martes, 3 de marzo de 2009

RELEYENDO "EL PADRINO" (1): SUTILEZA SICILIANA

Llevo mucho tiempo deseando escribir una entrada concienzuda sobre lo que significa para mí la novela de Mario Puzo El Padrino, pero como es un proyecto delicado y que me ilusiona mucho, nunca encuentro el tiempo ni la inspiración suficiente. Prometo hacerlo algún día, pero hasta entonces he decidido crear una nueva sección: “Releyendo El Padrino”, en la que, de vez en cuando, transcribiré un pasaje de esta obra maestra que, para mí, contiene altas dosis de filosofía, una profunda reflexión sobre el poder y sobre las virtudes y miserias humanas, un entrañable homenaje a los valores familiares y una visión más que inquietante de la historia y la política de los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX.

 Cada trocito de la novela irá casi siempre acompañado de una breve reflexión personal.

 Hoy toca un fragmento algo largo de la tercera parte de la novela (sin duda la mejor), que nos invita a reflexionar sobre cómo hay hombres que se resignan y bajan la cabeza ante los abusos y la injusticia, mientras que a otros su carácter, su valentía o su fiereza no les deja aceptar ser dominados.


 “En 1939, Don Corleone decidió llevar a su familia a vivir fuera de la ciudad. Como cualquier otro padre, quería que sus hijos asistieran a las mejores escuelas y se relacionaran con compañeros de clases altas. Además, por razones personales deseaba el anonimato que podía procurarle la vida en el extrarradio, donde su reputación no era conocida. Adquirió la propiedad de Long Beach, que tenía entonces cuatro casas de nueva planta y terreno suficiente para construir otras varias. Sonny estaba formalmente comprometido con Sandra y no tardarían en casarse, con lo que una de las casas sería para ellos. Otra, para el Don. La tercera sería para Genco Abbandando y su familia, mientras que la última permanecería, por el momento, desocupada.

Una semana después de que las tres casas fueran ocupadas, llegó un camión con tres hombres que dijeron ser inspectores municipales y que debían comprobar el estado del sistema de calefacción. Uno de los jóvenes guardaespaldas del Don los dejó pasar y los acompañó hasta el sótano donde se encontraba la caldera. El Don, su esposa y Sonny estaban en el jardín, descansando y disfrutando de la brisa marina.

Cuando el guardaespaldas lo llamó, Don Corleone hizo un gesto de disgusto. Los tres individuos, todos muy corpulentos, estaban alrededor de la caldera. La habían desmontado, y las piezas se hallaban esparcidas por el suelo. El jefe de los «inspectores», un sujeto muy autoritario, dijo al Don:

—Esta caldera está en muy mal estado. Si quiere que se la arreglemos y volvamos a montársela, le costará ciento cincuenta dólares. Sólo entonces podremos dar el visto bueno a su sistema de calefacción.

Sacó del bolsillo un papel rojo y añadió:

—Ponemos un sello en esta hoja y usted ya no tiene por qué preocuparse. El ayuntamiento no volverá a molestarlo.

El Don encontraba aquello muy divertido. Desde hacía unos días se sentía aburrido, ya que a causa de la mudanza no había podido ocuparse de sus negocios. En un inglés con más acento italiano de lo que era corriente en él, preguntó:


—Y si no pago ¿qué ocurrirá con mi calefacción?

—Se la dejaremos como está: desmontada —repuso el jefe, señalando las piezas desperdigadas.

—Aguarden, ahora les voy a pagar —dijo el Don, humildemente. Salió al jardín y dijo a Sonny—:

—Escucha, hay tres hombres trabajando en la caldera de la calefacción. No sé qué es lo que realmente quieren. Encárgate del asunto.

No era una simple broma. Tenía la intención de convertir a su hijo en su lugarteniente, y ésa era una de las pruebas por las que tendría que pasar antes de recibir el nombramiento.

La solución que dio Sonny al asunto no gustó a su padre. Fue demasiado directa, es decir, carente de la sutileza siciliana. En cuanto hubo oído la petición del «inspector jefe», sacó la pistola e hizo que los tres hombres pusieran las manos en alto. Luego ordenó a algunos de los guardaespaldas de su padre que les dieran de bastonazos, y a continuación los obligó a montar de nuevo la caldera y limpiar el sótano.

