martes, 16 de abril de 2013

GAMIFICACIÓN

Mis conocidos gurús de la pedagogía e ideólogos de la Administración educativa, me cuentan que ahora lo que pita en la enseñanza es la gamificación y que va a ser la gran revolución de los próximos años.

El ridículo anglicismo “gamificar”, que viene de la palabra "game", y que aquí en España algunos traducen como "ludificar", consiste en aplicar técnicas de juego a tareas que normalmente se consideran pesadas o aburridas, a fin de incentivarlas o hacerlas más atractivas. La educación es uno de los ámbitos donde se ha empezado a implantar, pero no solo. En un país bárbaro de esos de arriba (Suecia, creo) construyeron una empinada escalera a base de teclas grandotas de piano que sonaban con sus notas cada vez que alguien las pisaba, y parece ser que la gente, que es gilipollas, dejó de usar la escalera mecánica que había al lado para subir dando saltitos interpretando un concierto de Chopin. Hasta los viejos de noventa años.

La gamificación también intenta instaurarse en otras actividades como la cumplimentación de encuestas o de formularios oficiales, o las actividades formativas, creando, por ejemplo, una mascota virtual que te guíe o convirtiendo un curso on line de toda la vida en un videojuego. Yo hace poco tuve una formación que en realidad era una aventura gráfica muy buena, pero al final me quedé más con la anecdotilla lúdica que con los contenidos del curso.


En las aulas el invento se traduciría –según explican sus defensores– en la conversión de los procesos de aprendizaje en juegos divertidos para que los niños y los adolescentes se lo pasen pipa y vayan empapándose de las asignaturas sin darse cuenta. Se pueden poner muchos ejemplos: desde un trívial de literatura para jugar en clase, hasta un videojuego de geografía que muestre a los chavales, haciendo pruebas, los diferentes países del mundo, pasando por toda suerte de dinámicas lúdicas que den a los alumnos una de cal y una de arena, o una de juego y otra de estudio.

Como firme defensor de las modalidades más tradicionales de la docencia, en principio estos experimentos me hacen rechinar los dientes. No tengo nada en contra de que cultivarse intelectualmente pueda convertirse en una actividad agradable y, de hecho, he defendido aquí muchas veces la importancia de una divulgación cercana y accesible del conocimiento, encaminada a hacer digeribles y atractivas las materias más áridas. Pero una cosa es aprender lo que nos apetece por nuestra cuenta y otra muy distinta la educación reglada, cuyo objetivo es que el alumno adquiera una cultura general o un determinado nivel de conocimientos concretos que se supone le habilitarán para la vida social y profesional. Y con esta educación reglada no se puede jugar porque de ella depende la adecuada formación de millones de niños.


No puede confundirse el aprendizaje informal con el estudio. Habrá que estar a cada tipo de materia o a cada asignatura. Es obvio que un niño pequeño puede aprender un idioma jugando o viendo dibujos animados, aunque merece la pena recordar que todos hemos aprendido así nuestra lengua materna pero eso no nos ha librado de estudiar de memoria, machacona y aburridamente, las reglas gramaticales, sintácticas y ortográficas para hablarla y escribirla con total corrección. Parece evidente que un crío puede adquirir nociones de anatomía jugando con un esqueleto gigante de plástico llamado Manolo, pero tarde o temprano tendrá que sentarse delante del libro y echar horas como todos hemos hecho para memorizar los nombres de todos los huesos y músculos. Quizá los escolares puedan pasárselo en grande haciendo problemas de física o de matemáticas con una aplicación informática con música, colorines y demás mandangas, pero digo yo que al final tendrán que chaparse las fórmulas y los pasos quemándose las cejas delante de un flexo. Y seguramente Érase una vez el hombre era una serie de animación estupenda para familiarizar a los tiernos infantes con las vicisitudes históricas de forma amena, pero las fechas, las batallas, los nombres y los tratados hay que aprendérselos de pe a pa para saber Historia.

Un aprendizaje de calidad requiere de un intenso esfuerzo personal que no puede suplirse por simples pasatiempos. El estudio individual, memorístico o no, es una actividad poco agradable de por sí con la que debe terminar enfrentándose cualquiera que desee dominar en serio una disciplina.

Uno de estos expertos pedagogos me razonaba socarrón que para qué aprender de memoria datos que ya están en Internet o en cualquier enciclopedia y se pueden consultar en unos segundos. “Para ser un hombre culto sin tener que mirar la chuleta”, le respondí.

