Con la llegada del verano aparecen
también unos cuantos bichos muy molestos que no se limitan a posarse en la
ensalada en plena comida campestre o en los choricillos de la barbacoa, sino
que a veces nos meten unos picotazos que vemos las estrellas. Dos de estos antipáticos insectos, muy
frecuentes en España, son la Vespula vulgaris (avispa común) y la Vespa crabro
(avispón), que mucha gente confunde con las abejas (Apis mellifera) por sus franjas de color
negro y amarillo, y porque pican, aunque son especies totalmente distintas.
Las avispas que he citado también viven en colonias como las abejas, pero su comportamiento es mucho más agresivo, por lo que en principio el riesgo de ser atacados es más alto cerca de un avispero que de una colmena.
Una importante diferencia es que las avispas pueden atacar tanto picando con su aguijón como mordiendo con sus fuertes mandíbulas, mientras que las entrañables fabricantes de miel solo aguijonean. La mordedura de la avispa arranca la piel humana y la del avispón puede dejarnos sin un trocito de carne. Con la picadura, en cambio, inyectan veneno con su aguijón, que, igual que sucede con las abejas, solo está presente en las hembras. En realidad se trata del órgano de ovulación (ovopositor) modificado, pues solo la reina lo utiliza para poner huevos.
Vamos, que no sé si prefiero un mordisco o un aguijonazo...
El aguijón de las avispas es retráctil y lo retiran después de picar; así pueden dar varios picotazos seguidos y largarse volando tan campantes. En cambio las abejas, cuando pican a un humano, pierden todo el interior de su abdomen al tirar y mueren sin remedio. La picadura de avispa es muchísimo más dolorosa que la de abeja, con el agravante indicado de que pueden clavar el aguijón varias veces. Además, el aguijón de una abeja va unido a una “valvulita” que queda a ras de piel y que si se retira rápida y hábilmente apenas entra veneno, mientras que de la ponzoña avispil no hay quien se libre.
El veneno de avispa es más potente que el de abeja y causa mayores reacciones alérgicas, si bien no es peligroso salvo para algunas personas especialmente sensibles o si atacan a la vez muchos insectos. En nuestro país se producen entre 15 y 20 muertes anuales por picaduras de ambas especies.
Otras picaduras veraniegas en La pluma viperina:
- Escolopendras
- Medusas
- Tábanos
- Escorpiones
Las avispas que he citado también viven en colonias como las abejas, pero su comportamiento es mucho más agresivo, por lo que en principio el riesgo de ser atacados es más alto cerca de un avispero que de una colmena.
Una importante diferencia es que las avispas pueden atacar tanto picando con su aguijón como mordiendo con sus fuertes mandíbulas, mientras que las entrañables fabricantes de miel solo aguijonean. La mordedura de la avispa arranca la piel humana y la del avispón puede dejarnos sin un trocito de carne. Con la picadura, en cambio, inyectan veneno con su aguijón, que, igual que sucede con las abejas, solo está presente en las hembras. En realidad se trata del órgano de ovulación (ovopositor) modificado, pues solo la reina lo utiliza para poner huevos.
Vamos, que no sé si prefiero un mordisco o un aguijonazo...
El aguijón de las avispas es retráctil y lo retiran después de picar; así pueden dar varios picotazos seguidos y largarse volando tan campantes. En cambio las abejas, cuando pican a un humano, pierden todo el interior de su abdomen al tirar y mueren sin remedio. La picadura de avispa es muchísimo más dolorosa que la de abeja, con el agravante indicado de que pueden clavar el aguijón varias veces. Además, el aguijón de una abeja va unido a una “valvulita” que queda a ras de piel y que si se retira rápida y hábilmente apenas entra veneno, mientras que de la ponzoña avispil no hay quien se libre.
El veneno de avispa es más potente que el de abeja y causa mayores reacciones alérgicas, si bien no es peligroso salvo para algunas personas especialmente sensibles o si atacan a la vez muchos insectos. En nuestro país se producen entre 15 y 20 muertes anuales por picaduras de ambas especies.
Otras picaduras veraniegas en La pluma viperina:
- Escolopendras
- Medusas
- Tábanos
- Escorpiones
7 comentarios:
Muy bueno su artículo desde el punto de vista cientìfico, Neri.
