Prometí hace mucho a Anaroski que escribiría sobre los mercheros y ya toca. Además el otro día vi de pasada en El Diario de Patricia a un matrimonio mayor quinqui de aspecto inconfundible y me quedé con ganas de tratar el tema.
En España hay mucho desconocimiento sobre ellos; la gente no se termina de aclarar de si son una raza, una etnia, una cultura o un grupo social. Y no me extraña, porque no lo tienen claro ni los investigadores. La teoría más extendida sobre el origen de los mercheros, quincalleros o quinquis dice que son fruto del mestizaje racial y cultural de varios grupos nómadas que pulularon por la Península desde el siglo XVII, principalmente moriscos retornados clandestinamente tras su expulsión, inmigrantes del Centro de Europa, gitanos y hasta campesinos que abandonaron sus pueblos en épocas de carestía adoptando la venta ambulante de quincalla como forma de subsistencia. Parece innegable al menos una ascendencia centroeuropea, dados los rasgos faciales y el pelo rubio que frecuentemente presentan los miembros de este grupo, y cierta influencia cultural del pueblo caló, debido al contacto forzoso que implicaba el nomadismo. Los mercheros, que sólo existen en España, tienen hasta una especie de lengua propia, muy parecida al castellano antiguo.
Los quinquis se han caracterizado siempre por su carácter indómito, su amor a la libertad, su afición al robo y a la violencia y por ser especialmente sanguinarios en sus delitos, apareciendo en la prensa desde el siglo XIX constantemente mezclados en toda clase de pillajes y actos violentos. Exactamente igual que sucede con el pueblo gitano, la causa clave de la repulsa social que han sufrido está en su negativa de siglos a realizar tareas agrícolas en una España donde la agricultura era el primer fundamento económico y social.
Como consecuencia de sus costumbres nómadas y su inestabilidad socioeconómica, fueron uno de los colectivos más afectados por la republicana Ley de Vagos y Maleantes. También se les controló severamente durante la etapa franquista. En esta época, la política social del Gobierno se empeñó en forzar a quinquis y a gitanos a fijar un domicilio fijo, para favorecer su calidad de vida y su integración. A pesar de su buena intención, estas medidas no fueron fáciles, ni favorecieron siempre la convivencia. De hecho, en las décadas de los 50 y 60 los mercheros llegaron a ser uno de los grupos sociales más conflictivos por las dificultades iniciales de adaptación al sedentarismo.
No obstante, una vez asentados en barrios urbanos y superados estos desajustes, no tardaron en integrarse bien, en parte debido a su voluntad de huir de la marginación y en parte por su apariencia (sus mujeres, rubias, son muy guapas), que facilitó el mestizaje con los “payos”. Con los gitanos sucedió lo contrario: las medidas de control franquistas reforzaron su sentimiento de raza y su aislamiento social.
Esta integración acelerada ha supuesto (por asimilación cultural y mestizaje biológico) la práctica extinción de la etnia, de la que en la actualidad quedan poco más de 100.000 individuos distribuidos principalmente por Madrid, norte de España, Levante y Andalucía occidental.
De los quincalleros se ha escrito muy poco. Gran parte de lo que sabemos de ellos es a través de dos libros imprescindibles de Eleuterio Sánchez (”El Lute”), convertido al comunismo durante su estancia en la cárcel, debido a su contacto con elementos de la oposición al Régimen franquista, que igual que hicieron con otras minorías marginadas, lo manipularon intentando presentarlo como un icono de la rebeldía frente a la Dictadura.
En España hay mucho desconocimiento sobre ellos; la gente no se termina de aclarar de si son una raza, una etnia, una cultura o un grupo social. Y no me extraña, porque no lo tienen claro ni los investigadores. La teoría más extendida sobre el origen de los mercheros, quincalleros o quinquis dice que son fruto del mestizaje racial y cultural de varios grupos nómadas que pulularon por la Península desde el siglo XVII, principalmente moriscos retornados clandestinamente tras su expulsión, inmigrantes del Centro de Europa, gitanos y hasta campesinos que abandonaron sus pueblos en épocas de carestía adoptando la venta ambulante de quincalla como forma de subsistencia. Parece innegable al menos una ascendencia centroeuropea, dados los rasgos faciales y el pelo rubio que frecuentemente presentan los miembros de este grupo, y cierta influencia cultural del pueblo caló, debido al contacto forzoso que implicaba el nomadismo. Los mercheros, que sólo existen en España, tienen hasta una especie de lengua propia, muy parecida al castellano antiguo.
Los quinquis se han caracterizado siempre por su carácter indómito, su amor a la libertad, su afición al robo y a la violencia y por ser especialmente sanguinarios en sus delitos, apareciendo en la prensa desde el siglo XIX constantemente mezclados en toda clase de pillajes y actos violentos. Exactamente igual que sucede con el pueblo gitano, la causa clave de la repulsa social que han sufrido está en su negativa de siglos a realizar tareas agrícolas en una España donde la agricultura era el primer fundamento económico y social.
Como consecuencia de sus costumbres nómadas y su inestabilidad socioeconómica, fueron uno de los colectivos más afectados por la republicana Ley de Vagos y Maleantes. También se les controló severamente durante la etapa franquista. En esta época, la política social del Gobierno se empeñó en forzar a quinquis y a gitanos a fijar un domicilio fijo, para favorecer su calidad de vida y su integración. A pesar de su buena intención, estas medidas no fueron fáciles, ni favorecieron siempre la convivencia. De hecho, en las décadas de los 50 y 60 los mercheros llegaron a ser uno de los grupos sociales más conflictivos por las dificultades iniciales de adaptación al sedentarismo.
