sábado, 16 de marzo de 2013

EL NOMBRE DE LA ROSA

Me habían hablado muy bien y muy mal de él; unos me habían dicho que era fascinante y otros que demasiado espeso, hasta el punto de no poder terminarlo, así que sentía una mezcla de curiosidad y pereza por leer este libro, pero al fin me he animado y lo he terminado la semana pasada. Había visto -solo una vez- la adaptación cinematográfica de Jean-Jacques Annaud (1986), pero me dejó indiferente, no me dijo nada; sin embargo la novela me ha parecido impactante, con mucha enjundia, y creo que merece una reflexión.

Personalmente Umberto Eco me ha resultado difícil de leer por su estilo enrevesado y deliberadamente oscuro. Él mismo reconoce que las cien primeras páginas de El nombre de la rosa (1980) son algo durillas y que las redactó así a modo de criba de ciertos lectores, ya que él pensaba en un tipo muy concreto de destinatario de su obra. Sin embargo, partiendo de que no se trata de una novela simple, el profesor italiano fue muy hábil en su planteamiento, ya que introdujo tres niveles diferentes de lectura para entusiasmar a casi todo el mundo: a lectores muy superficiales que se quedaran en la trama policiaca; a amantes de la novela histórica que disfrutaran de las disquisiciones sobre las herejías medievales y sobre el enfrentamiento doctrinal y político entre el Papa Juan XXII y la rama de los franciscanos más comprometida con la pobreza, y a intelectuales exigentes que supieran apreciar el trasfondo culto de todo el relato: citas, latinajos, simbolismo, arte, fina ironía, poesía, y continuos guiños científicos (razonamiento deductivo), teológicos y filosóficos (escolástica, Aristóteles, etc). El libro puede además interpretarse de mil maneras distintas y deja en el aire numerosos enigmas sin aclarar. Ni siquiera el título tiene un significado unívoco.

Yo reconozco sinceramente haberme quedado en el segundo nivel (histórico) y no haber entendido de la misa la mitad ciertas partes especialmente densas sobre teología o filosofía (que me las explique C.S., por favor).

Pero Eco vendió millones de ejemplares gracias a su inteligente estrategia. Se interesaron y quedaron fascinados por El nombre de la rosa desde adolescentes y marujas acostumbradas a devorar novelas rosas hasta catedráticos de ética, historia o literatura. Ello dio lugar a un curioso fenómeno que merece la pena analizar, y es que la crítica, que acogió la primera edición con auténtico fervor y le dedicó monografías, ensayos y artículos en revistas especializadas, comenzó a distanciarse descaradamente del libro a medida que iba cosechando éxito comercial. La pregunta que todos nos hacemos es si la calidad de una obra literaria se basa en algún parámetro objetivo o acaso es inversamente proporcional al número de personas que la compran.

Recomiendo leer este clásico a quienes todavía no lo hayan hecho, pues sin duda disfrutarán, quizá no tanto durante su lectura en sí sino al terminar y reflexionar. Les aseguro que el libro va muchísimo más allá que la película y que recordarán ciertos pasajes y diálogos durante toda la vida (uno de mis compañeros de trabajo, por ejemplo, es tan rosófilo como yo padrinófilo).  Eso sí, antes de empezar hay que tomar aire y prometerse a uno mismo no tirar la toalla ni dormirse al llegar a ciertos capítulos donde el autor se despacha a gusto con sus cultismos y sus honduras.

16 comentarios:

Ana María dijo...

A mí me lo recomendaron desde primero de carrera, pero lo leí con el título de licenciada en la mano. Reconozco que si hubiera hecho caso, no me habría enterado de muchas cosas de las que Eco habla en la novela. Las reflexiones filosóficas que tiene dejan un poso para deleitarse lentamente.

Feliz sábado :*

que dificil la vida sin ti dijo...

