Me gusta el cine que indaga en los dos polos opuestos del ser humano: el heroico y el animal. Me interesan tanto las historias que glosan nuestra capacidad de sacrificio por amor, por el bien común o por un ideal como las que presentan crudamente nuestra faceta más instintiva encarnada en sentimientos como la avaricia, la lujuria, el odio y la venganza. El pasado fin de semana vi la película Relatos salvajes (2014), una de las muestras más expresivas de esta vertiente oscura del homo sapiens.
Me será muy difícil olvidar esta coproducción hispano-argentina, escrita y dirigida por Damián Szifrón, que, a través de seis relatos distintos, explora las consecuencias de la pérdida de todo control por unos personajes corrientes que se ven expuestos a unas circunstacias excepcionales pero que podríamos llegar a vivir cualquiera de nosotros. La película es tan tremenda que, después de verla, me quedé varias horas boquiabierto, dándole vueltas al guión. Al mismo tiempo me conmovió, me provocó una tristeza infinita, darme cuenta de que los protagonistas son un reflejo fiel de esa bestialidad que anida hasta en el corazón del hombre más pacífico y socializado. Cierto que cada uno tenemos un umbral de autocontrol muy diferente, pero una vez cruzado todos podemos llegar a convertirnos en fieras salvajes sin una chispa de raciocinio.
La cinta es la suma de seis cortometrajes cuyos puntos de partida pueden resumirse con una frase cada uno: Un piloto de avión logra juntar en uno de sus vuelos a los peores enemigos que ha tenido en su vida. La camarera de un restaurante debe servir la cena a un cacique de su pueblo que hace muchos años mató a su padre y destrozó su familia. Un pijo con un automóvil de alta gama humilla y hace una peineta a otro conductor durante un adelantamiento en una carretera solitaria. Un hombre con baja autoestima y a punto de divorciarse (Ricardo Darín) estalla cuando la grúa municipal le lleva el coche tres veces seguidas. Un adolescente borracho atropella y mata a una embarazada con el coche de su padre millonario, y este intenta comprar a su criado de confianza para que confiese que conducía él. Una chica se entera bailando el vals de su boda que su novio le ha engañado con una de las invitadas.
El resto, puede imaginarse: ira desatada, venganzas implacables, pasión extrema, celos cegadores, codicia en estado puro, ensañamiento sin medida…
Damián Szifrón nos invita, con una mezcla de humor y de barbarie, a pensar en los resortes y en el atavismo de la violencia. Relatos salvajes es un filme muy original que nos brinda una amarga reflexión sobre las limitaciones de la razón, del diálogo y de las reglas de convivencia cuando se tensan demasiado los delicados mecanismos de nuestra naturaleza más primaria.
Me será muy difícil olvidar esta coproducción hispano-argentina, escrita y dirigida por Damián Szifrón, que, a través de seis relatos distintos, explora las consecuencias de la pérdida de todo control por unos personajes corrientes que se ven expuestos a unas circunstacias excepcionales pero que podríamos llegar a vivir cualquiera de nosotros. La película es tan tremenda que, después de verla, me quedé varias horas boquiabierto, dándole vueltas al guión. Al mismo tiempo me conmovió, me provocó una tristeza infinita, darme cuenta de que los protagonistas son un reflejo fiel de esa bestialidad que anida hasta en el corazón del hombre más pacífico y socializado. Cierto que cada uno tenemos un umbral de autocontrol muy diferente, pero una vez cruzado todos podemos llegar a convertirnos en fieras salvajes sin una chispa de raciocinio.
La cinta es la suma de seis cortometrajes cuyos puntos de partida pueden resumirse con una frase cada uno: Un piloto de avión logra juntar en uno de sus vuelos a los peores enemigos que ha tenido en su vida. La camarera de un restaurante debe servir la cena a un cacique de su pueblo que hace muchos años mató a su padre y destrozó su familia. Un pijo con un automóvil de alta gama humilla y hace una peineta a otro conductor durante un adelantamiento en una carretera solitaria. Un hombre con baja autoestima y a punto de divorciarse (Ricardo Darín) estalla cuando la grúa municipal le lleva el coche tres veces seguidas. Un adolescente borracho atropella y mata a una embarazada con el coche de su padre millonario, y este intenta comprar a su criado de confianza para que confiese que conducía él. Una chica se entera bailando el vals de su boda que su novio le ha engañado con una de las invitadas.
El resto, puede imaginarse: ira desatada, venganzas implacables, pasión extrema, celos cegadores, codicia en estado puro, ensañamiento sin medida…
Damián Szifrón nos invita, con una mezcla de humor y de barbarie, a pensar en los resortes y en el atavismo de la violencia. Relatos salvajes es un filme muy original que nos brinda una amarga reflexión sobre las limitaciones de la razón, del diálogo y de las reglas de convivencia cuando se tensan demasiado los delicados mecanismos de nuestra naturaleza más primaria.
3 comentarios:
Me ha interesado la película y la veré el próximo sábado.
Sobre el relato del piloto, (spoiler) recuerdo que después del accidente reciente del vuelo Barcelona - Dusseldorf en los Alpes se comentó cierta semejanza con la película, aunque, por lo que anticipa en el post, la motivación del piloto es distinta.
Ya nos dará su punto de vista, Alco.
Me alegra que te guste la peli que te recomendé.Al neri.Ya te dije que era buena.
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