Siempre dice que no cree en Dios,
pero habla tanto de religión y de moral católica que resulta difícil tragárselo. Siempre me explica que si le obsesiona tanto el “hecho religioso” es
por la formación recibida y por el peso
cultural que el Cristianismo ha tenido y tiene en este
país. Se define como ateo pero no como anticlerical y, de hecho, suele hablar
con cariño de los curas que le educaron y que ha conocido, sobre todo de Don
Fermín.
Don Fermín es un sacerdote amigo de su familia y por eso le mandaron a hablar con él cuando, con dieciséis años, le empezaron a atormentar los interrogantes. Su fe se resquebrajaba por varios motivos y este cura le habló poco y le escucho mucho, que era precisamente lo que necesitaba. Justo antes de despedirse, en un arrebato de ansiedad le espetó:
– Padre, sinceramente, ¿usted podría asegurarme que Dios existe sin ningún tipo de duda?
Don Fermín le sonrió y respondió con una frase que aún no ha olvidado:
– Lo que puedo asegurarte sin ninguna duda es que yo he apostado mi vida a que Dios existe.
Don Fermín es un sacerdote amigo de su familia y por eso le mandaron a hablar con él cuando, con dieciséis años, le empezaron a atormentar los interrogantes. Su fe se resquebrajaba por varios motivos y este cura le habló poco y le escucho mucho, que era precisamente lo que necesitaba. Justo antes de despedirse, en un arrebato de ansiedad le espetó:
– Padre, sinceramente, ¿usted podría asegurarme que Dios existe sin ningún tipo de duda?
Don Fermín le sonrió y respondió con una frase que aún no ha olvidado:
– Lo que puedo asegurarte sin ninguna duda es que yo he apostado mi vida a que Dios existe.
9 comentarios:
Para justificaciones racionalistas de la existencia de Dios quizá sea insuperable la de Pascal, que en su doble apuesta decía que hay dos probabilidades por parte de Dios: existir o no existir, y dos por parte del hombre: creer o no creer. Las combinaciones posibles son entonces:
-creo y Dios existe: gané todo, voy el Paraíso.
-creo y Dios no existe: gané de todos modos, la fe dio sentido a mi vida.
-no creo y Dios existe: pierdo absolutamente, me condeno al dolor eterno.
-no creo y Dios no existe: gano de todos modos, la fe dio sentido a mi vida.
Ergo: creyendo siempre gano.
Al Neri, me ha encantado la entrada.
Yo creo que sobre la existencia de Dios a veces tenemos una certeza, y otras veces es elegir la mejor opción, como dice Tábano sobre Pascal, entre todas las posibilidades posibles.
Yo durante algunos años en los que no es que tuviera dudas de fe, pero me resistía a darle a Dios más de lo que le daba, empecé a experimentar el miedo a perder esa fe que Dios me había dado sin pedírsela (siempre he tenido el convencimiento de que el que no avanza, retrocede). Entonces llegué a la determinación de que aunque perdiera esa fe, nunca dejaría de hacer "los mínimos del buen cristiano": ir a misa el domingo, confesarme con cierta frecuencia, rezar por las noches... que son cosas que aunque las hagas con más o menos fe, yo entendía que cumplía con Dios. Pero sobre todo que si había gente cuya vida yo admiraba y hacían eso, sería por algo.
Después de esta etapa he vivido momentos en los que he visto tan claro que Dios existe, que son suficientes para apagar cualquier duda que me surja. Por lo que ya no pienso en que alguna vez me agarraría a Dios como la mejor opción si pierdo la fe, sino por esa certeza que en algún momento he tenido de que existe.
En realidad como dice Don Fermín debe ser una apuesta por Dios, porque a mí realmente me da igual creer que no creer, que Dios va a ser el centro de mi vida.
Esta entrada, me ha recordado una entrevista que hicieron a la Madre Teresa de Calcuta.
-¿Si al final de todo se da cuenta que Dios no existe?
-Pues, ¡qué me quiten lo bailado! …contestó ella.
Tábano Porteño Si no le importa le agradecería que me explicara el cuarto supuesto según Pascal.
