miércoles, 11 de marzo de 2015

LOS COMPLEJOS DE MARGALLO



En el marco de una visita de trabajo de varios días a la antigua Unión Soviética, el Ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo rindió homenaje el domingo pasado a los españoles caídos que lucharon contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial, depositando una corona de flores en el monumento erigido a estos combatientes en el Parque de la Victoria de Moscú. Ni que decir tiene que el sobrino nieto del capitán García-Margallo, héroe de la Guerra del Rif y del que por cierto no ha heredado ni la testiculina ni el ardor patriótico, ni siquiera barajó la posibilidad de incluir en su agenda de viaje una breve visita a alguno de los cementerios militares donde reposan los restos de muchos de los 5.000 valientes que cayeron plantando cara al comunismo en la División Azul, en la Legión Azul y, una vez disueltas estas, en distintas unidades de la Wehrmacht.

Ciertamente sería como pedir peras al olmo pretender que este pepero de mañas lacayunas que en 2012 expulsó de España al embajador del presidente sirio Al Asad, reconociera el valor y el sacrificio de los jóvenes idealistas que entre 1941 y 1943 se alistaron en la 250ª División para frenar la tiranía materialista y atea que amenazaba Europa, y en defensa de la verdadera libertad de los pueblos y de un nuevo orden económico anticapitalista y solidario. Pero lo que clama al cielo, lo que no puede aceptarse de ninguna manera, es que se avenga a honrar en exclusiva a los soldados españoles que combatieron en el lado soviético. 

Aunque mi opinión sobre mis "compatriotas" que desertaron de la División para pasarse a los ruskis no puede ser más negativa, habría aceptado de más o menos buen grado que el Ministro de Exteriores dedicara unas palabras de recuerdo a “todos los españoles caídos en Rusia durante la Segunda Guerra Mundial”, sin más especificaciones. Lo que me avergüenza y me parece indignante es que se rinda honores a los muertos de un solo bando, obviando la más mínima mención a los del contrario, que encima son muchísimos más.

Yo estaría dispuesto a pasar por alto que los españoles que sucumbieron en la estepa enrolados en el Ejército Rojo fueron unos traidores que odiaban a su patria, unos marxistas execrables que tras sembrar el odio en nuestro país, provocar el baño de sangre más trágico de nuestra historia y protagonizar una auténtica orgía de crímenes, huyeron como conejos al terminar la guerra para librarse de la justicia y volver a empuñar las armas al otro lado de los Urales en nombre de un régimen político basado en el despotismo, el rencor y la impiedad. No me importaría mirar para otro lado, como ya hizo en 1954 el General Agustín Muñoz Grandes, quien, en su discurso de bienvenida al último contingente de divisionarios y de desertores que regresaba de Rusia, declaró que “el Gobierno no establece diferencia alguna entre los miembros de la División Azul y los demás españoles que con ellos vuelven después de haber luchado en el campo contrario. Sean bienvenidos todos ellos”. Pero naturalmente un servidor tragaría siempre y cuando el Ministro hubiera recordado, también sin distinción, a todos los fenecidos en el campo de batalla, y no solo, como hizo el domingo, a los que más conviene a su imagen y a sus intereses. Claro que comparar a Muñoz Grandes con este moñas es como equiparar a Dios con un botijo.

A Margallo los guripas caídos se la traen floja
De verdad que me cuesta entender por qué se tiene tanto miedo a mencionar, aunque sea de pasada, a los voluntarios de la Galubaya Divisia. Es cierto que esta unidad militar estaba plenamente integrada en el Heer y por lo tanto operaba al servicio del Tercer Reich, hoy condenado al ostracismo histórico y político sin margen para el menor matiz. Pero también lo es que su juramento de “absoluta obediencia” al Führer se limitaba a “la lucha contra el comunismo”, objetivo por cierto compartido por todas las potencias occidentales a partir de 1945. Tampoco tiene ningún sentido considerar nazis a los divisionarios españoles, y menos en el sentido que se da hoy a este denostado término, ya sinónimo de maldad suprema, dictadura terrorífica y exterminio de judíos. Ni un solo voluntario en 1941 tenía la menor idea de los hoy tan difundidos excesos de Hitler ni se imaginaba lo que iba a suceder en poco tiempo en los campos de concentración alemanes. Estas cosas tan horribles no suelen conocerse hasta que pasan unos años, a veces muchos. Seguro que el franquismo no habría conseguido reclutar a 50.000 muchachos si hubieran sido de dominio público las atrocidades del ejército teutón, igual que imagino que los jóvenes norteamericanos se habrían resistido a participar en la guerra de haber conocido los horribles crímenes sexuales cometidos por sus fuerzas armadas que han salido a la luz hace pocos días.

