domingo, 21 de diciembre de 2014

ME HALLARÁ LA MUERTE (por Teutates)


Esta novela del autor vizcaíno Juan Manuel de Prada, ganador del Premio Planeta en el 97 por La tempestad, se podría catalogar, si no como una obra maestra, al menos sí, como una gran obra narrativa. Hacía tiempo que no leía una historia tan completa. La calidad literaria y estructural de este libro es espléndida. Introduce muchísimos vocablos, que aunque puedan parecer de otro tiempo, podrían perfectamente recuperarse para nuestro lenguaje actual. Además, es una novela que engancha de principio a fin, una vez que comienzas a leer, es imposible parar. 

Narra la historia de Antonio Expósito, un pilluelo madrileño de la época de la Guerra Civil, con ciertos valores y remilgos, al que la vida le va llevando poco a poco a vaciar por completo su alma. En ese tránsito, va a hacerse divisionario y va a luchar en el frente ruso en la II Guerra Mundial, va a estar preso en diversos Gulag y a su regreso a España va a usurpar la identidad de uno de sus compañeros de cautiverio, convirtiéndose en un rico estraperlista en busca de la recuperación de su alma. 

Una de las más férreas cualidades de Antonio Expósito será la de hundir la vida de todos los que le rodean, siempre por sacar beneficio en su desgraciada vida o para salvar el culo en los avatares en los que se ve implicado, que a lo largo de la novela son muchos y variopintos. 

Una narración llena de imaginación y originalidad en la que el autor consigue con mucho éxito y acierto describir, por un lado la vida en los Gulag y las maldades del régimen staliniano, por otro, el diverso trato y respeto con los que se trató a los divisionarios en función de por dónde le pegaba el aire al régimen de Franco y por último, la relajada y libertina sociedad que dentro del supuesto régimen ultraconservador de la dictadura Franquista se desarrollaba en los más bajos fondos de la época. Tampoco se olvida de hacer una sibilina referencia a la evolución de la Falange: desde la de los valores y el compromiso joseantoniana, hasta la chulesca, pelotera, prepotente y sin escrúpulos de la Dictadura del Generalísimo. 

En resumen una novela, que puede brillar con luz propia en el elenco de títulos patrios actuales. Creo que merece muy mucho la pena su lectura.

7 comentarios:

Llorente dijo...

Aunque ahora mismo dispongo de poco tiempo para la lectura, tomo nota de la recomendación para un futuro, señor Teutates.

No puedo dejar de comentar el título. Pese a lo mucho que la critican sus detractores, llama la atención la cantidad de obras que han tomado su nombre de algún verso de la letra del Cara al Sol.

Un saludo.

Al Neri dijo...

Gracias, Teutates. Buena reseña.

Gran novela. Toca temas que me interesan mucho. Buena estructura narrativa. Engancha fuerte. La primera parte, sobre el ambiente más sórdido de Madrid, impresionante. Me han fascinado el vocabulario y las metáforas, muy imaginativas y a veces redondas, aunque recargan demasiado el texto (en una sola página puede haber diez “como”). Llama la atención que siendo una obra tan moralizante, se recree tanto en los pormenores sexuales. El libro ha sido injustamente tratado por la crítica por pensar De Prada como piensa, simplemente.

Me la recomendó Tábano porteño, aunque oí hablar de ella por primera vez a Embajador en el Infierno, aunque no estoy de acuerdo con su crítica. Es verdad que contiene muchas simplificaciones sobre el ambiente trepa del franquismo, pero ayuda mucho a comprender la desilusión falangista. Gracias a Me hallará la muerte mucha gente se ha enterado de lo que pensaban los falangistas puros sobre el franquismo. La División Azul no es solo un escenario: se aporta muchísima información y además el personaje de Mendoza es un trasunto del Capitán Palacios y un homenaje a la coherencia personal.

La historia es muy buena, aunque yo sigo pensando que inverosímil en varios puntos. Por ejemplo, me parece muy difícil adoptar una identidad ajena y engañar a la familia más cercana, a los amigos y a la novia a pesar de tener una voz distinta. La voz es un signo distintivo y a nadie pasaría desapercibido ese cambio.