Excelente novela iconoclasta pero excelente con cuya lectura disfruté muchísimo.
Le alabo el gusto, Al.
Cordialmente
Asun

C. S. dijo...

Yo la leí hace tiempo, Sr. Neri, y me encantó. Como Ud. dice, la parte filosófica y teológica tiene mucha enjundia. El personaje de Guillermo de Baskerville es un trasunto del filósofo Guillero de Ockham, el padre del nominalismo y del método científico. Al declarar que los universales no son más que construcciones de nuestra mente, desbarata las bases de la teología escolástica tomista, que había creado una serie de certezas inamovibles alrededor de estos universales. Siempre se dice que la modernidad empieza en el Renacimiento, pero Eco dice (creo que con razón) que la modernidad empieza con Ockham. ¿qué es la rosa? ¿la que tengo en mi florero? ¿la que sostiene al pajarillo que Ud. pacientemente espía? ¿la que está en la mente de Dios de las que todas las demás sólo son copias imperfectas? Pues ninguna: la rosa sólo es un nombre que le damos a todas esas flores para poder comprender el mundo. ¡No hay verdades absolutas que podamos comprobar! (Se lo he explicado fatal, ya lo siento)

Álex dijo...

Pues yo debí de ser uno de esos adolescentes que dice, sr. Neri. Leí la novela cuando aún estaba en BUP y se dio la circunstancia de que terminé de leerla un día por la mañana y fui esa misma tarde a ver la película recién estrenada en el cine Vistarama, si no me equivoco. Como era de esperar, la película me decepcionó, aunque quedé impactado con la escena del encuentro de Adso con la muchacha bruja. El libro me gustó mucho y, a pesar de la densidad de fondo, creo recordar que lo leí con bastante soltura. Se nota que era entonces un lector mucho más intenso que ahora.
Saludos a todos.

que dificil la vida sin ti dijo...

¡Feliz domingo a todos! He estado pensando sobre su post, ya ve que me hacen mella, Al, y me quedó en el tintero comentar que Umberto Eco, según mi humilde criterio es de esos autores que se gastan todos los cartuchos en una sola novela. En este caso, la que comentamos, porque a lo mejor es problema mío, pero la que publicó luego "El péndulo de Foucault" es un tochaco infumable ¿no?
Bueno, un abrazo para todos y perdone el inciso ¡ah, por cierto!, con su permiso felicito a C.S por su erudición, la leo aquí y el el Barullo y me deja pasmada!!!
Asun

Unknown dijo...


La leí en la facultad (creo que estaba en 2º), cuando salió, y me encantó. La película, he preferido no verla (por ahora) ya que suelen decepcionar.
hace unos años volví a leerla, sobre todo por las descripciones que hace del románico francés (Autum, Vezelay, Cluny II...)y de nuevo me enganchó. con esta novela, Eco dio comienzo a la fiebre de la novela histórica, aunque estoy de acuerdo con Mª Asunción en que otras novelas suyas son un tostón.
Salidos.

C. S. dijo...

¡Qué mona eres, Asun! Lo cierto es que tengo un montón de conocimientos que me habilitan para cosas tan extraordinarias como ganar al trivial. En lo demás, soy una completa nulidad. Como dice mi santa madre, "hija mía, ¡qué cantidad de estupideces te sabes!"

que dificil la vida sin ti dijo...

¡¡¡Nada, nada, C.S. falsa modestia...!!!dile a tu madre que tienes en mí una admiradora incondicional...y lo de mona... ¡chica...muchas gracias, de verdad, encima, simpática! rien va plus! :-)
Un beso (A usted también Al)
A

Zorro de Segovia dijo...

leí el libro mientras estudiábamos filosofía de COU. Nos ordenaron leer un libro llamado "De Ockham a Newton", que me resultó mucho más interesante que las clases, y fue genial encontrarme al mismo Ockham o alguien muy parecido en un personaje tan sugerente como el protagonista de Eco. Me encantó el libro por lo filosófico e histórico, y también la película en este caso por la épica del defensor de causas perdidas.

Por cierto, coincido con Asun, vaya tela "El péndulo de Foucault". Pero como humano tropezante en piedras conocidas ... hoy he empezado "El cementerio de Praga" ...

Aprendiz de brujo dijo...

He aquí uno que tiró la toalla en la página 69,(en cuál si no).
La película me parece extraordinaria, con un Connery espléndido; una recreación de ambientes estupenda; y unos monges más feos que Picio,-de hecho cuando es sábado y salgo de la ducha y me veo más feo de lo habitual,me pongo un trocito de la peli y entonces salgo a la calle más reconfortado que Dulcinea depues de rezar tres Rosarios..
Cuando acabe lo que estoy leyendo y el siguiente libro, (dentro de dos años), voy a ponerme con ella de nuevo.
Por cierto de la peli,me queda el recuerdo de que el peazo polvo que le echa Adso a la señorita indigente, fue la primera escena de alto voltaje que presencié en el cine. La sofoquina me duró no menos de tres días.Qué malito me puse.
Alex, yo también quedé impactado...Pero mucho. De hecho si me pongo a pensarlo, aún me impacta severamente.
Tened buena semana.
P.S. Asunción sale usted muy hermosa en su nueva foto.Muy guapa, si señora.

