martes, 16 de marzo de 2010

FUERZA DE VOLUNTAD

Reconozco que de entre todas las virtudes humanas, una de las que más valoro es la inteligencia y la brillantez personal. Las personas muy inteligentes siempre disponen de recursos y herramientas para que su vida sea mucho más feliz, ya que solucionan mejor sus problemas, atajándolos incluso antes de que surjan, y ante todo toman mejor sus decisiones. Y yo soy de los que creen sin lugar a dudas que tener una vida buena o una vida de mierda casi siempre depende de haber tomado decentemente dos o tres grandes decisiones.

Pero hay una virtud muy importante que no solo es complementaria de la inteligencia, sino que puede llegar a suplirla si tiene la suficiente entidad. Me refiero a la fuerza de voluntad. La autodisciplina es capaz de mover montañas a las que no haría ni cosquillas un gran intelecto enfangado por la pereza.

¿Cuántas veces hemos abandonado proyectos importantes o que nos hubieran hecho muy felices solo por pura pereza? Luego, eso sí, cuando nos vence la molicie, sabemos racionalizar muy bien nuestra retirada: Que si no tenía tanta importancia, que si ya surgirá otra oportunidad, que yo eso en el fondo no lo necesitaba, que casi nadie lo consigue… No tenemos huevos de admitir que hemos fracasado porque somos unos haraganes y unos dormilones.

La fuerza de voluntad es la capacidad de darle caña a nuestro cuerpo -ese gran burgués-, a nuestra mente y a nuestra tranquilidad inmediata para conseguir cosas mejores a largo plazo. Y para mí es lo que nos diferencia de los animales, el rasgo más distintivo del ser humano.

Admito y envidio a la gente con gran fuerza de voluntad en cualquier ámbito (el trabajo, los estudios, la comida, el ejercicio físico, ser ordenado, escribir o leer… ) Yo a veces tengo pereza hasta para hacer cosas divertidas que impliquen muchos cambios, salidas o viajes. En el fondo soy una persona bastante cómoda, lo que se contradice con muchos de mis sueños y valores.

Relacionada con la fuerza de voluntad está la motivación, que es un elemento clave para todo, lo que no significa que la falta de motivación sea excusa para no hacer las cosas como es debido. Quien está motivado o es capaz de motivar a los demás, podrá conseguirlo casi todo. Yo capté la importancia de la motivación cuando, teniendo ya trabajo, intenté estudiar el Doctorado solo por capricho. Me di cuenta con algo de pena de que no soy capaz de mover un dedo solo por capricho. Necesito un objetivo definido que me obligue a luchar. Y siempre he creído que la única razón para estudiar es conseguir un trabajo adecuado.

Cultivar la fuerza de voluntad y buscar (y encontrar) lo que nos motiva en nuestro día a día nos hace mucho mejores. Consejos vendo…

9 comentarios:

marian dijo...

Y para mí no tengo.

Lo normal Sr.Neri, nos acomodamos y nos cuesta mucho levantarnos del sofa.
Tengo pendiente estudiar inglés, todos los días voy a ponerme, nunca lo hago.
Eso sí tuve fuerza de voluntad para dejar de fumar hace unos años.

Rocco Lampone dijo...

Mi fuerza de voluntad generalmente es escasa en muchos casos.
debo encapricharme de algo, de alguna meta, para poner toda la carne en el asador.

cosas de la vida, Sr. Neri.

Anónimo dijo...

Reconozco que en algunas cosas tengo bastante fuerza de voluntad... y en otras (que suelen ser las más importantes) mi alma simplemente repta...

Admiro y envidio a las personas que tienen fuerza de voluntad en todo... pero esa virtud sino está compensada con otras, se convierte en una espada afilada....

He visto a gente con un temple de guerreo admirable... pero que era incapaz de comprender la debilidad de otros... incapaz de entender que otros no hacen las cosas no porque no quieran, sino porque no pueden....

Como dijo San Pablo "realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago el bien que quiero, sino que hago el mal que no quiero".

La fuerza de voluntad necesita ir acompañada de humildad, para no asustarse de los fallos propios y ajenos... De lealtad, para no humillar a los que no tienen tanto temple... De sinceridad, para no lograr todo a costa de lo que sea...

Aprendiz dijo...

Me he sentido muy identificada con este post. Yo también valoro muchísimo la fuerza de voluntad de la gente, quizás porque no es precisamente mi punto fuerte.

A mí obviamente lo que me mueve es la motivación, a cada cosa que hago le tengo que buscar en qué me beneficia. Eso del hacer por hacer no me va. Tiene de negativo que en mitad de un proyecto desaparezca la motivación que te llevó empezarlo, en ese caso a mi me motiva el no desperdiciar lo conseguido hasta entonces.

En fin, que genial post.

Teutates dijo...

Pues quizá yo valore más la fuerza de voluntad que la inteligencia, precisamente por necesitar la primera más sacrificio que la segunda que "te viene dada". En mi caso también la valoro mucho porque carezco totalmente de ella lo que ha sido y es fruto de grandes insatisfacciones en mi vida.

sefo dijo...

Sin fuerza de voluntad somos como peleles en manos de todo el mundo, de todas las circunstancias.

ignatus dijo...

Yo soy de los primeros, de los inteligentes... Al menos lo suficiente como para saber que soy un vago redomado y no meterme en asuntos laboriosos. Siniestro Total ya decía que "para no llegar, mejor no comenzar". Así "atajo los problemas antes de que surjan".

A modo de ejemplo, cuando acabé la carrera ni me plantee opositar para "lo mío", pues eran pruebas de 50, 60 temas o mas. Y sé que no soy constante para estudiar eso por mi cuenta. Me dediqué a presentarme a plazas con psicotécnicos o con menos de 8 temas.

Y cuando quise hacer algo de informática, ni pensé en la Universidad... una FP y a correr.

Ahora con el tema de Bolonia, a lo mejor me planteo "reconvertir" mi diplomatura en un grado, pero con tiempo y una caña (y siempre que no tenga que estudiar más de 8 temas por asignatura, claro). En fin, que probablemente va a ser que no.

Para el comer tampoco tengo voluntad (para el no comer, quiero decir), ni para hacer ejercicio... y para eso no me sirve mi “intelecto superior”.

Y en el trabajo no soy especialmente vago, pero tampoco tengo grandes requerimientos. Ni tengo grandes aspiraciones, así que no tengo problema.

En fin que mi vagancia es una discapacidad como otra cualquiera y, si la asumes, se lleva bien.

Suso dijo...

No sé si fue Patton o Mac Artrhur el que distinguía cuatro tipos de soldados

Inteligentes y trabajadores

Inteligentes y vagos

Tontos y trabajadores

Tontos y vagos

Para mandar, decía, los inteligentes y vagos (poque hacen hacer)

Los peores en el mando El inteligente trabajador, no delega y la peña abusa de Don Necesario (sobre todo si son inteligentes y vagos)

Para la tropa y mandos intermedios los mejores son los tontos trabajadores...son fáciles de liderar y sólo hay que hacer equipos y que obedezcan

Los que los pongas donde los pongas son la ruina, los tontos y vagos, que me huelo que es el caso de Bibiana Aído, por un poner, o de Zapatero.

EL FRANCOTIRADOR dijo...

Completamente de acuerdo contigo.