Los abucheos dedicados a Diego Costa por sus compatriotas durante el
debut de la Selección Española en estos mundiales me han recordado otros
episodios controvertidos que a lo largo de la historia se han producido a
cuenta de la nacionalidad adquirida interesadamente por deportistas en eventos internacionales.
El delantero rojiblanco obtuvo el año pasado la doble nacionalidad y solicitó no
ser convocado por la Canarinha para
así poder jugar en el equipo de Del Bosque. Ahora los brasileños no se lo
perdonan.
Estas cosas, ya digo, no se han inventado ayer. Salvando las distancias, conviene recordar los polémicos acontecimientos vividos durante la II Copa Mundial de Fútbol celebrada en 1934 en la Italia fascista.
Mussolini (muy poco aficionado, por cierto, al balompié) aprovechó el campeonato para exaltar el patriotismo de los italianos y concitar el apoyo popular a su régimen, algo que, en su justa medida, me parece perfecto y que hoy se hace en todo el mundo menos en España, que somos unos timoratos y tenemos menos sentido de lo nacional que un frío apátrida. Otra cosa fueron los métodos empleados por el Duce para asegurar la victoria de la Squadra Azzurra, que a algunos les recuerdan a los de Hitler en los Juegos Olímpicos del 36.
Italia tenía que vencer a cualquier precio. Antes de empezar el Mundial, el propio Mussolini mandó el siguiente recado al presidente de la Federación: “Italia debe ganar este campeonato a como dé lugar. No es una sugerencia (...) , es una orden que no voy a consentir que se desobedezca”. Los jugadores debían ser considerados "soldados al servicio de la causa nacional".
Estas cosas, ya digo, no se han inventado ayer. Salvando las distancias, conviene recordar los polémicos acontecimientos vividos durante la II Copa Mundial de Fútbol celebrada en 1934 en la Italia fascista.
Mussolini (muy poco aficionado, por cierto, al balompié) aprovechó el campeonato para exaltar el patriotismo de los italianos y concitar el apoyo popular a su régimen, algo que, en su justa medida, me parece perfecto y que hoy se hace en todo el mundo menos en España, que somos unos timoratos y tenemos menos sentido de lo nacional que un frío apátrida. Otra cosa fueron los métodos empleados por el Duce para asegurar la victoria de la Squadra Azzurra, que a algunos les recuerdan a los de Hitler en los Juegos Olímpicos del 36.
Italia tenía que vencer a cualquier precio. Antes de empezar el Mundial, el propio Mussolini mandó el siguiente recado al presidente de la Federación: “Italia debe ganar este campeonato a como dé lugar. No es una sugerencia (...) , es una orden que no voy a consentir que se desobedezca”. Los jugadores debían ser considerados "soldados al servicio de la causa nacional".
Y la orden se cumplió
religiosamente, gracias en buena medida a la calidad del combinado trasalpino,
pero también desde luego a la nacionalización de varias estrellas argentinas (Monti,
Orsi, Guaita y Demaría) y del brasileño Anfhiloquio Marques Filo, cuyo nombre
se italianizó convenientemente como Anfilogino Guarisi.
También influyeron, qué duda cabe, las presiones ejercidas sobre varios colegiados. Especialmente escandalosos fueron los arbitrajes en el partido de cuartos con España (1:1) y en el desempate del día siguiente (1:0), ambos en el estadio florentino Giovanni Berta. A pesar del favoritismo descarado hacia el equipo anfitrión, el conjunto de la Segunda República peleó con fiereza hasta el final. El mencionado desempate, más conocido como La Batalla de Florencia, marcó ya para siempre una profunda rivalidad entre las dos selecciones.
Varios árbitros de este campeonato fueron suspendidos nada más regresar a sus países de origen.
P.D.: Por cierto, una duda extra-deportiva que no tiene nada que ver con el post: ¿Cuánto habrán tenido que pagar los de Maldita Nerea para convertir su moñada de canción en la oficial de la Selección Española? ¿Nadie sabe la cifra exacta?
También influyeron, qué duda cabe, las presiones ejercidas sobre varios colegiados. Especialmente escandalosos fueron los arbitrajes en el partido de cuartos con España (1:1) y en el desempate del día siguiente (1:0), ambos en el estadio florentino Giovanni Berta. A pesar del favoritismo descarado hacia el equipo anfitrión, el conjunto de la Segunda República peleó con fiereza hasta el final. El mencionado desempate, más conocido como La Batalla de Florencia, marcó ya para siempre una profunda rivalidad entre las dos selecciones.
Varios árbitros de este campeonato fueron suspendidos nada más regresar a sus países de origen.
P.D.: Por cierto, una duda extra-deportiva que no tiene nada que ver con el post: ¿Cuánto habrán tenido que pagar los de Maldita Nerea para convertir su moñada de canción en la oficial de la Selección Española? ¿Nadie sabe la cifra exacta?
4 comentarios:
muy interesante anécdota. Sí había leído que nos "robaron" en aquella Copa del Mundo, pero no que además nos enfrentábamos a un combinado plurinacional.
Honestamente, no veo ninguna relación entre la interesada y a lo que se ve, equivocada elección de Diego Costa; y las nacionalizaciones por decreto del repugnante fascismo experto en amañar torneos sin reparar en medios y daños colaterales,- para gloria política de sus dirigentes.
Por cierto Neri, has pasado con nota tu prueba de cultura futbolera.
Buen lunes.
De todas maneras siempre se ha de dudar de los que poseen doble nacionalidad. O una u otra, pero no sirven dobles fidelidades.
http://www.sport.es/es/noticias/mundial-futbol/1978-operacion-condor-6-0-peru-3307403
Mira...más información.No hace falta que te vayas a los años treinta..
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