Yo recuerdo de pequeño cuando tenía que memorizar las preposiciones, los pronombres, las conjugaciones de verbos en latín, los ríos de todas las cuencas, las capitales de todos los países, todos los elementos de la tabla periódica, los vocabularios de inglés, las provincias de todas las comunidades autónomas y todos los reyes de España. Gracias a ello hoy no soy un analfabeto funcional como tantísimas víctimas de los sistemas educativos posteriores, que no saben ni dónde tienen la mano derecha.

Un buen sistema educativo debe apostar por el esfuerzo y por el sacrificio, no solo porque es la única manera de aprender bien las distintas disciplinas, sino porque de paso se enseña a los jóvenes que la vida no es una juerga permanente en la que solo existe la diversión, sino que hay muchos trámites desagradables que cumplir y muchas actividades aburridas que aguantar, mal que nos pese, para alcanzar nuestros objetivos. ¡Qué mala escuela es pretender que todo puede lograrse jugando y disfrutando!

¿Qué va a hacer esta generación gamificada cuando se tenga que enfrentar con la Universidad o con un mercado de trabajo despiadado y competitivo? ¿Exigirán estos jóvenes un juego de ordenador con música rock para aprenderse el Código de Comercio? ¿Pedirán que las entrevistas laborales se las hagan a través de una chistosa dinámica de grupo con tarjetitas de colores? ¿Le dirán al director general de su empresa que las reuniones de los lunes se sustituyan por un karaoke participativo para desarrollar el orden del día con canciones? ¿Esperarán redactar los informes de trabajo más enjundiosos a través de un alegre aplicativo informático en el que un ratoncito rosa les vaya dictando los pasos?

Si fuera por mí, en vez de las gaitas estas de la gamificación, se volvería a implantar la Enciclopedia Álvarez y se obligaría a los niños a aprenderse de carrerilla la lista de los reyes godos para que captaran el valor del trabajo duro, del tesón, de la constancia y de la perfección en los detalles.

13 comentarios:

El último de Filipinas dijo...

Pero si a este ritmo el mercado laboral se va a reducir a un solo juego: la ruleta rusa.

Aprendiz de brujo dijo...

A mi no me gusta la gamificación.
Yo siempre he estado más a favor de la tetificación.Incentivar el aprendijaje de los reyes visigodos con un buen par de senos.Ya verías tu como se los aprendía la peña.(Yo solo me acuerdo de WITIZA, Y NI SIQUIERA SÉ SI SE ESCRIBE ASÍN).
A partir de los 18 instaurar en la universidad la gamifornicación. Los costes universitarios iban a disminuir exponencialmente. La gente iba a tardar mucho menos en sacar las carreras.
La letra con pechos entra.

J dijo...

La clave de todo es esta frase:

¡Qué mala escuela es pretender que todo puede lograrse jugando y disfrutando!

Yo no había oído el nombrecito de "gamificación". Y nada bueno puede haber a algo que se esconde bajo ese gilipollesco nombre...

alco dijo...

Utilizar el juego como método de aprendizaje de contenidos no es nada nuevo, es una técnica con más de un siglo de antigüedad. El problema es que sea la única metodología, o bien que se abuse de ella, pero esto es todo.
Cualquier profesor (que sea profesional) sabe lo que tiene que hacer con estos alumnos concretos para que aprendan tales contenidos concretos. Hay que dejar que sea cada profesor el que elija como impartir las clases, y evaluar los resultados que obtiene a final de curso. Para esto está la inspección educativa.
Pero por favor, no demonicen el método, puede ser útil para determinados contenidos y alumnos.
Lo de gamificación es una palabrota que nunca había oído, pero me suena a pedagogo que acaba de descubrir el Mediterráneo. O sea, una bobada.
O más bien, una vía para unos espabilados que vivirán del humo unos años: cursos de formación a profesores, seminarios, etc...lo que sea con tal de huir de la trinchera en primera línea, de una aula llena de adolescentes con las hormonas disparadas.

Aprendiz de brujo dijo...

Yo propongo que censuren al Alco este. Emplea argumentos irrebatibles, y a mi me deja siempre en mal lugar.
Censúrese inmediatamentente a este hombre.

