¿Afecto sincero o simple cortesía? |
El otro día le hice "la cobra" a
una mujer. Sí, "la cobra", ya sabéis: echar el cuerpo bruscamente hacia atrás
cuando alguien intenta besarte, algo que practican mucho las chicas en los
bares de copas. A mí me pasó con la joven directora de sucursal del banco donde
tengo la nómina. Entré en su despacho a hacer una gestión y ella se puso en
pie muy sonriente, me dijo que era nueva, que se llamaba Bea, e intentó plantarme dos besos. Yo
retiré la cara sin cortarme un pelo y le tendí la mano. Se quedó apuradísma.
Al salir me pregunté por un instante si no habría sido demasiado borde y yo mismo me respondí que para nada. Aunque el significado social de los besos hoy en día está a años luz del que yo tengo, no me queda otra que transigir con más frecuencia de la que me gustaria y simular el gesto (porque es una pura farsa en la que solo se rozan las mejillas) con señoras y señoritas a las que no me une el más mínimo vínculo afectivo. Pero de ahí a besar a la del banco va un abismo. Es lo que me faltaba. ¿Por qué tengo que mostrarme afectuoso con una directora de sucursal que me importa un pito y con la que voy a tratar como máximo dos veces al año? Ya sé que si por ella fuera me estaría pegando la toquilla cada dos semanas ofreciéndome productos financieros, pero tengo dicho en el banco que no me llamen nunca, jamás, pase lo que pase.
Yo pienso que los besos son muestras de afecto y no de cortesía, pero, como tengo la batalla perdida en este punto, me aguanto hasta cierto límite y hago el paripé social con muchas mujeres a las que ciertamente no amo (lo siento, chicas) pero con las que tengo (o voy a tener) una cierta relación de confianza, o comparto amistades o espacio cotidiano. Puedo llegar a entender, con algún esfuerzo, lo de cruzar dos besitos con una chica que me acaban de presentar unos amigos, con una compañera nueva del trabajo que ocupará una mesa al lado de la mía o con la nueva vecina del rellano, pero me da de patadas tener que hacerlo con clientas o similares, o con personas que simplemente me quieren vender un producto o me están prestando un servicio.
La frontera está muy clara y no solo para mí; lo que pasa es que determinados “profesionales” no se quieren enterar y dan por sentado que con el besuqueo se queda mejor o se allana el camino hacia un trato más cercano (más cercano a venderte algo). Y de eso nada. A cualquiera le parecería anormal si una mañana viniera una señora a pedirme información sobre algún trámite y yo rodeara mi escritorio y le pegara dos besazos a modo de saludo. Del mismo modo es completamente inapropiado que te bese la quiosquera, la camarera de la cafetería donde desayunas, la chica del taller, la agente de seguros ni mucho menos la petarda del banco, que lo único que pretende es forzar el buen rollito para comerte el coco con alguna estafa legal. Por eso si comenten la torpeza de intentarlo, hay que dejar bien claro que nada de mimitos y que cumplan con su trabajo lo más rápido que puedan y sin chorradas.
Que los besos para mí son demasiado importantes como para trivializarlos con estas costumbres tan artificiales y tan estúpidas.
Al salir me pregunté por un instante si no habría sido demasiado borde y yo mismo me respondí que para nada. Aunque el significado social de los besos hoy en día está a años luz del que yo tengo, no me queda otra que transigir con más frecuencia de la que me gustaria y simular el gesto (porque es una pura farsa en la que solo se rozan las mejillas) con señoras y señoritas a las que no me une el más mínimo vínculo afectivo. Pero de ahí a besar a la del banco va un abismo. Es lo que me faltaba. ¿Por qué tengo que mostrarme afectuoso con una directora de sucursal que me importa un pito y con la que voy a tratar como máximo dos veces al año? Ya sé que si por ella fuera me estaría pegando la toquilla cada dos semanas ofreciéndome productos financieros, pero tengo dicho en el banco que no me llamen nunca, jamás, pase lo que pase.
Yo pienso que los besos son muestras de afecto y no de cortesía, pero, como tengo la batalla perdida en este punto, me aguanto hasta cierto límite y hago el paripé social con muchas mujeres a las que ciertamente no amo (lo siento, chicas) pero con las que tengo (o voy a tener) una cierta relación de confianza, o comparto amistades o espacio cotidiano. Puedo llegar a entender, con algún esfuerzo, lo de cruzar dos besitos con una chica que me acaban de presentar unos amigos, con una compañera nueva del trabajo que ocupará una mesa al lado de la mía o con la nueva vecina del rellano, pero me da de patadas tener que hacerlo con clientas o similares, o con personas que simplemente me quieren vender un producto o me están prestando un servicio.
La frontera está muy clara y no solo para mí; lo que pasa es que determinados “profesionales” no se quieren enterar y dan por sentado que con el besuqueo se queda mejor o se allana el camino hacia un trato más cercano (más cercano a venderte algo). Y de eso nada. A cualquiera le parecería anormal si una mañana viniera una señora a pedirme información sobre algún trámite y yo rodeara mi escritorio y le pegara dos besazos a modo de saludo. Del mismo modo es completamente inapropiado que te bese la quiosquera, la camarera de la cafetería donde desayunas, la chica del taller, la agente de seguros ni mucho menos la petarda del banco, que lo único que pretende es forzar el buen rollito para comerte el coco con alguna estafa legal. Por eso si comenten la torpeza de intentarlo, hay que dejar bien claro que nada de mimitos y que cumplan con su trabajo lo más rápido que puedan y sin chorradas.
Que los besos para mí son demasiado importantes como para trivializarlos con estas costumbres tan artificiales y tan estúpidas.
6 comentarios:
Lo que hizo con esa chica del banco (conozco muchas de esas y son unas imprudentes) ...es desmontarle la estrategia de venta que tienen planteada con usted por ser cliente; de lo "otro" ya no entienden...
Muy cierto, yo me siento así, quizás seamos de la generacion del, usted y el por favor y nada de besuqueo publico. No se..saludos..
Probablemente hiciste lo correcto en el caso concreto que tratas. Aunque yo no hubiera sido capaz de hacerlo. A mi no me molesta que me besen. Me pone de mucha peor hostia que las camareras me llamen cielo ó cariño, y no sientan el más mínimo interés en mi persona, ni en mis huesos.
El asunto de besarse, no sólo responde a una cuestión comercial; sino a una confusión extendida en los ritos de presentación. Si yo detecto, que se obra con "buena" intención, no me importa que me besen. Si hay dobles intenciones, me puedo poner más irónico ó cortante.
Al neri no sera que la del banco no estaba buena.
Uy... yo también odio los besuqueos esos.
Entre mis amigas, y solo cuando hace mucho que no nos vemos, si que solemos darnos 2 besos.
Recuerdo una vez que, en el despacho, tuve que recibir a un alumno y lo primero que hizo fue soltarme dos besos... mi cara debió de ser épica...
También recuerdo a otra alumna, latina ella, que cada vez que se iba de clase venia a darme dos besos y un abrazo, tambien mi jeto era...
Hemos pasado de la estrategia de los años 50 de que en los bancos nos tratasen de usted y el "a sus pies", al buen rollismo de tratarnos de tú y la que antes era Doña María Isabel, ahora se hace llamar Isa, para generar más confianza. Estrategias dignas de los fenicios.
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