Dulcinea dijo...

Buenísima novela, a mí me encantó aunque tiene un contenido un poco inmoral. Jorge de Burgos representa la virtud frente a ese ansia de saber desordenada que aveces nos lleva a la soberbia y al pecado.
Álex me sorprende, yo le hacía excitándose más con los turbios amoríos de Berengario y Adelmo, y a aprendiz de Brujo lo mismo. Por cierto, monje es con jota.

Aprendiz de brujo dijo...

Dulci, a mi los monjes, (qué vorrico soy), no me gustan nada.A mi tan solo me gustan todas las mujeres del mundo menos la Veneno, María Antonia Igleias y tú,- que si tuviera que apostar lo haría a favor de que tienes más rabo que el diablo.
Ahora confiesa. Cuéntanos que te pasó con Fray Pachi el otro día, mientras reazabas con él ,el Rosario.
Apuesto a que notaste una leve hinchazón entre tus piernas pensando en tu confesor, mientras decías "ora pro nobis". Te recuerdo que el pensamiento no delinque pero si peca.
Cuéntanos como fueron de gozosos esos misterios. Hubo tercer tiempo en la soledad de tu casa?.
Yo no me haría muchas ilusiones.Hasta los los curas piensan que es preferible solo que mal acompañado.
Un beso para ti en la cara. Donde no piques, a poder ser.
P.S: A veces, como adverbio de tiempo, es separado.

Al Neri dijo...

¡Bienvenida a La pluma viperina, Beatriz Fernández! Es verdad que las descripciones de arte también son un punto fuerte de la novela. A mí me impresionaron las exhaustivas enumeraciones de las figuras de los retablos y de las miniaturas de los libros.

Ana María, en efecto es un libro de deleite lento. Este sí que no es bueno para coger el sueño por las noches, hay que leerlo con suma atención.

Gracias, C.S., su explicación ha sido muy sintética y esclarecedora.

Asun, ¡qué foto más sugestiva! Todo el mundo dice eso de Eco, que hizo una sola novela buena. De hecho, reconozcamos que El nombre de la rosa no es lo que se dice un libro divertido, sino sobre todo muy instructivo y con mucha miga.

Zorro de Segovia, seguramente si yo me llego a leer este libro en COU le habría sacado mucho más jugo, pues entonces tenía fresca la filosofía.

Álex, a mí la peli me parece una patata que se limita a rebuscar la parte más comercialorra del libro, incluso inventando cosas (quema de los herejes -que en el libro no se ve-, historia de amor entre Adso y la bruja, explicación detallada del pasado de Fray Guillermo, etc).

Dulcinea, comparto con usted la idea de fondo de que debería cribarse la información que recibe la gente, pues a veces para según quién y cómo, puede ser muy dañina.

Aprendiz de brujo, su último comentario me ha parecido fuera de lugar y muy desafortunado.

Aprendiz de brujo dijo...

Anda que el tuyo compartiendo las teorías peregrinas de la tutela y la censura informativa,es para enmarcar...
En fin...

que dificil la vida sin ti dijo...

No puedo menos, a riesgo de hacerme pesada, que agradecer a usted Al y a todos los amigos viperinos, sus amables comentarios, sobre mi nueva foto de perfil...ya ven lo que da de si un régimen riguroso, una buena máquina fotográfica, una iluminación y un ángulo adecuado y un yerno paciente hasta conseguir el resultado deseado...
¡Gracias, esta dosis de autoestima me viene muy bien!
Un beso cariñoso
A.

C. S. dijo...

Bueno, él siempre dice que no es novelista. Pero tiene otros libros buenísimos, como ese de la estética medieval, o el de la historia de la belleza. Otro que está muy bien es el de su correspondencia con el cardenal Carlo Maria Marini. Se llamaba "¿En qué creen los que no creen?" Claro que es un libro que requiere cierta apertura mental y cierto deseo de comprender a otra gente. Igual no es apto para Maritornes...