Lo que pasa es que con políticos de la mediocridad y del partido de García-Margallo tampoco hay que llevarse demasiado las manos a la cabeza ante gestos tan mezquinos y tan antiespañoles. Todavía me sonrojo al recordar al Gobierno de José María Aznar votando en 2001 en el Congreso de los Diputados a favor de la “rehabilitación total de los guerrilleros antifranquistas”, es decir de los grupos terroristas de extrema izquierda popularmente conocidos como "maquis" que entre 1939 y 1952 causaron más víctimas que ETA en las zonas rurales de toda España. (834 secuestros, 538 sabotajes, 5.963 atracos y 953 asesinatos).

5 comentarios:

Teutates dijo...

Es la hipocresía moderna y la paupérrima moral existente lo que hace que la igualdad entre muertos no exista.
Su entrada me ha recordado un artículo de Reverte sobre la batalla de Krasny Bor, que les pongo aquí para su deleite personal.
http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/752/recordando-krasny-bor/

nago dijo...

... y por más que incluso, el B. O. E del 39 hacía mención "... del sagrado deber de honrar a héroes y mártires...."

Muchos fueron hijos d la misma madre. No sé por qué lo esconden. Debe ser porque, no queda bonito, porque sentimos vergüenza o nos dejamos llevar por el viento que nos sopla a sotavento hacia el olvido, lo conveniente, lo estético, lo políticamente correcto y... la indecencia que supone semejante desmemoria.

Falta moral y, falta coraje.

Aprendiz de brujo dijo...

El post es muy bueno y está perfectamente documentado.Como no puede ser de otra forma, el Ministro ha hecho un papelón obligado por las circunstancias políticas.
Lo que me sabe peor es tu empecinamiento en mostrar que el Régimen de Franco no paraba de rendir reconocimientos y honores a los muertos del bando enemigo, bien fuera o dentro de nuestras fronteras. Exaltas gestos, palabras y sucesos puntuales, que,- no olvides-, también obedecían a actitudes correcta o convenientemente políticas y obvias lo esencial de un régimen tirano, genocida y execrable.
Durante cuarenta años los únicos caídos recordados fueron los de un solo bando, como no podía ser de otra forma.

JuanFernandez dijo...

Felicidades. Excelente articulo t gran blog.

Al Neri dijo...

JuanFernandez, bienvenido y muchas gracias por su comentario. Si pincha en las etiquetas "Patriotismo" o "Historia" encontrará muchos posts de temáticas semejantes.

Teutates, con este artículo de Reverte estoy de acuerdo en algunas cosas, pero no desde luego en que la causa a la que sirvió la División Azul era infame. Infame es él, cuya presencia en la RAE es una prueba del bajo nivel de los escritores patrios. Estoy de acuerdo con él, eso sí, en que puede y debe apreciarse la valentía en personas que luchan en bandos contrarios al nuestro, pero con límites. El valor no significa nada en sí mismo si no va enfocado a unos objetivos mínimamente respetables, aunque nosotros no los compartamos. Posiblemente haya etarras o milicianos del Estado Islámico muy valientes, pero su arrojo no nos debería producir admiración. Todo esto es muy subjetivo, pero es que los seres humanos somos pura subjetividad. Con la historia pasa igual. La escriben los vencedores y estos no van a perder ni medio minuto en admitir las virtudes de los vencidos. El tema de Margallo es distinto porque nadie le está pidiendo que exalte el valor o la bondad de ninguna de las causas políticas en lid durante la Segunda Guerra Mundial, sino solamente que si hace un recordatorio de los españoles que cayeron en la nieve rusa, no tenga la desfachatez de olvidarse de los divisionarios, que fueron además la inmensa mayoría, por no decir casi la totalidad.

Nago, a veces pienso que al ministro Margallo le han llevado y traído como a un pelele y no ha tenido ninguna capacidad de decisión sobre el homenaje...

Aprendiz de brujo, debería usted cambiarse el nick por "Aprendiz de historia".