Los sucesos protagonizados por el profesor universitario Jesús Neira la semana pasada han sido muy reveladores por cuanto han dejado en evidencia el oportunismo rastrero de la clase política.
Mitificar a un señor de carne y hueso tiene demasiado peligro. Cuando Neira tuvo hace dos años aquel gesto tan humano y tan valiente, y que tan caro le costó, de defender en plena calle a una mujer maltratada, casi todos nos conmovimos con su coraje y nos compadecimos de su mala suerte. Casi todos pensamos: qué reacción más viril, qué actitud tan solidaria y desprendida ha tenido este señor en este caso puntual. ¡Un aplauso, sí señor! Pero en ningún momento se nos ocurrió suponer que Neira fuera un santo, que no tuviera sus defectos inconfesables, sus vicios, sus malos rollos, su soberbia… Nos gustó lo que hizo ese día y punto.
Pero como por entonces la prensa idiota debía de andar escasa de material, y encima lo de la violencia doméstica está tan de moda, en unos meses convirtió al audaz docente en un héroe a escala nacional, en un modelo a seguir por los ciudadanos, en un ejemplo de justicia y de amor al prójimo por encima de las ideas. En poco tiempo estaba en todos los medios y en las entrevistas haciéndose notar. Como encima este señor es un poquito chuleta y le gusta salir en la tele más que a un tonto una tiza, le faltó tiempo para opinar y hasta pontificar sobre lo humano y lo divino aunque no tuviera nada que ver con el motivo de su fama: ayudar a una mujer en peligro.
Si los medios de comunicación son babosos y arribistas, qué decir de los políticos. En cuanto el deleznable gobierno de Esperanza Aguirre se percató del tirón mediático de Neira y de la relevancia social que iba adquiriendo su figura, se apresuró a sacar tajada enjaretándole de presidente en uno de esos órganos de mierda, que tan bien conozco yo, que solo sirven para hacer creer a los electores que la Administración se preocupa por un determinado tema y de paso para que sus miembros cobren dietas a cambio de tocarse el higo. Me refiero por supuesto al Consejo Asesor del Observatorio Regional de la Violencia de Género, que no ha realizado ni una sola actividad (según la memoria anual del Observatorio) durante el mandato de nuestro héroe.
Cuando hace unos días ha quedado patente que el señor Neira, además de ser un tipo decidido y valeroso, es un borrachín capaz de conducir ebrio con absoluto desprecio hacia la vida y la seguridad de sus conciudadanos, a los pobres peperos se les ha caído la cara de vergüenza. De nada han servido su fulminante destitución, ni las forzadas declaraciones públicas de los fantoches de turno, porque han quedado todos, como suele decirse, como Cagancho en Almagro.
Es lo malo de construir héroes de laboratorio, de divinizar a seres humanos para beneficio propio, de aprovecharse de las virtudes ajenas para medrar y para figurar.
Nadie es perfecto, y cuando se utiliza a una persona como bandera, eslogan y reclamo, se corre el riesgo de que un día salte a la luz alguna tara que cualquiera podría disculpar en un sujeto corriente, pero nunca en un héroe. Al final, el perjuicio triplica en un instante la rentabilidad que se haya podido obtener en años del hombre anuncio.
Mitificar a un señor de carne y hueso tiene demasiado peligro. Cuando Neira tuvo hace dos años aquel gesto tan humano y tan valiente, y que tan caro le costó, de defender en plena calle a una mujer maltratada, casi todos nos conmovimos con su coraje y nos compadecimos de su mala suerte. Casi todos pensamos: qué reacción más viril, qué actitud tan solidaria y desprendida ha tenido este señor en este caso puntual. ¡Un aplauso, sí señor! Pero en ningún momento se nos ocurrió suponer que Neira fuera un santo, que no tuviera sus defectos inconfesables, sus vicios, sus malos rollos, su soberbia… Nos gustó lo que hizo ese día y punto.
