Me apuesto doble contra sencillo
a que la mayoría de los chavalines de una república africana, de cualquier país
de Hispanoamérica, Europa del Este o incluso España, no podrían decir ni
cuatro vaguedades de la historia de su patria y, sin embargo, se saben de
memoria que los estadounidenses libraron una guerra en el XVIII contra el yugo opresor
de los casacas rojas y se dieron una constitución llena de libertades y de
enmiendas preciosas; que varias generaciones de emprendedores ilusionados
conquistaron el oeste para cumplir sus sueños, disputando cada palmo de tierra
a la naturaleza y a los indios; que en 1945, tras épicas batallas, Norteamérica
salvó al mundo de la tiranía nazi y regaló chocolate a los niños de todos los
pueblos liberados, y que la mejor juventud americana dio su sangre en Vietnam
para llevar un soplo fresco de libertad a una nación oprimida por malvados autómatas
aliados de los soviéticos. Y lo mismo pasa con la geografía: muchos críos españoles no sabrían situar Soria o Jaén en la piel de toro, pero sí recitar los estados yanquis y los barrios de Nueva York.
¿Por qué? Porque los estadounidenses
son muy listos y han sabido manejar un instrumento tan poderoso como el cine
para exportar la mejor imagen de sí mismos hasta el último rincón del planeta,
para difundir (e imponer) sus costumbres, y, en definitiva, colonizarnos
culturalmente a todos, que hemos tragado el anzuelo como merluzos creyéndonos
a pies juntillas todas esas patrañas de libertad, sueños americanos y juego limpio en las guerras contra villanos de cómic.
Mientras tanto en España,
teniendo una historia trufada de gestas emocionantes, de misiones más
imposibles que las de Tom Cruise, de grandiosas conquistas y reconquistas
frente a nuestros propios pieles rojas (los moros), de héroes entrañables y de
guerras devastadoras en las que el Bien se impuso, en España, digo, nos dedicamos
a rodar melodramas de putas y maricones, escenas de cama y moralinas progres e infumables
de las que se descojona el mundo entero. Encima, las únicas películas españolas
de historia tratan de la guerra civil y lo
cuentan todo al revés para satisfacer un ansia obsesiva de venganza y, al mismo tiempo, pillar
subvención.
¿Y el deporte qué? Ahí tenemos a
los separatistas instrumentalizando el Fútbol Club Barcelona (¿o es al revés?)
para hacer campaña de sus ideas en medio mundo. Hasta los niños de teta del villorrio
más remoto de la Capadocia visten la camiseta de Messi y se han quedado con
alguna de las cantinelas catalanistas escupidas por el presidente del Club ante los
medios internacionales. Sin duda el Barça ha aprovechado su popularidad mundial para convertirse en embajador del repugnante victimismo de los nacionalistas, predicando la opresión que los pobres catalanes, su idioma y su cultura sufren de un estado español absorbente, sanguijuelesco e incomprensivo. También en España, fuera de Cataluña, miles y miles de personas
animan al Barça, atraídas en teoría solo por los valores deportivos del equipo,
pero poco a poco su cariño por el Club les hace cada vez más tolerantes con las
insidias escisionistas del Laporta o del Sandro Rosell de turno.
En efecto, más que un club: una marioneta de la canalla separatista |
Sin embargo, el Gobierno de
España no ha sido capaz de aprovechar el tirón de la Selección de fútbol,
vencedora en dos Eurocopas y un Mundial, para divulgar allende nuestras fronteras un
mensaje de unidad y cohesión que contrarreste la ponzoña secesionista.
No se trata de caer tan bajo como ellos y hacer política con un equipo
deportivo, pero sí al menos, ya que en estos años somos referencia
internacional en el mundo del balompié, nos ven jugar hasta en Cochabamba, Luanda
o Ulán Bator, y sale Vicente del Bosque hasta en la sopa, soltar de vez en
cuando algunas verdades como puños sobre la situación de nuestra Patria y sobre
el problema catalán.
