viernes, 18 de julio de 2014

¿VAGONES SIN NIÑOS?

La oferta hotelera tiende cada día a diversificarse más y ya podemos encontrar muchos establecimientos especializados que, por ejemplo, admiten mascotas, son exclusivos para homosexuales o prohíben el alojamiento de niños pequeños. En el caso de perros, gatos y maricones la idea es comprensible, pues son muchas las personas a las que repugna hospedarse y compartir espacios de ocio con animales que todo lo olisquean o con invertidos que se hacen arrumacos en público. Además es bien sabido que a pesar de su palabrería sobre la integración, el sueño de los colectivos de gays y lesbianas es conservar guetos marginales donde dar rienda suelta a sus depravaciones a salvo del reproche social.

Lo que no me entra en la cabeza son las restricciones a los chiquillos. Los niños representan la vida, la alegría, la inocencia y el futuro. Tratar y convivir con ellos es una bendición de Dios, y simplemente observarlos, una valiosa lección que viene bien a cualquier adulto. Cierto que a veces las criaturas pueden llegar a ponernos la cabeza como un bombo con sus travesuras, llantos, parloteo y voz aguda, en especial en zonas de descanso y restaurantes, pero aun así se me antojan unos auténticos tiquismiquis quienes contratan un hotel específico para no tener chavalines a la vista, como si les dieran asco o alergia. Además una cosa es cuidar de ellos, que tiene tela, y otra simplemente cruzárselos en la recepción, en el pasillo, en la piscina o en el bufet del desayuno. Definitivamente quienes huyen así de los tiernos infantes me parecen unos enfermos.

Otro tema bien distinto es el de la reciente medida implantada por Renfe en sus trenes de alta velocidad. Durante este mes de julio, la compañía estatal ferroviaria ha estrenado los llamados “vagones silenciosos” en los trayectos de Madrid a Sevilla, a Barcelona, a Alicante y a Málaga. En estos compartimentos reservados no funciona la megafonía, está prohibido hablar por el móvil o en voz alta (como en una biblioteca) y el acceso de menores de 14 años.  Tal disposición ha sido criticada por discriminatoria por varias onenegés de protección a la infancia; de hecho una de ellas ha debido de presentar una demanda argumentando que se trata de un servicio público en el que no cabe excluir  a ningún sector de la población.



La justificación de los vagones sin niños es bien distinta a la de los alojamientos hoteleros. Se trata simplemente de responder a una vieja demanda del enorme porcentaje de usuarios del AVE que aprovechan los viajes para trabajar. La inmensa mayoría de los viajeros de este tipo de ferrocarril son profesionales que necesitan utilizar el vagón como oficina y disfrutar de un entorno mínimamente apacible para concentrarse en sus tareas. No es que tengan fobia a los niños, como los raritos de los hoteles, sino que deben aprovechar el trayecto para sacar trabajo urgente y jamás podrían hacerlo con tres mocosos al lado berreando que quieren un Danonino.

Con esta modalidad de billete no se discrimina a nadie, pues imagino que solo será un vagón por tren y que las familias con menores no tengan ninguna dificultad para encontrar sitio en cualquiera de los demás coches. Además, los problemas de espacio se plantearían, como mucho, en época de vacaciones, porque no creo que los peques monten mucho en AVE durante el curso en los días de diario. 

4 comentarios:

Capitán Alatriste dijo...

Hola, señor Neri,

Hace poco en el trayecto de AVE Sevilla-Zaragoza estuve a punto de emplear los auriculares que dan en los trenes para cometer infanticidio.

El problema no son los niños, cuyo comportamiento en normal y entendible, sino la mala educación de padres que creen que las molestias de un niño deben ser soportadas por todas las personas que los rodean. Y dado que la gente no cuida del buen comportamiento en público de sus infantes como aconseja la buena educación, pues hay que imponerla a base de medidas como ésta. Yo no tengo la obligación de soportar que durante 4 horas haya niños correteando y gritando a mi alrededor, como tampoco de escuchar la conversaciones telefónicas de maleducados. La prohibición de hablar por teléfono en los vagones no es nueva, sino que ya existe obligación de hacerlo en las plataformas que hay entre los vagones, pero como sucede con lo de los niños, hay quienes no tienen respeto por la comodidad de otros viajeros.

Idénticos instintos homicidas me suscitan quienes en público han de ir escuchando música a todo volumen, dándoseles una higa si a los demás nos gusta o nos apetece escucharla.

Lo que más me preocupa es que parece que si llamas la atención a todos estos ruidosos se es un intolerante y un cascarrabias, además de aguantar consejos como "si no sabe estar con gente, quédese en su casa"; "pues vaya en clase preferente"; "ya lo que me faltaba, que me digan que no puedo hablar por móvil"; etc. Algo muy nuestro el ser escandalosos en público, por cierto.

Saludos.

Aprendiz de brujo dijo...

Impecable Alatriste.
Sr. Neri yo prefiero mil veces compartir trayecto con un batallón de homosexuales que con dos críos.
Tengo particular infortunio al respecto y no son pocas las veces que he compartido vagón con niños.
Me ha enternecido mucho tu apología de la infancia, con esas entrañables y clericales alusiones al futuro y la alegría.
Bueno, yo creo que Herodes es el personaje que más injusto tratamiento mediático ha recibido, a lo largo de la historia.
Dejad que se alejen de mi...
De los putísimos padres y abuelos, que llegan a pretender en las mencionadas situaciones, que interactúes con sus mefistofélicas criaturas, mejor no me pronuncio.

Al Neri dijo...

Alatriste ha tocado un tema curioso: ¿Por qué es imposible llamar la atención a un maleducado sin que este reaccione mal y nos acabe atacando y criticando? Sencillamente porque un maleducado no tiene conciencia de sus faltas de respeto, de modo que se siente ofendido por lo que considera un reproche injusto. A una persona respetuosa nunca necesitará usted llamarla la atención.

Brujo, un comentario apoteósico el suyo que me ha provocado unas buenas carcajadas.

La lozana andaluza. dijo...

Pues en al ave Málaga Madrid,han puesto el vagón silencioso,con luz tenue y dónde se prohíbe hablar en coz alta o utilizar el móvil,y va siempre lleno,por algo será.
Yo siempre recuerdo un viaje en tren de Zaragoza a Madrid,dónde se me sentó un niño al lado,al que no estrangulé de milagro,yo venía cansada y quise aprovechar para dormir un rato,pero con el dichoso niño,nada,no paró de hablar de llorar,de pedir cosas durante todo el viaje,encima llevaba un cochecito que encendía luces y hacía un ruido infernal,vamos que al que le segan gustando los niños en los viajes después de esto,pues que viaje con ellos,porque otra vez en un avión el niño de al lado me iba diciendo que el avión se iba a estrellar,que el ala estaba torcida,que el oía un ruido extraño de motores,vamos una alegría de niño,Al neri si te gusta tanto viajar con ellos será porque seguramente no has aguantado a ninguno.