Le pregunto a mi compañero
Antonio dónde se va de vacaciones.
– A Cantabria, como todos los
años; tenemos casa allí. Ya sabes, playa a discreción, algo de marisquito y muchas
excursiones en mi canoa.
Lo de la canoa me chirría un
poco, me suena a peli de indios, pero doy por sentado que hace piragüismo, aunque está
bastante fondón, la verdad. Le
digo que muy bien, que disfrute y descanse.
Al rato me explica otra compañera
que Antonio llama “su canoa” al yate de lujo de 24 metros de eslora que
tiene en el puerto deportivo de Santander.
¡Ostras! –me digo– ¡Caray con los
eufemismos!
3 comentarios:
coche grande = picha pequeña
... también vale para barco ><))))) °>
Nago, cuando vuelva de vacaciones se lo comento.
Nota:
1- No me gustan los eufemismos.
2- Tampoco la falsa modestia. Si tienes, tienes y si no ¿por qué ocultarlo? y en caso contrario, ¿por qué aparentarlo?
3- Siempre he creído (quizá erróneamente) que quien hace ostentación de determinados lujos aún cuando puede permitírselo (imagine cuando no es así), esconde en realidad, algún complejo.
Disculpe mi elocuencia :)
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