Saludos.
Aprendiz, creo que confundes la impecable Y honestísima respuesta de D. Fermín,-que seguro que tenía una fe muy sólida dentro de lo humanamente posible-, con algo similar a la fe del carbonero.
Me dio esa impresión.
Tomae:
en la última combinación me equivoqué. Debe decir: "no creo y Dios no existe: perdí de todos modos, porque la fe habría dado sentido a mi vida".
Gracias por hacerlo notar. Son los problemas de escribir apurado.
Aprendiz de Brujo,
Eso será porque minusvaloras mi fe, entre otras cosas. A veces la categoría que les damos a las personas nos hacen interpretar sus palabras de una u otra forma. Y de quienes esperamos algo concreto, expresen mejor o peor sus pensamientos, interpretamos sus palabras de la forma más positiva; y viceversa.
No te lo digo por rencorosa, que a lo mejor sí, pero al igual que no pongo la mano en el fuego por otros de mis razonamientos, te invito a que cuando hablo de mi fe, al menos, pongas un poco de mejor voluntad.
A parte de todo esto, yo en cuestiones de la fe en Dios, ya digo que es algo que no he tenido que buscar como otra gente (aunque la he trabajado bastante), pero en caso contrario, tengo claro que no me la jugaría y si fuera necesario adoptaría la fe del carbonero. Por si por la buena intención hasta me salvara.
Aprendiz,
Hay partes de esta última intervención que no solo respeto, sino que comparto plenamente.Es muy difícil abstraerse de los prejuicios personales a la hora de emitir u juicio sobre la opinión que emite esa persona.En ese sentido creo que algún encontronazo que hemos tenido últimamente y lo antagónico de nuestros pensamientos, puede que me hayan condicionado en el juicio que hago de tus palabras.
Intentaré explicarme mejor a partir de tus palabras:
"En realidad como dice Don Fermín debe ser una apuesta por Dios, porque a mí realmente me da igual creer que no creer, que Dios va a ser el centro de mi vida".
No creo que D. Fermín suscribiese esa frase.Yo creo que la intención del sacerdote era la opuesta:Manifestar que es imposible asegurarle a nadie la existencia de Dios.
Que su apuesta vital estaba basada en la creencia en la existencia de Dios. Y NO QUE LE DE LO MISMO CREER QUE NO CREER. Tu crees porque Dios es el centro de tu vida, mientras él opera al revés: Dios es el centro de su vida, porque cree en él.(No sé decirte con que grado exacto de certidumbre, pero con bastante lógicamente).
Así al menos os interpreto a los dos.Quizás el equivocado soy yo.
Dicho lo cual, mi respeto por algo tan íntimo y personal como es tu fe.Faltaría más.
Un saludo.
La frase del cura D.Fermín,me parece acertada,cada uno debe creer y apostar en la vida por lo que le vaya bien.Yo hace mucho que perdí la fe en un dios que nos protege y ayuda y solo tengo fe en mi misma,así que como me va bien,yo he apostado por mi en la vida,y por la gente que tengo a mi alrededor que me hacen ver que la vida aún llena de malos momentos,merece la pena vivirla.
Yo tengo un tío que es monseñor en el vaticano,y cuándo le hablo de mi falta de fe en dios,pero de la fe que tengo en m i para vivir la vida con entereza a pesar de los batacazos que esta me ha pegado,me dice: lozana a ti no te hace falta creer en dios,ojalá tuvieses un sobre y un sello para mandarle todos tus males a su remitente,y yo le dije¿ el remitente en dios?,a lo que el me contesto: el remitente es un hijo de puta,puedes ponerle el nombre que quieras.
Bueno no quiero alargarme mucho,pero estos días que voy a quimioterapia,que es durísima,he visto allí a niños muy pequeños con sus cabezas calvas,algunos padeciendo canceres terminales,y me pregunto ¿ que han hecho estos niños para recibir tal castigo?,si dios existiera y fuese tan bueno creo que no permitiría esto.
Gran tipo D. fermín!!!, me parece que los curas hablan poco con la gente, hablan entre ellos de la gente...
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