domingo, 3 de marzo de 2013

¡LE PILLÉ, SEÑOR MARTÍN!


Una compañera del trabajo, aficionada a las aves como yo, me contó emocionada antes de Navidades que había visto un martín pescador zambulléndose en el estanque de un gran parque a las afueras de la ciudad, a pocos metros de la orilla del río. Debo confesar que me sorprendió bastante el relato, ya que esta especie muestra querencia por las aguas cristalinas o, al menos, de una mínima calidad, condiciones opuestas a las que se dan en el Pisuerga a su paso por la urbe. Además, el martín es una de las aves más esquivas de España, difícil de observar incluso en entornos naturales, y vuela a una velocidad de vértigo. Pero me lo creí porque los pajareros no mienten (y mi compañera menos), porque es cierto que este pequeño pájaro buceador merodea ambientes muy distintos durante el invierno, porque he leído citas de ornitólogos sobre avistamientos puntuales incluso en la cascada de un parque más céntrico y, como no, porque el amigo Carlos Naza, de cuyo blog soy seguidor entusiasta, le hizo fotos hace años en la ciudad.  
Lavandera cascadeña

Garza real
De modo que me propuse pillar al señor Martín y yo soy un tipo con mucho tesón. Mi compi me dijo que seguramente la vistosa flecha azul con pico de puñal estaría solo de paso y que sería complicado dar con ella de nuevo, pero yo sospecho más bien que en invierno estos bichos tienen que acudir siempre a los mismos posaderos para pescar y en nuestra ciudad no hay tantos para elegir. Desde que lo hablamos, he salido bastantes fines de semana a pasear por la ribera hasta el bello parque para ver si lograba dar con el vistoso coraciiforme aunque fuera por casualidad y, de paso, por supuesto, disfrutar de la rica avifauna de la zona. Es increíble la de especies que pueden llegar a identificarse en las arboledas, praditos y vegetación palustre que rodean las orillas del río. A mí lo que más me gusta es ver cómo pescan las garzas reales y los cormoranes grandes, pero también es apasionante contemplar a las gallinetas comunes, a los picos picapinos tamborileando en su tronco, a los ruidosos ánsares, a toda la legión de pajarillos que tanto abundan como pitos reales, mirlos, petirrojos, currucas capirotadas, pinzones, mitos, agateadores, carboneros, herrerillos, colirrojos tizones o verdecillos, y a otros menos frecuentes como el carbonero garrapinos o el acentor.   

Acentor común
Pero el señor Martín no aparecía ni loco. A pesar de mis aguardos en los alrededores del estanque, lo más que llegué a ver la semana pasada es una parejita de lavanderas cascadeñas saltando de roca en roca y meneando la cola de arriba abajo. El invierno ya se acaba y yo daba por frustrado mi objetivo hasta que ayer a primera hora, a un grado bajo cero, el Alcedo Atthis hizo acto de presencia a siete metros escasos de mí. Fue una de esas experiencias emocionantes en las que uno echa en falta estar metido en el mundillo de la fotografía y llevar encima una buena cámara y un buen objetivo, aunque lo cierto es que no hubiera podido ni disparar una foto, tal fue la celeridad con que se produjo el encuentro.   

Carbonero garrapinos
Ni siquiera lo pillé en el dichoso estanque, sino mucho antes, al final de la playa, justo al pie del ancho puente de origen medieval que cruza el Pisuerga en dirección a León. Yo iba inspeccionando la embarrada orilla como otras veces cuando descubrí una bandada de jilgueros desperezándose en las ramas de un árbol que emergía casi del agua. Me eché los prismáticos a la cara para admirar con detalle sus siete colorines y en ese instante oí un inconfundible silbido; apenas había enfocado el punto correcto, el señor Martín, que se encontraba apostado en una rama baja, salió disparado como una centella turquesa hacia la otra orilla, dejándome ver poco más que su obispillo. Más contento que unas pascuas, lo seguí alejarse a una velocidad increíble (alcanza más de 50 kilómetros por hora) hasta que se perdió en la lejanía.

A ver si la próxima vez (seguramente ya el año que viene), se deja ver con más tranquilidad y, si puede ser (por pedir que no quede), pescando algún pececillo…

9 comentarios:

C. S. dijo...

¡Cuánto me gustan estos posts suyos sobre pájaros, Sr. Neri!

Aprendiz de brujo dijo...

y a mi mássssss!!!
qué fea es la garza esa, por Diosss.
El martín tiene un colorido hermoso.Hay que reconocerlo.

tomae dijo...

...a mi siempre me sorprendieron lo bien que patinaban las chicas Martini ¡qué forma de patinar!

¿Ha pillado alguna Sr.Neri?

sefo dijo...

Que monos, ese salía en Félix R. de la Fuente, que me acuerdo yo.

Aprendiz de brujo dijo...

MENOS PÁJAROS Y MÁS PAJARAS!!!!!!!!!!!!!!!

Veneficus dijo...

Me alegro de su buena suerte, aunque fuera fugaz. Seguro que merecio mucho la pena.

Aprovecho la ocasion para recordar lo bien que lo pasamos en nuestra fria excursion ornitologica navide~a por las orillas del Pisuerga y animarle a que pase de observador a cazador de instantaneas.

Álex dijo...

A mi también me gustan mucho estos post, Sr. Neri, enhorabuena doble por el post y por el avistamiento. Curiosamente, hace no muchos días estuve paseando por toda la ribera desde las Moreras hasta los puentes del Cabildo. Ví por primera vez el nuevo puente de Santa Teresa y revisité la desembocadura del Esgueva, uno de esos rincones muy especiales de la ciudad.
Un cordial saludo

marian dijo...

Bonita afición Sr.Neri.

;P de todas formas no se complique tanto para ver un Martín metiéndose en el agua, tengo yo uno de 5 años que se zambulle en la playas de Cadiz como nadie, le pongo fotos cuando quiera.

marian dijo...

No pesca mucho......quiero aclararlo.