C. S. dijo...

"aut delectare aut prodesse est" (enseñar deleitando) decía Horacio. Y técnicas de esas, con canciones, juegos, adivinanzas, fábulas, etc. salen el la retórica de Quintiliano. Así que la cosa es tan antigua como Matusalén. A mí me parece de perlas. Lo que me parece un horror es el nombrecito: "gamificación" me suena como... a ¡domesticación de cérvidos!
(Me perdonarás, Aprendiz de Brujo, lo holístico y propedéutico del comentario)

alco dijo...

AdB, yo de irrebatible, nada de nada, más bien pienso de mí lo de Groucho Marx "Prefiero estar callado y parecer tonto que abrir la boca y disipar cualquier duda" . Lo que me pasa es que me cuesta mucho callar. Y no me censures, carajo, ya bastante tengo con mi suegra ultracatólica.

Aprendiz de brujo dijo...

C.S solo te puedo decir una cosa. Yo cuando escucho "aut", creo que está juagndo Nadal y ha cometido una doble falta.También te digo que echo en falta en tu intervención una referencia a lo que dijo al respective de la gamificación San Pablo en su Carta a los Filipenses.
Lo de Quintiliano lo sabemos todos.
Quien no conoce la retórica de este buen señor que se llama como el pastor de mi pueblo.Me faltan San Pablo y Hesíodo, para completar un análisis completo del problema.

En serio te digo que eres una máquina. Mucho nivel, muchas lecturas. Desde aquí mi más sincera admiración hacia tu bagaje cultural, y mi más cochina envidia por tus enormes conocimientos.
Si alguna vez me pongo pesao con los holísticos y los propedeúticos-que parecen pastillas pal reuma-disculpame.
Un saludo gamificado.




tomae dijo...

Mi teoría es la siguiente.
En primer lugar ¿a que todos fuimos un feto alguna vez? Pues coincidirá con migo que dormir en posición fetal es algo que no se olvida…

¿A que todos fuimos niños una vez? Pues coincidirá con migo que eso nunca se olvida. ¡Si el mismísimo Vito Corleone jugó el último día de su vida!

Si a los niños les gusta jugar, seguro que les gustará aprender jugando. Y seguro que lo que aprenden jugando no se olvida. Lo que ocurre que a los docentes les faltan recursos para hacer atractivas las docencias esas. Y lo digo con conocimiento de dos causas que tengo en mi casa a las que repaso con ellas los deberes… y cuando no entienden una cosa me invento un juego y acaban comprendiendo:

-Que si las restas Llevando…es como subir por una las escaleras de una casa de dos plantas.
-Que si leer sin dejarse letras es como obedecer a las palabras.
-Que si los planetas son como las naranjas y las mandarinas.
-Que si los abejorros y las flores en primavera… (Bueno, eso no se lo he contado todavía)
Incluso estoy convencido que si les cuento que los reyes godos esos en realidad eran jugadores de fútbol Seguro que se saben la alineación al completo.
Que nooooo, que no todo son codos!!! ( y no digo que de vez en cuando se han de usar).¡ Qué ese músculo que tenemos en la azotea tiene miles de posibilidades para enriquecer la “materia gris” !!!

PD. Por cierto yo acabé comprendiendo al griego de Pitágoras cuando me enseñaron lo de los senos y los cosenos, bajo un prisma angular…

Luxindex dijo...

El sistema educativo español actual no me gusta, y el que había antes, menos. ¿Sabe por qué? Porque el actual, malo, es fruto del anterior, peor.

Esos bárbaros del Norte como usted les llama, menos en sol, nos pegan un repaso hasta durmiendo (ellos). He convivido con esos "bárbaros", allí, en su tierra. Por eso le digo que si hay futuro es así, como ellos lo hacen. Son, como sociedad, cultos, despiertos, trabajadores, disfrutones, respetuosos, viajeros, familiares, muy atentos para con el prójimo… ¿Sabe por qué son así? Sí señor, eso es: por su sistema educativo. Mire, yo no me sé los ríos de España de pe a pa, no lo necesito. Pero sí me aprendí, cuando tuve que hacerlo, los de algún otro país. Dicho de otra forma, si tan bueno fue nuestro sistema educativo ¿qué nos ha pasado?

Ya está, esto es lo que quería decir. Y lo que ha dicho Alco, con la voz de la experiencia bien aprovechada, lo que me gustaría haber vivido. Y lo que ha dicho C. S., lo que me gustaría haber sido capaz de decir. Y todo lo anterior, eso sí, dándole ese aire holístico y propedéutico que sólo el gamberro de Aprendiz de Brujo sabe.

capitan Trueno dijo...

