jueves, 25 de junio de 2009

CHAPUCERISMO

Tolero las ñapas cuando el tiempo nos apremia para salir de un apuro. O cuando no disponemos de los suficientes medios materiales, conocimientos o, simplemente, habilidades que nos permitan solucionar un problema o trabajillo. Así, recurrimos a la chapucilla y al arreglillo provisional para ir tirando mientras encontramos el tiempo o la persona más adecuada.


Pero odio las chapuzas cuando denotan desgana, desidia o falta de profesionalidad e interés. Me pone enfermo comprobar cómo algunas personas se toman tan a la ligera su trabajo y cómo se la pela que sus compañeros o clientes se den cuenta de los inútiles o los sudas que son. Y lo que más me exaspera, hasta límites que superan con mucho la cólera, es que las chapuzas o la inutilidad de terceros me supongan cualquier problema o labor extra, máxime, adivinando en la mayoría de los casos, que ni el jeta de turno recibirá castigo o reprimenda alguna ni el pringado recompensa.



Algunas personas me han achacado en ocasiones que soy exageradamente perfeccionista; cosa que no es cierta y que, si sale de labios de alguno de los pasotas de los que he hablado en el párrafo anterior, me enciende muchísimo: porque manda huevos.

De hecho, cuando soy el único beneficiado o perjudicado por mi trabajo suelo darme bastante manga ancha: en ocasiones me voy a trabajar y dejo mi cama sin hacer o, por poner otro ejemplo entre muchos posibles, si no tengo ganas de hacerme la cena soy capaz de comer bonito en escabeche directamente de la lata.

Pero una cosa es que te permitas ciertas licencias en tu vida cuando éstas no afecten a nadie y otra bien distinta es dejar claro mediante tu actitud que eres un egoísta y un maleducado. Pongamos por ejemplo, que vives en familia o compartiendo piso: una cosa es que no ordenes tu armario y otra muy diferente que dejes la cocina hecha un estorcolero para hacerte la cena y no tengas el decoro de limpiarla correctamente, demostrando que te importan un pito el resto de habitantes de la casa.


Los chapuceRISTAS vienen definidos por dos carácteres principales: ineptitud y egoísmo. Suponiendo que estas dos palabras, en el fondo, no sean, si no sinónimos, sí causas mutuas. Porque quizás no seas el mejor en tu trabajo, pero se nota a la legua cuando una persona da el cien por cien de sí misma a la hora de ejecutar las labores encomendas. De igual forma que, si quieres conquistar a una mujer, aunque no sepas cocinar como Arzak y sólo dispongas de cubiertos de plástico, ella notará que has volcado tu corazón en disponer todos los detalles de la mejor manera posible.

España es históricamente una nación católica y, como bien sabemos, a los católicos nos importan más la obras que la fe; o lo que es lo mismo, las intenciones -ésas de las que está empedrado el camino que lleva al Infierno- no nos sirven para nada. Bueno, para algo sí: de burda excusa para los caraduras que siempre repiten aquello de «Lo he intentado.»

Verdaderamente ha intentado saltar una zanja aquél que se ha partido los dientes o un brazo en el salto; no el que simplemente se ha acercado al borde.

9 comentarios:

Al Neri dijo...

Es cierto lo que usted dice de las chapuzas inevitables cuando a uno se le da algo mal pero tiene que improvisar una solución de emergencia. Pero yo diría que las otras, las graves, las que se hacen en el desempeño de nuestras obligaciones y que encima pueden repercutir en los demás, se explican en la mayoría de casos por la desmotivación.

Cuando yo estoy muy desmotivado, tiendo a ser más descuidado y chapucero, aunque la actividad en teoría se me dé bien. Por el contrario, cuando algo me ilusiona, aunque no sea mi especialidad, intento aprender, mejorar y ser más perfeccionista.

Esto de la desmotivación es la clave, aunque evidentemente no justifica las "ñapas". Todos tenemos algunas obligaciones desagradables y poco motivadoras y no por ello nos abandonamos a la desidia y lo hacemos todo mal. Pero sería deseable en el mundo del trabajo que los jefes hicieran lo que estuviera en su mano por motivar a los empleados y hacerles sentir parte del equipo e importantes en lo que hacen. Ádemás, si el propio jefe es un chapuzas o no es exigente, la tendencia es que todos sus subordinados se relajen y cometan más errores. La solución no es tan sencilla como la pintamos.