Pero como por entonces la prensa idiota debía de andar escasa de material, y encima lo de la violencia doméstica está tan de moda, en unos meses convirtió al audaz docente en un héroe a escala nacional, en un modelo a seguir por los ciudadanos, en un ejemplo de justicia y de amor al prójimo por encima de las ideas. En poco tiempo estaba en todos los medios y en las entrevistas haciéndose notar. Como encima este señor es un poquito chuleta y le gusta salir en la tele más que a un tonto una tiza, le faltó tiempo para opinar y hasta pontificar sobre lo humano y lo divino aunque no tuviera nada que ver con el motivo de su fama: ayudar a una mujer en peligro.
Si los medios de comunicación son babosos y arribistas, qué decir de los políticos. En cuanto el deleznable gobierno de Esperanza Aguirre se percató del tirón mediático de Neira y de la relevancia social que iba adquiriendo su figura, se apresuró a sacar tajada enjaretándole de presidente en uno de esos órganos de mierda, que tan bien conozco yo, que solo sirven para hacer creer a los electores que la Administración se preocupa por un determinado tema y de paso para que sus miembros cobren dietas a cambio de tocarse el higo. Me refiero por supuesto al Consejo Asesor del Observatorio Regional de la Violencia de Género, que no ha realizado ni una sola actividad (según la memoria anual del Observatorio) durante el mandato de nuestro héroe.
Cuando hace unos días ha quedado patente que el señor Neira, además de ser un tipo decidido y valeroso, es un borrachín capaz de conducir ebrio con absoluto desprecio hacia la vida y la seguridad de sus conciudadanos, a los pobres peperos se les ha caído la cara de vergüenza. De nada han servido su fulminante destitución, ni las forzadas declaraciones públicas de los fantoches de turno, porque han quedado todos, como suele decirse, como Cagancho en Almagro.
Es lo malo de construir héroes de laboratorio, de divinizar a seres humanos para beneficio propio, de aprovecharse de las virtudes ajenas para medrar y para figurar.
Nadie es perfecto, y cuando se utiliza a una persona como bandera, eslogan y reclamo, se corre el riesgo de que un día salte a la luz alguna tara que cualquiera podría disculpar en un sujeto corriente, pero nunca en un héroe. Al final, el perjuicio triplica en un instante la rentabilidad que se haya podido obtener en años del hombre anuncio.
10 comentarios:
De acuerdo en el fondo de la entrada, aunque creo que este hombre, además de ser un tío que de cuna es chuleta y mandón, parece también que cascarrabias, no está bien. Y por esa razón no tiene sentido ponerle donde le han puesto.
De todas formas,¿cambiaría algo si hubiese defendido a la mujer agredida estando borracho?. Yo creo que no...Y, a lo mejor (o peor) lo estaba.
País de hipócritas y de necios es lo que somos.
Que mal pensados somos.
El pobre hombre lo único que hizo fué tomar su medicación y pasar las pastillicas con algo de líquido, ¿qué culpa tiene él del alto contenido alcohólico de ciertos medicamentos? ;P
Voy al médico a ver si me receta unas pocas de esas y monto un bar.
Un par de puntualizaciones, si se me permiten:
1.- Cualquiera que esté en un campo de fútbol puede llamar a un árbitro hijo de puta, pero cara a cara la cosa cambia. Lo de Neira fue como en el campo de fútbol, increpar a cierta distancia y rodeado de gente (salvando las distancias con el ejemplo del campo de fútbol, naturalmente). Por supuesto, le podemos conceder el beneficio de la duda suponiendo que su actuación hubiese sido la misma estando más cerca de los dos personajes que por allí andaban y suponiendo también que no hubiera nadie alrededor.
2.- Además del golpe de efecto que suponía colocar a Neira al frente del Consejo Asesor del Observatorio Contra la Violencia de Género (¿es Neira sociólogo, psicólogo, psiquiatra, abogado, juez, médico o algo que tenga relación con ese tipo de agresiones?) está el asunto de la demanda interpuesta por su familia contra cuatro médicos de la sanidad madrileña por una supuesta concatenación de negligencias médicas que mucho pudieron haber tenido que ver con el estado de coma en el que se vió sumido durante dos meses. Nada más se supo de aquella demanda tras el ofrecimiento y la aceptación del cargo.
