Hoy voy a hablar de métodos de estudio.
Algunos que creen que me conocen suelen decir que me gusta estudiar y es radicalmente falso. Ni me gusta ni me ha gustado nunca. Bueno, mejor dicho, me encanta aprender cosas a mi bola, leyendo lo que me da la gana de los temas que me interesan y se podría hasta decir que tengo inquietudes culturales, pero lo de memorizar programas y temarios preestablecidos para examinarme me repatea como pocas cosas.
Lo que pasa es que yo soy una persona muy pragmática y por eso he estudiado. Creo que sin una titulación superior es prácticamente imposible conseguir un trabajo mínimamente satisfatorio y mínimamente retribuido. Ya los licenciados las pasan putas para encontrar un trabajo digno, así que los simples bachilleres, ni te cuento.
Además no creo mucho en eso de las vocaciones. Lo que hay que hacer es trabajar en algo que no te desagrade demasiado y que se adapte lo mejor posible a tus capacidades. Y no es poco pedir.
El caso es que en mis años de carrera no me gustaba nada estudiar. Y si estudié fue, además de por todo lo expuesto, por amor propio (me revienta suspender) y por la comodidad de no tener que chapar en verano. Ansiaba tanto disfrutar de tres meses de tiempo libre que era capaz de cualquier cosa con tal de que no me quedaran asignaturas para septiembre.
Tengo bastante memoria, pero para mí la clave de haber aprobado la carrera y todo lo demás es ser un tío absolutamente rígido y cuadriculado en casi todo lo que hago. No tengo mucha fuerza de voluntad, pero siempre he sabido organizarme y dosificar muy bien mi tiempo. No soy muy inteligente, pero soy constante y me concentro mucho cuando leo.
Yo siempre he estudiado poco, pero aprovechaba bien las horas. Salvo un período de tres meses en que me vi obligado a forzar motores, nunca he hincado codos más de 8 horas al día. Nunca en toda mi vida de estudiante he empezado a empollar antes de las 9 de la mañana y jamás he seguido haciéndolo después de las 12 de la noche. Ni madrugones, ni trasnochadas.
Mi método de estudio, tanto en la carrera como después, ha sido siempre el mismo. Cuando me levantaba, lo primero que hacía era determinar el número de horas que iba a estudiar ese día. A continuación cuantificaba el volumen exacto de materia a memorizar (8 temas, 100 páginas o cualquier otro baremo). Y por último, establecía un riguroso cronograma intercalando sesiones de estudio, descanso, comidas, etc. En el cronograma figuraba el tema o la parte de tema que tenía que aprenderme en cada una de las sesiones. Intentaba calcular bien (es algo que se aprende con la práctica) y ni ser demasiado ambicioso ni demasiado prudente en la programación de tiempos.
Luego empezaba a chapar, siempre con el mismo proceso: Al principio hacía una lectura pausada y elaboraba simultáneamente un esquema; después repasaba el esquema y memorizaba los datos y, por último, tomaba unas cuartillas y redactaba por escrito íntegramente el tema estudiado. Entonces ya podía pasar al siguiente.
Normalmente, entre tema y tema (o epígrafes si eran largos) solía haber en el cronograma un breve período de descanso (10 minutos), que disfrutaba aunque no estuviera cansado. Del mismo modo, cada tres temas, por ejemplo, mi cronograma recogía una sesión de “arrastre”, en la cual debía ser capaz de reproducir por escrito el esquema de los tres últimos temas aprendidos. La última hora de la jornada de estudio la dedicaba siempre a un repaso por este mismo sistema de todo lo visto durante el día.
A veces el período de estudio no lo programaba sólo diariamente, sino semanalmente o mensualmente. La programación diaria era igual que he descrito, pero preveía días completos para “arrastrar” lo anterior (el último día de cada semana, normalmente).
Siempre he creído que mi sistema es eficaz, o a mí al menos me ha valido. Gracias a la programación minuciosa del tiempo y del volumen, al final el esfuerzo y el número de horas dedicadas son mucho menores.
Algunos que creen que me conocen suelen decir que me gusta estudiar y es radicalmente falso. Ni me gusta ni me ha gustado nunca. Bueno, mejor dicho, me encanta aprender cosas a mi bola, leyendo lo que me da la gana de los temas que me interesan y se podría hasta decir que tengo inquietudes culturales, pero lo de memorizar programas y temarios preestablecidos para examinarme me repatea como pocas cosas.
