien escrito.
Estoy de acuerdo también con la acotación que hace Neri. Esto quiere decir que voy a llamar al médico ahora mismo. No puede ser, me estoy cutrivirizando. Qué será lo próximo: dejar de ver Gran Hermano, empezar a hacerme pajas pensando en Curri Valenzuela o poner un poster de la cabra de la legión en mi habitación????.

Hispanicus dijo...

Me ha encantado este comentario vueswtro, lo he releido varias veces. Es bueno recordar a nuestros heroes para seguir su ejemplo, por que como bien decian, no debemos ser ni cobardes ni acomodaticios, somos españoles.

¿Por que no hacemos peliculas sobre estos hechos historicos y solo las hecemos sobre teta-culo-maricon-guerracivil?

Un slaudo

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Gracias a todos por alabanzas no merecidas.

Es cierto que llega un momento en que te cansas de luchar para nada. De hecho, comienzo a estar en ese estado sobre todo, contemplando, que muchos acomodaticios, al final, han recibido mayores recompensas sin conciencia, sin valor, sin nada.

Estoy de acuerdo con sus acotaciones pero me parece un poco difícil marcar las proporciones. De hecho, muchas veces podemos usarlo como mecanismo de excusa. Por ejemplo -y por eso me vino la entrada a la cabeza-, el otro día estábamos unos cuantos en un bar y un borracho enorme no hacía más que molestar, meterse con alguna chica, dar empujones,... ¿Acaso no deberíamos haberle dado una pequeña lección de urbanidad en lugar de pensar: "vámonos que no merece la pena?" Al final, haciendo este tipo de cosas, los que ganan son los malos pues cedemos en nuestros derechos para darles unas ventajas que no se merecen.

En otros siglos, por cosas menores, un caballero abría el corazón de un gañán con quince centímetros de toledana.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Por cierto, se me olvidaba.

Me gustaría invitar a todos a buscar un ejemplo de heroísmo español como los expuestos en la entrada y publicar un pequeño resumen en los comentarios y, de paso, uno o varios enlaces para que, el que quiera, pueda ampliar información, ver algún vídeo o similar.

Creo que podría resultar interesante.

Al Neri dijo...

Muy buena idea, Subdire. Ahí va la mía:

Gloriosos militares españoles, el mes de enero de 2008, en una emocionante demostración de bravura y ardor guerrero como no han visto los siglos, repartieron nada menos que ayuda humanitaria a la población afgana como consecuencia de la terrible ola de frío que asolaba en aquel momento la región, que había causado la muerte de varios afganos e incluso de ganado. Se distribuyeron ¡toneladas de víveres! en este acto de heroísmo simpar que confirma el valor, la independencia internacional y las bizarras funciones de nuestro Ejército.

Ni la batalla de las Navas de Tolosa, ni la toma de Granada, ni la conquista de Perú, ni la victoria en la Guerra de la Independencia, ni la Defensa del Alcázar, ni la División Azul, superan en gallardía a esta hazaña humanitaria que os cuento. ¡Esto sí que es tener cojones!

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Bueno, pues al hilo voy a añadir otra hazaña:

En el año 2.007 un grupo de soldados españoles destacados en Herat, armados con poca munición, con blindados obsoletos y helicópteros civiles pintados de verde -sin potencia y con el único blindaje de los chalecos antifragmentación de los soldados pegados al suelo de la aeronave con cinta adhesiva-, escoltaba a un grupo de soldados afganos.

De pronto se vieron sorprendidos por una emboscada de los talibanes. Los soldados afganos, aún pero armados, murieron todos bajo el fuego enemigo mientras que los españoles a duras penas lograban resistir ante un enemigo muy superior numéricamente y al que causaban numerosas bajas. Cuando los soldados españoles se quedaron sin munición, de forma casi milagrosa un caza francés -nuestros eternos enemigos ayudan a nuestros soldados más que los políticos inútiles- apareció para acabar con la vida de todos los talibanes.

Natalia Pastor dijo...

Muy bueno el post.
La verdad,es que es triste que no se conmemoren las grandes batallas e hitos gloriosos que tiene nuestro país,en una vergonzante actitud de una sociedad pacata que renuncia a todo su pasado y a su historia.
La lección que debemos extraer, es que hay que seguir luchando,sin pausa ni descanso,sin dar un paso atrás para progresar, y alcanzar una sociedad más libre,más justa y que se sienta orgullosa de us raices y símbolos.
No hay que desfallecer.

Anónimo dijo...

Señor subdirector, chapeau!

Eso sí, los matices que ha incluido Al Neri en su primer comentario y los suyos propios también en su primer comentario me parecen que han completado perfectamente esta magnífica entrada.

Un cordial saludo a todos. Álvaro

Legionarius dijo...

Tenemos numerosos héroes en el pasado, pero ninguno para el negro futuro que nos espera.

Un saludo español...

Anónimo dijo...