Es muy fácil, hombre. Se coge a Del Bosque y a un par de
jugadores anticatalanistas, a Casillas o a Ramos mismos, y se les alecciona sobre las
morcillas que han de meter en sus intervenciones en ruedas de prensa. Por
ejemplo, podría sugerírseles decir: “Estamos entusiasmados del rendimiento del
equipo en los últimos partidos. El equipo está unido y juega como un solo
hombre, haciendo así gala de un espíritu muy español, sin arredrarle las
dificultades igual que a España no le amilana el chantaje nacionalista vasco o
catalán, en su ilusión por seguir siendo un pueblo unido y trabajar todos
juntos con respeto a nuestras culturas diferentes”. Sería estupendo que saliera
esto una y otra vez en las teles de decenas de países. Y si el seleccionador o
los muchachos no fueran lo bastante patriotas y se resistieran a colaborar, el
Gobierno siempre podría ayudarles a decidirse con algún pequeño incentivo económico,
que eso les encanta, y si se pusieran muy farrucos se les podría hacer una
inspección fiscal a fondo, a ver si así
se animan.
La cuestión es que los españoles no sabemos vendernos nada de nada, y tenemos mucho que aprender de los grandes propagandistas para lucir por todo el orbe nuestra historia ejemplar, los valores hispánicos que deberían ser nuestro orgullo y la versión que nos interese de nuestros problemas internos, que ya está bien de que nos coman la merienda.
La cuestión es que los españoles no sabemos vendernos nada de nada, y tenemos mucho que aprender de los grandes propagandistas para lucir por todo el orbe nuestra historia ejemplar, los valores hispánicos que deberían ser nuestro orgullo y la versión que nos interese de nuestros problemas internos, que ya está bien de que nos coman la merienda.
8 comentarios:
Sr. Neri: llevando usted razón (al menos en mi modesta opinión) en el fondo de lo que dice; me gustaría matizarle que no es así en toda Latinoamérica. Yo sólo conozco un país de allá (México) y los mexicanos (con "x" no con "j" por favor)conocen muy bien su historia.
Como toda historia está escrita por los vencedores, no siempre conocen la historia con la imparcialidad que uno quisiera pero la conocen bastante bien, incluso la de la época de la presencia española e incluso de la precolombina (hasta donde es posible que al no haber demasiados registros escritos es menos de lo que todos quisiéramos)
Es más son verdaderos patriotas, usando esa palabra tan "demodé" por estos pagos.
Hace unos días fue su día nacional (16 de septiembre, dia de la independencia de la corona española)y ahí tenía que ver usted a mi mujer (mexicana hasta los tuétanos) a las 3 de la mañana enganchada a la tele para ver en una cadena remota por satélite los fastos de su fiesta, y el grito de la independencia que da el presidente (de cualquier partido que lo sea) en la madrugada del 15 al 16 de septiembre.
tendríamos en ocasiones que aprender de esos países que algunos retrasados rechazan por puro racismo (no me refiero a usted, no se me confunda que sólo ha sido un ramalazo de rabia al recordar algún familiar que otro)
Aquí todo el mundo se la sujeta con papel de fumar. Partiendo de una seleción de fútbol que emplea el eufemismo "la roja" para evitar decir ESPAÑA, poco se puede esperar. Lo mismo pasa cuando un piloto español gana en motos en Cataluña. Desaparecen las banderas que en otros circuitos se pasean durante la vuelta de honor.
Estimado Chafachorras:
Desde mi agradecimiento por sus interesantes comentarios y sin ánimo de molestarle, quisiera rebatirle su afirmación -ya recurrente- de que en España somos racistas, en relación con su cónyuge, que intuyo, por lo que cuenta, que no es de raza blanca.