Lo que pasa es que yo soy una persona muy pragmática y por eso he estudiado. Creo que sin una titulación superior es prácticamente imposible conseguir un trabajo mínimamente satisfatorio y mínimamente retribuido. Ya los licenciados las pasan putas para encontrar un trabajo digno, así que los simples bachilleres, ni te cuento.
Además no creo mucho en eso de las vocaciones. Lo que hay que hacer es trabajar en algo que no te desagrade demasiado y que se adapte lo mejor posible a tus capacidades. Y no es poco pedir.
El caso es que en mis años de carrera no me gustaba nada estudiar. Y si estudié fue, además de por todo lo expuesto, por amor propio (me revienta suspender) y por la comodidad de no tener que chapar en verano. Ansiaba tanto disfrutar de tres meses de tiempo libre que era capaz de cualquier cosa con tal de que no me quedaran asignaturas para septiembre.
Tengo bastante memoria, pero para mí la clave de haber aprobado la carrera y todo lo demás es ser un tío absolutamente rígido y cuadriculado en casi todo lo que hago. No tengo mucha fuerza de voluntad, pero siempre he sabido organizarme y dosificar muy bien mi tiempo. No soy muy inteligente, pero soy constante y me concentro mucho cuando leo.
Yo siempre he estudiado poco, pero aprovechaba bien las horas. Salvo un período de tres meses en que me vi obligado a forzar motores, nunca he hincado codos más de 8 horas al día. Nunca en toda mi vida de estudiante he empezado a empollar antes de las 9 de la mañana y jamás he seguido haciéndolo después de las 12 de la noche. Ni madrugones, ni trasnochadas.
Mi método de estudio, tanto en la carrera como después, ha sido siempre el mismo. Cuando me levantaba, lo primero que hacía era determinar el número de horas que iba a estudiar ese día. A continuación cuantificaba el volumen exacto de materia a memorizar (8 temas, 100 páginas o cualquier otro baremo). Y por último, establecía un riguroso cronograma intercalando sesiones de estudio, descanso, comidas, etc. En el cronograma figuraba el tema o la parte de tema que tenía que aprenderme en cada una de las sesiones. Intentaba calcular bien (es algo que se aprende con la práctica) y ni ser demasiado ambicioso ni demasiado prudente en la programación de tiempos.
Luego empezaba a chapar, siempre con el mismo proceso: Al principio hacía una lectura pausada y elaboraba simultáneamente un esquema; después repasaba el esquema y memorizaba los datos y, por último, tomaba unas cuartillas y redactaba por escrito íntegramente el tema estudiado. Entonces ya podía pasar al siguiente.
Normalmente, entre tema y tema (o epígrafes si eran largos) solía haber en el cronograma un breve período de descanso (10 minutos), que disfrutaba aunque no estuviera cansado. Del mismo modo, cada tres temas, por ejemplo, mi cronograma recogía una sesión de “arrastre”, en la cual debía ser capaz de reproducir por escrito el esquema de los tres últimos temas aprendidos. La última hora de la jornada de estudio la dedicaba siempre a un repaso por este mismo sistema de todo lo visto durante el día.
A veces el período de estudio no lo programaba sólo diariamente, sino semanalmente o mensualmente. La programación diaria era igual que he descrito, pero preveía días completos para “arrastrar” lo anterior (el último día de cada semana, normalmente).
Siempre he creído que mi sistema es eficaz, o a mí al menos me ha valido. Gracias a la programación minuciosa del tiempo y del volumen, al final el esfuerzo y el número de horas dedicadas son mucho menores.
27 comentarios:
Cómo se nota que eres de letras ... en el reino del caos -que es dónde yo he estudiado-, todo es diferente. Por desgracia, of course.
Vaya depresión voy a coger... El otro día me organicé el día entero, tres temas por la mañana y tres por la tarde. Me tiré toda la mañana y parte de la tarde con el 1er. tema... :s
En fin, a nadie le gusta estudiar, pero está visto que a algunos se les da mejor que a otros...
Por otra parte, a mí tambien me gusta aprender cosas por mi cuenta, y creo que hay carreras (o especialidades de la mía) que me gustan más que la que hago, pero a parte de pensar que tienen menos salidas, es que yo todo lo que voy estudiando, lo voy "odiando", y no quiero odiar las cosas que me gustan. Y prefiero, aunque no llegue a ser experta, aprender por mi cuenta.
Una cosa que has dicho y que creo que es la base de mi problema, es que yo cuando leo no me concentro nada, en realidad no me concentro cuando hago nada, y es un grave problema, pero no sé si tiene cura...
