Ahí va un romance sobrecogedor sobre la violencia de género,
que no se ha inventado ayer. Esta joya
de la tradición oral, compuesta en 1861 y rescatada por Joaquín Díaz en su
disco Romances de Ciego (1978), se popularizó gracias a la película La guerra de papá, basada en El príncipe destronado, de Miguel Delibes, y fue versionada con éxito por Diego El Cigala.
ROSITA ENCARNADA
Ya venimos de la Guerra de Africa,
porque todo lo trae la pasión,
ya venimos de la Guerra de Africa,
porque todo lo trae el amor.
Al marcharme, Rosita Encarnada,
me decías que tú me esperabas
y ahora vengo a casarme contigo
y me encuentro que ya estás casada.
Casadita, casada me encuentras
porque así lo ha querido la ley;
casadita, casada me encuentras
con un hombre al que yo nunca amé.
¿No te acuerdas del mantón de grana
que de novios yo te regalé?
Sí me acuerdo del mantón de grana
y de varios regalos también.
¿Te acuerdas del pañuelo de seda
que de Africa yo te mandé?
Si es verdad que tú me has olvidado,
el pañuelo devuélvemele.
Sí es verdad que yo a ti te he olvidado
y mis padres la culpa han tenido
pues trataron de darme la muerte
si seguía yo hablando contigo.
Si tus padres la culpa han tenido,
si de muerte a ti te amenazaban,
ellos van a pagar con la vida
y también tú, Rosita Encarnada.
Como tienes puñal de dos filos,
si mi pecho quieres traspasar
matarás a una fiel criatura
que en mi vientre inocente está.
Yo no mato a una fiel criatura,
que es un ángel que vive inocente;
cuando nazca y en el mundo viva
a ti sola te daré la muerte.
Ya dio a luz la Rosita Encarnada
una niña más bella que el sol
y Rosita le puso por nombre
como así su padre la mandó.
A los quince días se va a misa
y el Antonio al encuentro salió:
Buenos días, Rosita Encarnada,
ahora vengo a lograr mi intención.
Si tú tienes puñal de dos filos
y la muerte me vienes a dar,
mira, mira, que te llevan preso
con la Guardia Civil por detrás.
No me importa que me lleven preso.
Y el infame rápido sacó
un terrible puñal de dos filos
que en su pecho mil veces clavó.
Ya has pagado Rosita Encarnada
el estarme engañando dos años,
si tus padres la culpa han tenido
tú solita por ello has pagado.
Al oír este crimen tan grande
su marido al encuentro salió:
Dime, dime. Rosita Encarnada,
dime, dime quién te asesinó.
Dime, dime, Rosita Encarnada,
dime, dime quién fue tu traidor.
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