Los españoles tenemos muchos defectos, entre ellos el clasismo o la vanidad, pero los prejuicios racistas no se encuentran entre ellos. Su señora sabría lo que es auténtico racismo si en vez de venir a España hubiera emigrado a los Estados Unidos (donde a los chicanos no se los tiene en palmitas precisamente, ni laboral ni socialmente), a Reino Unido, a Alemania o a un país del Norte de Europa. No sé yo si en estos modélicos y modernos estados su mujer habría sido tratada como una nacional o si habría tenido una sanidad integral desde el primer día y el resto de prestaciones sociales, económicas y asistenciales que aquí disfruta o puede disfrutar. A ver si allí hubiera gozado de los plazos privilegiados que aquí se le aplican para adquirir la nacionalidad, o, simplemente, si un oriundo de esos países hubiera querido casarse con ella.
Y ya entrando en su entusiasta celebración del Día de la Independencia Mexicana, también le diría, amigo Chafachorras, que si ella tanto se alegra de que los españoles perdiéramos la provincia (que no colonia) de Nueva España y tan mal concepto tiene de nuestra presencia y maravillosa obra en territorio mexicano durante más de tres siglos, no sé qué pinta aquí, viviendo y comiendo gracias a los opresores imperialistas.
Le aseguro que no hay la menor acritud en mis palabras, pero simplemente quería aclarar algunos conceptos.
El expresidente Zapatero es seguidor del Barcelona, si no recuerdo mal. ¿Puede haber influido ello en su política, y sus alianzas?
Estimado Sr. Neri:
Me voy a permitir responder a su respuesta en elmismo tono de vehemencia pero de respeto hacia su persona a quien admiro.
Solo quiero matizar su comentario y el mío con unas pocas cuestiones.
Nadie puede darme lecciones sobre racismo. Viví la Sudáfrica premandela de primera mano. Conocí los suburbios de Soweto y Tokoza a lso que tuve que entrar a llevar medicinas en el interior del asiento trasero de un todotereno.
Fui amenazado de muerte y me pusieron una metralleta en la frente en la forntera ocn Mozambique por ayudar a una jóven (casi niña) negra a huír de la guerra y llevar alimentos y medicinas a un convento cercano que atendía refugiados. No suelo presumir de eso pero está en mi historia y como está no permito a nadie que me de lecciones sobre lo duro que es vivir en un país racista. Tengo amigos muertos allá.
En cuanto a mi esposa y su patriotismos solo le matizaré algunos detalles:
En primer lugar (y creame que esto es lo único que me ha dolido de su comentario, lo cual como solo hace daño quien puede y no quien quiere le coloca a usted en una posición ventajosa) no vive y come en España delos Opresores Imperialista. Vive y come de su trabajo y el mío. De su trabajo que desempeña con profesinalidad impecable y una eficiencia considerable puesto que para mantenerlo debe demostrar más que los demás por su condición de extranjera. Y lo hace sin quejarse. Yo tampoco me quejo, me limito a constatar un hecho. Vive de eso y paga religiosamente (nunca mejor dicho puesto que como buena descendiente de los españoles que llevaron allá civilización, y fe es profundamente cristiana) sus impuestos, tanto que a mi (que soy español) me calza una buena bronca el día que pretendo hacer alguna trampilla en los míos.
Y por cierto, no es negra. Es tan blanca como puede serlo un español, o por lo menos un manchego como su marido, que ahí pega más el sol que en el norte.
El racismo del que me quejo Sr. Neri, no es el que yo pude ver como sufrían (porque no pretendo engañarme, quienes lo sufrían eran los negros, no yo)o el que seguro usted ha podido comprobar en el sur gringo que describe tan bien. Me refiero a ese racismo inconsciente hacia los emigrantes, especialmente los latinos, que se vive aquí y que se sufre especialmente cuando buscan trabajo o tienen que hacer algún trámite oficial. Esa sonrisa condescendiente que encuentras en cuanto algún garrulo (pero muy español)tiene algún problema y un extranjero creca. Esos comentarios despreciativos muchas veces inconscientes y que mi esposa soporta incluso en su propia familia, es decir en la mía.