Por cierto, te hubiera agradecido enormemente este post en Octubre, pero a estas alturas aunque yo intente aplicar tu método, ya no hay solución... ;p jajaja
Nunca he estado de acuerdo con eso de que la mejor vida es la del estudiante. Yo he probado ya las dos cosas (estudiar y trabajar) y la verdad, prefiero currar de lo lindo, aunque sólo tenga un mes de vacaciones en vez de tres. La vida del estudiante es una pura incertidumbre. Y encima sin cobrar.
Quita, quita.
Existen los atajos -léase chuletarios- A algunos con muy buen resultado. Sólo hay que fijarse en nuestros dirigentes.
En mi caso, no soy un as en la dosificación del tiempo. Y un claro ejemplo son estas dos últimas semanas en las que no estoy teniendo tiempo de nada. Y no porque suela ser perezoso (que, a veces, lo soy). Por ejemplo, ahora mismo estoy aprovechando el tiempo que tardo en pasar a DVD's las imágenes de seguridad de un servidor.
De todas formas, quizás la manera de estudio expuesta en la entrada esté bien para situaciones en las que se exija memorística (yo usé algo similar para la fase teórica de mi oposición: esquemas, planificación de temarios...).
Por supuesto que es imprescindible hacer guiones, esquemas, estudiar de forma comprensiva y no aprender como un loro algo que se olvidará al día siguiente. Pero creo que en las carreras técnicas o en las de ciencias, en las que, además de memorística, se exige, sobre todo, capacidad de resolución de nuevos problemas (generalmente los del examen no se parecen en nada a los pocos realizados en el aula) y ejercicios prácticos. Y aquí entra en juego la inspiración y el trabajo.
Lo mismo sucede cuando te toca presentar prácticas (programas, memorias de laboratorio...) en las que la ayuda del profesor es mínima y es muy complicado determinar el tiempo que vas a emplear. A esto, se suma que las prácticas se realizan en horario de tarde y, al final, tienes que apurar para estudiar ratos después de comer, al llegar a casa (muchas veces después de las 10 de la noche)...
Y en cuanto lo de limitar el tiempo de estudio. El limitado debía ser yo pues en tiempo de exámenes en la Universidad solía estudiar un mínimo de 12 horas al día e, incluso en COU, estudiaba muchísimo (con frecuencia me levantaba a las 4 de la mañana a estudiar: empollar las de letras y estudiar las de ciencias).
De todas formas, me gustaría concluir con una pregunta polémica. ¿No es cierto que son más sencillos los estudios de Letras que los de Ciencias e Ingenierías y que, por norma general, el nivel medio del alumnado se corresponde de la misma forma?
Álvaro, mi método es para estudiar letras, evidentemente.
Aprendiz, espero que tengas suerte en los exámenes que te quedan y que te apliques el cuento el año que viene ;-)
Altea, tienes razón. Estudiar es insufrible y lo peor de todo es la incertidumbre, sobre todo en doctorados y oposiciones.
J.F.Sebastián, las chuletas y demás fraudes me han parecido siempre una inmoralidad grave.
Subire, respondiendo a su pregunta polémica: Depende para quién. Para mí es muchísimo más fácil una carrera humanística que una de ciencias, porque mis capacidades matemáticas, espaciales, etc, son escasas. Para mí, memorizar textos (carreras de letras) es fácil y resolver problemas matemáticos es difícil (carreras tecnológicas).
Entiendo que las capacidades necesarias para estudiar exitosamente una carrera tecnológica se dan en un menor porcentaje de la población que las que se precisan para hacer una de letras. Casi todo el mundo podría, sin preparación previa y aun con mucho esfuerzo, aprenderse un temario de derecho o de historia, pero casi nadie podría dominar una asignatura de una ingeniería o de una arquitectura si no tiene unos previos conocimientos y ciertas capacidades específicas, por mucho esfuerzo y tiempo que invierta.
De ello puede concluirse que las carreras de letras son más fáciles que las de ciencias. Seguramente el porcentaje de personas muy inteligentes sea más alto entre los ingenieros que entre los licenciados en Derecho.
Lo que digo es peligroso porque es sabido que la inteligencia tiene muchos componentes (memoria, capacidad espacial, lingüística, etc), lo que pasa es que casi cualquiera puede llegar a unos mínimos en lo que a memoria se refiere, mientras que muy pocos podrían desenvolverse ni en lo más básico en cuestiones tecnológicas. O sea que unos componentes de la inteligencia son más "democráticos" que otros, porque los tiene más gente y en mayor cantidad, y son precisamente los necesarios para estudiar de memoria.
