jueves, 27 de noviembre de 2008

EL TONTOLAPUERTA


Una vez más pongo como excusa para la entrada una noticia reciente: en este caso es la muerte de un joven por la agresión de unos porteros de discoteca.

Durante mis años mozos, en los que salía de marcha viernes y sábados, he frecuentado muchos tipos de locales de marcha, algunos de ellos con el gorila correspondiente en la puerta. Nunca he tenido problemas con ellos, principalmente porque la elección entre entrar en uno de esos antros de mala muerte e irme a casa no era dudosa: siempre me he quedado con la segunda opción. Así que cuando no me han dejado entrar en algún sitio, media vuelta y a otra cosa.

Aunque generalizando siempre se comete error, lo asumiré (obviamente, los porteros majetes existen). Lo que más me ha molestado siempre de esta gente es su chulería, mayor cuanto más "chic" era el pub. Chulería acompañada de agresividad, que unas veces fue simplemente intuida y otras mostrada delante de mis narices. Además se saben impunes (como cualquier malnacido en este país) y frecuentemente discriminan a personas sin razón aparente, llevando al límite el derecho de admisión de estos locales, que sería otro tema de debate.

Y los borreguetes que estamos a la cola esperando a culminar una apoteósica noche de juerga, a callar y disimular, no nos vaya a mirar atravesado uno de los mononeuronas de la puerta y se fastidie el plan. Ah, y al entrar, palmadita en su espalda de metro y medio, a ver si así el próximo fin de semana tenemos alguna posibilidad añadida de pisar el pegajoso y asqueroso suelo del antro en cuestión. Una pena.

Que se regule esta actividad de una vez. Ahora parece que incluso hay cursos homologados de cuarenta horas para gorilones de discoteca. Creo que en el examen final para que te den el certificado de gorila la prueba más complicada es una suma. Sin llevar, por supuesto.

15 comentarios:

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Personalmente, siempre me ha parecido una indignidad esperar en la cola para entrar en un antro de mala muerte por muy "chic" que esté considerado. Y máxime cuando ponen el cordoncito o la cadenita unos chuletas oligofrénicos que, de seguro, han suspendido mil y una veces las oposiciones a policía municipal o, incluso, los examencitos para guardia jurado. Tengo claro que un individuo cuyos únicos méritos han sido alimentarse con anabolizantes y parecerse al fenecido exmarido de Marujita Díez (ése del pañuelo pirata) no me dice dónde y dónde no puedo entrar. Allá los borregos que den de comer a esa gente desdeando entrar en garitos pegajosos donde te cobren a 10 € la copa de veneno.

En el clavo, Leonardo.

Aprendiz dijo...

Yo creo que los porteros no saben ni que es lo que tienen que hacer, a parte de ponerse muy serios. Cobran la entrada cuando y a quién les da la gana. Piden el DNI a voleo, a los tios a casi ninguno, a las tias, como les dé ese día, por supuesto como lleve escote y minifalda pasa seguro, aunque tenga 15 años.
Se ligan a las muchachillas, un moraco casado y con un hijo invitaba a mi amiga con 17 años a "un café", café que por supuesto mi amiga nunca aceptó, pero bueno, entrábamos gratis siempre.

Hispanicus dijo...

En mis tiempos de instituto y universidad, yo siempre he ehcho como Leonardo, si no me dejaban entrar me iba y santas pascuas, nunca me he peleado con nadie, gracias a Dios, y mucho menos voy a ser yo quien busque la pelea y eso que alguna que otra vez he tenido que soportar insultos, burlas etc, pero creo que pelearse nunca es bueno y mucho menos con gente de ese ambiente sórdido del mundillo de las discotecas, mafias de segunda, matones, borrachos, yonkis etc.

He de decir que mi padre siempre nos dijo a mi hermano y a mi, que no es más fuerte quien más o mejor pelea, si no el que pudiendo pelear no lo hace por voluntad propia. Yo he escogido seguir las enseñanazas de mi padre y me va muy bien, en última instancia y si no me quedara más remedio que recurrir a la violencia os puedo asegurar que me importan bastante poco los anabolizantes o musclitos del cenutrio de turno.

Al Neri dijo...

Sobre este post habría que diferenciar dos líneas de debate. Una es la de los límites del derecho de admisión en bares y pubs. La otra, la de los gorilas de estos locales.