Son sólo dos pequeñas aclaraciones. Por lo demás, suscribo hasta la última coma.
Saludos.
Aquí la culpa del asunto la han tenido los socialistas, que primero le mitificaron y ahora le atacan por el hecho de decir la verdad: que son unos jetas sinverguenzas (los socialistas).
Pues yo discrepo, Neri: yo suelo decir "como Cagancho en las Ventas".
Por lo demás, totalmente de acuerdo. Pienso exactamente igual que tú.
Un análisis acertadísimo, señor Neri. Al final, todo es propaganda y la dictadura de lo políticamente correcto que, cómo no, sólo está enfocado a que esta pandilla de maleantes que nos desgobierna o intenta llegar a desgobernar pueda seguir medrando.
Hace unos años, un joven valenciano contempló como un chico estaba pegando a su novia en el campus de la universidad. Cuando saltó para defenderla, murió de un puñetazo del salvaje. Y nada. Ningún homenaje, nada. De él no se podía sacar rédito político.
Además, hay una doble moral. Como está muy mal visto estar borracho al volante (cosa muy lógica) no se puede presidir un órgano mierdecilla, que sólo sirve para colocar enchufados (para eso sirven fundamentalmente las CCAA), aunque no tenga nada que ver con el asunto.
Sin embargo se puede ser un ladrón consumado y presidir una comunidad autónoma. Se puede ser analfabeta y ministra de Cultura. ¡Vaya asco que da todo!
Estoy muy de acuerdo con la entrada. Pero es algo inevitable, es muy propio de la psicología humana eso de hacer héroes. Y no consiste en obviar que determinados actos de las personas producen admiración y son un ejemplo, pero sin olvidar que son personas y también fallan.
Héroes, héroes, héroes...
Qué peligro tiene eso, sobretodo en España donde la envidia es algo que corre por las venas de mucha gente y como te descuides ¡zas!
Pero lo pero es encumbrar a alguien, endiosarlo demasiado, alguien hace algo bueno y se le debe reconocer, siempre, algo que no siempre pasa, pero no exigirle que sea un santo.
Y los políticos, pues claro que se aprovechan para ponerlo en un órgano inútil. Es algo que harían tanto de un partido como de otro, a pesar de lo que diga algún soldado vikingo por ahí (curioso nombre para uno que tiene la ideología que tiene, lo de "vikingo" quiero decir).
Deberíamos profundizar un poco más y no votar a siempre los mismos, partido alternativos hay, pero como no es "útil", habría que recordar como enpezó el pseo y lo que tuvo que sudar para su primer escaño de Pablo Iglesias. Pero como hemos interiorizado ese discurso de los partidos... así nos va. En sistema no deja de ser una especie de reflejo de lo que somos.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, Neira hizo algo bueno, digno de reconocer (aunque no poniéndole en ese organcillo inútil), pero no es un Santo, como ninguno de nosotros. Simplemente.
Merecido lo tiene el señor Neira, y también lo tiene mericido la señora Esperanza.
En esta sociedad estamos acostumbrados a utilizar los acontecimientos externos, en los que no hemos tomado parte, en nuestro beneficio en cuanto vemos la posibilidad.
Mal por el señor Neira, que debió ser umilde y permanecer en el anonimato tras su heroicidad y mal por el PP de Madrid, por intentar aprovechar un efímero tirón mediatico para acallar sus propios complejos.
Totalmente de acuerdo con su post."Nadie es perfecto, y cuando se utiliza a una persona como bandera, eslogan y reclamo, se corre el riesgo de que un día salte a la luz alguna tara que cualquiera podría disculpar en un sujeto corriente, pero nunca en un héroe." Creo que con esta frase da en el clavo.
Pero bien es verdad, que todos, toditos, todos tenemos defectos. Y que tarde o temprano salen a la luz. Crearnos héroes perfectos, sin mancha ni pecado de ningún tipo no es real. Lo malo de Neira no es que le pillasen en un renuncio (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra). Todos tenemos trapillos que preferimos no airear. Lo malo de Neira no es que se airease su trapillo, sino que en vez de reconocer su fallo, hizo alarde de él.
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