Para narrar una historia tan chirriante hacía falta una
melodía desgarradora y desafinada, capaz de encoger el corazón. Antón García
Abril lo captó muy bien al componer el tema principal (solo hay dos) de Los santos inocentes (1984). Se trata de
una pieza melancólica y desacompasada, interpretada por un pastor con un viejo
rabel y arreglada con un violín de cuerdas metálicas, que provoca en los
espectadores de la gran obra maestra de Mario Camus una desazón comparable a la
que transmite la foto desvaída de la familia de Paco, el Bajo, el alarido casi
animal de la Niña Chica, la escena del Azarías orinándose las manos “para que
no me se agrieten” o la del ministro diciéndole al señorito Iván en el ojeo: “ni el perro
más fino te haría el servicio que te hace este hombre, Vancito”, mientras Paco
olisquea en cuclillas, entre las jaras, el rastro de una perdiz aliquebrada.
LA IMPERIOSA NECESIDAD.
Hace 14 horas
2 comentarios:
Lo de orinarse las manos era de Paco , de Entrin Bajo, un pastor , una relaidad, conocida por todos los que viviamos por aquellos lugares.
Pero algo que no salio en la pelicula era que la gran mayoria de las dehesas eran de terratenientes de MADRID, NO DE LABRADORES Y GANADEROS EXTREMEÑOS.
Par ami le hizo mucho daño a Badajoz, al reflejar la estacion del tren de Zafra. Dehesas hay desde madrid a gibraltar...
Bienvenido, Humberto, y muchas gracias por su interesante aportación como extremeño.
La novela, que por cierto es una de mis favoritas, no encuadra los hechos en Extremadura, sino más bien en Salamanca, puesto que el pueblo más cercano al cortijo es Cordovilla. Sí se dice que la marquesa y sus hijos, incluido el señorito Iván, viven en Madrid. Hay un pasaje en el que Iván explica a Don Pedro que, volviendo a Madrid, paró a repostar en Fresno (¿Fresno Alhándiga, provincia de Salamanca?).
El único pueblo pacense que se cita es Almendral ("El Mago del Almendral"), lo que demuestra que las ubicaciones de la novela son un poco difusas.
La película es otra cosa y sí es verdad que contribuye a estereotipar negativamente a Extremadura. De todos modos, si le sirve de consuelo, le diré que muchos castellanos piensan que Delibes ha perjudicado gravemente la imagen de la Castilla rural en muchas novelas anteriores a Los santos inocentes, sobre todo en Las ratas.
Bueno, no solo el maestro Delibes pone a Castilla pringando (involuntariamente). Hay también por ahí ciertos catetos anónimos que creen que en la mismísima Valladolid capital llevamos el terruño escrito en la cara y vivimos en el tópico y en la cerrazón. Si se miraran a un espejo o consultaran su propia biografía, rectificarían seguro.
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