.....Continuará
…. continuación del anterior
Eso existe y si usted no quiere verlo es su problema no el mío, porque si está ciego para ello. E día que lo sufra en su carne, si es que llega sufrirá aún más.
Y sobre la celebración de su independencia sólo dos cositas.
Si lee bien mi comentario dije que el día 16 de septiembre es el día de la independencia de México respecto de la corona española, no respecto de España.
Y lo dije a drede, porque de esa corona traidora, felona y despreciable yo también habría querido ser independiente. De hecho, patriotas españoles (igual que los patriotas mexicano) lo intentaron, la lástima es que perdieron y siempre he pensado que de aquellos polvos, ´vienen muchos de los lodos que hoy sufrimos.
Lo que yo admiro de los mexicanos y por lo tanto de mi mujer (bueno de ella muchas más cosas, es lo que tiene estar enamorado) es que son patriotas, cosa que aquí es una especie en vías de extinción. Aman su país. Cuando uno entra en Querétaro (famosa por ser la ciudad donde nació mi mujer, se inició la revuelta contra la corona española y el Buitre le metió 5 a Dinamarca)desde D.F., lo primero que ve es una bandera de México del tamaño de un campo de baloncesto. Si un político de aquí instalara eso, lo menor que le llamarían es facha. Algunos ya empezarían a poner miras telescópicas sobre su foto.
Por eso entiendo y envidio que cuando llegue la noche del 15 al 16 de septiembre se junten en la tele y echen una lágrima. Especialmente si están a 10.000 km, que yo también lloré en la Misión de Maputsoe en Leshoto en el 92 cuando a 8.000 Km vi levantarse la bandera de España por la medalla de oro de Fermín Cacho, como hacían los emigrantes españoles en Alemania hace años, especialmente si como es el caso de mi señora, no han emigrado por miseria, necesidad u opresión y lo han hecho sencillamente por amor hacia alguien que se siente por ello el hombre más afortunado del planeta.
En México, en la iglesias en las preces se pide por la Patria, no por la República o el Gobierno; por la Patria; y además tengo que informarle que lo hacen sin discriminar a los opresores españoles que yo cada vez que viajo allá y lo hago a menudo soy tratado con cariño (y no sólo por la familia) y con respeto y nunca me he sentido tratado como un opresor imperialista.
Perdóneme el "ladrillo", ya sabe usted que soy de pluma fácil (he tenido que usar dos comentarios porque no cabía), pero si me tocan el corazón me sale la vehemencia y no puede uno evitar ser un poco pesado.
Quede claro que sigue usted contando con mi admiración y mi respeto (nunca con mi tolerancia que eso significaría ponerme por encima de usted) aunque en este caso sea desde la discrepancia, y me permito exponerle que en ningún momento he pensado que usted pueda ser racista. Me conformo con que la próxima vez que usted se cruce con un "sudaca" o un "machupichu" se tome una decima de segundo en reocrdar a este humilde seguidor de su blog y sonría pensando que sigo llevando razón en que usted no les tiene ningún desprecio inconsciente.
Suyo que le admira
El Tío Chafachorras (Antonio para servirle)
Chafachorras, parece claro que tenemos una muy distinta visión de la labor de España en América. No es argumento para que un territorio o región se desgaje de su Patria que el régimen o gobierno puntual de ese momento sea más o menos justo. Por esa regla de tres hoy en día tendríamos que ser todos separatistas.
Lo que tiene que hacer su mujer (a la que le ruego traslade mis respetos) es celebrar con el máximo entusiasmo el 12 de Octubre.
No he querido ofenderle. No dudo que su señora se gana el pan con el sudor de su frente y que no es España literalmente la que le da de comer. Lo único que he querido expresarle es que probablemente en otros países ni su "profesionalidad impecable" ni su "eficiencia considerable" le habrían permitido permanecer allí, ganarse la vida y acceder a los derechos y ventajas de todo tipo que aquí disfruta.