No obstante, una vez asentados en barrios urbanos y superados estos desajustes, no tardaron en integrarse bien, en parte debido a su voluntad de huir de la marginación y en parte por su apariencia (sus mujeres, rubias, son muy guapas), que facilitó el mestizaje con los “payos”. Con los gitanos sucedió lo contrario: las medidas de control franquistas reforzaron su sentimiento de raza y su aislamiento social.
Esta integración acelerada ha supuesto (por asimilación cultural y mestizaje biológico) la práctica extinción de la etnia, de la que en la actualidad quedan poco más de 100.000 individuos distribuidos principalmente por Madrid, norte de España, Levante y Andalucía occidental.
De los quincalleros se ha escrito muy poco. Gran parte de lo que sabemos de ellos es a través de dos libros imprescindibles de Eleuterio Sánchez (”El Lute”), convertido al comunismo durante su estancia en la cárcel, debido a su contacto con elementos de la oposición al Régimen franquista, que igual que hicieron con otras minorías marginadas, lo manipularon intentando presentarlo como un icono de la rebeldía frente a la Dictadura.
16 comentarios:
Hola Al:
Desde que traté el tema en mi blog, hay un quincallero que suele pasarse mucho a dejar comentarios, muy interesante el post, aunque queda de manifiesto que no hay una excesiva información sobre ellos. Un abrazo.
Vaya, yo no tenía ni idea de esta gente. Tal y como los describes yo los asocio a chuguillos de barrio. Yo creo que en mi ciudad no los hay, o al menos no sé reconocerlos.
Según lo que cuentas yo creo que son más bien un grupo social, pero vamos, ni idea.
Yo siempre he llamado quinquis a jóvenes con coche tuneado (a lo cutre), a gente con malas pintas, aspecto chulesco y mirada de superioridad.
Aprendiz, se usa quinqui en el sentido que tú lo dices, pero en puridad los quinquis son una raza y una cultura.
Muy interesante el post Neri,leyéndolo me ha venido a la memoria una novela que estoy seguro que habras leído llamada "Tiempo de silencio" de Luis Martin Santos,muy buena que aúnque no como tema central también hablaba de los colectivos marginales en los extrarradios de las ciudades españoles (en este caso Madrid) a principios de los años 50.
Menuda cultura.Morralla pura y dura,garrapatas a costa del trabajo de los demás.En la novela tiempo de silencio que dice Francotirador se ve, con un aborto de fondo la miseria en todos los aspectos de esta gentuza.Antón
No he leído la novela, pero la leeré ya que me la recomendáis. Coincido con el comentario de anónimo en que quinquis y gitanos han sido siempre parásitos sociales. su principal problema ha sido siempre que no han querido trabajar duro como los demás.
Joder, joder... "Tiempo de silencio", una obra desconocida por estos lares. No sé de qué me extraño, viendo lo visto.
JDM
No se puede generalizar!soy merchera y trabajo como todo el mundo. me levanto todos los dias para atender mi casa y 4 dias de la.semana salgo de ella a las 6 de la mañana para verder fruta en el mercado.parasitos hay en todos los sitios y no se puede generalizar de esa manera porque mucha gente se puede sentir ofendida.si decis que los quinquis son la gente de mala pinta es que no conoceis asique mejor informarse antes.y el que presuma de educacion o de cultura que mire como yo siendo merchera y muy orgullosa de ello se expresarme sin parecer un bicho raro.
Anónima, ustedes los mercheros son el mejor ejemplo de minoría étnica que ha sabido integrarse en la sociedad española, a pesar de las lógicas dificultades. Podían haber aprendido de ustedes los judíos, los moriscos y los gitanos, y mejor nos hubiera ido a todos.
Gracias por aportar su punto de vista.
m.garcia5, muchas gracias por sus opiniones.
El tema de los mercheros es fascinante y lleno de misterios. Aún s desconocen muchas cosas sobre su origen y, la verdad, si no hubiera sido por la prensa sensacionalista de los años 60, que sacó jugo a unos cuantos casos de criminalidad, muchos españoles no sabrían ni de su existencia como etnia diferenciada en este país.
En mi ciudad hay una pequeña comunidad merchera que, por lo que sé, se dedica a los mercadillos de ropa. También he oído que bastantes quinquis son feriantes que recorren España de fiesta en fiesta local.
Soy merchero y no tengo que justificarme por nada, ni ante nadie y decirte anónimo que no eres
ni nazi aunque lo quieras parecer, eres un mierda sin mas
Soy mercheraa y a mucha onrraaa y me siento orgullosa de serlo y kien nos critike ke miren por ellos y sus familias ke seguron tienen por donde callar
No teneis ni puta idea de la vida del langui pues llo soi langui y arrastramos mas y trabajamos mucho mas que muchos payos y que muchos gitanos
Atajo de chivatos es que no os an enseñado que el langui delante de jichos se hace psar por jicho no lo ba cascando y publicando como bosotros haceis panda de chotas
Los mercheros son rubios y muy trabajadores,he incluso los hay funcionarios del Estado.
Yo tambien soy merchero y estoy orgulloso de serlo.
Soy funcionario público trabajo desde los 12 años y estoy perfectamente acoplado a España y a sus gentes los mejores del Mundo.
Un saludo a la comunidad merchera y teneis ten estar orgullosos de vuestras raices.
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