Finalmente los interrogó, y cuando se hubo enterado de que trabajaban en una lampistería de Suffolk County, les pidió el nombre de su patrón y antes de dejarlos marchar les espetó en tono amenazador:

—Y que no vuelva a veros por Long Beach, si no queréis pasarlo mal.

Aquello de extender su protección a la comunidad en que vivía sería un rasgo típico del joven Santino hasta que se hiciera mayor y más cruel. Sonny llamó al lampista para decirle que se abstuviera de mandar «inspectores» a la zona de Long Beach, y se preocupó de que, tan pronto como la familia Corleone hubo entablado «amistad» con la policía local, le fueran comunicados los numerosos delitos de todo tipo que se cometían en la zona. Al cabo de un año, Long Beach se había convertido en la ciudad más segura de Estados Unidos”.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante tema el que has elegido. Cuando cayó en mis manos el libro de Mario Puzo, lo primero que pensé es "caramba, que cantidad de páginas", pero a medida que iba leyendo me iba metiendo en la vida de sus personajes y en la forma de pensar de aquella época, tal vez porque entiendo el carácter latino que lo impregna. Me fascina esta obra.

Está claro que refleja un mundo duro, despiadado y cruel en el que te adaptabas y sacabas provecho de tus cualidades o sucumbías con todo el equipo.
Espero que hagas más entradas al respecto del libro (aunque la adaptación cinematográfica tampoco desmerece la obra).

Anónimo dijo...

Aunque soy poco aficionada a la lectura,y he leido en mi vida pocos libros,lo compenso siendo una gran cinéfila,aunque no sea lo mismo,he leido el padrino,en mi opinión la novela supera las adptaciones cinematográficas.
Es una historia fascinante,me dejó encantada,una verdadera obra de arte.
Es de un realimo tal,q parece q el autor haya estado ahí,tal y como lo describe.Don Vito Corleone,es para mi la guinda del pastel.
Un buen libro para releer.

ignatus dijo...

Me ha gustado mucho el extracto como lectura. Aunque no tanto como ejemplo de persona que no se resigna ante las injusticias. Tal vez porque no vea mucho mérito a no resignarse cuando uno tiene una pistola y está en su casa.

Personalmente prefiero ejemplos como el del chico de Valladolid que, según la noticia, defendió a una pareja del ataque de unos indeseables o, sin ponernos trágicos, el de Aprendiz con su reciente defensa en este blog de lo que cree justo, o el de Susi por manifestar su protesta ante unos insultos que le eran ajenos no tan recientemente.

Pero, en cualquier caso, coincido en que, sea por el ejemplo que relatas o por otros, debríamos aprender a no ocultarnos ante las injusticias.

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Y hablando de injusticias y de abogados (bueno, de abogados no hablábamos, pero es igual) ¿alguien sabe qué tipo de recurso cabe contra un Decreto de la Administración Regional? Un asuntillo particular, nada más.

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Saludos cordiales a todos.

Al Neri dijo...

Ignatus, mejor que poner un recurso contencioso-administrativo contra esa disposición general (artículos 25 y 26 de la Ley 29/1998), acude a Don Corleone.

ignatus dijo...

Me parece que en esta ocasión ni el Don podría hacer nada. Me fío más de ti. Gracias, Neri.

Rapajic dijo...

Nery, me has hablado tantas veces y con tanto entusiasmo del libro que me vas a acabar convenciendo y terminaré leyéndolo. El estracto buenísimo. Aunque me cuesta creer que me guste tanto como las películas.

albert dijo...

Neri:
tienes unos pedales bastante buenos. Pero por fascículos ahora así, sin anestesia, es muy fuerte.
Si tengo tiempo, comenzaré por ver de nuevo las tres películas, bueno las dos primeras, la tercera me parece de un nivel flojo tirando a muy flojo.
Después tendrías que animarme a leer la novela. Pero con el entusiasmo que pareces tener, quizás lo consigas.
Un abrazo,
Alberto

Anónimo dijo...

