Hace unos días comentaba con un amigo mío lo ridículas que resultaban las mutuas acusaciones de parlamentarios españoles acerca de su pertenencia al Frente de Juventudes. Los políticos han conseguido tergiversar la realidad, haciendo ver que la pertenencia a estas organizaciones era voluntaria.
En realidad, el Frente de Juventudes fue una unidad de encuadramiento de la Juventud española, entre los años 1941 y 1960. Durante aquellas dos décadas, absolutamente todos los chavales pertenecían a la institución por el mero hecho de tener nacionalidad española y de tener entre 6 y 18 años. Nadie estaba allí voluntariamente.
Normalmente quien se acerca a este tema se detiene en lo folklórico y superficial: camisas azules, campamentos y cara al sol, pero lo cierto es que dentro de la Historia de las Instituciones, tan de moda en los círculos historiográficos más novedosos, el estudio de los órganos del movimiento está cobrando pujanza los últimos años.
El Frente de Juventudes fue una escuela de vida, en la que tuvieron cabida tanto hijos de burgueses como de obreros, de ricos y de pobres, de ateos y de religiosos, de blancos y de negros y de falangistas y de no falangistas. Al igual que otras empresas del régimen, el aderezo de la camisa azul era un mero accesorio, que ha confundido al falangismo con el franquismo tradicionalmente.
El FJ educó a millones de niños en España, Guinea Ecuatorial, Marruecos y Sáhara Español, les procuró una alfabetización, el contacto con la naturaleza a niños de familias sin recursos o que jamás habrían soñado con unas vacaciones. Fortaleció los cuerpos de muchachos raquíticos, que en sus casas apenas tenían acceso a una alimentación sana.
El FJ contó inicialmente con los escasos medios a su servicio, que fueron ampliándose en la medida de las posibilidades de un Estado que a duras penas emergía. Ello favoreció una gran oferta de actividades, ocupando la franja de ocio de los encuadrados, y evitando que muchos adolescentes cayeran en el camino de la perdición. La Institución controlaba su permanencia en horario lectivo, su tiempo libre, y según avanza la madurez del individuo, le sigue paralelamente a su ciclo vital: en el centro de trabajo, en el Sindicato. Y es que los jóvenes se encuadraban en función de su actividad: estudiantes, trabajadores o campesinos.
No obstante, y a pesar de disquisiciones políticas o ideológicas, FJ se erigió en escuela de vida y de ciudadanía: los miles de chavales que pasaron por las “ciudades de lona” así lo atestiguan. Allí se enseñó a convivir a una sociedad salida de una confrontación fraticida, que no respetó absolutamente nada, ni a nadie, educando en valores de respeto, esfuerzo y superación.
En realidad, el Frente de Juventudes fue una unidad de encuadramiento de la Juventud española, entre los años 1941 y 1960. Durante aquellas dos décadas, absolutamente todos los chavales pertenecían a la institución por el mero hecho de tener nacionalidad española y de tener entre 6 y 18 años. Nadie estaba allí voluntariamente.
Normalmente quien se acerca a este tema se detiene en lo folklórico y superficial: camisas azules, campamentos y cara al sol, pero lo cierto es que dentro de la Historia de las Instituciones, tan de moda en los círculos historiográficos más novedosos, el estudio de los órganos del movimiento está cobrando pujanza los últimos años.
El Frente de Juventudes fue una escuela de vida, en la que tuvieron cabida tanto hijos de burgueses como de obreros, de ricos y de pobres, de ateos y de religiosos, de blancos y de negros y de falangistas y de no falangistas. Al igual que otras empresas del régimen, el aderezo de la camisa azul era un mero accesorio, que ha confundido al falangismo con el franquismo tradicionalmente.
El FJ educó a millones de niños en España, Guinea Ecuatorial, Marruecos y Sáhara Español, les procuró una alfabetización, el contacto con la naturaleza a niños de familias sin recursos o que jamás habrían soñado con unas vacaciones. Fortaleció los cuerpos de muchachos raquíticos, que en sus casas apenas tenían acceso a una alimentación sana.
Pero además fue escuela de amistad. Durante la realización de mi trabajo de investigación sobre esta institución, comprobé cómo después de cincuenta años, muchos niños que coincidieron en esa época y después perdieron el contacto por unos años, se han convertido en hombres que aún se reúnen y cuentan sus hazañas y anécdotas de juventud.