El primer tema lo tengo claro. Defiendo el derecho casi ilimitado de admisión en establecimientos de este tipo. Creo que un señor que monta un bar de copas debería tener plena libertad para decidir qué estilo, qué ambiente y qué tipo de gente quiere en su local. Y desengañémonos: esto no es siempre compatible con la libertad de acceso. La presencia, aun esporádica, de personas de un determinado perfil en tu bar puede automáticamente ahuyentar a las personas que tú quieres atraer al mismo o que ya son clientes habituales y quieres mantener.

Lo que pasa es que yo veo que es posible restringir la entrada a "clientes non gratos" de mil maneras antes tener que echarles directamente (a lo mejor soy muy optimista).

En cualquier caso, a mí me han impedido la entrada en varios establecimientos ultrapijos de mi ciudad a los que he intentado entrar con algún conocido alguna vez, y me ha parecido cojonudo. Me he ido a otro sitio y punto (y que conste que llevo ropa y pinta normal, pero no debo de tener el suficiente aire de gilipollas)

Del mismo modo, conozco a un "heavy" muy llamativo al que, como es obvio, impiden entrar en todos los disco-bares del centro, y el pobrecillo, cuando esporádicamente sale con amigos "normales", sigue intentando colarse como un campeón. En este caso, yo que él valoraría cambiar de atuendo al menos el día que queda con estos amigos, más que nada por no joderles la noche, ya que casi todos por solidaridad acaban quedándose sin entrar a los bares que les gustan.

En cuanto a los porteros de discoteca, yo supongo que a lo mejor son necesarios para regular y dosificar la entrada e incluso para hacer efectivo en ocasiones ese derecho de admisión del que he hablado. Pero de todos modos los porteros a los que conozco son unos subnormales que -como dice el Subdire- no han podido acceder a ningún trabajo; unos macarras, chulitos y maleducados. Podría estar justificado el uso de una violencia muy puntual para controlar a determinada gentuza que va montando bronca o se carga el ambiente del local, pero no como norma o forma de intimidación habitual. Me parece muy fuerte que haya tantos heridos y hasta muertos por culpa de los gorilas. Sin duda esto no responde a su trabajo.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Totalmente de acuerdo. Pero creo que para esto se puede recurrir a empresas de seguridad privada como hacen el resto de empresarios. Cierto es que existen muchos vigilantes de seguridad que también son gilipollas (al igual que también existen policías, jueces, vigilantes de la zona azul e incluso jefes de estado anormales) pero al menos te garantizan cierta seguridad (normativas, pruebas, exámenes, controles periódicos...) y unos regímenes laborales normales.

Vamos, no me imagino intentando entrar en una joyería, un banco o el Parque Tecnológico de Boecillo y dando explicaciones a un tipejo del estilo a Espartaco Santoni (ya me acordé del nombre del personaje) y no a un segurata de Prosegur.

Anónimo dijo...

En un bar abierto al público tiene derecho a entrar todo el que le de la gana tenga la pinta que tenga y si no le gusta al dueño, que en vez de un bar público monte una fiesta privada en su casa. Los porteros de discoteca son unos tarados que se piensan los pobres que tienen algun poder y se dedican a chulear a la peña, pero la culpa la tienen principalmente los empresarios que los contratan, que saben muy bien como actuan.

Aprendiz dijo...

Pues yo, como ya han dicho, creo que el dueño puede dejar entrar a quién quiera, que para eso el local suyo, y si solo quiere pijos, solo entran pijos.
Yo por ejemplo si voy a un pub o discoteca, y veo que se está llenando de chunguillos,y que cada vez hay más, dejo de ir, porque cualquier día se monta la pelea.

Anónimo dijo...

Aprendiz, eres una intolerante ademas de contraria a la ley porque esta prohibido discriminar para entrar en un sitio abierto al publico. A saber, hija, a que llamas tu gente chunga, igual a los que llevan ropa que no te gusta. Muchos "cristianismo" veo yo por aqui y luego venga a discriminar a los demas por su aspecto y sus ideas

ignatus dijo...

