Algo que he observado a menudo es que ni los pobres ni los ricos suelen ser muy buena gente.
Las personas que atraviesan graves dificultades económicas, que no tienen un duro, desarrollan un fuerte instinto de supervivencia que les suele hacer mezquinos, envidiosos, egoístas, arribistas e interesados. Con frecuencia mienten y traicionan para conseguir dinero y llega un momento en que sus únicas motivaciones son materiales, dando la sensación de que serían capaces de vender a su propia madre. Algo quizá comprensible, pero ello no les hace buenas personas. A veces, aunque cambie su suerte y su posición, conservan toda su vida ese materialismo, esa vara de medir tan triste y tan dura que es la del dinero.
La gente que está muy holgada de pasta tampoco suele ser muy virtuosa que digamos. Lo normal es incurrir en la soberbia y en mirar a todos por encima del hombro. Generalmente se les sube a la cabeza su situación y comienzan a desarrollar una especie de chulería condescendiente que siempre se regodea en el discurso de que los fracasados son unos vagos y los triunfadores se lo han currado o son muy listos, como ellos. Se terminan creyendo que el dinero les hace de una casta superior y acaban midiéndolo todo y a todos con el mismo materialismo que los pobres, degenerando en una cara distinta de la misma moneda. Igual que pasa con los pobres, si cambia su sino –en este caso para peor- , seguirán toda la vida dándoselas de marqueses de Puente Rabijo aunque no tengan donde caerse muertos.
Las personas que atraviesan graves dificultades económicas, que no tienen un duro, desarrollan un fuerte instinto de supervivencia que les suele hacer mezquinos, envidiosos, egoístas, arribistas e interesados. Con frecuencia mienten y traicionan para conseguir dinero y llega un momento en que sus únicas motivaciones son materiales, dando la sensación de que serían capaces de vender a su propia madre. Algo quizá comprensible, pero ello no les hace buenas personas. A veces, aunque cambie su suerte y su posición, conservan toda su vida ese materialismo, esa vara de medir tan triste y tan dura que es la del dinero.
La gente que está muy holgada de pasta tampoco suele ser muy virtuosa que digamos. Lo normal es incurrir en la soberbia y en mirar a todos por encima del hombro. Generalmente se les sube a la cabeza su situación y comienzan a desarrollar una especie de chulería condescendiente que siempre se regodea en el discurso de que los fracasados son unos vagos y los triunfadores se lo han currado o son muy listos, como ellos. Se terminan creyendo que el dinero les hace de una casta superior y acaban midiéndolo todo y a todos con el mismo materialismo que los pobres, degenerando en una cara distinta de la misma moneda. Igual que pasa con los pobres, si cambia su sino –en este caso para peor- , seguirán toda la vida dándoselas de marqueses de Puente Rabijo aunque no tengan donde caerse muertos.
15 comentarios:
El mundo es muy grande ricos no conozco pero personas que viven con lo justo o en estados de necesidad si.
¿Como seria mi vida o la suya si el destino nos hubiera repartido cartas tan malas, seriamos entonces usted y yo "no muy buena gente"?
Yo no estoy de acuerdo con esa afirmación.
La necesidad obliga. Tal vez usted no conozca a nadie que comparta lo único y lo último el pan de sus hijos con alguien con el prójimo (sin ser personas religiosas), pero son legión.
Pido por un mundo menos materialista que no prejuzgue y aparte a los pobres y pido respeto y dignidad para los que sufren esa situación.
Pues, Sr. Neri, no veo yo tan clara su argumentación. Como en otras ocasiones, tiene una parte de razón, pero simplifica y polariza demasiado.
No conozco de manera tan próxima como para poder juzgar a alguien extremadamente pobre, pero sí a gente muy muy humilde que vive con lo justo. Y algunos me parecen personas bastante nobles que aprecian el valor de las cosas, incluso cuando les empieza a ir mejor.
Tampoco conozco a nadie que haya pasado de la riqueza a la pobreza, pero sí que conozco a personas con mucho dinero, mucho patrimonio y mucho de todo que pasan deapercibidos y que también saben comportarse con nobleza.
En fin, como ya he expresado otras veces en otros temas, creo que lo que hace buena o mala a la gente no es ni su dinero, ni sus creencias religiosas o políticas, ni su tendencia sexual, ni su belleza o fealdad, ni siquiera su cultura o incultura...
Me parece poco útil pero bastante perverso pretender clasificar y etiquetar a las personas continuamente.
Saludos a todos
(Bueno, justo antes de publicar este comentario veo el de mujer prevenida, hemos debido de escribir casi a la vez en una línea de argumentación parecida)
En este mundo de Dios hay de todo como en vendimia, al igual que entre pobres y entre rico. El factor dinero no creo que tenga ninguna influencia en la bondad o maldad de las personas. Según lo que usted argumenta, los que no somos ni ricos ni pobres somos mejores que cualquiera de los extremos. Conozco a muchos con sueldos y patrimonios medios, muy avaros, tacaños y dispuestos a vender a su madre por cuatro euros o por una posición social. Como he dicho en todos los sitios cuecen abas.