El FJ contó inicialmente con los escasos medios a su servicio, que fueron ampliándose en la medida de las posibilidades de un Estado que a duras penas emergía. Ello favoreció una gran oferta de actividades, ocupando la franja de ocio de los encuadrados, y evitando que muchos adolescentes cayeran en el camino de la perdición. La Institución controlaba su permanencia en horario lectivo, su tiempo libre, y según avanza la madurez del individuo, le sigue paralelamente a su ciclo vital: en el centro de trabajo, en el Sindicato. Y es que los jóvenes se encuadraban en función de su actividad: estudiantes, trabajadores o campesinos.
No obstante, y a pesar de disquisiciones políticas o ideológicas, FJ se erigió en escuela de vida y de ciudadanía: los miles de chavales que pasaron por las “ciudades de lona” así lo atestiguan. Allí se enseñó a convivir a una sociedad salida de una confrontación fraticida, que no respetó absolutamente nada, ni a nadie, educando en valores de respeto, esfuerzo y superación.
Pero toda historia tiene un inicio y un final. Tras la Victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, el FJ cierra filas en torno al Caudillo en los duros años del aislamiento. Diez años después, la misma institución se siente recelosa ante la llegada del “amigo americano”. La Guerra Fría como agente externo, la ruptura generacional y la invalidez de un modelo funcional, hacen que el FJ se vea abocado a la desaparición.
Para Franco, se había convertido en un incómodo problema: cada acto público era un motivo de protesta: desplantes e insultos al Caudillo se saldan con detenciones de jóvenes, registros domiciliarios y severos castigos. Los falangistas, que nunca se han sentido a gusto en el régimen franquista, utilizan estas instituciones para intentar transformar España.
La nueva y remodelada Delegación Nacional de la Juventud recoge el testigo y comienza a trabajar siguiendo unos modelos más acordes con las políticas europeas de juventud del momento a través de la OJE: naturaleza, albergues… muy edulcorado, intentando alejar el añejo sabor del FJ nacido del final de la Guerra. España cambiaba, cambiaban sus jóvenes, y el estado, lejos de mantenerse inmóvil, intentó adaptarse a esa realidad.
La existencia del Frente de juventudes salda positivamente el balance de sus acciones. Fue una institución que nunca hizo distinciones entre sus miembros, instruyó y educó a millones de jóvenes en valores, e intentó cambiar un mundo, que ni era el que le habían prometido, ni era el que habían soñado. En 1960 la revolución aún, estaba pendiente.
Para Franco, se había convertido en un incómodo problema: cada acto público era un motivo de protesta: desplantes e insultos al Caudillo se saldan con detenciones de jóvenes, registros domiciliarios y severos castigos. Los falangistas, que nunca se han sentido a gusto en el régimen franquista, utilizan estas instituciones para intentar transformar España.
La nueva y remodelada Delegación Nacional de la Juventud recoge el testigo y comienza a trabajar siguiendo unos modelos más acordes con las políticas europeas de juventud del momento a través de la OJE: naturaleza, albergues… muy edulcorado, intentando alejar el añejo sabor del FJ nacido del final de la Guerra. España cambiaba, cambiaban sus jóvenes, y el estado, lejos de mantenerse inmóvil, intentó adaptarse a esa realidad.
La existencia del Frente de juventudes salda positivamente el balance de sus acciones. Fue una institución que nunca hizo distinciones entre sus miembros, instruyó y educó a millones de jóvenes en valores, e intentó cambiar un mundo, que ni era el que le habían prometido, ni era el que habían soñado. En 1960 la revolución aún, estaba pendiente.
NOTA: El Guerrero del Antifaz es historiador y dedicó su tesina de doctorado al Frente de Juventudes.
13 comentarios:
Gracias, Guerrero del Antifaz por esta estupenda colaboración.
Desde luego el FJ es una institución que merece no sólo mi valoración positiva y mi cariño, sino mi aplauso más fervoroso por todo lo que aportó a toda una generación de españoles.
Hay un matiz que no entiendo. Afirma usted que la pertenencia al FJ era obligatoria, que todos los chavales de entre 6 y 18 años pertenecían autonáticamente por tener esta edad.
Seguramente en mi ignorancia, yo siempre había pensado que no era así y que la pertenencia y participación en campamentos era voluntaria.