Aunque Leonardo dice que "el derecho de admisión sería otro tema de debate", el hecho de que varios comentaristas se hayan pasado por el forro su observación, me anima a hablar sobre ello. Básicamente quiero señalar que la legislación al respecto, como creía recordar y parece ser que me confirma una rápida búsqueda en internet, dice que los locales SÍ tienen derecho de admisión (lo siento, Sefo), pero siempre que lo indiquen expresamente en el exterior e indiquen qué requisitos se han de cumplir. Así por ejemplo, sería válido que se indicase "prohibido entrar con ropa o calzado deportivo" y así aplicarlo. El "problema" es que esas normas no deben ser discriminatorias, racistas, etc. y por tanto, definir quién se ajusta a nuestro perfil de cliente deseado sin "discriminar" es un poco difícil (los siento, aprendiz, el dueño lo tiene complicado)

En cualquier caso, en realidad digo todo esto para enlazar con el verdadero motivo del post, los gorilas de la puerta. En esos cursos que comenta Leonardo deberían, entre otras cosas, explicar la normativa vigente de forma que un tontolapuerta que luego vaya a currar en un local concreto explique (y exija) al dueño cómo se regula el derecho de admisión para adecuarlo a la legalidad y, además, legitimar ante los clientes las acciones del portero, al ser normas claras y conocidas.
Porque, a fin de cuentas, lo que a todos nos jode es que no nos dejen entrar sin saber por qué.
Y termino citando a Aznar: "vaya rollo que he soltado"

El Subdirector del Banco Arús dijo...

¿Desde cuando el cristianismo predica el buenismo y la no discriminación a nadie por sus ideas? EL cristianismo no es budismo, taoísmo o gilimemeces por el estilo.

Aprendiz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Aprendiz dijo...

Sefo:

Primero, el cristianismo no tiene nada que ver con esto, cada uno piensa de una manera, y yo estoy diciendo como pienso yo.

Al pub que frecuento ahora, va gente muy diferente, que viste normal, que tiene pinta normal, como yo vamos, no sé que idea tendrás de mi, esto es lo malo del internet.
Hay un grupillo de negros, de estos que venden collares por la calle, que van siempre, como cualquiera. Otro pub que yo iba, iban un grupillo de gitanos, que no molestaban a nadie.
Me da igual quien vaya, raza, ideas, religión, forma de vestir...(lo digo porque me da la sensación de que me crees racista).

Llamo gente chunga, a los que si le das un empujón (sin querer) te montan un pollo, y que si le contestas son capaces de agarrarte del pelo. Que quieres que te diga, me gustan los sitios tranquilos con gente normal.

Creo que un portero tiene la obligación de no dejar pasar a gente que no tiene buena pinta, claro está si el dueño no quiere que entren.

En fin Sefo, que tu vayas a donde quieras, pero que yo no quiero problemas con nadie. Y si te parezco intolerante, es que a lo mejor tanta toleracia tampoco es buena.

Hispanicus dijo...

Dices bien Aprendiz, la tolerancia radical de Sefo llevaria absurdos como el que me tolerara que me metiera con el.

Los porterillos de discoteca deben filtrar a la chusma, y ddejar pasar a la gente educada. con la chusma hay que ser intolerante, por completo.

Anónimo dijo...

Ya, supertolerante Hispanicus, y a la chusma maleducada la diferencias tu por la pinta a la entrada, no?

Veneficus dijo...

Totalmente de acuerdo con la entrada, señor Leonardo. De hecho hemos sufrido juntos en algunas ocasiones los caprichos de ciertos porteros de cierto local de copas. Lo curioso es que ha sido el único local que recuerde que no me han dejado entrar. Imagino que, como dice Al Neri, por no tener suficientes pintas de gilipollas.

Muchas veces los porteros de discoteca me recuerdan al tonto con una tiza. Les das un traje, un pinganillo y una puerta, y se creen los reyes del mundo.

Es curioso como en el mundillo de los porteros se distingue enseguida al portero que se limita a saludar a los clientes y a abrirles la puerta del local de los que parece que están esperando la menor oportunidad para buscar problemas. Simplemente mirándoles a la cara o a los biceps.

Hablando de otra cosa, algo que siempre me ha resultado indignante, sobre todo desde que hay un ministerio de igualdad (ja), es ver como en muchas discotecas cobran la entrada a los chicos (salvo conocidos, claro) y no a las chicas.