Ignatus,sobre ese recurso,creo q lo mejor sería q le preguntaras al Sr.Brujo,seguro q lo sabe,es un abogado......brillante.

Anónimo dijo...

El secreto de el padrino,lo q logró el gran prestidigitador F.F.Coppola,nada menos q convertir a una familia de asesinos,irredentos y salvajes,capaces de matar a un hermano,si el negocio así lo rquiere,en el mayor espejo de nosotros mismos,q ha dado el cine.
En en Padrino,todos nos sentimos el implacable Vito Corleone,o el insondable Michael,o el hermético y fiel Tom Hagen,o el volcánico Santino,o el débil y tragico Fredo,o la sufridora y enamorada Kate,o.......todos a la vez.Y es q con el Padrino Coppola creó la mas perfecta tela de araña q ha dado jamás el cine,para q no dejemos nunca mas de ser sus moscas.

Anónimo dijo...

Susi no me toque usted lo brillante, que después la contesto como se merece y los cutriviros se me mosquean.Estos no respetan poemas ni pasiones.
Que tal han ido hoy las firmas?.Mucho mirón,mucha brillantez por allí, seguro que si.
Neri ya conoces mi pasión por el Padrino.Voy a leer la novela con seguridad, después de haber visto venticinco veces cada una de las pelis.Por cierto no doy contigo en el móvil macho. Es pa invitarte a un vino por mi cumpleaños hombre.

Anónimo dijo...

Cierto,nadie comprende nuestra pasión virtual,tendremos q conformanos,y vivir nuestras vidas,tal un trágico sainete.
Mientras tanto te envío este cursi poema,espero sea de tu agrado,y del de todos.Q lleva por titulo: una rosa para ti.
Una simple rosa,la mas bella
una rosa q alegre tu corazón
una rosa,sin espinas inmortalizada
en rimas,versos y prosas.
Una rosa escrita,en un poema
un simple poema para una rosa
una rosa q te entregará alegría
dia a dia,el resto de tu vida.
Una rosa muy hermosa y bella
una rosa de primavera
una rosa de la naturaleza
de pétalos y hojas,hermosas.
Lo dejo aquí Sr.Brujo,me va a sentar mal el café de esta mañana.
Las firmas bien ,gracias.He atendido esta mañana,a una señora arabe,q ha eruptado,en mitad de mi despacho¿ q le parece Sr.abogado?,tengo entendido q eso en oriente es normal,pero estamos en occidente¿ no?,para que vea usted,las cosas q ocurren por el sur,sospecho q usted tendrá clientela mas selecta,si yo le contara.....lo q han tenido q ver mis ojos.

Aprendiz dijo...

Yo de El Padrino solo he visto la primera película, así que sé poco.

Pero la verdad es que ese mundillo está chulo... a quién no le gustaría tener el poder de todo, que lo respeten como si fuera el amo, que lo admiren, y todo gracias a una pistolita, unos cuantos matones, un poco de sangre fría... eso sí, todo de forma muy sutil.

Besos

Ramiro Semper dijo...

Siempre he pensado que, ante ciertas situaciones, la mejor solución pasa por empuñar un arma.

Anónimo dijo...

Contemplo,q no te gustó mi primorosa poesía,o quizá eres tu el q tan notable se siente,q te es indiferente cotestar a tan simple mortal.O talvez me abandonó mi desodorante¿ sera eso?.Voy a ver.

Anónimo dijo...

Te agradezco la poesía que es todo un detalle, pero no podemos convertir esto en un chat porque vamos a terminar aburriendo a la peña y tú y yo somos más divertidos que la polla.
No se si eres notario o arquitecto; si eres hombre o mujer; si me mandas una poesía por cariño virtual o por vacilarme; si eres sevillana o de mi pueblo. De cualquier forma te agradezco el detalle de verdad. No me han enviado muchas poesías en mi vida,(tampoco las he enviado yo), así que en todo caso me siento halagado,- aunque tuvieras pelos en las piernas.
Gracias

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Me encanta El Padrino. Inicialmente vi la película y no me cosqué demasiado y terminé leyendo la novela por la presión social producida por Al Neri y otros amigos padrinófilos (además de que con una rodilla recién machacada poca cosa más podía hacer) y me encantó.