Evidentemente, es necesario que los maestros expliquen el por que y la utilidad de lo que los ninos van a aprender. Igualmente es importante que se explique de forma amena, con ejemplos y paciencia. Pero el concepto de que hay que estar divirtiendose todo el rato, que el cumplir con el deber es aburrido y que los maestros tienen que ser mas divertidos que el payaso Fofo, solo beneficia a maestros vagos, padres irresponsables y por supuesto, a los promotores de la idea. Mientras, los estudiantes se lo pasaran pipa, pero no aprenden ni a escribir su nombre... Sin contar con lo malcriados que se convierten, tomando todo como un juego y esperando constantes estimulos... Y cuando entren en la vida real, ven que la realidad es mas dura, y nadie les fue acostumbrando a ello.

Brisa dijo...

Es cierto, esto de "aprender jugando", que ahora le llaman "gamificación" es pretender patentar lo mismo que se conoce hace siglos con otro nombre. C.S. lo dice muy bien.

El único sistema educativo europeo que conozco de cerca (he trabajado en ello un semestre "in situ") es el alemán. Me pareció muy bueno, excelente, pero poco flexible para los menos dotados intelectualmente. La primaria dura 4 años, y el rendimiento del alumno en esos años le permite acceder a alguno de los 3 niveles de enseñanza superior (con matices de acuerdo al Estado, pero en esencia es así). Sólo el 20% de estos alumnos terminan el bachillerato en los coles, digamos A, y solo estos luego de un examen acceden a la uni. El resto de los chicos no tienen vedado el acceso, pero se les hace más difícil. Muy muy difícil, aunque algunos lo logran.
Yo estudié estas escuelas secundarias A (Gymnasium) y los críos salen con un conocimiento que a muchos universitarios les falta. Estudian muchísimo, un promedio de 45 hs a la semana, y nada de aprender jugando. Memorizan todo! Muchísimas "horas culo" (como decimos en mi país al tiempo que uno se pasa sentado estudiando). Y luego salen del cole con 3 idiomas perfectos (algunos incluso griego y latín).
El problema: el Estado se esfuerza mucho y gasta muchísimo dinero en estos colegios, pero solo acceden la minoría. Algunos lo rotulan de sistema elitista; yo la verdad no tengo una postura adoptada.

Otra cosa: bien me hubiera gustado conocer el cuento del abejorro y la flor en primavera... Es que me falta un sentido para explicar algunas cosas; creo que a mi hijo mayor le he quitado la inocencia salvajemente cuando tocó hablar de este tema. Lo tendré en cuenta para los otros.

Besos!

Al Neri dijo...

Comentarios de calidad.

Me quedo con una mezcla entre la opinión de Alco y la de Capitán Trueno.

Alco da en el clavo con lo de la gente que va a vivir del humo unos años con estas metodologías. Pero, aunque le doy la razón, es curioso porque yo siempre estoy quejándome de que con las nuevas tecnologías van a desaparecer millones de puestos de trabajo y no va a poderse recolocar la gente, pero luego tiendo a criticar a los que se inventan (o reinventan) cosas para sacar pasta. Y es que al final parece que solo el ingenio y el saber vender humo nos va a salvar de un paro seguro.

Muy divertido el comentario de Tomae :-)

Brisa, gracias por compartir su interesante experiencia con el modelo educativo alemán. Sin conocerlo, solo por lo que usted apunta, me parece un sistema bastante razonable. Lo que pasa es que en España tenemos la idea estúpida de que todo el mundo tiene que llegar a la Universidad (y trabajar de lo que se ha titulado) y así nos va el pelo. Le aseguro que con un sistema educativo tan riguroso como el alemán, hoy habría mucho menos paro en nuestro país. Yo conozco bastante gente que tiene un título universitario de los que tienen miles y miles de personas en España, sin ningún plus añadido (ni especialización, ni experiencia, ni idiomas ni nada), lleva ya dos años en paro y todavía se niega a entrar a trabajar de dependiente en una tienda o de operario en una línea industrial "porque yo tengo carrera". Es el hidalguismo español de toda la vida que tanto daño nos ha hecho.

Un modelo basado en una educación universitaria al alcance de todos lo único que crea es una falsa sensación de que todos somos muy cultos y unas absurdas expectativas de ganar mucho con un trabajo de señoritos.