Racismo yo entiendo que es el odio o prejuicio hacia las razas diferentes. Si no hay raza diferente no entiendo la utilización del término.
Conociendo usted a fondo el modelo de colonización y segregación de los afrikáner, me resulta sinceramente ofensivo que considere racistas a los españoles.
Pelillos a la mar, Chafachorras y muchas gracias.
No pensaba responderle Sr. Neri, que aunque parezca exagerado este tema es para mi muy doloroso, pero ha tenido el detalle de venir por mi casa que es la suya a dejar un amable comentario y nadie podrá decir que el tío Chafachorras no es cortés (pues a Cortés defiendo todos los años en tierras mexicanas).
No obstante será lo último que escriba sobre esto que esta es su casa y es privilegio del anfitrión decir la´última palabra.
Le diré que en mi modesta opinión, no solo son traidores y antipatriotas los pueblos separatistas , que lo son. También pueden serlo los reyes, especialmente si entregan su país y su pueblo en manos de un tirano extranjero que lo invade y maniata con sus tropas. Especialmente si saquea las escasas arcas de un país para dejarlas en manos d ese tirano que viene a colocar en el trono a un hermano suyo (mucho más ilustrado que el tirano y el felón por cierto). Como el pueblo de Madrid en 1808
yo también me habría rebelado. Y abandonados por su rey pero mucho más lejos, la diferencia entre mexicanos y españoles fue que ellos ganaron y nosotros (permítame incluirme aunque sea algo joven para haber estado allí) perdimos.Por eso cada 16 de septiembre ypo celebro con mi mujer el coraje de un pueblo que se levanto contra el tirano y el felón y tuvo la fortuna de ganar, independientemente de que luego en su ya propia historia, no les hayan faltado felones y tiranos contra los que luchar, que de esos nunca estamos liberados de verdad.
Y mi mujer poco menos de un mes después celebra conmigo no el día de la raza sino el de la Hispanidad, que significa una historia una cultura una fe y unos genes comunes a más de 400 millones de seres humanos.
Le diré también que en el único país aparte del mío en el que se mira con desdén a mi mujer por tener acento latinoamericano es USA y no todo él, que a fin de cuentas Dios nos ha permitido ver bastante mundo (eso si, antes de la crisis; ahora con la crisis fuera de España me miran peor a mi por ser español).
Y en cuanto al término racismo, le diré que no es necesario ser de razas diferentes para sufrirlo, demos un paseo juntos por las calles de la Barcelona, o Lérida de hace unos días repletas de banderas "esteladas" en los balcones y verá como siente el racismo en sus carnes. Racista es el que desprecia a otro por ser de un lugar que considera inferior a él y le adjudica al sujeto el mismo desprecio que al territorio. Y Sr. Neri, no es necesario que quemen cruces en las puertas de la casa o maten a palos a los trabajadores de un color distinto de piel para tener actitudes racistas. Créame yo soy mucho menos sensible que mi mujer a eso y lo veo a menudo.
Pero es que como dijo ayer el Papa Francisco sobre la pobreza, para poder hablar de ella con propiedad hay que haberla sufrido y lomismo pasa con el racismo, la xenofobia o los comportamientos irrespetuosos con los diferentes.
Ar. Neri, no quiero polemizar. Ya le he dicho varias veces que le respeto y admiro que en su casa permita la discrepancia y la diferencia con sus propias opiniones, solo por eso no puedo considerarle xenófobo, pero ahora, que hace un rato hemos disfrutado mi señora y yo del arte de Morante de la Puebla de una manera que solo pueden disfrutar los oriundos de la Piel de Toro le diré que hay muchas maneras de querer a la Madre Patria, incluidas las que tienen un pasaporte de otro color y celebran su historia, la propia y la compartida.
Un saludo, y como usted dijo: "pelillos a la mar"
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