Ya comenté un día que la gran virtud de Internet es la facilidad y la inmediatez para acceder a la información. Bien utilizada, esta herramienta puede contribuir en gran medida a acercar la cultura a las masas y a mejorar sus conocimientos. Y cuanto mejor informada esté la gente más difícil será engañarla y manipularla, y mejor podrá defender sus derechos e intereses. En este sentido, la llamada Sociedad de la Información me parece un avance social sin precedentes en la Historia de la Humanidad que marca un antes y un después y quién sabe si ha abierto una nueva etapa histórica distinta a la “Edad Contemporánea” que merezca un nuevo nombre, como por ejemplo “Edad Global”.
Yo mismo reconozco que he aprendido muchísimo y he desarrollado diferentes habilidades y aficiones (por ejemplo, el cine) gracias a la Red.
Yo mismo reconozco que he aprendido muchísimo y he desarrollado diferentes habilidades y aficiones (por ejemplo, el cine) gracias a la Red.
Pero un problema de Intenet es que no discrimina la información y que la ofrece “en frío”, desnuda, a veces sin contexto y sin posibilidad de distinguir -salvo con cierta práctica y sentido común- las fuentes fiables de las opiniones de un loco. Otro hecho incuestionable, y es de lo que voy a hablar, es que el acceso a un volumen ingente de datos no convierte jamás en experto a alguien que no tenga una formación o cultura previas en la materia de que se trate. En definitiva, para que la información que obtenemos en la Red nos sea útil hay que saber buscarla, leerla, interpretarla, relacionarla con un contexto y utilizarla convenientemente.
Esto, por supuesto, no siempre se hace, y así sucede que un gilipollas de nacimiento se vuelve aún más gilipollas si tiene Internet.
Se me ocurren varios ejemplos para ilustrar la anterior afirmación, pero quiero centrarme en tres materias o ámbitos profesionales que han sufrido una verdadera revolución como consecuencia del acceso masivo a Internet: la Medicina, el Derecho y la Administración Pública.
Antes de la feliz llegada de las nuevas tecnologías, estas áreas constituían algo así como un compendio de conocimientos secretos y misteriosos solo al alcance de los iniciados, o sea de los juristas, de los médicos y de los funcionarios. Tú ibas al médico de cabecera, a ver a un abogado o a una oficina pública (a Hacienda, por ejemplo) y escuchabas con respeto los consejos de estos profesionales y después los seguías más o menos al pie de la letra sin plantearte mayores dudas “porque ellos son los que saben” y punto.
Ahora estos gremios son conscientes de que ya no es así y que sus conocimientos están en la Red al alcance de cualquiera, lo que ha generado no pocas suspicacias, muchas veces injustificadas. En parte, la democratización de estos saberes ha facilitado, como he dicho, la formación de la gente y el ejercicio eficaz de sus derechos, pero la figura omnipresente del gilipollas esférico hace que a los doctores, jurídicos y funcionarios se les pase a veces por la cabeza que mejor habría sido que no se hubieran inventado jamás los dichosos protocolos TCP/IP.
Vamos a ejemplificar empezando por las reuniones de vecinos. Todos sabemos que las reuniones de las comunidades se han vuelto insoportables en los últimos años por varios motivos, entre ellos la llegada de Internet. Yo albergo la duda existencial de por qué los dos o tres vecinos menos dotados intelectualmente de todo el portal siempre se empeñan en leer, interpretar y glosar después en las reuniones la Ley de Propiedad Horizontal. Ello provoca episodios surrealistas, que toca soportar a los propietarios normales o al administrador de fincas licenciado en Derecho. Esta compleja norma jurídica, sin duda un útil instrumento para solventar conflictos vecinales, se convierte en una pesadilla cuando el clásico tonto del culo que se la ha bajado por Internet comienza a leer sus preceptos en voz alta y a sacar sus conclusiones peregrinas.