De una rápida lectura de la Ley Fundacional del Frente de Juventudes, de finales del 40, me ha parecido deducir que no era obligatorio afiliarse. De hecho, el SEU (que según está ley, estaba adscrito al FJ) se nutría de los afiliados al FJ, que pasaban automáticamente a esta "asociación" cuando se matriculaban en la Universidad. Esto parece indicar que no todos los chicos y chicas de 17 años eran del FJ, puesto que no todos los universitarios eran del SEU.
Tengo entendido que los miembros del FJ se dividían en afiliados y encuadrados y quizá esta sea la clave. No lo sé.
En cuanquier caso, los políticos que se echan en cara haber sido del FJ... No sé. Dependerá. Supongo que no es lo mismo haber ido a campamentos con 13 años que haber sido Jefe de Centuria o instructor...
En este sentido, recuerdo la divertida anécdota que sucedió con Julio Anguita en 1991, cuando se celebraron los actos de conmemoración del 50 aniversario del FJ. A modo de recochineo, los promotores mandaron a Anguita una invitación para asistir a los eventos, igual que a los demás ex-miembros que encontraron en su archivo histórico. El Califa de Córdoba rehusó por carta muy amablemente indicando que se afilió a esta institución para infiltrarse en ella, por orden expresa del Partido Comunista de España.
Ojala se realizara algo parecido hoy en dia.
Es imposible ser más facha que vosotros. El frente de juventudes era una institucion fascista y solo seguro que nadie te obligaba a afiliarte, asi que solo estarian los que eran mas fachas que Isabel la Católica.
No sé si es por mi carácter, pero a mí de pequeño me hubiera encantado pertenecer a una cosa parecida. Dejando fuera consideraciones políticas, simplemente la estética, la marcialidad, el sentirse parte de un todo. Son sensaciones que he tenido de mayor y cuando te ves desfilando dentro de una compañía, y sientes que todos se mueven como uno. Creedme que es una sensación de plenitud. No por la merma de individualidad ( que no creo que la haya) sino por el hecho de sentirse integrado.
Los valores que enseñaban, no lo sé, ni estaba allí ni he leído tanto como ustedes, pero por lo que conozco del carácter de mis padres y abuelos, no creo que les dijeran “ Él que no esté colocado que se coloque”. Simplemente el hecho de enseñar austeridad (vivir en una tienda de campaña durante largo tiempo, a veces, puede ser penoso), hace que se valoren cosas que la gente da por hecho. Contacto con la naturaleza o afición por el deporte no le puede hacer daño a nadie.
Soldado Vikingo, hemos suprimido su comentario por contener un insulto a un comentarista. en este blog están prohibidos los insultos y faltas de respeto.
No admitimos respuesta alguna a este mensaje.
En el comentario de Vikingo decía estar de acuerdo con Saturnino Martín Cerezo.
Me uno al agradecimiento del sr. Neri y, además, felicito Guerrero del Antifaz por su dedicación, empeño, seriedad y buen hacer en este y otros asuntos.
Poco más que añadir y aportar a los comentario de todos los contenturlios -salvo uno, claro está-. Estoy de acuerdo con el sr. Neri en cuanto a lo de la afiliación obligatoria. Sí debía ser así al final de la Guerra pero no después pues ni mis padre ni mis tíos pertenecieron a las organizaciones del Movimiento en ningún momento de su vida, no así los hermanos de mi abuela que, según me contó, se alisataron en ellas obligatoriamente: y encantados, también, pues les daban uniformes, fusiles de madera y todas esas cosas que a un niño le entusiasman.
En cuanto a la señorita Sefo, sólo recomendarle que leyera un poco más de historia, de filosofía de politología,... Así, parafraseando al Guerrero del Antifaz, aprendería a distinguir un fascista de una botella de butano. ¿Isabel La Católica era una facha? Anda, yo creía que el fascismo venía de Italia y mira por dónde...
Sefo no tienes ni idea de nada de lo que hablas. Si Isabel la catolica era facha, ojala todos fueramos tan fachas como ella.
Pequeña correción sobre las imagenes:
Se ha colgado por una simple confusión entre los escudos del SEU, FJJ y la OJE, éste último.
El escudo colgado es el que corresponde a la Delegación Nacional de la Juventud, sucesora de la Delegación Nacional de Juventudes que reconvirtió el FJJ en la OJE.
Me refiero al escudo de campo ajedrezado sable (negro) y gules (rojo) con un cisne bicéfalo y detrás el yugo y las flechas. Este, repito, es el escudo que se simultaneaba en la primigenia OJE con el León rampante y la Cruz Potenzada.