Maravilloso comentario Sr. Subdirector.
No suelo entrar a comentar nada, a pesar de leerles casi siempre. En este caso he hecho una excepción.
Le repito otra vez mi enhorabuena.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Gracias a todos, de nuevo, por sus alabanzas.

Parece que no ha tenido mucho éxito lo de plantear en los comentarios pequeñas pinceladas de hechos históricos de armas españoles. Hechos que, en su día, causaron el asombro y la admiración del mundo: Trafalgar, la hazaña del Montserrar en Cuba, el fuerte de Baler en Filipinas, la defensa de Belchite, Krasni Boor y un largo etcétera. Les invito a todos de nuevo a ir buscando algún asombroso hecho de armas hispano para, en un futuro próximo, compartirlos en los comentarios de alguna entrada al respecto.

No se puede amar realmente aquello que se desconce y estoy seguro que todo aquel que conozca mínimamente lo que España ha hecho en el mundo y en la Historia la amará y, lo que es más importante, querrá imitarla.

EL FRANCOTIRADOR dijo...

Mágnífica y emotiva entrada,estoy completamente de acuerdo contigo,la culpa es nuestra,la primera vez que alguien desvio la mirada porque a su vecino le había matado ETA y no quiso saber nada se inicio una situación de miseria moral y espiritual en las Vascongadas o cuando alguien maltrata a una mujer y miramos para otros lado o cuando damos nuestro votos a políticos "coñazos" o indecentes.Lo dicho un aplauso.

Miquelino Flynn dijo...

Al leer lo que le sucedió en ese bar, Sr. Subdirector, he recordado un caso que comentaron en una tertulia radiofónica durante la presentación de "La División Azul". Cuentan que David Jato (fundador del SEU y autor de "La rebelión de los estudiantes", imprescindible para entender la difícil etapa de la Segunda República) mientras se encontraba en Rusia luchando con la División Azul marchó de permiso a Berlín. Allí tuvo un incidente con la policía a causa de haber cedido el asiento en el tranvía a una mujer que llevaba la estrella que identificaba a los judíos como tales. Los policías le reprochaban que un soldado como él y vestido con su uniforme reglamentario hubiera tenido ese gesto con una judía. A lo que respondió que lo había hecho por dos razones: porque ella era una mujer y porque él era español. Y ante la insistencia de los policías por el carácter judío de esa mujer, él terminó enfrentándose a ellos diciéndoles que él también era judío. El lío en el que terminó metiéndose fue tan grande que el propio Muñoz Grandes (General de la División Azul) tuvo que intervenir en su favor. En realidad no era judío pero le movió ese carácter tan nuestro de rebelarnos ante la injusticia y solidarizarnos con la víctima. Un carácter que poco a poco estamos perdiendo.

El problema no es ya sólo que no estemos ni preparados ni capacitados para revivir gestas como las mencionadas, es que poco a poco ya casi ni en nuestro día a día, en los retos más cotidianos podemos hacer un pequeño sacrificio pensando simplemente en el bien y la justicia. ¿Por qué razones? Pues seguramente tendrá mucho que ver esa comodidad o ese hastío que ya se han comentado. Pero creo que también influye esa desorientación que tenemos y que nos impide saber dónde está el norte. La lucha por una causa tiene que tener un objetivo, pero el nihilismo, el relativismo y el "todo vale" hacen difícil poder hablar de objetivos. Y por ello muchas veces nos conformamos con seguir una corriente que nos viene ya marcada. Sólo unos pocos aguantan, se salen de la civilización, se refugian en el bosque y siguen luchando desde ahí convirtiéndose así en emboscados, como decía Jünger cuando hablaba de los 4 estados del hombre: el soldado, el trabajador, el emboscado y el anarco. Y tal y como están las cosas esperemos que al menos se mantengan ahí y no terminen por dar el último paso y se dediquen únicamente a intentar salvarse ellos.

Anónimo dijo...

Señores del cuatrirato, no creeis que deberiamos pensar mas en el presente y en el futuro d eEspaña que en su pasado supuestamente glorioso. A mi lo que paso en el siglo XVI no me dice nada, solo me lo dice la España de ahora, con sus problemas de ahora que son bastante graves. Olvidaos de las gestas pasadas que no van a volver jamas.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Quien no comprende el pasado es incapaz de comprender el presente. Quien no conoce a su patria es incapaz de amarla. Síntoma clásico de los progresistas: justificar siempre su orgullosa ignorancia.

Meletea dijo...

Yo también creo que es importante conocer los hechos y gestas de nuestro pasado para, según los casos, o no repetirlos o tomarlos como ejemplo o modelo de cara al presente y al futuro.

Muy interesante la última reflexión del señor Subdirector. En el día a día todos participamos en mayor o menor medida de alguna que otra pequeña batalla donde muchas veces por pereza o cobardía miramos a otro lado o cedemos nuestro palmo de terreno en lugar de defenderlo (siempre dentro de ciertos límites, claro).