Dèjeme tomar el asunto desde el lado de las humanidades. Vea esta cita de Maeterlinck (De la vida de las abejas): "Los grandes episodios de la vida de las abejas, a saber: la formación y la partida del enjambre, la fundación de la ciudad nueva, el nacimiento, los combates y el vuelo nupcial de las jóvenes reinas, la masacre de los machos y el regreso del letargo del invierno."
Por no hablar del teutòn reaccionario de Schopenhauer: "La forma monárquica de gobierno es natural a los hombres como lo es a las abejas, a las hormigas, a las aves migratorias, a los elefantes, a los globos y a otros animales, todos los cuales designan a uno de ellos para que dirija sus actividades."
Gracias a su entrada, ha resuelto una duda que tenía desde tiempos inmemoriales. La intensidad de las picaduras de estos dos bichos. Pensaba ciertamente que la abeja tenia una picadura peor que la de la avispa, pero me ha aclarado perfectamente que estaba equivocado. Gracias al cielo, hace muchísimo tiempo que ninguno de esos dos insectos elige como acomodo de su aguijón alguna parte de mi cuerpo; pero el miedo, y ese escalofrío que a uno le recorre por las entrañas cuando cualquiera de estas dos especies revolotea a tu alrededor, no hay verano que no lo sufra en contadas ocasiones.
A mi me gusta la mordedura de las lagartas. Las avispas y las abejas solo dejan ronchones y picores y son cosas de jovencitos que van a la piscina a enseñar las lorzas y las blancuras.
Las avispas siempre picaban a mi prima Leocadia, que pesaba cien arrobas. Yo voy a la piscina con chaleco, gabardina y prismáticos; y jamás me siento en la hierba.Por tanto este tema no me interesa para nada.
No me asustan. Nada que vuele me da miedo. Ni cualquier cosa susceptible de morir de un chancletazo. Peores son las garrapatas. Te chupan la sangre a traición, se ponen gordas a tu costa y solo te das cuenta de que te han picado cuando, ya es tarde.
Las abejas al menos son generosas; nos dan una riquísima miel a cambio de nada. La de encina cordobesa, es deliciosa.
Tábano, me aposté a que no sería usted capaz de sacar una reflexión filosófica-humanística de este tema... y una vez más perdí.
Teutates, gracias, espero que las siguientes entregas le gusten también.
Paco Umbral, es usted el mejor.
Nago, fobia o pánico, no. Pero respeto hay que tenerles. Si un avispón le pica a una hija suya en el cuello o en la lengua, puede ser bastante peligroso, así que es mejor prevenir. Lo más arriesgado de todo es conducir en moto o en descapotable por zonas con muchas abejas o avispas. Se chocan contra uno y te picn rebotadísimas.
Su aprensión hacia las garrapatas, Nago, es más que fundada a tenor de esta triste noticia que circuló en medios argentinos la semana pasada:
http://www.infobae.com/2015/01/03/1618693-una-garrapata-lo-pico-y-su-vida-cambio-siempre
A casos como ese precisamente me refiero, Tábano. Pobre muchacho y qué coraje más admirable. Conozco casos muy similares. Ahí radica precisamente su peligro: se introducen en tu cuerpo sin que puedas apreciarlo hasta que, en no pocos casos, es demasiado tarde.
Es importante distinguir el dolor, por terrible que éste sea, de la fatalidad.
Ya que hace especial mención el señor Neri le diré que, las mamás somos auténticas expertas en estas lides. Siempre tengo a mano Detraine pomada. Es mano de santo para todo tipo de picaduras incluso de las que provocan las molestas medusas.
Las moscas tampoco son asunto baladí. Conozco algún caso en el que, han puesto huevos en algún obscuro, incómodo e imperceptible lugar de la anatomía humana, éstos han eclosionado convirtiéndose en larva y, sus consecuencias han sido igualmente fatales.
Las pulgas también pueden cursar reacción alérgica terrible.
Las garrapatas primero hay que verlas y después, con mucho tino, paciencia y aceite de oliva, extraerlas sin que se rompan.
De todos modos reconozco que, me encantan los bichos. Todos cumplen su función en cualquier ecosistema. Solo hay que conocerlos para saber tratarlos; como en la vida misma.
P. S. Sin ánimo de crueldad: me he reído muchísimo con los comentarios de la noticia a la que nos ha hecho referencia.
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