Al final este mundo lo forman pobres y ricos, no creo que esa situación social genere un problema de comportamiento pero sí de entorno que acaba devorando al propio individuo.
La idea que he querido transmitir es que las situaciones más o menos extremas de riqueza o pobreza generan mentalidades materialistas y no son el mejor caldo de cultivo para desarrollar vitudes. Es más difícil ser bueno cuando se es muy pobre o muy rico y además son circunstancias que dejan huella profunda en el alma.
Prometo no volverme gilipollas ni mala persona si me tocan 40 millones de euros en la lotería.
La bondad o la maldad estan dentro de cada uno y no tienen nada que ver con el dinero, lo que sí es cierto es que los muy necesitados tienen que dar prioridad a satisfacer sus necesidades básicas antes que "hacer el bien", preocuparse por los demás y menos tener inquietudes espirituales o solidarias, pero eso no significa que sean malos.
Los ricos suelen tener abotargada la sensibilidad social y es cierto que ven el mundo de una forma muy suta, pero tampoco eso implica ser malos, sino que son productos de su situación.
Bien es verdad que poderoso caballero es don dinero.
Pero creo que el dinero, por exceso o por defecto,lo que hace es hacer relucir lo que hay. No te cambia. Te descubre.
Esta entrada recuerda a la "Pirámide de Maslow", ¿verdad?
[http://es.wikipedia.org/wiki/Pir%C3%A1mide_de_Maslow].
Por otro lado, ¿quién es rico, quién es pobre?
Finalmente y a modo de reflexión, la realidad... es el mundo que percibe cada persona.
¿Cómo lo ven?
Es un tema interesante. No he podido dejar de imaginarme escenas de Los miserables. Me imagino que pasar hambre sea una de las cosas más horribles que te puedan suceder. Bueno, quizás no, quizás sea peor nacer en la más absoluta miseria y no poder dar de comer a tus hijos. En una situación tan extrema, en la que la misera se ha hecho norma de vida desde el nacimiento creo que es muy complicado ser honrado y virtuoso. Pero no imposible. Es más, creo que existe mayor virtud en el más pequeño acto de generosidad de una de estas personas que en casi todo lo bueno que los demás podamos hacer en nuestra vida.
Otra cosa supongo que sean las situaciones de necesidad más o menos soportables donde, sin duda, la honradez de las personas depende de un fondo personal innato y, por supuesto, de factores ambientales, educacionales y, fundamentalmente, religiosos.
No puedo dejar de pensar en mi bisabuela. Me cuentan de ella que quedó viuda con cinco hijos y embarazada con menos de 40 años. Sin tierras y con los hijos varones todavía muy pequeños debió pasar muchas calamidades. Sin embargo, las más ancianas de su pueblo todavía la recuerdan como un techo de virtudes y honradez.
O lo que pasa en España gracias a la inexistente crisis de ZP. Cuando vuelvo de juerga a las tantas veo en la puerta del Mercadona una docena de personas buscando comida en los contenedores. Visten muy modesta pero limpiamente; no se pelean; buscan de forma ordenada... ¡Cuántos de los que nos creemos íntegros y honrados seríamos capaces de comportarnos así en situaciones parecidas?
Dios no quiera que tengamos que pasar una prueba así.
Probablemente las situaciones extremas generan comportamientos extremos, pero quizá también en este tema dependa un poco de la "fortaleza" de cada persona basada un poco en su educación o mejor dicho formación.
Y en cuanto a lo de la virtud de los ricos. Yo más bien diría de los snobs.
Creo que la época del Señorito Iván, afortunadamente, ya ha pasado a la historia.
Ahora, quedan los borjamaris. Niñatos (da igual la edad) que se creen algo aunque no lo sean. Liberalillos de tres al cuarto que nunca han pasado la más mínima calamidad. Niños mimados, con look a lo Alejandro Agag que desprecian todo lo que creen inferior a ellos. Jefecillos de tres o cuatro personas que se creen los presidentes de Telefónica cuando mandan menos que un cabo chusquero. Me gustaría verles pasar tres semanas de campamento y comiendo de rancho.
Sr subdirector,
la prueba que usted propone a los pijos (pasar tres meses de campamento comiendo rancho) me parece extremadamente fácil de superar. Yo hice la mili en su momento, cuando había mili, pasé por un CIR 2 meses y medio, comiendo rancho, etc, y no tengo ningún mal recuerdo; el rancho no era precisamente cocina de calidad, pero si era perfectamente comestible y algún día les salía bueno. No pasé penalidades físicas ni psíquicas dignas de recordar, ni me quedó ningún trauma ni nada. A los pocos pijos que también hacían la mili no les costó absolutamente nada sobrevivir.
Muy bueno, Alco. :-D
Sr. Subdirector, se ha vuelto usted muy blando proponiendo esas tonterías para redimir a los borjamaris...
Pues será que los borjamaris que conocían ustedes en sus tiempos son diferentes. Los de ahora se quejan de la comida del comedor universitario y son más blandos que un teleñeco (y creo que con la misma sangre en el cuerpo).
Publicar un comentario