Con la Medicina, qué voy a contar. Mis amigos médicos están hasta el kimono. La peña, antes de ir al médico de lo que sea, se busca en Google sus dolencias y ya va a la consulta autodiagnosticada, a intercambiar opiniones de igual a igual con el facultativo. Lo malo es que está científicamente demostrado que si metes en el buscador tres síntomas cualesquiera (por ejemplo, dolor de cabeza, estreñimiento y picor de manos), seguro que al menos en un enlace te pone que padeces una enfermedad mortal. Y, claro, las situaciones son de traca. Los pacientes no preguntan, sino explican; no escuchan, sino interrumpen, y, por descontado, discuten el diagnóstico y proponen medicinas concretas a recetar sin tener ni puta idea, para desesperación de los pobres galenos.
En la Administración en cambio habría que matizar bastante, ya que –insisto- es positivo que los ciudadanos estén muy bien informados y, además, buena parte de la información sobre derechos y trámites no es excesivamente técnica y está al alcance intelectual de cualquiera. ¡Pero ay cuando entra en juego el Derecho!, ¡ay, cuando están de por medio leyes, decretos y órdenes que regulan el funcionamiento de las Administraciones! Un conocido acuñó hace años la frase de “tienes más peligro que un paleto con una Ley treinta noventa y dos”, y qué razón tiene. Hay ciudadanos que van a la ventanilla en el mismo plan que al médico, solo que dando lecciones de derecho administrativo preparadas el día antes con Wikipedia, pontificando imprudentemente sobre silencios positivos sin conocer las excepciones, o sobre recursos, plazos y subvenciones contemplados en una norma ya derogada que, sin embargo, encontraron ayer navegando con el Mozilla. Increpan todo serios, con su culturilla de chichinabo recién adquirida, a un técnico que ha dedicado su juventud a aprenderse la legislación. Vocean, critican y exigen cuando no saben ni de qué va la vaina. Y después, naturalmente, los funcionarios son unos inútiles y unos vagos.
Cuidado con los gilipollas con Internet. Son el peligro número uno para la sociedad…
12 comentarios:
Tampoco lo deben pasar bien los guías turísticos con viajeros que ya se lo saben todo habiéndolo leído en internet.
Jajajaja he pinchado el enlace ¡¡seré boba!!!
A mí es que siempre me han tratado muy bien en médico, administración y bueno sólo he necesitado una vez los servicios de un abogado. No necesito ponerme a buscar cosas raras, además si metes una búsqueda así (de síntomas) en google lo más probable es que te diga que tienes cancer de páncreas y no algo mental, así que el acojone que me entra.....quita quita tengo yo un médico estupendo con el que me llevo genial.
¡No sabe que razón tiene, Al, concretamente con las nociones de medicina populachera que los enfermos "digieren" con evidentes errores, sustos evitables y dudas interminables que hacen perder un tiempo precioso al facultativo y angustian al paciente innecesariamente convirtiéndolo en un hipocondríaco cibernauta!
Mi marido conoce a un colega que ha traducido un cartel en inglés que circulaba ¡por la Red, como no! y que dice:
"El Dr. Internet es un negligente. Demándelo y confíe en mí". Lo tiene enmarcado en su consulta.
Oportunísimo y certero post.
Muy cordialmente
Asun
Último de Filipinas, muy buen ejemplo el de los guías de circuito. En todo autocar hay al menos un oligofrénico que interrumpe y corrige al guía con datos históricos o artísticos que se imprimió ayer en casa.
Perroviejo había puesto por error "enfermedad mental" en vez de "mortal" :-)
Yo creo que el listillo que sabe mejor que nadie cómo se hace el trabajo de uno mismo siempre ha existido. Internet puede haber aumentado el número algo, pero sobre todo, lo que ha hecho es darles una supuesta "legitimidad", porque "lo he leído en internet" que, como bien señalas, está lleno de cosas válidas pero también de mierdas sin digerir.
En cualquier caso, los campos que citas son especialmente propensos al sabelotodismo precisamente por la baja formación en algunos casos (licenciados en Derecho que por el hecho de serlo ya se atreven a tocar todos los palos de la disciplina, labor que suele requerir una importante especialización para hacerse decentemente) y errores frecuentes (médicos sobre todo, a los que además históricamente les molesta que vengas con el diagnóstico aunque este sea más que evidente).
En conjunto yo creo que, pese a los "gilipollas" el beneficio es mayor que el perjuicio.
Saludos.
El exceso de información, en definitiva, puede ser sinónimo de desinformación, ya que no siempre se consigue una respuesta idónea y ordenada.
