lunes, 16 de agosto de 2010

NOVELTY - BÉJAR

Ahora que tan de moda esta abrir negocios dedicados al arte de la restauración creo que, por fin, me voy a decidir a escuchar al emprendedor que llevo dentro y montar un restaurante. No tengo ni idea de la manera de llevar un negocio y antes me parecía complicadísimo organizar incluso un puesto de bocatas de salchichón pero, tras recibir un cursillo acelerado de lo que se puede llegar a gestionar con unos mínimos de rentabilidad, creo que ya es hora de que Arzak se ponga a temblar.

Primeramente buscaré un emplazamiento cutre en un lugar con poca competencia. A ser posible en la provincia de Salamanca. Después, en la antesala de mi local, colocaré un bar con aspecto de garito semielegante de los años 80 pero que, en realidad, no será más que un bareto donde los jubiletas pasen toda la tarde jugando la partida a cambio de un café cortado o una copichuela de Soberano que, para algo, sigue siendo cosa de hombres. A lo sumo le podré ofrecer, cobrándolo a precio de oro, por supuesto, una magdalena para remojar en el carajillo. Vamos, un detalle elegante que no me obligue a distraer mi atención de mi verdadero negocio de alta cocina.

Para captar víctimas, quiero decir comensales, pondré un aparente cartel en la calle donde rece: «Menú con seis primeros y segundos, postre, pan y bebida. 13 EUROS». Y cuando un grupo formado por una docena de incautos se interese les mandaré pasar a un comedor para quince personas decorado con muebles que robaré a mi tía del pueblo.

Un detalle importante es que cuando el camarero lea la lista de delicias que podrán degustar los comensales, la mayoría sonarán estupendamente: revuelto de setas con vierias, pimientos rellenos de marisco -aunque mi camarero al principio no sabrá en qué consistirá el relleno-, pavo relleno, sanjacobo de ternera con guarnición... Además, para dar un toque rústico y popular, añadiré los típicos huevos fritos con patatas por si algún comensal aún no ha aprendido a disfrutar de la gastronomía parisina en la que pienso especializarme.

Lo mejor será lo velozmente que realizaré cada uno de los platos, optimizando al máximo los recursos de mi negocio. Sólo necesitaré un congelador, una freidora y medio litro de aceite de máquina de coser que también robaré a mi tía la del pueblo. ¡Ah! y un microondas donde métere las setas congeladas del Mercadona y las vieras marca Día... Medio minuto al máximo de potencia y bingo: una mierdecilla a medio descongelar para ir poniendo de mala leche a los clientes y escuchando las primeras quejas.

El resto de la comida será precocinada, en lata o congelado, y adquirida al pormayor a treinta céntimos el quilo. Con el aceite sobrante de la freidora demostraré que no soy capaz ni de freír dos huevos comestibles sin que sepan a máquina de coser del año 27.

Mi camarero se hará el loco cuando con recochineo le pregunten si los postres son caseros. Simplemente se limitará a servir un tipo de fruta con un aspecto que no la haría válida ni para reposar en un vertedero decente y algún que otro yogur sin destapar para que el comensal pueda comprobar que sólo lleva dos meses caducado. Cuanto me reiré recordando la cara de mi víctima, perdón de nuevo, cliente, y de los que se quejen del pútrido sabor de las natillas de lata y los flanes que, a pesar de todo, no estarán caducados. Claro que no: sólo los habré almacenado en el maletero de mi coche, aparcado a pleno sol, durante quince días.

Y si me montan el pollo, me haré el tonto y les cobraré dos euros menos a cada uno. ¿Qué más da? Podré compensarlo clavando a alguna parejita 25 euros por una sepia con ensalada y dos cañas.

Por cierto, bautizaré mi restaurante con el nombre de Novelty y lo abriré en Béjar, ciudad fea de solemnidad.

4 comentarios:

Al Neri dijo...

Me ha abierto usted el apetito a estas horas...

marian dijo...

A mí me ha revuelto el estómago.


Sr.Neri si tiene tanto apetito le invito a lasaña, pero tiene que darse prisa que estoy poniendo la mesa.

J. F. Sebastian dijo...

Tenía ya pocas ganas de cenar... Lo mejor ha sido lo de los flanes. Y eso que sus comensales no han probado mi tortilla destruída -literal- con huevos ya pasados de fecha, en el frigo por supuesto. No es la de Adriá pero la cobro a un precio módico. Esto de la hostelería ya no es lo que era, que con las cosas de comer... Creo que me voy a abrir una de jamón cocido.

Kalele dijo...

Del Novelty no lo se ni le importa pero Bejar fea de solemnidad!!!! Supongo q igual q tu y alguien mas de tu familia...para ser fino, te lo podría decir de otra manera si quieres