viernes, 13 de agosto de 2010

DE VENECIA A MÚNICH

Estos días de vacaciones hemos tenido el blog algo paradillo porque siempre surgen en esta época cosas más apetecibles que escribir aquí, como viajar o hacer deporte. En mi caso he estado de periplo por el corazón de Europa, disfrutando de todo menos de buen tiempo, ya que me ha llovido bastante.

Partiendo del Véneto y atravesando los Alpes Dolomitas he llegado hasta el Tirol y, tras pasar allí seis días disfrutando de parajes y ciudades austríacas de cuento de hadas, he culminado mi viaje en Baviera y he cumplido mi viejo sueño de conocer la fantástica ciudad de Múnich.

He podido disfrutar de una tarde única en Venecia (que ya conocía) tomando un helado delicioso y recorriendo los canales en vaporetto. Estaba todo abarrotado, eso sí, y por desgracia el mágico Puente de Los Suspiros se hallaba en restauración.

En cambio, no conocía Austria y me ha sorprendido muy gratamente el ambiente que allí se respira, con una gente educada y agradable que cuida sus calles y el medio ambiente con el mimo de una madre. Desde el minúsculo pueblo alpino en el que me he alojado a modo de campamento base, he hecho excursiones a diferentes puntos estratégicos.

Salzburgo es increíble, una de las ciudades más bellas de Europa, donde además se rodó Sonrisas y lágrimas, por lo que un cinéfilo como yo ha gozado visitando varios escenarios de la peli. Además he tenido la oportunidad de conocer el Palacio de Hellbrunn y sus inolvidables jardines. "Inolvidables" sobre todo por los juegos de agua que los traviesos arzobispos del siglo XVIII instalaron en todo el recinto para embromar a sus visitantes. Se trata de fuentes y surtidores ocultos que se accionan por sorpresa calando hasta los huesos a los invitados y, en este caso, a los turistas.

Destacable también es Innsbruck, enclavada igualmente entre montañas, que cuenta con un casco antiguo único y con un famoso estadio olímpico de invierno, desde cuyo altísimo trampolín puede ver cómo saltaba un valiente esquiador a pesar de que por supuesto no había nieve.

Pero lo más impactante de esta región austríaca son los pueblecillos y paisajes típicos de los dibujos de Heidi. Tras un delicioso crucero (en mitad de la lluvia) por el Lago Achensse, estuve paseando por Alpach y Rattenberg, dos aldeas cuya belleza y entorno me han dejado boquiabierto. Tuve tiempo hasta para practicar el senderismo en las sobrecogedoras cascadas de Krimml y de pasármelo como un enano en el castillo de Trazberg, que alberga una impresionante colección de armas, desde escudos y espadas de los cruzados teutónicos hasta los primeros cañones y armas de fuego.

De Baviera, ya en Alemania, confieso que no he visto demasiado. Lo que más me interesaba conocer era Múnich y el majestuoso castillo de Neuschwanstein, construido por Luis II, “El Rey Loco”, al que a duras penas logré ascender por culpa –permitidme la grosería- de la puta lluvia torrencial que no cesó ni un instante. Pero mereció la pena. Esta edificación fue un derroche de un rey inútil y excéntrico, pero una auténtica joya en lo alto de una montaña que inspiró el castillo de La bella durmiente de Disney y que nadie debería perderse en vivo.

Mi objetivo en München (Múnich) era ver la ciudad rápidamente y después ponerme ciego a cerveza y a salchichas en dos de las cervecerías más emblemáticas del mundo: la Agustiner (fundada en el siglo XIV) y la Hofbräuhaus (HB).

Mis expectativas se quedaron cortas de lo mucho que me han gustado, sobre todo la segunda, en la que caben, en bancos corridos de madera, cerca de dos mil personas. La decoración, el ambiente y la música no se pueden describir aquí; hay que vivirlo en persona. Me he prometido a mí mismo escaparme al Oktoberfest (feria muniquense de la cerveza) en cuanto tenga ocasión.

Aparte de estos templos cerveceros, de la ciudad yo me quedaría con su plaza del Ayuntamiento, con su pintoresco mercado y con el Englischer Garten, un auténtico bosque de varios kilómetros con ríos y cascadas en mitad de la ciudad.

Finalmente en un viaje como este es imposible no reflexionar un poco sobre la historia del pueblo germánico, sobre el concepto de Gran Alemania y sobre los motivos políticos por los que Austria a fecha de hoy no forma parte, como un lander más, de la gran potencia centroeuropea.

8 comentarios:

marian dijo...

Vale, es usted el culpable de que yo vaya la infierno.
Me ha despertado una ENVIDIA, pero así con mayúsculas, que no creo que se me pase en años.
Sobre su conciencia queda.

Isel dijo...

Qué interesante viaje. Entre los muchos que me gustaría hacer he apuntado también éste.

Teutates dijo...

Vaya, vaya, señor Neri como se lo pasa usted, ya me gustaría a mí haberme unido a su excursión. Los que no hemos podido disfrutar este verano de unas vacaciones como Dios manda tenemos que sujetarnos los dientes para que no se nos claven en la mesa...
Personalmente tengo muchas ganas también de visitar centro europa, como dice usted, tiene que ser maravilloso y sus lugares encantadores. Ya habrá ocasión.
Por cierto, espero que la cerveza Alemana no le siente igual de mal que la sidra, sobre todo por el bien de sus acompañantes.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Pedazo de viaje, señor Neri, es el recorrido que más ganas tengo de realizar, similar al que recorrían los gloriosos tercios del Duque de Alba para llegar desde Italia a sofocar las rebeliones flamencas.

Tengo unas ganas locas de visitar Austria, sobre todo Viena y el Tirol (Innsbruck) y conocer la corte imperial de Fernando de Austria. Por lo visto, además del espectacular paisaje, deben existir palacios imperiales y museos militares de época.

También me gustaría visitar los diversos castillos de Luis el Loco, Baviera en general, El Nido del Águila y Munich. Y probar la cerveza de la zona (últimamente bebo litros y litros de cerveza).

Por cierto, ¿no sabe usted que se fundó en Hofbräuhaus?

Al Neri dijo...

Sí, Subdire, y como se puede imaginar, allí estaba la correspondiente placa conmemorativa, a buen tamaño y con los símbolos de rigor.:-)

Aprendiz de brujo dijo...

A mi tus vacaiones, me parecen propias de un burgués, liberal de tomo y lomo.
Este es un vieje peperísimo.
Vamos que pones una vela a Dios,(con cuatro grafitis) y un cirio al diablo,(me voy a Munich, al Tirol...).
Que tal las austríacas estaban buenas?.
Yo como buen proletario me he tenido que conformar con Murcia.
Que vivan los pobres del mundo.

Al Neri dijo...

Brujo, sabe usted bien que yo soy un obrero revolucionario y que estos viajes me los costeo con el sudor de mi frente.

Las austríacas son rubitas y tal, muy descafeinadas. En cambio tenían mucho morbo las camareras de las cervecerías apretando ocho jarras de litro llenas contra el tetamen.

Teutates, seguro que hace usted este viaje algún día. Le encantará. Además usted pasaría por austríaco.

Dulcinea dijo...

¡Qué bonito Al Neri! Me encantaría conocer el Tirol, es verdad que tiene que ser los paisajes como los cuentos de Heidi, a ver si poner alguna foto.