Hay ingenieros que suelen decirnos a los de letras (qué majos) que ellos "serían incapaces" de empollarse de memoria un temario de Civil, pero yo creo que es una mentira piadosa. Tardarían más, les saldría el humo por las orejas, les daría asco hacerlo, etc, pero al final sabrían de qué va el tema y podrían explicarlo en un examen. A mí en cambio me ponen en frío a preparar una asignatura de Industriales y no doy pie con bola.
Luego, eso sí, habría otros temas que preguntarnos, como por ejemplo, para qué sirven tanta inteligencia espacial y tantas capacidades tecnológicas para terminar cobrando 1.500 euros con un contrato de ingeniero cuando eso lo cobra cualquier pelamanillas que no sabe hacer la "o" con un canuto, o cualquiera de letras que lo único que han hecho es hincar codos. La gente de carreras tecnológicas ya no es lo que era. Su capacidad no se valora nada y su prestigio ha caído en picado, en parte porque el nivel de las ingenierías ha bajado muchísimo. Pero no estamos hablando de dinero ni de mercado de trabajo, sino de inteligencia y en cuestión de inteligencia repito lo dicho.
Me quito el sombrero, sr. Neri.
Y por cierto, 1500 euros es, actualmente un buen sueldo para un ingeniero o cualquier titulado superior. En efecto, es una mierda de sueldo... Pero más que lo pagan en la mayoría de los sitios.
Yo seguía más o menos el mismo método, salvo para las asignaturas prácticas (que tampoco eran muchas en mi carrera, la verdad) o las estadísticas. Preparaba una planificación por días y horas y comenzaba haciendo el esquema de cada uno de los temas; el esquema era básico para estudiar: al principio porque te hacías una composición de lugar y al final porque era el resumen del tema.
Yo siempre he estudiado escribiendo, hay a quien le parece curioso, pero nunca me verías con los libros o los apuntes leyendo y luego mirando al techo o repitiendo: pasaba los apuntes a limpio, los subrayaba, me hacía esquemas, cuadros, resúmenes...
Y tampoco estudiaba más de ocho horas (salvo que me viera apurada por algún contratiempo), pero sí que me gustaba estudiar más por la noche que durante el día.
Saludos!
Estos metodos que decis son más para carreras de letras pero no valen para las de ciencias, que no sabes cuanto tiempo vas a tardar en resolver un problema o un supuesto práctico. Pero me parece que usted Nery será de letras pero es muy matemático...
También estoy con Al Nery en que los ingenieros no compensa nada el esfuerzo que hacen y su valía intelectual con su reconocimiento social y lo que les pagan, que es muy poco a no ser que tengan mucha experiencia o esten en empresas contadas. Lo de los telecos por ejemplo clama al cielo, yo conozco ingenieros de teleco que estan contratados por su categoria y hacen trabajo de auxiliar administrativo y cobran menos de 1.500 euros.
Luego nos olvidamos de los medicos, que cobran bastante bien entre unas cosas y otras y estudiaron una carrera que no es de pensar sino de memorizar aunque sea dificil, o sea q no tienen que tener las capacidades ni mucho menos de un ingeniero.
Ayer iba a comentar mostrando mi conformidad con lo dicho por el Subdirector, pero ya lo han hecho varios con argumentos y ejemplos muy similares, así que, me ahorro parte del discurso y me limito a los datos: efectivamente, cuando en Teleco y Medicina se necesitaba nota alta para entrar y, por tanto, cabe suponer que ambas carreras las estudiaban sólo los más listos, los índices de fracaso eran altísimos en la primera y muy bajos en la segunda. Igual pasa con las notas: entre 6 y 8 % de Sobresalientes y Matrículas frente a porcentajes de entre 20 y 33 % en Medicina.
Eso sí, a mí no me parece mal que los médicos cobren más que un ingeniero: no sabemos si tienen menos habilidades o no, simplemente no las necesitan para su trabajo y obviamente no se les forma en ellas, por lo que no cabe minusvaloración por ello.
Saludos
Los bajos índices de fracaso en Medicina se pueden explicar porque es una carrera 100% vocacional. Muy poca gente escoge Medicina si no tiene verdadera vocación, cosa que sí sucede con las ingenierías. No me creo que una ingeniería sea más difícil que medicina. Por otra parte, es lógico que un médico cobre más que un ingeniero, puesto que de él dependen vidas humanas de forma directa y por lo tanto está sometido a mayor riesgo.