Por cierto, señor Subdirector, yo, que algo le conozco, opino que es usted muy, muy perfeccionista.

Álvaro dijo...

Respecto al trabajo bien hecho aunque no vaya a ser contemplado por nadie, os recomiendo el libro de Oscar Tusquets Blanca "Dios lo ve". Aunque ésta otra prédica creo que va aún más lejos.

Respecto al "lo he intentado" ya nos dejo el maestro Yoda esta sabia enseñanza: "Hazlo o no lo hagas pero no lo intentes".

PD: Pido perdón por el enlace a "El País". No volverá a pasar, of course.

ignatus dijo...

Bueno, bueno, pedazo de "manga ancha" comerse una lata
de bonito XDDD

Por algún motivo me ha recordando a Flanders haciendo la declaración de la renta, pensando si incluía o no como gastos de la empresa las gomas de borrar porque disfrutaba con su olor.

En fin, al tema. Coincido con el mensaje de su entrada y en que todos debemos realizar las tareas con un cierto interés y profesionalidad.

El colmo de los chapuzas o jetas es cuando ya no por contagio-mimetismo, sino por imposición te obligan a ser como ellos. Un ejemplo: mi hermano cuando estuvo de conserje sus compañeros le "amonestaron" por hacer rápido las gestiones ("no hombre, no; cuando vayas a correos vete por este camino más largo y para a tomarte un café, que si no vuelves muy pronto"). En fin, un cáncer de difícil solución pues está tan extendido que a menudo los propios jetas/negligentes no son conscientes de que lo son.

Agur

Zeros dijo...

Y es aún peor que, conviviendo en un piso, a algunas personas les dé igual dejar la cocina como una cuadra y encima tengan su habitación limpia... Si es que manda huevos, y mandó una docena...

Estoy de acuerdo contigo en todo, me ha encantado esta entrada.

Un saludo

Aprendiz dijo...

Bueno, es que esto de ser un chapuzas es muy relativo...

Si alguien te pide un favor y te comprometes a hacerlo, tienes que esforzarte. Y si estás trabajando, tu trabajo normalmente repercutirá en alguien, tendrás que hacerlo bien.

Pero cuando alguien te "fuerza" a hacer algo (pongamos que tu madre te dice que recojas la cocina...) pues ahí yo creo que se entienden las chapucillas... :p

Las cosas tienen que salir de uno, si no probablemente se hagan mal.

Hay una frase que dice; "No hay cosa por fácil que sea, que no la haga difícil la mala gana" (Terencio).

Y pasa hoy en día, que la gente no quiere hacer nada, ni trabajar, ni estudiar... y por eso hay tantos chapuceros.

Al Neri dijo...

Aprendiz, como digas más en público que recoges la cocina en plan chapucillas, te vas a quedar soltera. Espero que para barrer, limpiar y hacer la comida seas un poco más eficaz... :-)

Aprendiz dijo...

jajajajja desde luego que como alguien busque en mí las cualidades de una buena ama de casa... :s

Como en todo la cosa es ponerse, y como bien dices, Al Neri, la motivación influye, y qué mayor motivación que tener tu casa limpia. La tuya, no la de tus padres... (ya sé que suena un poco egoísta..;)

En fin, que yo cuando me pongo me pongo (intentando mejorar mi imagen un poco...), y en cuanto a cocinar, todavía estoy a tiempo de buscarme un buen chef que a parte de hacer la comida, casi no ensucian la cocina..;p

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Muy acertado lo que ha dicho Ignatus sobre lo contagioso del chapucerismo. Es cierto, muchas personas trabajadoras y responsables acaban convertidos en unos chapuzas por el contagio de otros.

¿Y qué decir de esa imposición del chapucerismo? De "¿su qué más da?" o su "eres demasiado tiquismiquis".

Paco dijo...

Pero que es eso de " ....si quieres conquistar a una mujer.... has volcado tu corazón...."? Que clase de mariconada es esa? Que eso de cocinar para una mujer cuando lo tienen que haceer ellas y que es eso de expresarse así, como los mariquitas sensibloides?