domingo, 16 de febrero de 2014

CURAS POLITIZADOS




A lo largo de mi vida he conocido varios curas fuertemente politizados y ninguno ha sido santo de mi devoción. Unos eran párrocos de barriada o jesuitas que habían bregado veinte años en aldeas de El Salvador y de pronto regresaban a España envenenados de liberacionismo, a decir misa de doce a pipiolos universitarios y a gente de orden del centro de Vigo o de Salamanca, y el personal se ponía pálido con sus arengas marxistas en las homilías. Otros eran antiguos capellanes del Frente de Juventudes, más falangistas que José Antonio, que vestían camisa azul bajo la chaquetilla de punto, repetían mucho lo de “por el Imperio hacia Dios" y relataban una y otra vez cómo al estallar la guerra salvaron de la quema segura a la Virgen del colegio.

Hace mucho, haciendo el Camino de Santiago, conocí a un novicio jesuita que cuando vio por la tele que había ganado el PP las elecciones nos propuso celebrarlo con unas cañas. 

      -        ¿Y tú por qué celebras eso? –le pregunté. 

     -         Pues… no sé. Porque soy de derechas. 

      -       ¿Entonces vas a ser un cura solo para los creyentes de derechas? 

Este chaval, del que volveremos a hablar, abandonó la Compañía al año siguiente. Por una tía, claro. 

Puedo entender que cada presbítero tenga sus inclinaciones políticas pero me desagrada mucho que se signifiquen expresamente y mucho más que colaboren de la forma que sea con un determinado partido. Los curas son representantes de Cristo para todos los hombres, no solo para los de su cuerda, y en la medida que se identifiquen en público con una facción concreta estarán alejándose de una parte de los fieles. 

Un sacerdote debería estar llamado a la neutralidad en estas cuestiones, aunque entiendo que es muy complicado mantenerse al margen sobre todo en época de convulsiones sociales o de conflictos armados. No en vano a la Iglesia nada humano le es ajeno, y nada hay más humano que la política. La imparcialidad tampoco implica que los religiosos no hayan de estar agradecidos a los políticos que defienden la Fe católica y los intereses de la Iglesia, ni que no deban tener prevención contra quienes les persiguen. Pero un buen cura jamás debiera incurrir en el proselitismo partidista, ni hacer ostentación de sus filias y fobias ideológicas, ni tratar de modo distinto a unos o a otros según su filiación. Su deber es atender a todos con amor y ayudarles sin distingos evitando todo comportamiento, por sutil que parezca, que pueda constituir una barrera a su vocación de amor universal.

8 comentarios:

Zorro de Segovia dijo...

Ayer estuve en Guetaria (Guipuzcoa). En el interior de su preciosa iglesia había dos cajas de recaudación. Una "para la parroquia". Otra, para "Pastoral Penitenciaria". Muy loable atender las necesidades espirituales de los presos, pero ...

Suso dijo...

Es asunto viejo. Las razones de la muerte de Jesús fueron políticas (fuera parte las más profundas que ya conocemos)

El juicio a Jesús resume muy bien lo que un sacerdote nunca debería hacer. Anás y Caifás deberían estar recordando hasta donde se puede llegar cuando la política está por encima de todo lo demás.

Brisa dijo...

Los curas antes que nada son hombres, personas, que no tienen porqué coserse la boca en materia política. Me parece bien que hagan proselitismo partidista si la ideología detrás de un partido es contraria a la moral cristiana. Mirar para otro lado y hacer que no pasa nada (cuando pasan tantas cosas) es hipocresía,
Ojo, el cura no puede negarle la absolución a una mujer que abortó, pero es su deber gritar a los cuatro vientos que el aborto es un crimen, y apuntar al partido político que sea que lo esté promoviendo.
Bueno, esa es la Iglesia que me gustaría.

Un saludo

Al Neri dijo...

Politícola, no sea mal pensado, que esos donativos van destinados a comprar ropa a los gitanillos del barrio encarcelados por robar cobre...

Mauricio, los judíos ya se sabe que de siempre les ha encantado mezclar Iglesia y Estado (que no es lo mismo que mezclar -bendita mezcla- política y religión).

Brisa, la política todo lo impregna. La política son nuestras concepciones sobre el hombre, la sociedad, la distribución de la riqueza o la justicia, así que es lógico que la Iglesia hable de política. Dicho de otra manera: la Iglesia debe hablar de valores, pero no de partidos. En ocasiones los valores que defiende coinciden con los propugnados por partidos concretos y yo no veo problema en eso. Al revés, igual: la Iglesia puede condenar puntos de vista defendidos por determinadas facciones políticas. Lo que me molesta son las posturas militantes de ciertos clérigos, su alineación descarada con soluciones de partido. Me produce rechazo un sacerdote formando parte del gobierno sandinista, o el Arzobispo de Compostela (foto) levantando el brazo en los años 40, pues son actitudes que automáticamente crean una barrera insalvable entre el pastor y una significativa parte del rebaño. Ello no obsta para que la Iglesia pueda condenar la ocupación yanqui de Nicaragua o considerar nefasta la República contra la que se alzó el pueblo español en 1936.

alco dijo...

Los sacerdotes son personas y tienen las mismas pasiones que los demás. La política, el sexo, el poder, el dinero,... a veces la pasión puede más que la virtud...
También los militares deben autocontenerse (y de hecho lo consiguen mejor que los curas), o los jueces. También los profesores en clase, etc...
A mi me encanta especialmente la actitud de Jesús. No aparece en el Evangelio ninguna censura a Roma, aún siendo la potencia ocupante de Palestina, sin embargo, ¿seguro que no tenía una opinión muy clara sobre el hecho, siendo como era judío?

Manuel dijo...


Por un Estado confesional y "anticlerical" y por una Iglesia política y antipartidista

http://anotacionesdepensamientoycritica.blogspot.com.es/2013/05/por-un-estado-confesional-y.html

Aprendiz de brujo dijo...

Una pregunta totalmente capciosa para Brisa:Yo estoy de acuerdo en que los curas deben manifestarse con rotundidad contra el Aborto.
Mi pregunta es la siguiente: y contra una dictadura genocida con miles de ciudadanos desaparecidos y represaliados por sus ideas?.
La Iglesia debe jugarse el tipo y reaccionar sin complejos, con la misma rotundidad y acierto que lo ha hecho contra el aborto; debe preservar sus intereses y mantener sus prevenciones ó debe mantenerse simplemente al margen?.
Y en un país, donde la riqueza y la tierra está en manos de diez familias, qué postura es la que debe adoptar la iglesia?.

En estos casos, debe agarrar el evangelio por los cuernos; dar una larga cambiada; ó mirar los toros desde la barrera?.
Gracias de antemano por la respuesta

Gustav Becker dijo...

Considero seriamente que un sacerdote no tiene que hacer campaña política por un partido determinado, si este está lejos de la doctrina de la Iglesia, pero ¿Por qué no va a poder la Iglesia animar a los fieles a participar en política con determinadas organizaciones?. ¿Acaso no llamó Juan Pablo II a los católicos a participar en política?. Puede haber opciones (no es el caso del PP ni del PSOE, IU, etc) que defiendan la doctrina de la Iglesia y tomen esos principios como los del partido.