Ah!!!! ¿Y de un ingeniero de caminos (que hace puentes) no dependen vidas humanas? ¿Y de un electrónico que diseña el sistema de control del ABS de un coche tampoco dependen vidas humanas? ¿O de un arquitecto?
Sin minusvalorar Medicina (carrera con un porrón de horas al día y en la que también hay que pensar mucho y tener muchas habilidades si no se quiere ser un simple recetero), creo que mueren más persoans por neglicgencias médicas que por casas que se derrumben.
Moral o no, copiar en los exámenes es tan viejo como el hilo negro. Uno de mis jefes -un ingeniero de caminos- se quejaba de sus amiguetes que habían aprobado sus carreras con supuestamente menor prestigio y evidentemente más fáciles a base de chuleteo y ahora viven en un piso mejor que el suyo.
Los puntos de corte para ingresar los marcan los últimos que han entrado el año anterior. Lógicamente si tienen gran demanda la nota será alta.
Ingenierías vs. Medicina: Son disciplinas tan amplias y profundas que no veo tan clara la división. La medicina también es investigación y un 'by-pass' se aplica por ejemplo al diseñar una nueva autopista y también en la cardiocirugía. Los ingenieros nos permiten gozar de una mayor calidad de vida y los médicos nos la pueden salvar.
En la práctica, los casos de ingenieros de los que dependen vidas humanas son muy pocos y esos en concreto están requetebién pagados, más que los médicos. En cambio, de un médico depende potencialmente la vida y la salud de sus pacientes. Tú mismo lo dices: mueren más personas por negligencias médicas que por puentes que se derrumben. Por tanto, es más difícil y conlleva más riesgo la práctica de la medicina que la de una ingeniería (hablo en general, siempre hay excepciones). Y a todo esto, no sé por qué los conocimientos que se adquieren en una ingeniería se han de considerar más dificultosos o meritorios que los que se adquieren en medicina. Conozco a varios ingenieros que no saben hacer la O con un canuto.
La mayoría vivimos en casas que no se caen. Conducimos coches fiables, volamos en aviones que vuelan (todavía me parece increíble que los aviones vuelen). Usamos microondas que no explotan (y anda que no es fácil equivocarse en el cálculo de una resistencia o de un condensador); subimos en ascensores que no se rompen... Sin embargo, voy muy poco al médico y más de una vez algún recetero no ha sabido distinguir un catarro de unas anginas. Pero claro, también conozco gente que con una ingeniería no sabe cambiar un enchufe. Y, en efecto, algunos han copiado en los exámenes a lo bestia (tengo, no sé bien si por honra o por estupidez, el porder decir que nunca he copiado en un examen).
Léase bien que yo nunca he dicho que Medicina sea más fácil o más difícil que cualquier otra carrera. Ni de Medicina ni de ninguna otra he dicho que sean sencillas aunque me vengan a la mente ejemplos de carreras universitarias que se asemejan más a un cursillo.
Yo también conozco a ingenieros que no saben hacer una O con un canuto. Y a médicos. Y abogados. Y jueces y... ¡Qué coño.... a ministros, presidentes del Gobierno y jefes de Estado!
Errores los hay en todas las profesiones. Mi máximo reconocimiento hacia los médicos. La medicina es con diferencia la profesión más hermosa y más humana que existe, aunque no todos tengamos vocación para ella.
Fenomenal, ¡hoy hay polémica!
Brigante - Creo que usted de la carrera de ingeniería sabe tanto como yo de toros: nada.
Subdirector - Amén a todo.
Al Neri - "La medicina era con diferencia la profesión más hermosa y más humana que existe, aunque no todos tengamos vocación para ella.
Aunque yo creo que "maestro de escuela" puede serlo más. Y si contamos "Cura" como profesión, ya no digamos ... en fin.
Y obispo no te digo...
- Oiga, por favor, ¿General Mola?
- Pues sí tío, mola. Pero Capitán General mola mucho más.
jajajajajajajajaja ... ¡¡¡buenísimo el chiste subdirector!!! ... creo que es la ocasión perfecta para hacer otra entrada de chistes ...
Neri, Obispo, Papa y Cura entran en el mismo perfil profesional de "dispensador de los misterios de Dios", así que ruego a "las Tacañonas" hermanas Hurtado toquen la campana, please.
Alvaro: ¿Qué le hace pensar que no sé nada de la "carrera de ingeniería"?
