En mitad de esta ola de frío que ha roto en la Meseta, su rápido silbido en dos tiempos, que recuerda el disparo de una pistola láser en una peli de space opera, ameniza nuestras mañanas desde las antenas y los aleros de los tejados. Aunque abunda en nuestra ciudad, es más bien pájaro de pueblo; los estorninos se congregan en grandes bandos, arracimados en los tendidos eléctricos, sobre las tierras de labor, en las pequeñas localidades de toda Castilla.
Mal llamado tordo por los castellanos, se confunde habitualmente con el mirlo por su plumaje negro y su tamaño, algo menor que una paloma. Pero no tienen nada que ver: el estornino no vive en los jardines, tiene la cola mucho más corta, camina en vez de saltar, encorvado y no erguido, y sus largas plumas alrededor del cuello le dan un aspecto despelujado que en nada recuerda al precioso plumaje compacto de los mirlos. Además el sturnus tiene el pico amarillo en la época estival y oscuro en los meses fríos.
Es insectívoro en primavera y verano, y vegetariano en invierno. Otra de sus características más destacables es su capacidad para imitar la voz de casi cualquier pájaro. A mí me ha llegado a engañar emulando el relincho del pito.
En España pueden verse dos especies distintas: el estornino negro y el pinto. El primero es de un color negro reluciente y habita exclusivamente en los países mediterráneos, donde es sedentario durante todo el año. En cambio, el estornino pinto, que es el que vemos estos días posado en las chimeneas, tiene el pecho salpicado de motas claras, aunque a lo lejos no se distinguen bien. Está distribuido por toda Europa y Asia, e incluso ha sido introducido en América. Es un ave muy abundante que solo viene a España a pasar el invierno. Grandes contingentes de pintos llegan a nuestras ciudades a partir de septiembre, convirtiéndose en una molesta plaga que inunda las aceras de excrementos y nos ensordece con sus chirridos. Los ayuntamientos han intentado de todo para ahuyentarlos, incluyendo grabaciones de reclamos de halcón, pero nada, ahí siguen año tras año.
Echemos hoy mismo una ojeada a la cubierta de algún alto edificio para descubrir a nuestro oscuro amigo oteando la ciudad en busca de bayas en arbustos y setos.
4 comentarios:
Aprovecho la inmediatez que permite el teléfono para contarle al instante lo que veo porque me parece precioso. Nunca he visto nada igual.
Ya conocía la existencia de una pareja de águilas por estos contornos. Una blanca con las puntas de sus alas pintadas de negro y la otra negra. Pero más bonito aún es verlas acompañadas de una cría que revoloteando sin cesar alrededor de la más oscura.
En un cielo azul como el de esta tarde, ausente de nubes, resulta un hermoso regalo para la vista. Es muy bonito. Es, emocionante.
Saludos desde el Sur. :)
Gracias por compartirlo, Nago. Por lo que dice parecen aguiluchos cenizos. El macho es así. la hembra es oscura.
O quizá podría ser una pareja de águilas calzadas, una clara y otra oscura (no tiene que ver con el sexo, salen así al azar y muchas más claras), como esta.
Efectivamente, como la segunda fotografía...
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