Aprendiz de brujo dijo...

Muy buen artículo, Teutates. Me lo pienso leer en 2015.Espero que te vaya bien por territorio cazurro.
Felices días a todos.

Teutates dijo...

Puede que tenga razón con lo de la voz, Señor Neri, aunque 13 años de gulag... no se, obviando este ligero detalle, quizá haya otra cosa criticable del libro, y es que el final puede resultar un poco precipitado, como si el autor estuviera ya hasta los mismísimos de D. Antonio Expósito y compañía.
Señor Aprendiz de Brujo, gracias por su comentario. Con los cazurros de momento no me va mal, a ver si estas navidades lo veo por allí.
Señor Llorente, tome buena nota y no lo deje pasar, le merecerá la pena esta lectura.

Tábano porteño dijo...

Bueno, Neri, quizá hay una confusión: yo no recomendé el libro, ni siquiera lo leí; pero sí había leído varias críticas de lo más dispares y controversiales, y como supuse que el tema a usted le interesaría le hice la pregunta, previendo que una entrada en su blog sobre la obra podía ser fructífera: y de hecho se ve que lo es.

Tengo gran respecto por Embajador en el infierno -y por los carlistas en general. La crítica de Embajador me pareció incluso bastante mesurada, teniendo en cuenta las diferencias que hay entre carlistas y falangistas y afines en cuanto a concepción del mundo; el propio Ledesma Ramos admitía que más que católicotomista su formación provino de los vitalistas y revolucionarioconservadores alemanes, básicamente el terceto Nietzche-Spengler-Junguer. Por no hablar de José Antonio, al que a veces algún carlista ha tachado de "rojillo" por alguna expresión discutible en su doctrina. Y la biografía de figuras como Dionisio Ridruejo suele echar leña al fuego:
http://es.wikipedia.org/wiki/Dionisio_Ridruejo

Descomunales complicaciones parece haber traído al moderno devenir histórico la separación entre moral y política que proclamó el florentino Maquiavelo, separación que los movimientos doctrinales "puristas" como el monarquismo tradicionalista rechaza tajantemente, en tanto los movimientos más pragmáticos o "abiertos" como la Falange parecen sobrellevar con menos culpa. En Argentina, en el ámbito de lo que podría llamarse "catolicismo tradicional", hay un perpetuo debate entre nacionalistas católicos que condenan toda participación en el sistema de partidos por considerarlo corrupto de raíz por un lado, y peronistas ortodoxos por el otro, que piensan que el sistema "es lo que hay" y por tanto hay que participar en él para salvar lo que se pueda desde dentro (como de hecho lo habrí intentado Perón).

Como sea, bienvenidos estos contrapuntos y debates de los que siempre se aprende algo.



sefo dijo...

Me gusto la novela y es verdad que engancha, es de mucha intriga, pero todo el rato me estaba preguntando que pintaban los españoles en Rusia, quien les había dado vela en ese entierro tan absurdo. Aqui que hay tantos expertos en historia, ¿alguien me lo podría explicar?

alco dijo...

Sefo, simplificando, era una devolución de visita. El ejército republicano tuvo bastantes instructores y pilotos rusos (como alemanes e italianos en el ejército franquista). También puedes considerar otros aspectos: Franco se quitó de encima a los falangistas más radicales, la guerra contra el comunismo fué la coartada perfecta para poder montar al mismo tiempo un régimen católico-conservador, utilizando la Falange como fachada, y detrás de la fachada, lo más carca de la España anclada en el siglo XIX. En definitiva, una operación política. Esto es compatible con el idealismo de muchos voluntarios divisionarios, que iban realmente a combatir al comunismo.
Para los alemanes, aparte de valorar la aportación militar de una división, les interesaba mostrar su guerra contra la URSS como una guerra de Europa contra el comunismo. Por este motivo resaltaban las aportaciones de divisisones finlandesas, húngaras, italianas, rumanas, la división española y las numerosas unidades de voluntarios suecos, daneses, croatas, etc.