No estoy de acuerdo con Brigante. La vocación, aun siendo importante, no creo que sea la causa fundamental de las buenas notas en medicina. Sigo pensando que ser un tío aplicado con buena memoria es suficiente, mientras que en carreras técnicas difíciles es sólo una parte.
Hace mucho que se estudia Medicina por el prestigio y no sólo por vocación. Me parecen más vocacionales otras titulaciones en las que, ni de lejos, se alcanza un 30 % de sobresalientes y sólo un 8% de cates. Y cuando hablo de las Telecos de hace años (cuando se necesitaba nota alta para entrar) era antes de saberse que iban a salir colocados, por lo que era tanto o más vocacional (de hecho, algunos les miraban con una cierta extrañeza por la extravagancia, por no coger carreras más "prestigiosas" como la citada)
Ahora bien, sí estoy de acuerdo en su apreciación sobre la responsabilidad de una y otra profesión, aunque, al igual que a Álvaro no me parezca la medicina, ni de lejos, la más humana de las profesiones.
Saludos
brigante - Ahora es cuando usted me dice que es ingeniero superior y yo me como mis palabras ... jajajaja ... Bueno, al grano.
En primer lugar, precisar que yo me refiero en todo momento a las ingenierías superiores, puesto que la diferencia con las ingenierías técnicas es muy grande.
Y en segundo y respondiendo a su pregunta, esa sentencia suya de "no sé por qué los conocimientos que se adquieren en una ingeniería se han de considerar más dificultosos o meritorios que los que se adquieren en medicina" denota que no ha hecho muchos problemas de ingeniería. Estudiar Medicina creo que es muy meritorio pero claramente más sencillo que resolver problemas de cálculo de estructuras hiperestáticas, mecánica de fluidos, termodinámica, energía, y un larguísimo etcétera.
No soy ni ingeniero, ni médico pero he visto estudiar a bastantes "representantes" de ambos colectivos y francamente, no había color. En cualquier caso, tan sólo es una opinión, no le de más importancia de la que tiene. Saludos.
Pues dependerá de a qué ingeniería se refiera. Seguramente una ingeniería aeronáutica será más difícil que medicina. Pero no veo claro el criterio por el cual se considera a las ingenierías (en general) más difíciles que medicina. Recordemos que aparte de la carrera base de medicina existe una especialización. Creo que lo "dificultoso" no se reduce sólo a resolver problemas con lápiz, papel y calculadora. Pero bueno, lleva razón en que es cuestión de opiniones y no merece la pena discutir por ello.
brigante - Insisto en que me refiero a las ingenierías superiores, y no hace falta irse a una tan "selecta" como la aeronaútica. Por ejemplo, cualquier escuela de caminos es una buena fábrica de tarados, que cuando entraron además de ser normales eran muy inteligentes. Y la especialización de medicina, ni de broma se le parece. A Caminos, Teleco, Industriales, etc. yo creo que sólo se les puede comparar una oposición de las buenas: Notaría, Registro, Abogado del Estado ... Para mi el "taradómetro" -aparato que mide el número de tarados por metro cuadrado de una Escuela o Facultad- es un buen sistema de medición en cuanto a la dificultad de los estudios.
Cuando yo hablo de dificultad de las carreras, me refiero a que creo que lo serían para mí, nada más.
Álvaro, no creo que pueda compararse una oposición a notarías con una ingeniería. No creo que tenga nada que ver una cosa con la otra y depende muchísimo de las capacidades. Conozco ingenieros que jamás podrían aprobar unas notarías y a gente que ha aprobado oposiciones gordas de derecho que nunca habría sacado una ingeniería. Y además ni unos ni otros lo habrían intentado siquiera porque son estudios radicalmente opuestos a sus gustos, a su naturaleza...
Al Neri - No entiendo tu comentario. Es evidente que nada tiene que ver una ingeniería con unas oposiciones de Derecho, aunque gracias por recordármelo.
Lo que yo intentaba explicar es que compruebo que hay personas muy inteligentes que acaban medio taradas después de estudiar -por ejemplo- Caminos y personas muy inteligentes que acaban medio taradas, después de estudiar -por ejemplo- Notarías. Y eso no lo he visto ni en los que estudian Derecho, ni en los que estudian Historia, ni en los que estudian Ingenierías Técnicas, etc. Y yo -acertada o equivocadamente- deduzco que ese trastorno serio post-estudio se debe a la dificultad propia de esos estudios. De ahí que los relacione.
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