domingo, 28 de abril de 2013

GARZAS Y CORMORANES


Cormoranes grandes

A su paso por mi ciudad, a escasos 20 kilómetros de su desembocadura, el ya caudaloso Pisuerga concentra en sus riberas una riqueza considerable de especies de la avifauna española. Este invierno he paseado mucho por sus orillas observando todo lo que se mueve y alguna sorpresa me he encontrado, como un martín pescador y un andarríos chico. Pero los grandes protagonistas del Pisuerga urbano invernal, además de patos domésticos, azulones,  cruces variopintos de unos y otros, ocas y gallinetas comunes (también llamadas, con perdón, pollas de agua), son las garzas reales (Ardea cinerea) y los cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), dos curiosas aves muy avezadas en el arte de la pesca.

El objetivo del post de hoy es publicar unas fotos tomadas por Veneficus durante el paseo que dimos juntos la mañana de víspera de Reyes de este año y, de paso, comentar algunas peculiaridades sobre el cormorán y la garza, cada vez más frecuentes en nuestro río. Veneficus es un gran aficionado a la fotografía, con una especial sensibilidad artística, que imprime su personalidad tanto en la instantánea de un paisaje como en la de una despampanante modelo, pero era la primera vez que se aventuraba a retratar pájaros. Llevó varios objetivos que talmente parecían armas secretas del 007 de los primeros sesenta y estuvo ojo avizor confiando en nuestra suerte, que no fue mala.


Garza real
La garza real o gris y el cormorán grande tienen en común que crían en España en número moderado pero en los meses fríos bajan miles de ejemplares del norte de Europa, aumentando llamativamente su población. Las garzas grises, que yo sepa, se han reproducido toda la vida en nuestras latitudes, pero los cormoranes grandes, también llamados cuervos marinos, han empezado a hacerlo recientemente. Además, este último también ha incrementado muchísimo su contingente invernal en las últimas dos décadas. Antes era raro verlo y en la ciudad mucho más; hoy puedo dar fe de su onmipresencia entre noviembre y marzo. De todos modos, tengo la impresión de que en mi localidad construyen sus nidos muy pocos individuos de una y otra especie, pues desde principios de este mes veo muchos menos cuervos marinos y ninguna garza gris.

Garza real al acecho
Tienen también en común que son piscívoros y les encantan las presas grandes, aunque sus técnicas de pesca son bien distintas. El cormorán va nadando como los patos pero se zambulle de continuo para bucear en busca de peces. Cuando trinca alguno tarda mucho en tragárselo y sus congéneres acuden bulliciosos e intentan arrebatarle la comida montando unas peleas impresionantes. La Ardea cinerea es más discreta. Siempre está posada, completamente inmóvil, en una rama de la orilla y, cuando pasa su escamosa víctima a ras de superficie, la atrapa con un picotazo inesperado.

Petirrojo europeo
Hay otro cormorán en España, el moñudo, que es estrictamente marino, y otra especie de garza, la imperial, que es dorada y con listas, mucho más escasa y solo se ve en primavera y verano. La semana pasada estuve en el embalse de Castronuño y vi decenas de Phalacrocorax y de garzas reales, pero ni una sola imperial.

Gallineta común o polla de agua
Como remate de esta entrada pajarera, ponemos también la foto de una polla de agua y de un simpático petirrojo que se negaba a mirarnos de frente. La polla es muy abundante en todos los meses y llama mucho la atención con su pico rojo con la punta amarilla y su costumbre de nadar moviendo la cabeza adelante y atrás como diciendo que sí todo el tiempo.

¡Pinchad en las fotos para verlas en todo su esplendor!


6 comentarios:

Veneficus dijo...

Querido Al, muchas gracias por la entrada y por mostrar a los muchos lectores de La Pluma mis modestas fotos.

Como ya dije en en otro post fue un placer disfrutar de su compañía y sus amplios conocimientos ormitológicos en aquella fría mañana de enero. Como ya le dije entonces, espero que se anime y pase de voyeur a cazador (en sentido figurado, no se me asusten los ecologistas).

Álex dijo...

Muy bonitas las fotos y muy interesante el post, señores Neri y Veneficus. Desde que leo estos post suyos, me fijo un poco más en los pájaros de parques, riberas y campos, porque siempre me han pasado desapercibidos.
Un cordial saludo a todos.

C. S. dijo...

Muy chulo el post de pajarcicos, como siempre. Y, me podría decir, Ud, que es perito en estas cosas, ¿qué serán unos pájaros blancos que parecen gaviotas (al menos si una va sin gafas) y que andan sobrevolando por los pantanos meseteños?

Al Neri dijo...

C.S., no soy un perito, ni mucho menos, solamente me gustan las aves. Otro día póngase las gafas y nos cuenta más detalles, pero si dice que eran blancos y parecían gaviotas, casi con toda probabilidad que serán gaviotas. Las gaviotas no solo son marinas y a muchas especies se las puede ver en el interior y en aguas dulces. Para estar segura fíjese en las alas mientras vuelan. Si son blancas con las puntas negras, entonces sí, son gaviotas :-)

En mi colegio, de niños, había una broma entrañable que consistía en gritarle a un compañero señalando el cielo con el dedo, ¡mira una gaviota!, y cuando este, embobado, miraba para arriba, arrearle un buen soplamocos en la barbilla al grito de ¡toma por idiota! O sea que por Castilla no son muy frecuentes estas aves.

C. S. dijo...

¡Muchas gracias! No tenía ni idea de que hubiera gaviotas de agua dulce. A ver si les puedo hacer una foto la próxima vez. Y no sea Ud. bobo, ¡claro que es perito!

Luxindex dijo...

Sr. Al Neri, contemplando pájaros es cuando usted menos ¡menudo pájaro es! Qué preciosos artículos escribe al respecto. Y Veneficus, qué gran fotógrafo. ¡Mira que es difícil en el fragor de hoy en día oír lo que unos pajarillos dicen! Pues ustedes consiguen contárnoslo.

He hecho un elemental experimento. He copiado la primera foto, la de los cormoranes; he seleccionado la parte de arriba y la he borrado; lo que ha quedado (el reflejo de ellos en el agua) la he girado 180 grados… Lo que queda es ¡puro shodo! Es tela de japonés: el reflejo del instante trémulo, la metáfora caligráfica de la vida del que mira: la mía, el servidor de ustedes asombrado.

Acabado el experimento y escrito esto, he concluido, no obstante, que he perdido, una vez más, el tiempo porque la foto es perfecta tal cual.