jueves, 1 de noviembre de 2012

MONACATUS

Este año también ha tocado una visita a Las Edades del Hombre, que ya va por su 17ª edición, esta vez dedicada a la vida monástica (Monacatus) y ubicada en el Monasterio de San Salvador en la histórica villa de Oña.

Tanto la temática como el entorno, una comarca asociada al nacimiento de Castilla como condado independiente de León en el siglo X, me atraían especialmente, así que el sábado pasado me animé a ir hasta Oña.  Solo por el impresionante monasterio ya merece la pena el viaje. En él están enterrados varios condes de Castilla (incluido Sancho García, el nieto del mismísimo Fernán González) y reyes de Castilla y de Navarra. El retablo barroco y el claustro son las mayores maravillas que alberga el conjunto monástico; estuve mucho tiempo contemplándolos admirado.

La exposición me ha gustado bastente más que la del año pasado y en eso ha influido sin duda el buen hacer del guía, que además de explicarnos las obras más importantes se detuvo a desgranar el contexto histórico de la vida de los monjes castellanos. Nos dio muchísimos datos y aprendí algunas cosas curiosas que desconocía, por ejemplo que los primeros cantos de los monjes, en los albores de las principales órdenes, no eran los famosos gregorianos, sino el llamado canto mozárabe o visigótico, ligado íntimamente a la primitiva evangelización de numerosas zonas de la Península. Tampoco tenía ni idea de que fueron los monjes medievales los inventores de las piscifactorías de truchas, que construían para procurarse alimento en una época en que las reglas les prohibían buscar o comprar comida fuera de los muros del convento.

Más cosas que me encantaron: una talla del siglo XVIII de San Froilán, nombrado primer obispo de Palencia tras una vida de eremita en el siglo IX, con un lobo que amaestró para que cargara con sus biblias; una colección increíble de documentos y textos sagrados ilustrados de los siglos IX y del siglo X, entre ellos actas fundacionales de varios monasterios españoles, algunos originales y otros copia facsímil porque el presupuesto de Las Edades no daba para cubrir el seguro; varios mapas muy interesantes de monasterios y de sus áreas de influencia; la reproducción de la celda de un monje de los primeros tiempos, y la aljuba (una especie de camiseta larga interior) del Infante Don García, hijo de Alfonso VII (siglo XII).

Además aprovechamos el viaje para visitar la comarca de las Marindades y ver el puente romano de Frías, y para acercarnos a Poza de la Sal, el bonito pueblo natal del doctor Rodríguez de la Fuente. En el trayecto, cruzando los Montes Obarenes, pudimos ver unos cuantos corzos muy cerca de la carretera.

Lo peor del día, la lamentable comida en el único tugurio de Frías en el que encontramos sitio. Encima, el dueño, un marroquí como no podía ser de otro modo, nos dijo un precio y después al traer la cuenta metió el IVA aparte.

La muestra puede visitarse hasta el 4 de noviembre, así que aún están a tiempo los rezagados para disfrutar de un encuentro inolvidable con un aspecto de nuestro pasado indispensable para entender las esencias de nuestra Patria.

2 comentarios:

C. S. dijo...

La próxima vez, vaya a comer a los 11 brutos,en la propia Oña, que, a pesar del nombre y de la pinta, es un milagro de calidad-precio.

Al Neri dijo...

¡Gracias, C.S.! Tomo buena bota para la próxima, pues pienso volver por esa zona.