Un hombre que se niega, como lo hicieron sus padres y su hermano mayor, a convertirse en una marioneta en manos de gentes malvadas. Un hombre que, al igual que su hijo Michael, no es un criminal por vocación, de hecho ni siquiera se ven a sí mismo como tales, si no que tienen que recurrir a la ilegalidad y a métodos violentos para no ser víctima de los malvados. Como bien ha dicho Neri, don Corleone no es un cobarde ni una avestruz sino un HOMBRE.

Admiro a este tipo de gente. Igual que los hombres malos a veces hacen cosas buenas, los hombres buenos, no los santos, en ocasiones, se ven obligados a hacer cosas malas y violentas.

También envidio su capacidad de sutileza: muy del estilo de Al Neri. Yo también soy peleón y me cuesta mucho resignarme y callar ante lo que creo una injusticia y una afrenta; cosa que me ha causado muchos problemas en mi vida. Recuerdo el día, por poner un ejemplo, que me fui a la Comisaría de Policía a denunciar a la Polícia Nacional por considerar que habían hecho la vista gorda ante un delito. Puff... Casi me comen.

Además, soy más del tipo de Sonny y me cuesta mucho controlarme ante ciertas afrentas olvidando que los duelos los caballeros sólo los ofrecían a sus iguales.

De todas formas, a veces pienso que es mejor pasar. Que viven mejor los que agachan la cabeza e ignoran las afrentas y las injusticias. Lo he intentado pero, al final, acabo comprobando que muchas personas, cuando te ladran y no responden, vuelven hacerlo en repetidas ocasiones... Y, al final, acabo estallando y vuelvo a la carga.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

En el comentario anterior quería decir: cuando te ladran y no respondeS

Miquelino Flynn dijo...

Aquí otro más del club de los afectados por la afición del Sr. Neri a la "cosa nostra". Mucho había tardado en tocar este tema.

Hay gente que encuentra en novelas o películas todo un tratado filosófico con el que entender la vida y el mundo y llegan a hacer una identificación tan precisa de los esquemas de la ficción y su aplicación a la realidad que parece que estaríamos ante una historia auténtica. Esta afición incluso tiene algo de religiosa. Quizás es lo que convierte a estas obras en magistrales, como sucede con "El Padrino" y como sucede también con "Star Wars", "Star Trek", "Matrix"... En mi caso quizás me suceda algo similar con otra de ellas, "El señor de los anillos".

Del fragmento que nos ha traído en esta ocasión el Sr. Neri yo destacaría el valor de esa sutileza siciliana que echa de menos Don Corleone en su hijo y que vendría a ser lo que en otro lenguaje, el cristiano, podría ser la combinación de dos de las virtudes cardinales: la prudencia y la templanza. Tan necesarias las dos para mantener el control de la situación en todo momento y en cualquier circunstancia. Que la realidad (el momento, el tiempo, las circunstancias...) no domine al hombre sino que sea al revés. En ocasiones es difícil mantener el equilibrio entre ellas y el impulso humano que muchas veces sentimos pero es necesario para poder continuar dominando y evitar un final desgraciado. Tal vez por ello el impulsivo Sonny acaba como acaba mientras un más prudente Michael consigue sobrevivir para intentar en varias ocasiones en la tercera película transmitir al personaje de Andy García (este sí que no me acuerdo cómo se llama) esa misma lección vital.

Muy interesante esta entrada y espero con impaciencia la siguiente relectura.

Anónimo dijo...

Miquelino - Un excelente análisis del tema en cuestión. Y magnífica la frase "Que la realidad (...) no domine al hombre sino que sea al revés". Personalmente creo que ahí está el quid de la cuestión sobre accionar y reaccionar.

Al hilo de este argumento recomiendo vivamente la última película de Clint Eastwood "GRAN TORINO", en la que una especie de Harry el sucio jubilado da una lección de prudencia, templanza, sabiduría y -por supuesto- hombría.

Al Neri dijo...

Álvaro, desde que ha descubierto el mundo de las negritas y los enlaces htm, parece usted un hombre nuevo.

Anónimo dijo...

Al Neri - Lo soy, lo soy ...