A veces el lenguaje es una trampa y ni nos enteramos. Los políticos y los medios de comunicación utilizan o acuñan ciertos términos como quien no quiere la cosa y se nos acaban pegando a todos de manera espontánea; los incorporamos a nuestro vocabulario sin percatarnos de su verdadera intención. Deberíamos preocuparnos por hablar con propiedad o, al menos, como nos interese a nosotros y no al rotativo o al ministro de turno.
Por ejemplo, yo entiendo perfectamente que un miserable antiespañol del nordeste peninsular, un catalufo traidor a España, utilice la palabra “independentista” para designarse a sí mismo y a los de su estofa, pero no me entra en la cabeza que un acérimo defensor de la unidad de España pueda incurrir en semejante barbaridad. Sin embargo, me guste a mí más o menos, “independentismo” o “independentista” forman hoy en día parte del léxico común tanto de conspiradores catalanistas como de ardorosos militantes de la extrema derecha española.
La cuestión es que este vocablo lleva incorporada una fuerte carga valorativa que cada vez me extraña más que los patriotas españoles asuman tan alegremente. Hablar de “independentismo” en una determinada región española es como reconocer que esa región está sujeta a una dependencia política de la que desea liberarse; equivale a decir que no es una región, sino una nación que no disfruta de la soberanía a la que tiene derecho y que ese movimiento (el “independentismo”) propugna. O sea que el concepto parece cocinado por los partidarios de la secesión y además –reconozcámoslo– tiene connotaciones mucho más positivas y hasta románticas que otros que se han utilizado toda la vida: separatismo, secesionismo, segregacionismo o escisionismo.
Pero estos últimos son los más adecuados y desde luego con los que debería sentirse más cómodo cualquier amante de la unidad española. Es un hecho incontestable, aunque sea desde el punto de vista jurídico, que a fecha de hoy Cataluña es una comunidad autónoma integrada en el Reino de España. Siendo así, las expresiones “separatismo” o "secesionismo" son las que mejor definen la corriente ideológica propugnada por esa gentuza que está urdiendo el referéndum, ya que, en puridad, pretenden que un territorio actualmente español se separe, se secesione, se segregue o se escinda del país. Son términos mucho más objetivos y exactos, y sobre todo “separatismo” era hasta ahora el más tradicional en las filas de los paladines de la integridad patria.
Hay quien dice que esto es una bobada y que da igual cómo se diga, ya que “independentista” también da a
entender que una parte del territorio se quiere “independizar”, que es lo mismo
que “separar”, pero a mí esta teoría no
me convence nada. “Independizar” y “separar” no es lo mismo ni de broma. Independizar
supone una emancipación, una liberación de algo o de alguien, es decir un
derecho previo, una madurez para llevar una existencia propia, la obtención de
una soberanía justa, y esto, claro, lo pensarán los catalanistas pero yo no. Separar,
en cambio, es dividir, aislarse o distanciarse de alguien, que es en definitiva
lo que quieren estos cabrones.
Pero la prueba más evidente de que toda esta nomenclatura no es casual ni anodina está en que a los de ERC, CIU, ICV y CUP no les oiremos jamás de los jamases reconocer que son “separatistas”.
Y cuidado, que no estoy haciendo valoraciones etimológicas. De hecho la propia Real Academia Española mezcla bastante los conceptos y llega a definir “separatismo” como “doctrina política que propugna la separación de algún territorio para alcanzar su independencia”. ¡Vaya lío! Yo me refiero más a las connotaciones, a los matices, al alcance real y, sobre todo, al significado social, histórico y político de los términos, y por eso no voy a llamar independentistas a esos renegados en mi vida.
Más sobre separatismo catalán en La pluma: La tormenta separatista en Cataluña.
Pero la prueba más evidente de que toda esta nomenclatura no es casual ni anodina está en que a los de ERC, CIU, ICV y CUP no les oiremos jamás de los jamases reconocer que son “separatistas”.
Y cuidado, que no estoy haciendo valoraciones etimológicas. De hecho la propia Real Academia Española mezcla bastante los conceptos y llega a definir “separatismo” como “doctrina política que propugna la separación de algún territorio para alcanzar su independencia”. ¡Vaya lío! Yo me refiero más a las connotaciones, a los matices, al alcance real y, sobre todo, al significado social, histórico y político de los términos, y por eso no voy a llamar independentistas a esos renegados en mi vida.
Más sobre separatismo catalán en La pluma: La tormenta separatista en Cataluña.
5 comentarios:
Uf, ahora ya no puedo compartir estas opiniónes... la vida, las circunstancias me han hecho tolerante con los sueños y aspiraciones de esa bella región.
Desde hace unos dos años... soy del Barsa. Quizá ello me haya influido un poquillo, no se.
...pues si tiene problemas con el lenguaje de la RAE, utilice el lenguaje más universal y exacto que existe.
y = f(x)
Feliz Navidad a Todos!!! ;)
Estoy de acuerdo.En puridad el término "independentista", no es el más escrupuloso con la realidad.Secesionistas, es lo más apropiado, en mi opinión.
Un abrazo a todos.Sed felices.
Muy acertado el post, pero creo que es más grave aún el uso de "nacionalista" que el de "independentista". Y no digamos la restricción del término "nacional" sólo para las regiones: Cataluña puede tener un Museo "Nacional" de Arte pero el resto de españoles nos tenemos que conformar con una Agencia "Estatal" de Meteorología o un Servicio "Estatal" para el Empleo. Esto me parece mucho peor que lo del "independentismo".
Feliz Navidad.
Llorente.
A mí me gusta más "fusilables". Tiene más garra y se ajusta muy bien a la realidad separatista.
Publicar un comentario