Por comodidad después de la caída del Movimiento Nacional (o reconversión, mejor dicho) se confundían también los escudos del SEU y el FJJ ya que la única diferencia era el campo ajedrezado. El del SEU es plata y azur (blanco y azul) y el del FJJ: rojo y negro.
Un saludo.
Mi padre, que es la mejor persona de este mundo, perteneció al Frente de Juventudes y me ratifica que de ninguna manera era obligatoria su adscripción.Por lo demás me ha parecido una disertación interesante aunque carente de sentido crítico alguno. Me imagino que no todo sería matutino cantar de pajaritos, florecillas silvestres, austeridad y buenas enseñanzas.En este sentido animo a los conocedores de estos centros de adiestramiento a que nos completen la información con algún defectillo, que seguro había, tanto de los principios que se defendíancomo de las formas que se empleaban en el adoctrinamiento del personal. Más que nada porque aún acercándose a la perfección, casi todos los fenómenos humanos presentan algún inconveniente o carácterística mejorable.
Un cariñoso saludo para la entrañable Dulcinea. Preciosa a tu lado, Isabel la Católica era una libertaria
Otro afectuso saludo para el Sr. Subdirector que me tiene completamente abandonado. Mis mejores deseos para la noche de este sábado, que en compañía de la Señorita Bacardí encuentre la compañía de alguna dama, que le proporcione calor humano.Que no solo de libros de historia vive el hombre.
Que todos paseis un buen sábado.
Villeguillo, muchísimas gracias por su aclaración. Yo desconocía ese matiz. No encuentro el escudo del Frente de Juventudes suelto, así que pongo una imagen donde aparece.
Acabo de terminar de leer el artículo del Sr. Al Neri sobre el ya "añejo" Frente de Juventudes, del cual creo poder opinar y aportar mi particular experiencia vivida por mi con diez años,( 1962 ).
En aquellos tiempos, ya se había producido el cambio y regeneración de lo que fué la Fundación de dicho Frente de Juventudes.
Ingresé en la Escuela Naval del" F. de J", ( así aparecía reflejada su pertenencia en el frontal de todos los Lepantos que portábamos cuando vestíamos de "Gala", y lo hice aquí en Madrid, en donde estaba la referida E. Naval, en la c/. Serrano justo en frente del Instituto Ramiro de Maeztu.
Permanecí tres años, pasando por los cursos de: Orientación Babor,Orientación Estribor, y Segundos Mecánicos Ajustadores.
Llegado el mes de Septbre. de aquel año, y cuando me disponía a regresar a la E. Naval para comenzar el siguiente curso, me informó mi padre que había cerrado la E.Naval, y Punto y Final.
El Grave Problema en el que yo me vi "embarcado" al igual que el resto de mis compañeros , es que al intentar convalidar lo que allí habíamos estudiado, ( teníamos cerca de 18-20 asignaturas por mes )nadie nos hizo Caso, nos vimos desamparados y sin nadie que respondiera por nosotros y por nuestra preparación escolar, osea que solamente podíamos acceder a conseguir el Antiguo Certificado de Estudios Primarios, después de pasar por presentarnos al correspondiente examen, que por cierto estaba demasiado elevado para aquellos que no pudimos acceder a estudiar el Bachiller, ( debido a que nuestras familias no pudieron pagar lo que se llamaba " Permanencias" que se trataba de un plus al parecer destinado a los Profesores ).
Como veo que ha pasado ya bastante tiempo desde la creación de éste artículo sobre el Frente de Juventudes, promovido por el Sr. Al Neri, y no se si se verá publicado el mio, no amplío mi escrito sobre mi particular experiencia vivida, si fuera al contrario ampliaré mi información.
Un saludo afectuoso para todos.
Hoy dia existe la O.J.E.,asociación sin animo de lucro,autónoma,no pertenece a ningun partido ni tiene ninguna ideologia,solo les mueve el querer enseñar a la juventud el respeto,el cuidado de la naturaleza, valores y saber usar el tiempo libre .
Como alguno de los que han escrito, yo tampoco sabia de la obligación de pertenecer a la OJE ni al FJ, al menos en mis 16 anhos de vida y los ultimos de Franco. Me podría indicar que decreto, orden, Ley o similar dictaba que era obligatorio pertenecer a esa/s organización/es?
Publicar un comentario