De hecho, incluso existe el síndrome por exceso de información;un síndrome por exceso de referencias, aturdimiento por exceso de dispersión, de reseñas y de datos.
La infoxicación es lo que sucede cuando la información que nos rodea, o aquello que creemos que debiéramos saber, supera nuestra capacidad de asimilación.
Parte de razón tiene Ignatus al recordar que listillos cargantes ha habido siempre. Me ha venido a la cabeza otro de mis cuñados (dan mucho juego, los cuñados...), experto en sacar el máximo partido a las cuatro cosas que sabe y a "polinizar" a los demás con lo que oye aquí y allá, cuando un día empezó a soltarme una explicación como si fuera un pobre ignorante de una cosa que le había explicado yo en los mismos términos meses atrás...
Centrándome en internet, que me pierdo, me pierdo, es cierto que la facilidad de acceso a la información ayuda a que todos podamos tener idea de temas que antes resultaban más herméticas.
Pero, básicamente, hay cosas que no cambian: buscar fuentes fidedignas, contrastar infomación, sacar conclusiones correctas, usar esas conclusiones con tiento, etc. son los mecanismos que usa la gente lista de verdad, desde las porteras de antes hasta los científicos más punteros...
Así es, Natalia.
Por cierto, buen tema y gran debate en su post de hoy sobre el papel que debe jugar la ONU...
Esos que tanto saben me pregunto que hacen gastando su valioso tiempo con profesionales
Conozco un par de frases para profesionales liberales que son santo remedio
"No se preocupe tenemos todo el tiempo del mundo, a fin de cuentas usted lo está pagando..."
la otra es mejor...
"La diferencia entre lo que yo le digo y lo que le han dicho en la cola de la carniceria, podrian ser mis conocimientos pero nooooo; en realidad es que yo le voy a cobrar, y si me equivoco... para eso tengo un seguro"
"(...)no preguntan, sino explican; no escuchan, sino interrumpen(...)" , creo que esta reacción no es culpa de Internet sino de la mala educación.
El tonto siempre encuentra herramientas con las que aumentar su estupidez. Pero sí es cierto que gracias a Internet puedes lograr que ciertas personas no te engañen. Sobre todo en una nación llena de sinvergüenzas.
Quien no supiera la 30/92 por encima podría creer al funcionario de registro cuando te miente (me ha pasado) o los de Aviación Civil cuando hacen otro tanto.
Recuerdo que hace años tenía un fuerte dolor en las pierna cuando iba a correr. Busqué en Internet y decía que era periostitis pero preferí hacer caso a los médicos: uno me daba paracetamol, otro sesiones de rehabilitación y nada... cada vez peor. Hasta que llegué a otro que nada más saber los síntomas lo diagnosticó: periostitis. Este hombre lo habría remediado del todo si no hubiera tardado un año en tener un diagnóstico correcto.
Hay mucho tonto con Internet. Pero también mucho inútil con título.
Pos mira,mi churri,es verdad,que siempre ha sido un poco gilipollas,pero....,desde que tiene internet,es un gilipollas instruido,no veas,la de horas que se pasa metío en el internet,y lo que debe estar aprendiendo,yo hasta le veo cara de intelectual,se pone hasta gafas,para ver mejor,con eso lo digo to,yo no se en que páginas entra,pero deben ser muy interesantes,porque se le ponen,los ojos como platos,es que parece un buho,contemplando,¡ay!,que verá mi churri,que está tan entusiasmao,ahora se ha comprao,hasta la cam,no me digais,que no tiene interés en aprender y verlo to,y se pasa to el día conectao,con la puerta cerrá,pa mi,es que habla con gente de importancia,lo mismo con la moncloa,o la zarzuela,seguro,porque no quiere,ni que lo vea,en cuánto me acerco al ordenador,deja la pantalla en negro,y es el es muy modesto.
Yo no digo que no haya gente,que entre en internet,para hacer el chorra,pero desde luego mi novio que no,con deciros que ya ha aprendío,hasta idiomas,si,idiomas y to,el otro día le oí decir,por la cámara,algo de el francés y el griego,¡uy!,mi churri internacional
¡Que cosas tiene mi novio!.
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