domingo, 19 de julio de 2015

TENÍAN USTEDES RAZÓN


“Las gentes salen del rosario. La calle rebosa murmullos piadosos, porque siempre se habla con deje de ora pronobis al acabar un rezo colectivo. Mucha gente. Antes sólo octubre acumulaba multitudes marianas; ahora reza la ciudad en pleno noviembre. Es de mal efecto y difícil remontar esta humana corriente. Cuando voy a alcorzar por una callejuela me lo he encontrado de cara; está más delgado, más viejo. Parece que estos cuatro meses le han caído directamente en las espaldas. Tiene en la boca una sonrisa de miedo. ¿Será posible que tema alguna violencia por mi parte? El viejo profesor era bastante anaranjado. Un bocazas de Ateneo; pontificaba su sabiduría y su visión de lince. ¡Ah, la política española! Nosotros, qué chiquillos para él. Y ahora me mira titubeante y encogido; debo asustarle con mi encapotada presencia. De golpe, comprende que los niños se le escaparon de las manos, se le hicieron hombres, otros hombres distintos de los que él quiso. Se derrumba su vida a mis plantas, le brillan los ojos cuando me coge la mano tímidamente entre las suyas y me la va oprimiendo, confiándose —se le borra el miedo y le nace la paternidad en la boca—, hasta hacerme daño. Me da lástima.

—Tenían ustedes razón.

Él viene también del rosario. Yo me acuerdo que nos soltaba, como perros rabiosos, sátiras del «Fray Lazo»; le molestaban las campanas clamorosas bautizando el aire al sol del mediodía o al dorado del coro o a víspera alegre de procesión o fiesta; y en este momento quizá las echa de menos sobre sus culpas. Esto se llama una rectificación de frente. El convertido se aleja. Creo que he llegado a balbucir unas palabras cariñosas. Es un pobre hombre, ahora.” 

La fiel infantería (Rafael García Serrano, 1943)

1 comentario:

Tábano porteño dijo...

Dicho de un modo más prosaico:

"La explicación la encontramos en la dicotomía existente entre los valores e ideales que animaban a uno y otro lado, cuestión en la que se encontraba el origen de la profunda discordia. Los revolucionarios peleaban con unos objetivos donde predominaba el aspecto reivindicativo, materialista, inmediato, antirreligioso y destructivo, para imponer un nuevo orden de cosas basado en la supremacía de la clase proletaria, en el que era preciso suprimir -en fondo y forma- toda oposición real o imaginaria. Las creencias y el planteamiento de los alzados -por su parte- era más amplio, profundo, positivo y transcendente, pues entendían que siendo imprescindible la consecución del bien común y el bienestar social y material sin exclusiones, esto no es posible si se prescinde y aniquila la esencia espiritual tanto de las personas como de la Nación en la que están integradas.

De ahí las diferentes tesituras ante unas perspectivas drásticamente arriesgadas, donde está en juego la propia existencia. El sujeto dominado por el materialismo, una vez perdida la certeza en el triunfo cercano, abandona más fácilmente los estímulos que lo mantienen en liza y se muestra más propicio a la conservación de la vida, en espera de que -más adelante- puedan cambiar favorablemente las circunstancias para poder seguir peleando. Los de enfrente -por su parte- son conscientes y por lo tanto responsables, de que para el triunfo final, aunque éste no parezca posible, es imprescindible el ejemplo y el sacrificio ilimitado, sin importar el resultado ligado directamente a la acción. Influye, por encima de todo, la conciencia de sus obligaciones con Dios y con España, así como con quienes se integran en la propia facción, pero sin olvidar -en ningún momento-a los que circunstancialmente son considerados enemigos, pero que en cualquier caso se quiere atraer."

(De aquí: http://syllabus-errorum.blogspot.com.ar/2015/07/espiritu-de-resistencia.html)