Cuando uno es joven y lo único que importa es agarrar el macuto y largarse a donde sea y como sea, no suele ponderarse como es debido algo tan esencial como la compañía. En mis tiempos adolescentes y universitarios me iba de excursión, de acampada o de viaje de ecuador en manada, con quien se apuntase, porque mi prioridad era salir y no me andaba con muchos remilgos de con quiénes iba a pasar los ocho días. En el grupo podía haber amigos majos, gente que me da daba igual y, por supuesto, algunos conocidos o amigos de amigos a los que no tragaba, pero era como si los posibles malos rollos se diluyeran en la juerga general del rebaño.
Pero según me he ido haciendo viejo me he vuelto cada vez más exquisito. Ya que buena parte de mi tiempo lo dedico al trabajo y a otros compromisos ineludibles en los que me toca aguantar de cerca a personajes de los que, si fuera por gusto, permanecería alejado al menos 1.000 kilómetros, es justo y razonable que mis escasos día de asueto al año los disfrute con quien a mí me da la gana. Cada vez valoro más una compañía de calidad en mis horas de ocio y rechazo sin disimulos alternar en ese tiempo sagrado con gente pesada, conflictiva, agonías o que me incomode por cualquier motivo. También suelo evitar por sistema relacionarme demasiado con personas que no me aportan nada, con las que no puedo aprender cosas o que tienen unas inquietudes absolutamente opuestas a las mías.
Pero en los viajes seleccionar bien a los compañeros es todavía mucho más fundamental que para irse de cañas. Las cañas duran dos o tres horas, pero de periplo por los mundos de Dios puedes pasarte diez días con sus noches, con sus comidas y cenas, con sus visitas a museos o monumentos, con sus caminatas agotadoras y con sus mil decisiones en común sobre mil aspectos de la intendencia o el planning del viaje. En los viajes la convivencia es muy estrecha y se suele presentar el caldo de cultivo perfecto (sobre todo por el cansancio) para que se produzcan toda clase de desavenencias en temas aparentemente menores pero que crecen como bolas de nieve tras una o dos semanas de contacto continuo. Por eso me parece tan importante decidir bien con quién vamos a viajar si queremos evitarnos disgustos o estropear unos días que deberían ser en teoría los más divertidos del año.
A modo enunciativo, voy a dar unas reglas de oro para escoger compañeros de viaje, aunque me gustaría que los amables lectores las completaran con sus experiencias y puntos de vista:
1.- Nunca viajes con un amigo o familiar, por muy bien que te caiga, al que hayas visto más de una vez provocando discusiones y polémicas absurdas e innecesarias. Un sujeto capaz de encabronarse por una idiotez mientras está cómodamente sentado tomando un cubata puede ser una bomba de relojería tras cinco horas pateando las calles de Roma con casi cuarenta grados a la sombra.
2.- Escoge a gente que tenga los mismos objetivos y expectativas que tú en ese viaje concreto. A ver si luego te va a pasar como a unos conocidos míos, que se juntaron para ir a Palma de Mallorca y, como unos solo querían salir de fiesta, beber y dormir toda la mañana, acabaron como el rosario de la aurora con quienes preferían hacer turismo por los pueblos y ver museos.
3- En relación con lo anterior, viaja siempre con personas con concepciones de ocio e inquietudes culturales similares o, al menos, no opuestas. Si eres bastante insensible al arte o a la arquitectura, como es mi caso, no es aconsejable viajar con culturetas de alto standing que te tengan enclaustrado en museos durante toda la semana de vacaciones.
4- Evita a los cabezotas. Busca siempre la flexibilidad en un compañero de viaje.
5- Asegúrate de que tus compañeros de viaje, dependiendo del tipo de actividad programada, tengan un ritmo vital parecido, o incluso una forma física similar a la tuya. Es decir, que no pretendas hacer el Camino de Santiago con una cuñada obesa o juntarte con tipos cansinos cuando tú eres proactivo o con gente acelerada cuando a ti te gusta tomarte las cosas con calma, porque podéis acabar a palos.
6.- Salvo que tengas la misma afición, evita siempre a los plastas que se van parando todo el rato para hacer fotos o vídeos. O sea evítanos a mi amigo Teutates y a mí.
7.- Si eres soltero/a y tu intención es… ya sabes… en alguna localidad costera (Jacobita, ya sabemos que es una cochinada), rechaza la compañía de amigos/as notoriamente más atractivos/as que tú, porque si no puedes acabar con la moral por los suelos, como le sucedió a mi poco agraciado conocido X, que se tenía que volver todas las noches solo al hotel y encima a veces se encontraba la habitación que compartía con un amigo ocupada por este y por alguna señorita.
8.- Si tienes un nivel nulo de inglés, elude viajar a Londres con amigos de similares características.
9.- Nunca jamás viajes con alguien a quien vayas a conocer por primera vez en el viaje ni lo hagas con tu novia/mujer y otra pareja cuando solo os conocéis o sois amigos dos personas del cuarteto, sobre todo si las que no se conocen son ellas.
10.- Procura no viajar con matrimonios con niños si tú eres soltero o no tienes críos y el mundo de la infancia no te entusiasma precisamente.
11.- Aunque suene muy mal, intenta viajar con amigos con niveles similares de renta o con parecida mentalidad de gasto. Pasar unas vacaciones con un rata o con un gastador compulsivo puede llegar a aguar la fiesta, si tú eres justo lo contrario, a la hora de afrontar gastos comunes, elección de restaurantes, decisiones sobre si comer de bocadillo en determinados momentos, etc. Este tipo de detalles es importante hablarlos antes de salir.
12.- Si eres católico y para seguir pareciéndolo en tu círculo familiar cometes la hipocresía de irte a escondidas de vacaciones con tu novio/a, arregla bien las coartadas con tus amigos porque luego pasa lo que pasa. A ver si va a sucederte como a mi amigo Y, que su madre se encontró en la calle con los colegas con quienes aseguró haberse ido de camping...
Y sobre todo, estos consejos aplícatelos a ti mismo siendo abierto, flexible y respetuoso con tus compañeros de viaje. Intenta alcanzar consensos en los que unas veces cedas tú y otras tus acompañantes. Evita conflictos que amarguen tus vacaciones. Es mejor callar y aguantar (hasta unos límites) y después apuntar para siempre en la lista negra a los compañeros indeseables que montar una bronca que siempre recuerdes con desagrado.
6 comentarios:
Todos esos consejos los aplicaría a la hora de salir cualquier sábado, solo que en menor medida.
Veo, Al, que tiene usted una gran experiencia en el tema. Su listado de condiciones que deben o no reunir los compañeros de viaje es exhaustivo y acertado.
Poco puedo añadir.
Excepto que como mujer, recuerdo con horror, viajar siendo más joven, con alguna compañera "carota" ligera de equipaje y que en cambio se aprovechaba de mi previsión usando MI secador, MI corta uñas, MI pinza para las cejas, Mi maquinilla de depilar, MI maquillaje, MI pasta dentífrica....e incluso MI ropa, alguna por estrenar.
Yo cargada como un burro/a y ella/s con las manos en los bolsillos.
¡Ojo, chicas, no os dejéis abusar!
¿Como se le ocurren a usted estos temas con tanto gancho e interés Al?
Siento una sana envidia...
La pluma es mucha pluma...(¡en el mejor sentido!):-)
Un abrazo cordial y buen viaje a los que ya se van.
Asun
Alguna es cierto que puede sonar un poco mal, pero da usted en el clavo con todas.
Especial gracia me ha echo la 12... Yo puedo ser ese amigo "Y", jejeje.
La mejor compañia para viajar es un buen par de pijos progres que te comen la cabeza con ZP mientras te enseñan su ultimo abrigo de marca o su ultima cartera de tous de 150 euros...
Hace tiempo que decidí ir solo. Todo comenzó, hace muchos años, con dejar de ir a jugar a futbol con unos amigos. Se lo tomaban demasiado en serio.
Pasé a la montaña. Allí también era difícil encontrar tu media naranja. Hay gente que para subir una montaña llevan un prontuario que a mi no me va.
Después me fui al footing, y disfruté de la soledad.
Hoy sólo viajo con La Piedra. Es cuando soy más feliz. Lo demás,como usted bien explica, son complicaciones.
¡Que tenga suerte y disfrute!
Yo viajo sola y punto.
Tiene usted tanta razon... más vale ir solo que mal acompañado ...
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